La locura acompañaba a los acólitos allí por donde pasaban incluso los servidores guardianes de los terrenos de la mansión yacían muertos junto a varios cadáveres de mutantes enmascarados.
Una vez hubieron escapado del coto de gabriel, convertido ahora en un páramo de muerte, descubrieron que en el exterior se desarrollaba una escena igual de sangrienta. Los civiles habían sacado las armas y peleaban entre sí hasta la muerte, todos parecían enloquecidos y no atendían a ningún razonamiento, era una matanza indiscriminada. En el caos reinante, no falto de verse obligados a recurrir a las armas, no fue difícil encontrar un vehículo flotante abandonado que pudieran utilizar para escapar de allí, cuando finalmente se vieron interrumpidos por una inesperada transmisión de sus comunicadores.
-Arcturus, Artemius, Gianna, ¿me recibís?. Aquí Isolda, he evitado que Garza se haga con el Viudo y me llevó al Viejo conmigo. ¿A donde voy? ¿Hola? -
Parecía increíble, pero la sororitas se las había apañado para escapar, incluso llevando consigo el cuerpo de Hieronymus. Tras un breve intercambio de impresiones, el grupo se puso de acuerdo para acudir hasta su posición en el transporte que habían encontrado antes de escapar definitivamente de allí. Cuando la encontraron, la sororitas no solo cargaba con el cuerpo del fallecido arbitrador, sino también con un singular trofeo, la espada de energía de Garza.
El trayecto hasta el aeródromo fue corto pero repleto de dificultades. Pronto los acólitos se elevaron hacia la plataforma elevada en la cúspide de la ciudad, saliendo del alcance del fuego desde del suelo, pero había quienes se habían hecho con el control de vehículos similares y atacaban diferentes zonas desde el aire. El intercambio de disparos no se alargó, y varias naves cayeron en llamas cuando los acólitos alcanzaron el punto más alto.
El aeródromo era de las pocas zonas que parecía encontrarse relativamente intacta, aunque había rastros de violencia y varios cadáveres. No había tiempo de entretenerse, y todos montaron en la nave de Claudius Vipus rumbo al espaciopuerto en órbita. Los controles del aeródromo estaban bloqueados, pero solo hizo falta un toque de la mano experta de Arcurus para ponerlos en funcionamiento.
Ninguno de los acólitos llegó a escuchar la decimotercera y última campanada que resonó por todo Xicarph, pero aún así fueron testigo de sus consecuencias. Mientras la nave ascendía cada vez más rápido hasta escapar de la atmósfera el eclipse ya había alcanzado su culmen, una esfera negra rodeada de un halo de luz, más oscura que el propio vacío que la rodeaba; en contraste, la ciudad de Xicarph se veía luminosa y bullendo en actividad en mitad de su sombrío y desierto planeta.
De pronto, la mente de Artemius se partió en dos y cayó el suelo entre gritos de agonía. Al otro lado de aquella esfera de oscuridad se movía algo inconmensurable, algo que extendió sus zarcillos hacia el interior de vuestro espacio aunque no pertenecía a ese lugar, y con asombrosa facilidad comenzó a rodear el planeta con ellos en un tenebroso abrazo. La nave de Claudius apenas estaba fuera de su trayectoria y se vio obligada a desviarse para evitar verse atrapada, mientras que el espaciopuerto fue parcialmente envuelto y después arrojado a un lado como si fuera una molesta mosca en el camino, tras lo cual siguió una trayectoria errática fuera de órbita.
Mientras la nave de los acólitos se esforzaba por alcanzar el espaciopuerto dañado, aquellos zarcillos que atravesaban el espacio comenzaron a atraer el planeta hacia el interior del eclipse como si no supusiera ningún esfuerzo, arrancando aquella astronómica roca flotante de su lugar en el espacio infinito. En unos pocos minutos el planeta fue tragado por la oscuridad, los zarcillos desaparecieron y todos se vieron cegados por una repentina luz. El eclipse se había desvanecido, al igual que Xicarph y todo el mundo de Quaddis.
Los acólitos habían logrado alcanzar el espaciopuerto a duras penas, solo para descubrir poco después que no quedaban naves disponibles para realizar un viaje fuera de ese espacio estelar. Aparentemente los acontecimientos recientes habían inutilizado los motores de disformidad y había afectado a los navegantes y los astrópatas dejándolos hospitalizados durante varios días, muchos de ellos habían muerto.
