Al abrir los ojos noto como éstos me escuecen y tengo que cerrarlos casi de inmediato para limitarme a entreabrirlos.
No puedo moverme. Aunque lo intento enseguida compruebo que los brazos, piernas, frente y tórax están anclados con correas obligándome a mantenerme tumbado y quieto en algún tipo de superfície fría y completamente lisa.
Lo que veo es... blanco. Blanco sobre más blanco cegador, ni siquiera distingo si hay muebles, lámparas o cualquier otra cosa. ¿No es extraño? Aunque imaginaba que BLI sería de éste color suponía que necesitarían herramientas....
-Está despierto...- una voz muy lejana resuena en mi cabeza y consigue que ésta me dé vueltas. Al cabo de un instante un hombre de intensos ojos azules que me resultan familiares me mira de cerca. Al segundo siguiente ya vuelvo a estar dormido.....
Me despierto sobresaltado debido a la falta de oxígeno y no es para menos. Al incorporarme repentina y desesperadamente compruebo que estoy en una especie de bañera de paredes de cristal. No estoy seguro de si lo que me rodea es agua u otra substancia pero me parece que prefiero no saberlo.
Respiro agitadamente, recuperando el aliento, mientras me sostengo en el borde de uno de los laterales y miro alrededor varias veces.
-¿Hola....?- enseguida me doy cuenta de lo estúpida que es mi pregunta. ¿Quiero que haya alguien?, ¿que venga alguien? Me parece que no. Al menos nadie que esté en este maldito lugar impoluto.
Al intentar levantarme me percato de que estoy rodeado de bastantes cables y no sólo eso, muchos de ellos están clavados en varias partes de mi cuerpo. Dudo unos segundos pero finalmente empiezo a extraerlos. Resulta bastante más doloroso de lo que creía y no puedo contener algún que otro grito de dolor mientras la sangre sale a borbotones y tiñe el líquido elemento. ¿Y si me desangrara....?, ¿sería tan malo...?
Me lo llego a plantear pero lo desecho, todavía tengo cosas por las que luchar. O mejor dicho personas. Pienso en los Killjoys y me aferro a esa idea para impulsarme y salir de la bañera, cayendo al blanco suelo y dejándolo tan rojo como mi propio pelo mientras me tambaleo hasta la puerta... pero cuando ya estoy a punto de alcanzarla no puedo evitar caer y sumirme nuevamente en el sueño....
Puede que fuera mejor no despertarme.
Al abrir los ojos me encuentro atado, como tantas otras veces, ahora en una silla. Me remuevo un poco por simple instinto pero la verdad es que desisto pronto, cada vez tengo menos ganas de esforzarme.
Una mujer de cabello anaranjado se me acerca y me sonríe de una forma tan extraña que resulta escalofriante, como si no supiera muy bien como llevar a cabo ese gesto. Me acerca un vaso con el logotipo de BLI y un par de pastillas. No sé, ¿espera que me las tome sin más?
Evidentemente no abro la boca y al segundo después tengo a alguien haciéndolo por mí desde mi espalda. Eso sí, con sus debidos e higiénicos guantes de látex. Una vez encima de mi lengua escupo todo el contenido sobre la mujer con aspecto de científica y le sonrío, maliciosamente.
Ella parece un poco escandalizada y retrocede sin saber demasiado bien como tomárselo pero el Peón que me cogía desde atrás lo tiene más claro y me mete en la garganta, entre arcadas, las píldoras que acabo de escupir al suelo.
Después se van y me dejan tranquilo de nuevo aunque ya noto como los párpados me pesan de nuevo.
-Roger... Roger, tienes que aguantar, ¿me escuchas? Aférrate a algo que sabes que no te va a fallar- no tengo ni idea de quién demonios habla. ¿O es mi propia consciencia?, ¿me estoy volviendo loco del todo...?
Quién no me fallaría nunca.... Eso es fácil. Shawn.
Me escuecen tanto los ojos... Y ni siquiera entiendo porque pero mantenerlos abiertos me supone un esfuerzo enorme. La cabeza me pesa más de lo debido así que pende de mi cuello como si fuera un muñeco de trapo medio roto.
