Partida Rol por web

Sí, eso está bien, ya les darás más información cuando te la pidan.

Así lo hizo Ted y añadió alguna información que le pidieron desde el otro lado de la radio. Prometieron enviar ayuda, aunque según les dijeron aquella zona continuaba siendo zona alemana y nadie se explicaba como habían ido a parar tan lejos.

Mientras tanto tendrían que esperar, y no se encontraban en una zona muy segura.

Robert permaneció atento con una rodilla en tierra mientras Ted alternaba entre hablar y escuchar. Cuando supo la respuésta, Robert refunfuñó medio en voz baja. Siempre es lo mismo, están dispuestos a todo cuando se trata de mandarte al frente, pero después cuando necesitas ayuda son todo pegas. En fin, parece que tendremos que valernos por nosotros mismos. - Mientras decía estas últimas palabras se puso de nuevo en pie y giró alrededor de sí mismo observando y escuchando por si había signos de actividad a su alrededor. Miró al cielo intentando hacerse una idea sobre las horas de luz que les podían quedar.
Bueno, voy a ver qué tal andan el sargento, Archie y Richard, y luego nos tendremos que encargar de ocultarnos lo mejor posible.-
Tras decir ésto, Robert se acercó a donde el sargento, y miró sus vendajes sin tocarlos demasiado, mientras comprobaba si David tenía pulso y respiraba. Después pasó por el lado de archie y procuró ayudarle a colocarse más cómodamente dentro de lo posible. Por último se acercó a Richard y habló un momento con él, que estaba algo aturdido por los calmantes. Si Richard se recuperaba sus posibilidades de sobrevivir mejorarían mucho.

Vale. Me quedaré aquí alerta por si las moscas.

Tanto Ted como Robert intentaron escuchar algo, esperando cualquier ruido de algún alemán acechandoles por el flanco o la espalda pero aparentemente todo estaba tranquilo.

Entonces sonó una voz en la radio y les hizo dar un brinco del susto.

Ted se lanzó a cogerla casi como si hubiera sido activado por un resorte.

¡Ted Hudson al habla!

¡Hudson! ¿¡Qué cojones haceis tan lejos!? ¡¡Vas a ganarte una sanción maldito gilipollas!!  Dijo la voz al otro lado de la emisora. Ted reconoció la voz de su antiguo sargento, antes de haber cambiado a la sección del Sargento Singht con sus nuevos compañeros. Y pese a la amenaza nunca se había alegrado tanto de escuchar aquella voz ronca con fuerte acento neoyorquino.

Ted le explicó la situación y el sargento le contestó. Ted colocó el auricular de modo que Robert también pudiera escucharlo.

¿Podeis intentar regresar? La zona en la que estais todavía es territorio alemán. estaría muy bien si pudierais regresar unos cuantos kilometros.

Le hago gestos a Ted para que me deje hablar por la radio y cuando él prepara las cosas le digo al sargento que está al otro lado - Señor, se presenta el soldado de primera Robert Herbert, señor. Soy el médico de la unidad y las cosas están bastante mal. Señor, de los cinco hombres que formábamos la unidad dos están heridos graves, que son el sargento y otro soldado, no pueden ni pensar en moverse al menos en bastantes horas o incluso unos días, otro está herido y creo que puede ser recuperable, y aparte de eso sólo quedamos Ted al que ya conoce, y yo mismo, por lo que veo bastante complicado que podamos movernos, al menos sin abandonar a su suerte al sargento y a los dos soldados heridos. Avanzábamos en paralelo a un camino cuando los alemanes que ocupaban un puesto de vigilancia con una ametralladora nos detectaron y casi terminan con nosotros. Ted ha eliminado los últimos enemigos que sobrevivieron al combate y por de pronto la zona parece tranquila, pero no sé cuánto puede durar esta tranquilidad. -

Bien. Enviare un jeep a buscaros. Pero sería interesante que uno de los dos regresara por el camino que habeis tomado para salirnos al encuentro e indicarnos donde estais. Contestó el sargento.

De acuerdo, así lo haremos, espero que ni ustedes ni nosotros encontremos contratiempos. Ya sabe que nos dejaron en Le Douet y que desde allí cogimos la carretera hacia Carentan, así que cerca de ese pueblo les estaremos esperando Ted o yo.

Ire yo, Robert. Tu deberías quedarte con ellos por sí te necesitaran. Sugirió Ted echandose su fúsil al hombro.

Afortunadamente para ellos no ocurrió nada desagradable. Ellos no lo sabían, pero no habían logrado adentrarse mucho en la zona controlada por los nazis. Y estos aún eran ajenos a lo ocurrido. Ya que Ted había eliminado a todos los que quedaban con vida, y no pudieron informar a su base de operaciones. Pasarían varias horas hasta que descubrieran todo. Ya que hacía controles cada cierto tiempo para asegurarse de que todo iba bien.

No obstante podrían aparecer más en cualquier instante y por ello se andaron con ojo.

Rato después Ted regresó en un jeep con varios hombres que ayudaron a cargar a los heridos en la parte trasera y dió media vuelta para llevarles a un lugar seguro.

Ted deseaba que sus compañeros se recuperaran. Pero sobretodo estaba preocupado por aquel sargento con el disparó en la cabeza.

¿Crees que se recuperara? Le preguntó a Robert. ¿Podrá volver a... No supo que decir para acabar la pregunta. Moverse, hablar, luchar, vivir... Tragó saliva.

Robert se acercó a Ted para hablarle en voz baja. - Espero que sí. Desde luego ha tenido suerte de que la bala se haya mantenido en el exterior de su cabeza y no haya dañado las membranas que protegen el encéfalo. En caso contrario ya estaría más que muerto. Sin embargo ha recibido un golpe fuerte y el cerebro es todavía un gran misterio, así que lo mismo puede despertar y volver a ser el de antes o quedar lisiado en algún ámbito, o incluso no despertar nunca. Confío en que siga teniendo la misma suerte que ha tenido hasta ahora. Además nuestro país ha mandado médicos de los mejores, así que seguro que hacen por él todo lo posible. De todas maneras sea lo que sea que le ocurra, creo que esta guerra ha terminado para él. En cambio nosotros seguimos aquí y estoy algo nervioso pensando en el destino que nos asignarán cuando lleguemos.