Kalev se limita a enarcar las cejas ante el arrebato de Don Anton y dice para sí en voz muy baja.
- Lo sabía...
Levantándose de la mesa Antón se dirigió a Don Carlos y los demás.
-No sería digno negar la ayuda a estas pobres gentes ni a una buena Cristiana. Menos aun cuando vos, Don Carlos, me lo pedís pues desde que partimos su voz es mi mano-dijo muy serrio y con voz profunda-ademas...me temo que este peregrinage de poco serviría si nos negasemos a ello. Podéis contar con nosotros tres sin duda alguna.
Se giró hacia Álvaro.
-¿Sabéis cuantos bandidos son? ¿O de donde proceden? Cualquier cosa que sepas será de ayuda, buen hombre.
- Ehhh... que yo haya visto, son por lo menos media docena, algunos hablan de casi una centuria de hombres. Claro que el miedo es muy poderoso, bueno y el vino de más todavía. Atacan desde cualquier sitio, desde la iglesia, desde la casa de Akaitz , desde la casa del Señor- feudal, se entiende - no hemos echado a nadie en falta, este es un pueblo pequeño como ya os he dicho, bueno a excepción de Don Fernando y toda su mesnada salvo los cuatro viejos que os dije.
El carro parecía estar en orden, a simple vista todo estaba en su sitio, así que decidó volver rápidamente. Al llegar a la mesa percibí una escena un tanto extraña, Don Antón parecía animado pero, por el contrario, el pequeño judío no tenía el semblante que antes me había resultado tan gracioso, parecía más bien enfadado. Ante tal situación, tomé asiento y pregunté, tratando de no interrumpir la conversación.
- ¿Qué me he perdido? - le dije en voz baja a mi compañero Ernesto- el judío está enfadado.
Don Álvaro, creo que quizas podría indicarnos como es el pueblo y sus alrededores. Se que la abadia esta hacia el este y si no he visto mal el castillo de Don Fernando esta en el norte, pero sería una falta por mi parte tratar de enfrentarnos a esos bandidos sin conocer el lugar de la contienda. Ademas...¿Cada cuanto suelen atacar? Si se pudiera no me importaría visitar a la Señora para asegurarme de que esta bien poder hablar con ella...-dijo serio, con un tono de preocupación en sus palabras.
Mira a Antón sorprendido - ¿ Abadía mi Señor?- dice confuso - no nos atacan todas las noches, pero sí estoy seguro de que merodean por la aldea todas las noches, los ataques son de cuando en cuando...
Dirigiéndose a Álvaro- Sin duda mi Señor se refiere a los monasterios por los que hemos pasado durante los últimos tiempos, de hecho salimos de uno para dirigirnos hacia aquí.- tras la aclaración y ya muy nervioso comenta a Antón por lo bajinis - Mi Señor, con este hombre ya no hacemos nada, propongo ir a hablar con la Señora y ponernos a su servicio.Démosle un dinero para unas rondas y listo.
Antes de que Ernesto pudiera contestarme, las palabras de Don Antón me aclararon el porque del enfado del judío. Aquello no me agradó demasiado, Don Carlos y Don Antón eran valientes y nobles, pero a menudo la gallardía llevaba a la gente a una muerte terrible. No me agrada tener que luchar y menos por un señor que nada tenía que ver conmigo.
Así que me quedé con la boca medio abierta, y una expresión estúpida en la cara, escuchando como aquellod hombres querían poner en peligro sus vidas... y las nuestras.
Roderigo empieza a amontonar toda la información en su cabeza, desde luego el panorama no le gusta nada. La voz nerviosa del señor de Mayoral tampoco ayuda a que le guste mas la situación, y de repente, Rodrigo recuerda algo. Por lo bajini, le comenta a antón y a Carlos.
-Recordad que en el último monaserio preparaban viandas para que se las llevase el ejército que estaba por las cercanías. Igual podría ser de ayuda.
Antón sacó varios maravedíes de vellón, hasta llegar a dos Reales de Plata y se los entregó a Álvaro.
-Con esto tendrás sustento y cobijo durante un tiempo-dijo sonrriendole-Gracias por vuestros avsisos. Ahora-dijo mirando al resto- será mejor que nos movamos para hablar con la Señora. Y mi buen Kalev, no temas por tu bolsillo que se que lo aprecíais mas que vuestro pellejo, que si ayudamos al castillo alguna buena recompensa tendrás.
Se disponía a salir cuando Roderigo dijó aquello.
-Quizas debamos investigar, pues no hay ningun ejercito cerca y en el castillo solo quedan cuatro viejos caballeros. Aunque me cuesta pensar que alguien dedicado a dios pudiera hacer algo como lo que el buen Roderigo insinua, mas es sospechoso sin duda*.
Puse abadia por que no me salia monasterios, me he quedado aturullado XD
*se entiende por sospechoso el monasterio no Roderigo :p
Kalev relajó el ceño fruncido para excusarse presto ante el noble...