Veo mis propias piernas, enfundadas en unos pantalones blancos que no reconozco, y mis pies descalzos y algo morados. No me siento los dedos....
Alguien me coge del pelo con cierta brusquedad para obligarme a mirar hacia delante. Nuevamente la doctora del pelo-zanahoria se encarga de administrarme unos colirios que consiguen que llore unos segundos pero supongo que lo importante para ellos es que puedo mantenerlos abiertos para observar a una mujer de edad avanzada que permanece sentada y atada del mismo modo que yo delante de mí.
No la conozco, no tengo la menor idea de quién es, supongo que a ella le pasa lo mismo conmigo.
Nos observamos en silencio y entonces me sonríe. No entiendo porque lo hace, ojalá lo supiera, pero su expresión es la más real que he visto en... no sé cuánto tiempo.
Cuando empiezo a responder a su gesto con una débil sonrisa el Peón que estaba detrás de ella le vuela la cabeza sin compasión ni contemplaciones. Ni siquiera ha usado la habitual pistola láser así que el disparo resuena en toda la sala.
La sangre salpica la estancia y a los presentes. Noto como mis prendas impolutas se manchan y mi propia cara se queda salpicada de restos de la desconocida.
Me quedo tan aturdido que simplemente dejo de pestañear y todos mis músculos se tensan. Se crea una especie de expectación a mi alrededor hasta que empiezo a gritar como un maldito demente desesperado, sacudiéndome con tanta brutalidad en la silla que las ataduras empiezan a provocarme cortes y quemaduras en la piel.
No dura demasiado, enseguida me inyectan nuevamente el "Morfeo".
Estoy tan cansado... tan mortalmente cansado... Sería tan fácil rendirse y dejar que todo siguiera su curso. No puedo soportarlo más, pero debo hacerlo. Seguro que los otros no tardan mucho en llegar porque... van a venir a por mí, ¿verdad...?
No sé cómo he llegado hasta éste desierto pero sé que no es el de la Zona 6 porque no hay nadie ni nada. Es extraño. Onírico.
Al final me dejo caer de rodillas y apoyo las manos en el suelo intentando recuperar el aliento mientras noto el sudor recorrerme la cara y la espalda. Entonces encuentro algo. Diría que no estaba aquí hace un segundo pero estiro la mano y puedo cogerlo, palparlo, incluso olerlo. Son esas gafas tan raras que lleva siempre encima Amanda.
Mientras todavía me estoy preguntando cómo diablos han llegado aquí alguien más se detiene frente a mí. Es ella, aunque no lo comprendo.
-Amanda... tienes que ayudarme, tenemos que volver con el resto...- sonrío esperanzado y estiro un brazo hacia ella pero se limita a retroceder para que no la alcance mientras me mira incómoda, cómo si le resultase demasiado patético o algo así.
Me quedo perplejo y la observo pero se limita a quedarse ahí de pie mientras los segundos pasan. ¿Qué demonios espera...?
-Te lo estoy suplicando... ¡HE MUERTO POR TI!, ¿no es suficiente?- espeto de repente con una mezcla de frustración y furia. Me conformaría con que simplemente despertara algún tipo de sentimiento en ella pero se limita a darse la vuelta y alejarse un par de pasos antes de detenerse.
-¿Cuando vas a crecer Roger? Estamos cansados de tus tonterías...- se digna a decirme antes de seguir caminando hasta que la pierdo de vista entre unas dunas tan blancas como las paredes de los laboratorios de BLI.
-Eso... ¿eso es todo...?- murmuro para mí mismo mientras me quedo abatido y derrotado en la misma posición, aferrado a las malditas gafas como si me fuera la vida en ello.
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Al otro lado del cristal, Korse sonríe satisfecho.
-Por fin empieza a quebrarse. Creo que ascenderé al Peón que consiguió esa cosa...- se plantea mientras se mesa la barbilla pensativo -Pronto me servirá y me sentiré orgulloso de él, como mi hermano pequeño que es- sentencia con total seguridad.