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Nuestro relato comienza una mañana débilmente soleada de finales de otoño, los días son cortos y el frío ayuda acomodarse a los Hobbits en sus casas.
Las aves sobre vuelan en busca de Lombrices y cantan sobre las copas de los árboles, la hierba es densa en los bordillos de los caminos y los árboles muchos hace tiempo perdieron sus hojas. En esta época los caminos necesitan de más mantenimiento las lluvias y las ruedas de los carros siempre crean nuevos socavones, en el horizonte lejano se puede ver un cielo que anuncias prontas nevadas.
Pero nuestra Historia se centra en una solitaria y apartada casa de hobbit
Odo como todos los años ha preparado una rica tarta de manzana y unas hierbas bien potentes para abrir el apetito, enciende su pipa (es un buen tabaco cosechado en la comarca), se sienta en su sillón favorito al lado del fuego y comienza a leer su diario de viaje, esta lleno de tachones y borradores ya que no es el definitivo. Sabe que sus antiguos compañeros no tardarán en llegar, las primeras fotos del libro es él con el grupo, nunca se había fijado , pero era muy mayor cuando comenzó su primeras andanzas con ellos y ellos que jóvenes eran, ahora le dolía todo y sentía que sus huesos le iban a dar un invierno resentido y que eso iba a ir a más.
Odo se quedo mirando las llamas de la chimenea, dejo de ver el diario, la preocupación le había envejecido aún más y se sentía impotente ante los últimos sucesos, pero hoy era un día especial después de un año iba a ver a sus amigos.
(Se puede apreciar como la imagen de nuestra cámara Narrativa se desplaza y deja de enfocar a Odo en su casita, ahora se centra en la llegada de nuestros intrépidos aventureros.)
A las 00:01 comienza esta aventura de Julio. A divertirse...
Hantale, Laitale ! - Susurró Laurel al oido de su querido caballo ceniciento, ya había llegado a la vista de la casa de su amigo Odo y quería darle una sorpresa, no veía a ninguno de los otros, debía ser la primera...mejor...así podía deleitarse con una de sus bromas, simularía un incendio en el roble milenario que daba cobijo con sus ramas a la casita de Odo.
Relamiéndose de satisfacción bajó del caballo a una prudente distancia, se cubrió con su capa de caza y se acercó sigilosamente a la parte de atrás.
Namarië tenna enomentielma! - musitó quedamente señalando al viejo roble y una chispa saltó de sus dedos y prendió un montoncillo de hojas secas que se habían acumulado por el viento provocando de inmediato un fuego que amenazaba la integridad del veterano leño.
Odo, que estaba distraído mirando por la ventana esperando la llegada de sus compañeros de correrías dió un respingo.
Maldita sea, el viejo Bellotas está en peligro !!
Saltó como un troll que ve salir el sol huyendo a su cueva y cogió un cubo que tenía junto a la puerta y fué a llenarlo de agua del pozo del patio para arrojarla sobre el fuego.
Laurel esperaba este momento y cuando el agua salía del cubo y estaba a punto de caer, señaló de nuevo.
Nai encenuvanyë ! Y rió mientras el agua se congelaba en el aire y caía con un sonoro ! clac ! rompiéndose en mil cristales a los pies de Odo.
La cara de perplejidad de Odo no tenia precio, Laurel suspiró y terminó por reírse ya sin disimulo alguno con lo que Odo ya tuvo que verla a pesar de su capa.
Maldita sea Laurel, no estoy para bromas con el viejo Bellotas, tiene más años que tu !
Señaló de nuevo - Ai ana i dôl, pella i osto !- y un fino rocío cayó sobre la hojarasca haciéndola humear y apagarse.
Sonrió de oreja a oreja a Odo, éste no parecía valorar la broma pero ella estaba feliz, exultante de ver alguien que de verdad apreciaba.
Alasse len ! Odo, yo también me alegro de verte ! De dos zancadas cubrió la distancia que los separaba y lo abrazó fuertemente mientras reia - Tenias que haber visto tu cara !
Había sido todo una de las bromas de Laurel, la verdad es que me hizo olvidar mi pesar y me alegro mucho verla Veo que los años no te hacen perder ingenio un fuerte abrazo amiga, pasa pasa adentro y cuéntame mientras llega el resto de compañeros ¿ que ha sido de tu vida en este último año.?
Thodak descabalgó de la joven yegua, extenuado tras una larga marcha. Como buen enano, nunca le gustó viajar a merced aquellas bestias apestosas y larguiruchas, pero reconocía la versatilidad de dichas monturas para la vida de aventurero por lo que no tardó en aprender a hacerse valer de ellas. Una vez que aprendió a montar y desmontar de los animales con la suficiente habilidad como para conservar la dignidad, siempre estaba dispuesto a desplazarse de esta manera, por muy extraño que pareciera en un enano testarudo como él.
