Viendo las ganas que tenían los soldados a su cargo de tener algo de tiempo libre, el sargento cambio de idea tras pensar que el momento de su discurso sería más apropiado justo antes de partir para el aerodromo.- Los que hayais acabado de hacer la mochila, tomaros el resto de la tarde libre.-
Creia que quedaba menos tiempo para partir, se me olvidaba que los ingleses comen bastante antes que nosotros(españoles). Aun así tenía pensado escribir el mensaje antes de marchar hacia el aerodromo. Esta noche si puedo posteo el discurso.
Treinta minutos antes de partir hacia el punto de encuentro, con todos los soldados presentes y esperando la revisión de equipos.- Acercaros, soldados- Mientras lo hacían, el sargento se fijo en que los soldados llevaban impolutos sus vestimentas.- Os dije que revisaría los equipos, pero no hay tiempo por lo que pasaré directamente a dedicar unas pocas palabras.- En realidad, en ningún momento había pensado en revisar sus equipos, sólo quería mantener su mente distraída para que el último tiempo libre no lo pasarán pensando en la inminente invasión.
Echó una breve mirada a todos los presentes en el barracón, y tras tomar una bocanada de aire comenzó con su discurso.- Como sabeis la misión de mañana es muy importante. Si tenemos éxito habremos dado un gran paso para que la guerra termine... Sé que no soy el teniente Parks...- Nombro al oficial que normalmente estaba al mando de esa sección.-..., pero sólo os pido que mañana deis lo máximo en combate al igual que lo haré yo para dirigiros y hacer que la mayoría...- Utilizo esta última palabra adrede, pues no quería mentir a sus soldados, no todos sobrevivirían.-...salgais sanos y salvos.-
- Sobre todo confiad en el soldado de al lado...,- Entonces se produjo una mirada entre ellos.-... en que cuidará de vuestra vida como si fuera la suya propia...-
- Cuando mañana os encontreis frente al enemigo, ¡no temais!, pues no estareis sólos, un sinfín de buenos sentimientos, de esperanzas; los corazones de todas las personas de este mundo estarán a vuestro lado para conseguir que la democracia triunfe sobre la tiranía. No los defraudeis, no defraudeis a las personas que os esperan en vuestro hogar. ¡No!, mejor no os defraudeis a vosotros mismos.-
Durante toda su oratoria su tono había aumentado en sentimiento. Como colofón, tras un pequeño periodo de silencio para que los soldados reflexionaran sobre sus palabras, el sargento lanzó una pregunta al aire.- ¡Soldados!, ¿quienes componen esta sección?-
Unas débiles voces se escucharon.- !Los mejores, señor!.- David volvió a preguntar.- ¡Qué decís, soldados, no os escucho! ¿Quienes componen esta sección?- Y la misma respuesta se volvió a proferir, pero esta vez en forma de un grito ensordecedor.- !Los mejores, señor!-
-¡Entonces a que esperais, soldados!...- Dijo sin ánimo de reproche-...¡Vamos, vamos, vamos!, daros prisa, nos están esperando.- Grito mientras daba palmas repetidas veces para aumentar el énfasis de sus palabras.
El sargento recogió su mochila, la cual había revisado varias veces al igual que su armamento, y salió junto a la sección de los barracones. Formaron filas y se dirigieron con tiempo de sobra hacia el aerodromo en un perfecto paseo militar.
Las palabras del sargento animaron a Richard, quizá demasiado sentimentales para el, pero a los novatos les insufló el animo necesario para encaminarse al aeródromo entre chanzas y bravuconadas, retándose entre ellos para ver quien iba a matar mas boches.
-Espero que sea verdad lo que decís novatos- Richard encendió dos cigarros y le paso uno a Archie que caminaba detrás de el, Archie, que el como otro veterano, le había causado buena impresión desde el primer momento- Tito Richard no va a poder estar siempre detrás de vosotros para salvaros el culo!.
Los muchachos soltaron una risotada. La verdad es que Richard casi no había empuñado un arma de fuego en esta guerra, salvo la única vez que le derribaron, pero confiaba en su buena puntería y en su puntería.
Singht era un sargento joven, pero no por ello dejaba de destilar veteranía. Había estado en la campaña de África, una operación muy cabrona, por lo que no quedaban al frente de un superior pardillo.
El efecto del discurso se notaba en el ambiente, aunque la marcha era perfecta. Los soldados más novatos reían con ganas ante las palabras de Wayne. Archie hizo un gesto con la cabeza, agradeciendo el cigarro que le pasaba Richard. Era un soldado desenfadado, pero era de esos en los que puedes confiar tu espalda en combate. Archie rehuía de los hombres que llegaban al campo revisando todo mil veces, en tensión todo el día, pensando que los iban a atacar en cualquier momento....Sabía que no duraban mucho...Aunque aún no había conocido a ninguno en esta misión.
-Vamos tíos, pronto estaremos destrozando boches, así que no quiero ver nenas entre las filas- Dijo sonriendo y dando más enfásis si cabe a lo dicho por Richard. Sacudió la cabeza para evitar ponerse a pensar en lo que tenían por delante.