- Mi señor Don Antón... entiéndaseme bien. No es que no esté dispuesto a ayudar a esta buena gente. Y no es que no piense que, efectivamente, precisan de nuestro auxilio altruista pues ni yo pretendo hacerme rico con andanzas caballerescas - para las cuales la naturaleza no me ha dotado - y considero además que la riqueza de uno se hace no perdiendo lo que ya se tiene - tanto bien material como del otro - antes que buscando andanzas y recompensas.
La oratoria del enano parecía un poco enrevesada y, aunque el judío tenía claro su discurso y su pensamiento, todo sonaba un poco lioso.
- Será como digáis, mi buen Antón... - aclaró Kalev.
Sin duda Dios os ha bendecido con una mente rapida y una lengua vivaz. Puede que aunque de andanzas caballerescas no vivas, seas habil en otras virtudes de las que los caballeros no poseen-dijo mientras salian del lugar-Sin duda Don Carlos tiene un buen ojo para buscar a sus compañeros.
Mientras esperaba a que samuel y los otros cogieran el carro y los caballos le hablo a Don Carlos.
-Don Carlos si bien creo que deberíamos investigar el monasterio y hablar con la Señora de estas tierras en lo que a mi respectoa estoy, de momento, a vuestro servicio. Asi que, con ese buen ojo del que hablaba con nuestro amigo enano, ¿hacia donde iremos?
Me estremezco solo de pensar en tener que luchar contra aquellos bandidos, pues por sus actos parecían feroces y despiadados.
-Espero que nuestra estancia en esta aldea dure poco, igual que nuestra investigación del monasterio -Pienso, recordando en lo que había comenzado el viaje y en lo que se había tornado.
-Ese judío aprecia más sus pertenencias que su propia vida, así que debía de estar pensando en que le iban a saquear -Le susurro a mi compañero Samuel- además, se levantó para decirte algo y en ese momento saliste corriendo a vigilar el carro ¡Lo dejaste con un buen palmo de narices! Entre eso y que es probable que nos batamos en lucha contra los bandidos, no debe de agradarle mucho la situación -Hago una pausa para tomar aire-. Y la verdad es que a mí tampoco.
El bueno de Álvaro toma las monedas cual bestia de rapiña y besa las manos de Don Antón, tras bendecirle y nombrar medio santoral el hombre se despide el grupo, al salir fuera y mirar de reojo véis como Álvaro ya está en la barra en primera fila dando buena cuenta de los dineros recién recibidos.
Ya una vez fuera, mientras el grupo prepara carros y caballos, Don Carlos después de acariciar a su perro fiel y sin montar toma las riendas de su córcel y comenta - Gracias por confiar en mi criterio Don Antón, - mira al Judío - no hay nada peor que perder la conciencia propia, pues ésta está por encima de cualquier bien material- dice zanjando el asunto.
Con las riendas bien asidas y llevando el caballo al paso señala en dirección al castillo y dice en voz muy muy alta- Don Antón ya que vos confiáis en mí, como he dicho hay que intentar ayudar a esa gentil Señora. Vayamos al castillo al menos a presentar nuestros respetos.- El caballero es de esas personas que no puede dejar pasar la injusticia ni proteger a los más débiles.
Dejo abierta unas horas la escena por si alguno quiere comentar algo y esta noche abro la siguiente.
Tenéis razón Don Carlos, será lo mejor y lo mas respetuoso pues no querría parecer descortés y que nuestro pensamiento noble se tercie en insulto si la Señora nos cree arrogantes-dijo alegre mientras esperaba el carro- Sabeis, el vino no estaba tan malo como lo hace parecer el lugar. Se ve que los aldeanos cosechaban bien estas tierras cuando no estaban indefensos. Siento lastima por estos pobres desdichados, pero aun lo siento mas por esos bandidos...
Esto es charla por rellenar, pero asi al menos le damos mas profundidad a los pjs hasta la siguientes escena :p
El judío no estaba satisfecho con la tarea que había que desempeñar pero ponderaba su malhumor con la conciencia al deber pactado. Había cerrado un contrato con Don Carlos para servirle y escoltarle hasta Santiago y eso tenía más valor que nada para un hijo del pueblo de David.
- A mí me da lástima el bueno de Álvaro. Es una pena que se eche a perder una destreza con la espada como la suya... que la vejez y la enfermedad hagan presa del caballero. - dijo con una milésima parte de irónico servilismo en su voz. - Otrora también opino que gastaría mejor los dineros que vuesa merced generosamente le ha otorgado en buenos guisos, que no en vino. Aunque he de reconocer que las viñas de este lugar son difíciles de ignorar.
Y dicho esto, con un salto alcanzó el palanquín de su carro y se montó presto.
- En efecto que aquestas viñas son una delicia, ya sólo por eso deberíamos acabar con esos rufianes. ¿ Qué clase de cristianos saquean a unas paupérrimas gentes indefensas y aprovechan para hacerlo cuando el ejército ha partido? , es repugnante - dice con enfado.
Pensando el bueno de Álvaro, Don Carlos no puede evitar evocar en su mente imágenes de años ha en las que ambos luchaban por el valor y la justicia y no puede evitar coincidir con el judío- Así es Kalev, una verdadera pena, pero es precisamente ese sentimiento de pérdida de un buen brazo lo que lleva al bueno de Álvaro a buscar consuelo en el espumoso.