Llamó a la puerta con un poderoso puño, que a punto estuvo de desvencijar una bisagra. Cuando el viejo Odo le abrió, una sonrisa amplia se asomó a través de su frondosa barba, conformando una mueca extraña al mantener el ceño fruncido propio de quien nunca está para fiestas.
- ¡Qué ven mis ojos, este viejo patético aún no se ha muerto! - exclamó, estrechando al hobbit en un fuerte y sentido abrazo. - Me alegra mucho verte tan robusto - dijo con admiración, algo muy extraño en él y sin duda debido a que en realidad le preocupaba su aspecto, mucho más cansado que la última vez que se vieron.
No obstante, se sentía radiante, e incluso se alegró de ver a la impertinente Laurel, que saludaba desde el interior.
- ¡Laurel, maldito grano en el culo con orejas, has venido! - gritó a modo de saludo, aguantando la sonrisa durante unos segundos más.
Por la forma de llamar sabía que eras tú incluso mucho antes de abrir. Este año la elfa ha llegado antes que tú, pasa pasa os tengo preparado un licor de hierbas especialidad de la zona. Tomar coger de la tarta mientras llegan los demás luego comenzaremos con los ricos guisos, seguro que los echáis de menos.
Le di un fuerte abrazo y me encargue de su abrigo y de acomodarlo.
Como si un enorme peñasco se hubiera desgajado de las colinas y avanzara infatigable, paso a paso. Así se recortaba la figura masiva del Aldtyr Bosqueviejo contra el débil sol otoñal en su lento deambular por los caminos de la Comarca, un grupo de ociosos críos formó un corrillo en torno al gigante y comenzó a cantar:
"Baila, baila, gran caminante de pies de oso, husmea, husmea las dulces tartas y cuenta, cuenta lejanas trovas".
La risa estruendosa de Aldtyr acompañó a los hobbits cantarines, al tiempo que con una sorprendente gracilidad, el gigantesco hombre, seguía los complicados pasos del corro hobbit.
-¡Qué maravilla! -exclamó Aldtyr- Me marcho sólo para recibir bienvenidas así. ¡Vamos, vamos! A vuestras tareas, recoged leña, castañas, moras, manzanas para la sidra ¡vamos, vamos! Hala, aquí tenéis unos dulces, dejad al viejo Aldtyr, que llega tarde a su reunión anual.
-Hummm... veo que ya han llegado los otros... hollín y carbón, enano, me parece a mí... dulce fragancia de primavera, aroma de Lorien. Aceronegro y Laurel.
El hombretón se detuvo junto a la yegua que ramoneaba en libertad, las riendas anudadas a la ligera.
-Te han fatigado esos huesos pesados de enano -sacó una manzana de su zurrón-. Toma, esto te gustará más.
-¡Ay! Aquí veo bromas de elfo... pobre hermano roble -con delicadeza limpió la corteza del vetusto árbol.
-¡Ah de la casa! -vociferó Aldtyr- ¡Espero comida caliente, dulce hidromiel y grata compañía, buen Odo! Ya he llegado y muchas maravillas he de contar. Más allá de las marcas me han llevado mis pasos y ¿sabes qué he visto?
Mostrando unos dientes capaces de triturar nueces sin abrir, Aldtyr irrumpe en la casa.
-Y nada contaré como empecéis a humear como un fuego mal apagado, os lo advierto.
Alasse len, amigos, veo que ya solo falta el Dunedain, extraño en él siempre preciso tanto en la hora como en la oración. Thodak, hueles peor que nunca, cuándo te toca el baño anual? - Le arroja un trozo de jabón con aroma a jazmín mientras se tapa la nariz con dos dedos - Toma, a mi siempre me sobra.
Que tal por las alturas? - Señala la cabeza de Aldtyr - Nai encenuvanyë ! - Y una fina escarcha cubre rápidamente el pelo del beórnida - Eso es caspa o nieve ?. Sonríe inocentemente.
Mientras viene Tarandil creo que voy a seguir degustando estos exquisitos manjares que el buen Odo ha tenido a bien confeccionar. Coge una uva, la pela delicadamente y la saborea como si fuera lemba, el famoso pan de los elfos.
Y bien Odo, ya veo que tus huesos acusan las acumulaciones de inviernos, aunque tu intelecto sigue tan avispado como siempre, y es un placer escuchar tus historias, pero observo oscuridad en tu rostro, acaso no todo es paz y armonía en la comunidad hobbita?
Se sienta junto al fuego y observa detenidamente el rostro del mediano.