Con la perspectiva de tener que realizar un viaje de varios años de duración para atravesar aquella zona del espacio hasta el próximo planeta habitado mediante los motores de propulsión, los encargados del espaciopuerto enviaron un mensaje de emergencia esperando que otras naves acudieran en su ayuda. Durante el tiempo que estuvieron aislados no hubo problemas de suministros ni alimentos, ni ocurrieron más incidentes graves. Los acólitos también pudieron recibir atención médica para sus heridas; Artemius descansó en cama durante los próximos días mientra su estado mejoraba.
Finalmente, una nave apareció en sus sensores mucha antes de lo que esperaban. Los operarios que aguardaban en el espaciopuerto la recibieron con alegría y festejos que se convirtieron rápidamente en un mudo asombro y terror cuando la nave aterrizó. La nave era totalmente negra, su mascarón de proa representaba una severa águila imperial, y en su flanco resplandecía el símbolo de la inquisición.
Pronto descendieron de su interior pequeños escuadrones de hombres de la armada imperial liderados por sus capitanes y acompañados por un séquito de clérigos, todos con sus armas al hombro, preparados para usarlas si era necesario. Algunos grupos permanecieron cerca de la nave mientras que otros se distribuyeron por los alrededores hacia todos los rincones de la nave; inmediatamente declararon mediante un vocotransmisor el estado de cuarentena de la estación y reclamaron la presencia de todos los residentes en la cubierta principal.
Hasta que las tropas no lograron imponer orden nadie más descendió de la nave. Después, descendió un grupo menos numeroso, pero por la actitud de los hombres de la armada imperial, de mucho mayor rango que ellos a pesar de sus diversas, y a veces extravagantes, vestimentas:
Al último de ellos varios ya lo conocíais, Ishmael Gallus, un clérigo de máximo nivel que pertenecía al séquito de vuestro inquisidor. Si se trataba de él solo podíais encontraros ante vuestro inquisidor Severus, y su equipo personal.
El miembro de en medio, ataviado de forma similar a los oficiales de alto rango de los ejércitos imperiales fue quien se adelantó a hablar en un tono que no admitía réplica - Vosotros siete. Acompañadnos. - se refería, por supuesto, a los cuatro acólitos además de Lady Melua, Claudius Vipus y Séptimus Dexter. No utilizaron ningún honorifico, ni siquiera se dirigieron a los acólitos como tales, simplemente les llamaron a acompañarles- Siguiendo sus indicaciones el grupo al completo fue llevado hasta una sala vacía con una gran mesa y asientos de sobra para todos. La asistente acompañada por su servocráneo situó en el medio un pictograbador holográfico y lo puso en funcionamiento antes de comenzar.
- Ahora, hablen sobre lo ocurrido en el planeta sin omitir detalle... -
En este momento podéis hablar y hacer preguntas, ya sea entre vosotros o al grupo inquisitorial.
No es necesario que narréis todo lo ocurrido (asumimos que compartís la información sin reparos), pero si hay algún detalle que queráis decir u ocultar explícitamente, indicadlo.
Necesito saber antes de nada, para efectos de narración, un par de cosas:
-Modo diálogo o modo narrativo? Un par de posts, has dicho?
-Es salvable de alguna manera la vida de Hyeronimus? De alguna manera al alcance de Arcturus o los que le rodeaban en los días siguientes a la Hora XIII. Imagino que no, pero quisiera asegurarme antes de nada.
Modo dialogo. La conversación se puede alargar en función de las preguntas que hagáis, pero lo importante es que la misión ya ha terminado (para bien o para mal) así que esto no va a durar demasiado.
No, Hieronymus es insalvable, él mismo lo expresó así cuando renunció a sacrificar el punto de destino pertinente para sobrevivir.
Presa del pánico, lo que quedaba del grupo salió en desbandada procurando salvar su pellejo y dejando atrás a la hermana Isolda, a solas frente al espeluznante peligro que no habían sabido enfrentar. Arcturus y Gianna, la siempre leal soldado Gianna Anzerani, arrastraban mal que bien el cuerpo de Hieronymus, sin prestar demasiada atención al resto de los supervivientes; algo en el atribulado espíritu del tecnosacerdote le decía que quizás fuera posible todavía salvar al arbites, el único hombre del equipo al que había brindado verdaderamente su confianza.