Robert siguió a los demás riendo entre dientes las ocurrencias de los otros. - ¡Ey! y ¿qué me decís de las alemanas?Cuando no les queden hombres con los que disfrutar seguro que están impacientes por acoger a jovencitos llenos de vigor como vosotros.... - Siguió la corriente con un comentario que siempre tenía el mismo efecto: una carcajada unánime de todo el pelotón y algún que otro manotazo en la espalda entre compañeros seguido de más risas.
La marcha llegó al sitio convenido, allí los fueron subiendo a camiones de transporte y los transportaron durante un viaje de media hora hasta el puerto.
Embarcaron juntos en un enorme barco que tenía a bordo las lanchas anfibias. Varios barcos más se disponían con el mismo fin, había tante gente allí junta que pensaron que Hitler no sabía que se le venía encima. Pudieron saber que los hombres de la primera oleada ya estaban de viaje y les desearon suerte.
Durante varias horas estuvieron viajando, durmieron en camarotes repletos de soldados, apretujados unos contra otros, muchos no tenían el estomago hecho para la mar y no pudieron evitar vomitar por la borda.
Habían previsto llegar a Normandia sobre las seis de la mañana, intentaban descansar pero los nervios se apoderaban de ellos. Finalmente tras una noche dura, les empezaron a llamar para subir a los anfibios.
El capitán Lewis les esperaba junto a una de las lanchas, sin embargo, la suya fue una de las últimas en salir ya que todo debía llevar el orden planeado.
La lancha de desembarco se puso en marcha pesadamente. La olas la golpeaban de un lado para otro, haciendo que las tripas de Richard se revolvieran y vomito todo el desayuno que los alegres marineros ingleses del buque les habían servido. Se limpió la boca con la manga y echo un trago de agua de su cantimplora, necesitaba un cigarro, pero con tanta agua le era imposible encenderlo -Mataría por un puto Lucky-pensó.
Las olas cada vez eran mas grandes, y empapaban a todo el pelotón, mientras vaciaba su casco de agua, Richard observó como un joven soldado besaba compulsivamente una cruz, otros soltaban bravuconadas, reían histericamente, o guardaban silencio sepulcral.
Mientras, los cazas y los bombarderos de la USAAF cruzaban el cielo en grandes formaciones-Debería estar allí arriba...- y los buques mas grandes lanzaban andanadas a la costa
-Espero que esos chicos hagan bien su trabajo...-murmuró entre dientes mientras la lancha se dirigía irremediablemente a su destino.
Pa el que no lo sepa:
USAAF: United States Air Army Force
La misión ya estaba en marcha. El ambiente de las barcazas había cambiado drásticamente. Varios rezaban lo que sabían, otros permanecían con la mirada vacía, pensando en dios sabe qué, y otros callaban y reían alternativamente.
Aunque no era su primer desembarco, Archie miró a los que se encontraban más cerca. Richard estaba a su lado, y como él, no tenía el estómago hecho a la mar. En su propio mareo, pensó que era más probable que Robert, al ser de la Armada, estaría mejor que ellos. Joder, ojalá tuviera whisky en la cantimplora en vez de más agua...
Cuando escucharon los motores de los cazas, sobrevolando las empapadas lanchas, se acordó de las divisiones aerotransportadas, y pensó que en ese momento preferiría estar saltando sobre el puto enemigo que en una lancha vomitando las entrañas.
Las costas de Normandía pronto se verían...Muy bien, ya estamos....
Las olas arremetían contra la barcaza como si tuvieran afán por volcarla, produciendo un vaivén indeseable y molesto. David vio reflejado en algunos soldados los síntomas que le produjo la mar y el nerviosismo antes de una batalla en su primer desembarco.
Cuando se encontraban a una distancia cercana a avistar la costa, los cazas y los bombarderos les sobrevolaron, indicativo que kilómetros hacia el interior habría artillería enemiga con la intención de destruir el mayor número de barcazas. Así, pues se agarró fuerte donde pudo y se preparó para lo que se les venía encima antes siquiera de salir de la embarcación. Y cuando estuvieran fuera de esta, la visión que se formaba en su mente no era mucho más halagüeña.
Viendo que la compuerta pronto se abriría para desembarcar, el sargento dio un último consejo a los soldados a su cargo.- En cuanto salgamos de aquí no os quedeis parados en un sitio mucho tiempo. Desplazaros rápido hasta un elemento de cobertura, disparad y volver a cambiaros de posición en cuanto cesen los disparos sobre vuestras cabezas.-
Robert miraba constantemente a su alrededor experimentando cómo todo su cuerpo se tensaba por el nerviosismo de la acción inminente.Agarrado con una mano mantenía el equilibrio ante las fuertes sacudidas de la barcaza. Para él los tiempos de marearse en el mar habían quedado atrás, pero no pudo evitar recordar sus primeros días en el mar al ver a los hombres pasarlo mal. Quizá hubiera sido buena idea dar un poco de dimenhidrinato con el desayuno. Después de vomitar uno no tiene las mismas energías para correr, cavilaba. Pero las cosas eran como eran y pronto no quedaría tiempo para pensar. Volvió la cabeza para escuchar los últimos consejos que les daban y asintió. Sí, ese día tocaría correr como nunca, y esta vez el peligro no era un Running Back contrario deseoso de placarle, sino quizá un proyectil de artillería...
Cambio de escena: El desembarco. Dia D