Aldtyr Siempre se le quedaba a laca muy pequeña era tan alto, enseguida lo lleve al salón, era la habitación más alta de la casa.
Bienvenido Bosque viejo, un abrazo... Oh yo he encogido o te veo cada vez más alto, ten cuidado con aquella esquina de tu izquierda, todos los años te pegas con el sobresaliente, este año le he puesto un almohadón, Ven vamos al salón he hecho tarta de manzana, tiene miel, se que te gusta la miel, y prueba este licor de hierbas no es hidromiel, eso vendrá despues junto a la comida.
Laurel Nairel me pregunto, siempre había sido la más empatica de todos,. Nos falta Saucealba, seguro que ha realizado todo un reconocimiento de la zona antes de entrar y eso que mi casa esta algo apartada de Hobbiton, y es un lugar tranquilo. hago una pausa mirando la chimenea me limpio las palmas de la mano sudorosas con el pantalón y cojo las tenazas de las brasas me acerco a la chimenea y remuevo la leña el fuego se aviva, las llamas reflejan mis ojos.
Sabía que Laurel no tardaría en darse cuenta, y no quería comentaros nada sin antes tomar mi primer guiso y despues del segundo postre; es cierto, estoy preocupado por mi sobrino. Pero para contaros como se complico todo, es mejor que estemos todos.
El Dunedain se acercó a la casa de su amigo Odo y, por deformación de tantos años, no pudo evitar al descender de su caballo mirar el suelo con detenimiento. Huellas, rastros, olores. Todo parecía indicar que era el último en llegar, cosa que no acostumbraba a estar asociado a su carácter, por lo demás serio y cumplidor. Cuando se acercó a la puerta pudo escuchar las voces del resto de los convocados al hogar de su amigo. Ató su cabalgadura a un árbol cercano y le acarició para tranquilizarlo. Era un buen animal y tenía un fuerte vínculo con él.
Parte de la culpa de su retraso la tenía el haber efectuado un reconocimiento superficial de la zona antes de acercarse a la casa de su amigo, un tanto apartada del resto de sus congéneres. Estaba convencido de que sabrían discupar sus viejas costumbres. Como manda la educación, dio unos cuantos golpes con los nudillos en la puerta antes de abrirla. En su interior pudo ver a Aldtyr Bosqueviejo, Laurel Nairel y Thodak Aceronegro. Se encontraban rodeando de manera más o menos informal al anfitrión que les había convocado a todos ellos a su casa.
—Mi querido amigo Odo —dijo con educación, pero igualmente con una sonrisa en sus labios—. Me alegra indeciblemente haber sido invitado a tu hogar y hallarme al fin en él. También os saludo a vosotros, mis compañeros de percances, más que de aventuras —su sonrisa se abrió más—. ¿Querría mi viejo amigo hobbit dar un abrazo a este cansado montaraz?
Hahaha. Pero qué alegría vernos otra vez todos juntos, como hecho de menos esos desayunos de madrugada tras una noche durmiendo bajo las estrellas pero mis huesos no son tan jóvenes y me lo recuerdan cada mañana cuando me levanto. Sentaos junto al fuego comienza hacer días fríos este año el invierno llegará antes. Pero no quiero prestar toda la atención por favor contarme sobre este último año¿ Cómo os ha ido?
Thodak saludó efusivamente a los recién llegados, estaba siendo un día francamente agradable. Cuando apareció Odo con su pastel, lo atacó sin mucha ceremonia.
- Lo cierto es que este último año lo he pasado enterrado en una montaña, practicando la herrería - comenzó a explicar, a la vez que seguía masticando y mostrando a los presentes el dulce machacándose entre sus mandíbulas. - Derramar sangre orca siempre es un placer, pero un enano debe trabajar duro también para forjar su carácter. Eso es algo que no entiende la juventud de hoy, incluso entre las tribus enanas. Son todos unos zopencos cabezahuecas que no piensan más que en regalarse el cuerpo y no dar golpe. Eso te suena, ¿verdad Laurel? - devolvió la pulla a la joven maga, riendo con los hombros.
El enano descubrió de su funda una pesada hacha de guerra, de un doble filo brillante que denotaba lo reciente de su forja. - Mirad, este es el fruto del trabajo de un Aceronegro. No está mal, ¿no creéis? Estoy deseando que alguien me tire de las barbas para probarla contra su pecho - anunció, en tono de orgullo, pues ciértamente era una pieza notable para un herrero semi-profesional como él. - ¿Qué noticias nos traes tú, Odo? No me falles, espero que desemboquen en alguna aventura digna de estrenar mi "Medianoche de Trasgos" - así había bautizado su arma.