Fuera de toda lógica, Isolda consiguió reunirse con el equipo tras haber alcanzado tal vez la mayor gesta de su existencia. Lamentablemente, no hubo demasiado tiempo para celebraciones. El despegue en la nave de Lord Vipus fue complicado, pero alcanzar el astropuerto todavía lo fue más. La pavorosa escena de una entidad inmensa y amenazadora fue demasiado para ellos. El psíquico Artemius se retorcía en el suelo de dolor, y Arcturus gemía sordamente, mirándolo desde la distancia. En los siguientes días rehuyó su presencia, y apenas intercambió algunos monosílabos con él. Intentaba recordar el encuentro con la inquisidora Karkalla, cuando el psíquico y él estuvieron más próximos. En aquel momento le pareció un hombre. Ahora, sin embargo...* Todavía impresionado por los sinuosos tentáculos que habían envuelto al planeta, el tecnosacerdote no conseguía descansar con normalidad. La muerte de Hieronymus terminaba de abatirlo, y apenas el relato de Isolda conseguía, mal que bien, sacarlo de su torturado ensimismamiento; la espada era un artilugio que parecía mirar con curiosidad, aunque no se atrevió a examinarlo de cerca.
La llegada de la nave de la Inquisición al astropuerto fue un verdadero acontecimiento. Pronto se vieron conducidos a presencia de sus superiores; reconoció a Gallus, y los demás también llevaban el marchamo invisible de la autoridad.
No obstante, Arcturus era un hombre moral y psicológicamente deshecho. Decididamente, no estaba en condiciones de hacer un relato coherente y satisfactorio de sus últimas vivencias en Xicarph. Calló, dejando la iniciativa a Isolda (que sin duda era quien más tenía que contar) y a los demás, con los que apenas había cruzado una palabra la semana precedente. Sencillamente, se mantuvo en pie como un árbol seco, con una actitud abandonada que traslucía claramente su descompuesto estado de ánimo.
*Necesidades del guión y de la reciente fobia generada por Arcty; Artemius y él parecen destinados al desencuentro...
Qué se hace en estos casos con los cuerpos de los fallecidos, véase el de Homron? Algún ritual? El tecnosacerdote tendría algún papel relevante en ello?
Urtzi, cuanto hacia que lo habíamos perdido, por momentos parecia que habia pasado una eternidad pero apenas habían sido unas semanas, aquel había sido un golpe muy duro para mi..., y ahora tirada en una esquina de la nave tenía ante mi el cuerpo de Hieronymus, por primera vez el miedo se había apoderado de mi en esa sala, en ese maldito planeta, no había sido capaz de sacar con vida a todo el equipo, mi cabeza no paraba de preguntarse porqué el y no yo, aquello hubiese sido mas justo, pero por mucho que me lo repitiera la realidad volvía cuando veía el cuerpo del Viejo allí tirado sin moverse.
Los sucesos iban pasando a mi alrededor pero para nada despertaban mi curiosidad, la apatía se había adueñado de mi, solo la llegada de Isolda había conseguido que le mostrara una media sonrisa en reconocimiento a su valentia y determinacion, todo aquello que yo no había podido realizar, incluso cuando los inquisidores llegaron para interrogarnos mi semblante ni mi ánimo cambio, de momento me mantenía retirada esperando que algún otro hablara, a aquella gente poco o nada les importaba lo que habíamos pasado o que hubiéramos perdido a uno de nuestro compañero, no, a un compañero no, a un hermano, ellos solo querían saber los detalles...
Artemius no deja de pensar en su inquisidora y en como la había fallado. Era más que evidente su fracaso y pocas excusas tenía. Solo otro inquisidor podría juzgar sus acciones y decidir si seguiría siendo útil para la Inquisición. Aunque un psíquico siempre era útil ya fuese en primera linea de combate, como agente de campo o alimentando el Trono Dorado...
El psíquico habló.
