Logras dominarte a duras penas. El miedo hace que el corazón te golpee dolorosamente en el pecho. Oyes su latir, enloquecedor. Estás sudando, y tienes frío. Casi sin darte cuenta retrocedes. No quieres estar al lado de ese instrumental médico.
No lo quieres. No lo quieres en absoluto
Tirada: 1d100
Motivo: Tirada por equilibro mental
Dificultad: 67-
Resultado: 44 (Éxito)
Me llevo las manos al pecho, me duele horriblemente, es como si en lugar de corazón lo que tuviera es un tambor, un bombo, sí, un bombo, que no para de sonar. Cada latido me retumba hasta la cabeza. La piel se me pone de gallina, sudo pero tengo frío. Busco con qué abrigarme pero no hay nada, salvo las sábanas y recurro a ellas.
Me alejo todo lo que puedo de ese cajón, lo cierro, aunque no del todo, por lo menos esas cosas ya no están a la vista. Tomo las sábanas y me envuelvo con ellas. Respiro profundo... "No estoy loca" -me digo- "No lo estoy". Necesito saber si alguno de los otros consiguió abrir el suyo. "¿Habrán encontrado lo mismo que yo?"
Cuando escuché que uno pudo abrir la puerta el corazón se me aceleró, seguía envuelta en las sábanas, les había hecho una especie de nudo para que no se me cayeran y poder dejar mis manos libres.
Miré la puerta y después a la cama, luego miré el cajón. Yo puide abrirlo con ese gancho que hice. ¿Podría abrir la puerta usando el mismo método? Tenía que intentarlo, nada perdía con eso. Me armé de valor y me acerqué otra vez a la cama, tomé el gancho y me fui a la puerta para intentar abrirla.
Aun con un terrible nerviosismo manipulas con el gancho la puerta... pero al no existir cerrojo, ni resorte visible, tu intento es un completo fracaso
-¡Maldición! -exclamo frustrada al no poder abrir la puerta del mismo modo.
Me detengo a observarla, es obvio que tiene un mecanismo que la mantiene cerrada y de pronto tengo una idea: intentar quitar las visagras.
Buscas las visagras, para descubrir con frustración que carece de las mismas. Se trata de una puerta corredera, con algún tipo de sistema automático. Por lo que deduces tras examinarla debe tener algún mecanismo que haga que la puerta ascienda, dejando franco el paso.
Aunque no sabes como...
La situación comienza a desesperarme. La puerta debe abrirse de alún modo, se abre de algún modo porque por algo estoy allí y así como entré tengo que salir. Ya uno dijo que la había abierto, pero no nos dice cómo por más que le hemos preguntado.
Me pongo de pie y empiezo a pasar mis dedos por el borde de la puerta, buscando algún mecanismo oculto. También voy dando golpecitos, despacio y presionando para ver si hay algo en el muro que se hunda y abra la puerta.
Tardas un tiempo. Pero finalmente encuentras, indistinguible del resto de la pared cercana a la puerta en la que se encuentra, un cuadrado de unos diez centimetros de lado, que puede presionarse.
-¡Aquí está! -exclamo al encontrar el mecanismo. Vacilo un instante sobre si presionarlo o no y al final lo hago, cualquier cosa va a ser mejor que seguir metida aquí dentro con ese cajón y esas cosas horribles que tiene dentro.
Me cercioro que mi improvisado vestido esté bien puesto. El largo es el adecuado, me queda un poco más abajo de las rodillas y me lo he amarrado bien a la cintura ayudándome con los mismos alambres que le he sacado a la cama. Podría usar los cables que hay en el cajón pero prefiero mantener mis manos bien lejos de ese lugar.
Me persigno, ni se de dónde es que se hacerlo pero me persigno y presiono el botón. Me quedo espectante y retrocedo un par de pasos, temerosa de lo que pueda haber del otro. Hasta que la puerta no esté del todo abierta decido mantener silencio y no decir nada a los demás.
Al presionar el recuadro, escuchas un repentino movimiento, y la puerta de la habitación se abre. Parece que la puerta da a una especie de pasillo.
Luego de comunicar a los demás que había abierto la puerta, voy acercándome lentamente a ella, cautelosa. No se lo que me encontraré afuera aunque logro ver un pasillo.
Apoyo mi mano en el marco y saco la otra, no se bien para qué, quizás por si hubiera alguna trampa o algo que se accionara al yo salir o simple paranoia mía, pero prefería ser cautelosa.