Que que he estado haciendo todo este tiempo desde que nos separamos, Odo ? He estado muy lejos, al sur, donde los olifantes y los camils, y conocí a un chamán en el desierto que...pero mejor os lo muestro...a todos !
Laurel saca teatralmente de debajo de su capa un grueso libro, lo abre sobre la mesa y sin apartar la vista de él comienza a recitar extrañas palabras en una lengua desconocida : Gigim xul ! - el aire de la habitación parece cargarse de electricidad - Putre-ki !!- todos los ojos se dirigen a Laurel que comienza a agitarse y a sudar abundantemente - sag-giga !!!- su cuerpo comienza a sufrir una transformación, ocupa cada vez más espacio, todos parecen más pequeños - nu-gis^kirid !!!!- ya gritando, ahora su tamaño es casi el doble que el original y le saca más de una cabeza al beórnida !!!
De repente emite un chillido y cae al suelo, su tamaño vuelve a ser normal, pero está pálida y tiene los ojos afiebrados, se la ve débil, hace un esfuerzo y se levanta.
Meren hildyale tengwalilya ! Maldice entre dientes, ésta vez en élfico.
Aún tengo que pulir la pronunciación, se ve que me he equivocado con algún fonema, en élfico no funciona, ya lo he comprobado. - Mira a su alrededor y ve la cara de estupefacción de Odo y de asombro en los demás y sonríe con desgana mientras se deja caer pesadamente sobre una silla - *suspiro* .
Me parecía interesante las historias de laurel y de Thodak, no me dejaba de sorprender la energía y entusiasmo que ponían todos los años no tenía par.
Voy asacar los primeros platos, sentaros donde siempre, pero por favor el resto que siga contando. Um que bien huele, no hay como una buena comida al lado de una buena historia. Mirar que jarras más grandes de hidromiel.
Saque los primeros platos había ricos frutos. Ensaladas y un buen estofado al gusto de todos, mientras esperaba escuchar el resto de las historias de mis compañeros.
Dejo la escena para los que faltan que cuente sus proezas de este año
Los demás vamos al acto 1.1
-Hummm... -Bosqueviejo se mesa la barba- ...hummm... Veamos, volví a Nin-in-Eilph, ya, ya, no me digas nada Odo, lo sé. Luego descendí el Aguas Grises, me uní a un grupo de pescadores de río. ¡Había truchas del tamaño de mi brazo! -extiende el brazo y es realmente gigantesco-. Llegamos hasta Lond Daer... en sus tiempos debió ser una hermosa ciudad, un gran puerto... Mira, esto -saca una hermosa talla de madera que representa un antiguo galeón de cuando las armadas de Arnor navegaban gloriosas-. Es para ti.
-¿Sabes? Nunca había visto el gran mar. Me uní a un barco de cabotaje... hummm ¡Me mareé como si hubiera trasegado un barril entero de hidromiel! ¡JAJAJAJAJA! -se carcajea a mandíbula batiente- Soy muy grande para ir en uno de esos botes. Prefiero que mis pies toquen el suelo. No soy un pato. ¡JAJAJAJAJA! Pero cuando me comprometo -su rostro se vuelve sombrío-. Corren tiempos oscuros, Odo. Había piratas, sanguinarios, vestían de oro y negro. De Umbar, venían.
Sentado en el suelo, ninguna de las sillas aguantaría su peso, Aldtyr parece avergonzado al decir lo siguiente:
-Hubo violencia. No les bastaba el botín, apenas habíamos mercadeado en un par de destinos, ¡querían esclavos! Me enfurecí -se mira las manos, como si viera la sangre correr por ellas.
-Son mala gente -afirma Thodak- ¡El acero reclama acero y sangre!
-Hummmm. Sí. Gente cruel y despiadada. Pasé un tiempo en Eryn Vorn. Allí hubo un gran bosque, podías sentirlo. ¡y fue hermoso! Lo notaba en mis huesos. Allí trabajé en una granja, gente que brega duro para sobrevivir. Buena gente. Había unos chiquillos, siempre rientes pasara lo que pasara. Te hubieran gustado Odo. Pasé el verano con ellos y luego me encaminé aquí.
Perdón, perdón. Exceso de curro y mucho agotamiento. Ahora dedico un rato a ponerme al día.
—Veo que no perdisteis el tiempo ninguno de vosotros, compañeros —afirma Tarandil, mientras contempla algunos elementos de ornamentación de la casa de Odo que no estaban allí la última vez que le visitó—. Temo que mis andanzas no sean tan entretenidas, así pues no os aburriré con ellas.
Y cayó en el clásico mutismo al que tenía acostumbrados a sus compañeros prácticamente desde el día en que decidieron afrontar peligros juntos. No era una cuestión de confianza, sino de carácter.