-Me llamo Artemius, servidor de la Inquisidora Karkalla, al menos antes de que muriera lo era. Todo comenzó cuando nos encontrábamos prisioneros en las jaulas rojas...- la narración fue fluida intentando no omitir detalle alguno.- Y entonces el mundo fue tragado por la estrella. Bueno, eso es todo.- saca de su abrigo el símbolo inquisitorial de Karkalla y lo puso en la mesa delante de aquel hombre. Aquí tenéis. La insignia de una buena servidora imperial.
Arcturus escuchó un carraspeo a su espalda seguido de una breve tos seca. Sorprendido, volió la vista esperando encontrarse allí mismo con el viejo Hieronymus y su ceño fruncido. Tan sólo se trataba de uno de los guardias del séquito inquisitorial... pero Arcturus no pudo evitar dirigir sus pensamientos hacia su amigo. Casi podía oir su voz, de hecho, estaba seguro de poder imitar su tono de voz gracias a su vocotransmisor con ecualizadores.
"Señor, la corrupción es profunda y no creo que haya desaparecido con el planeta", habría dicho el arbites en posición de firmes.
-Todo comenzó algo antes -añadió Arcturus, corrigiendo suavemente a Artemius. -Sufrimos una emboscada nada más salir de Gloriana. Conocían nuestros itinerarios, nuestros transportes, quizás incluso nuesros códigos. Capturaron a Lady Dekanta y nuestro transporte y después a nosotros.
Hieronymus habría mirado a todos los presentes, desconfiando incluso de los sirvientes de la Inquisición y Arcturus imaginó como se acercaba y en voz baja confesaba al Gallus sus sospechas de filtración dentro del entorno del Inquisidor Severus Vorn. Hieronymus segruramente habría tenido la prudencia necesaria para evitar acusar a un inquisidor, pero la facilidad con la que les habían capturado sin duda había hecho saltar el sentido paranoide del agente de la ley.
Ojalá el viejo estuviera allí. Parecía ser el único que disfrutaba dando informes...
Posesión fugaz de A por H, levemente modificada.
- hmmmm... - El hombre ataviado como un alto rango militar escuchó en completo silencio las declaraciones de los acólitos, a las que siguieron las de Lady Melua, Claudius Vipus y Séptimus Dexter. No había interrumpido a ninguno de ellos, y en aquél momento meditaba mirando un punto fijo de la mesa ignorando en cierto grado todo lo demás. - Ishmael ¿qué opinas? -
El hierofante, que había permanecido sentado cerca dedicó a cada uno de los presentes una mirada penetrante antes de responder - No mienten, ni tampoco siento que debamos preocuparnos por su integridad, lo que es sorprendente dadas las circunstancias. Varios psíquicos y otros trabajadores de la estación no han tenido tanta suerte, Severus. - Por supuesto, no podía ser otro que su propio inquisidor, Severus Vorn quien les había interrogado, dejando de lado a Artemius y el resto de involucrados en aquella locura.
Tras un asentimiento de cabeza Severus hizo un gesto y la asistente desconectó la grabación. El inquisidor se levantó y rodeó su silla ante el grupo que les observaba, sosteniendo en sus manos el sello inquisitorial roto de Karkalla. - Bien, todo esto es sorprendente, los Haarlock vuelven a ser motivo de preocupación después de más de dos siglos..., yo he perdido a varios agentes, Karkalla ha muerto y Silas Marr desapareció sin dejar rastro casi al mismo tiempo que ustedes. Es pronto para sacar conclusiones pero no creo en las casualidades, y desde hace tiempo el único punto común parecen ser siempre los Haarlock. -
El ambiente se sentía extraño a causa del propio misterio que el nombre de los Haarlock traía consigo, por suerte el inquisidor no había terminado de hablar rompiendo aquél breve silencio. - Antes de discutir nada más, quiero que tengan clara una cosa. Lo que han visto aquí no ha ocurrido. Desvelar el contenido de esta reunión será considerado traición del más alto grado y recibirá un castigado acorde al crimen. La versión oficial será que la muerte de una estrella cercana volatilizó el planeta; cualquier operario que asegure haber visto lo contrario tan solo ha sufrido alucinaciones. -
- Lo que implica que tengo más asuntos que resolver. - Las palabras del inquisidor habían cobrado severidad, y su rostro ceñudo se contraía como el de un ave de presa antes de cazar. - Artemius Plex y Septimus Dexter. Por mi autoridad y el fallecimiento repentino de su inquisidor yo ahora les acojo como mis acólitos y servirán mis órdenes. Du'Landra Melua y Claudius Vipus, por su inmiscuirse en asuntos más allá de su comprensión tienen solo dos salidas: servir con lealtad al Imperio, y a mi como su inquisidor y superior, o la muerte. -
La respuesta de Melua y Viups no fue inmediata debido a la sorpresa y el nerviosismo, pero ambos aceptaron sin dudar la opción que les permitía vivir. Así era como el imperio se mantenía con vida, la absoluta autoridad de la inquisición purgaba despiadadamente cualquier elemento que pudiera causar inestabilidad interna.
- Dado que no puedo permitirme compartir libremente esta información, y que ustedes ya tienen experiencia sobre el terreno, no puede evitarse. Han dicho que poseían las coordenadas de otro planeta relacionado con la maquinaria de los Haarlock aquí; examinaremos la situación actual del planeta y seleccionaremos de entre ustedes al número necesario para llevar a cabo una misión de reconocimiento y recabar información. Más tarde discutiremos los detalles. -
- Mientras tanto, descansen. Debemos realizar un funeral por las almas de todo un planeta, la inquisidora, y los agentes caídos. Mañana será un día largo antes de nuestra vuelta a Escintilla... -
Las noticias distribuidas por el séquito inquisitorial y las tropas de la armada imperial pronto fueron conocidas por todos a bordo de la nave, la versión de la explosión de una estrella y las alucinaciones generalizadas. Los más agudos intuían que la presencia de la inquisición no era por simple casualidad, pero nadie fue tan insensato como para contradecirlos. Pronto incuso los menos convencidos se creerían a pies juntillas aquella historia.
Los cadáveres de los psíquicos y otros operarios de la estación fueron arrojados al espacio por decenas; tales eran los ritos de los nacidos en el vacío que no podían enterrar a sus muertos, pero nadie recordaba celebrar un funeral por un planeta entero. La nave inquisitorial, sin embargo, realizó varias salvas de artillería y el hierofante Ishmael presidió unas oraciones en la cubierta principal. Los rezos de aquella noche se prolongaron durante varias horas.
Finalmente, en unos días se confirmó que más naves de apoyo estaban en camino, y el buque negro partió con el séquito inquisitorial y los acólitos a bordo rumbo Escintilla, además del cuerpo de Hieronymus. El veterano arbitrador recibiría un funeral tradicional, honrado por sus viejos camaradas del adeptus arbites y su nombre se grabaría en el muro de la schola donde fue educado, junto al de muchos otros como reconocimiento a sus años de servicio y labor para con el imperio.
Puntos de experiencia y extras:
PJ | xp base | xp actividad | extra por buenas ideas / especial / consideración del master |
---|---|---|---|
Rafaellos (Isolda) |
700xp | +190xp | +50xp
A elegir entre: |
Tryol (Gianna) |
700xp | +160xp | +50 xp |
Thorskar (Artemius) |
700xp | +180xp | +100 xp |
Garoom Kar (Arcturus) |
700xp | +150xp | +100 xp +1 Punto de destino |
Otros especiales.
Artemius: A partir de ahora, puedes adquirir de forma normal el rango alternativo Agente Tiranista Encubierto
Isolda: Puedes adquirir el talento Furia Asesina de forma especial por 300 xp. Si ya pudieras adquirirlo, puedes sustituirlo por el talento Flagelante (también por 300xp).
Todos (menos Deleagant): A partir de ahora podéis adquirir de forma normal el rango alternativo mejoras del trasfondo Superviviente de las Jaulas Rojas (solo mejoras de la tabla). Corrección: no se trata de un rango alternativo, podéis acceder a estas mejoras libremente sin necesidad de renunciar a otro rango de vuestra carrera profesional.
Deleagant: De forma especial, tienes la opción de continuar la campaña como uno de los 3 PNJs supervivientes a esta aventura, a saber:
- Lady Du'Landra Melua (Granuja, Noble Cuna)
- Septimus Dexter (Adepto [Trasfondo: Erudito de los Colegios de la Hetaireia Lexis], Mundo Imperial)
- Claudius Vipus (Adepto [Rango Alt. Emisario] - Noble Cuna)