Lily salió de su escondrijo sin importarle llamar la atención de la usurpadora, ya había hecho suficiente daño en estos ocho años como para esconderse tras un árbol como mera protección. Liliana hizo la entrada de una reina mientras se dirigía, cada vez más deprisa, hasta el demonio que estaba demasiado distraída propinando los latigazos a la inconsciente Frieda.
Lily la tomó del brazo frenando su ataque y cuando la mujer se volvió sorprendida se encontró con su alter ego, mucho más hermosa, más segura, más de todo.
-Me recuerdas.-Musitó afirmándolo.-Va siendo hora de que tú y yo ajustemos cuentas.-Le dijo a la vez que la retiraba de un golpe del cuerpo desfallecido de su hermana.-Se le acusa de haber usurpado una identidad, ¡la mía!-Exclamó a la vez que le daba un puñetazo en la cara, rompiéndole la nariz.-Se le acusa de haber engañado y envenenado al Príncipe de los cuentos,-dijo dándole otro puñetazo en el ojo,-y por consiguiente, de haberle matado.-Le pegó otro puñetazo en el otro ojo. Había tanta ira dentro de ella.-Se le acusa de haber maltratado durante años a la familia usurpada.-Puñetazo en la boca del estómago.-Se le acusa de haber.... ¡DESTROZADO MI VIDA!-Rugió cargando su espada contra ella.
¿Pero quién demonios es esta entrometida? ¿Su vida? Ah sí, había otra Lily antes de que yo llegara a este mundo. Una cría malcriada e ingenua a la que Rothbart raptó para convertirla en su esclava. ¿O era para casarse con ella? Es igual. Nunca entendí qué fue lo que pudo haberle visto.
El puño de Liliana, recubierto de un duro guantalete de plata, descargó toda su fuerza sobre la cara de su alter ego, haciendo que su nariz resonara con un violento ruido de huesos partidos y que la sangre empezara a manar de ella. Profiriendo un grito desgarrador, la falsa Liy se echó las manos a la cara, y entonces su cuerpo comenzó a mutar hasta revelar su verdadero aspecto: las facciones se su rostro se volvieron más angulosas; su mirada, más perversa; y dos cuernos enormes y curvos comenzaron a sobresalir de su cráneo.
El intenso olor a azufre llenó el bosque no impidió que Liliana cargara contra aquel ser sin demora, pero ahora, la falsa Lilly se había vuelto mucho más agil, y viéndolo venir, enrolló el látigo que llevaba en la mano, cuyas puntas se habían convertido en una decena de tentáculos que se movían como con voluntad propia, en la espada de la princesa. Una vez reducido el ataque, aquel ser infernal tiró violentamente del arma atrayendo a Liliana junto a ella y le pasó su fría mano por el rostro:
- Necia -le dijo mientras le acariciaba la cara-. No es a mí sino a ti a quien odian ahora tus hermanos. Deberías haberte quedado con Rothbart, pues en este mundo nunca conocerás el amor y morirás sola y odiada por tus semejantes. Pero si me obedeces aún podrás conocer al menos la lujuria -prosiguió introduciendo su lengua viperina con sabor a podredumbre entre los labios de Liliana-. Y conmigo llegarás a conocer placeres mucho más intensos que los que te enseñó tu padre.
Lily sin más demora, alzó la mano y con ella la espada para cortarle su pérfida lengua. Después le arreó con la empuñadura en la mejilla y le desencajó la mandíbula.
-¡Maldita puta!-Rugió furiosa mientras le asestaba golpes con sus manos y con el filo de su espada.-¡No puedes provocarme!
Su armadura de un blanco impoluto se empezó a teñir de sangre a medida que cortaba a su contrincante. A veces, eran pequeños cortes, en uno se llevó una mano. Del látigo apenas quedaba nada. Lily estaba furiosa, y se volvía a cada segundo más peligrosa.
-Soy Liliana Schiel. Y no busca nada más que tu permanente destrucción.
La lengua sanguinolenta de aquel ser de pesadilla comenzó a moverse en el suelo con violentos espasmos, y como si se tratara de una sabandija viscosa ávida de sangre, se lanzó sobre el tobillo de la princesa Lilana, justo a la altura de la juntura de sus grabas.
La princesa del cisne sintió un feroz mordisco en el tobillo derecho, y mientras que intentaba desembarazarse de aquella abominación, el demonio, que parecía inmune al dolor, extendió la mano en la portaba el mango del látigo, ya libre aquellos horribles tentáculos, y de él surgió un filo de pura oscuridad.
Pero antes de cargar contra ella, aquel ser lascivo aún fue capaz de pronunciar unas palabras llenas de rencor que apenas se entendieron por la falta de su lengua:
- Puez ya que no quierez zometerte al placer, entoncez zufriráz un tormento ezpantozo. ¡Muere!
Y con un portentoso salto arremetió contra la princesa Liliana dispuesto a acabar de una vez por todas con su insignificante vida.
Lily rajó la asquerosa lengua y esta quedó sin "vida". Cayó al suelo, se secó y con un pisotón de la princesa, simplemente se pulverizó. Sólo pasó un instante cuando la súcubo se lanzó hacia ella desde arriba. Alzó la cabeza y por acto reflejo, también su espada. La súcubo descendió y la espada la atravesó.
Lily haciendo acopio de todas sus fuerzas pues sujetaba su espada en el aire con el peso extra de la súcubo,por sus manos y cara comenzó a escurrir su sangre pútrida, oxidando su armadura y quemando su piel. Rápidamente soltó la espada y la demonio cayó al suelo, agonizando.
El demonio inmundo que la había suplantado durante todo aquel tiempo yacía ahora en el suelo entre violentos estertores mientras que de su boca manaban larvas y gusanos. Antes de morir, aún fue capaz de lanzar una última mirada de odio a la princesa Liliana, pero aunque intentara articular algunas palabras, seguramente alguna horrible maldición del inframundo, tan solo fue capaz de emitir un respulsivo jadeo. ¡La guerrera del cisne había vencido!
A su lado, todavía atada a un grueso roble, su hermana Frieda se recuperaba de la inconsciencia, y entre muescas de dolor, levantó la mirada para mirar a aquella guerrera angelical que se erguía triunfadora sobre el cadáver de una abominación cornuda. ¿Quién será esa guerrera? ¿Y... dónde está mi hermana Lily? La pobre Frieda temblaba aterida de frío, de dolor y de pánico sin saber que el fin de sus sufrimientos estaba ya muy cerca.
Lily se quedó mirando como el ser bocanaba para intentar maldecirla, en vano. Presa de la furia, levantó su pie y aplastó su cara sin remordimiento alguno. Ella era quien debía maldecirla y no al revés, pero ¿quien se creía? La mujer alzó la cabeza y se quedó mirando a su maniatada hermana. Y fue a paso acelerado hasta ella.
-Tranquila...-Musitaba mientras trataba de tranquilizarla.-No voy a hacerte daño.-Le aseguró, a la vez, que cogía un puñal de su cinturón y le cortaba las cuerdas. Rápidamente se sacó la armadura y después la camisola para ofrecérsela a Frieda. Quedó en ropa interior y volvió a ponerse la armadura sin demora pues se sentía bastante desnuda.-Te llevaré a casa.-Dijo mientras la tomaba entre sus brazos con la delicadeza de una rosa.
No tardó mucho en encontrar la casa, prácticamente seguía igual y por supuesto, en el mismo sitio. Allí, Aldous se quedó boquiabierto al observar a ambas mujeres avanzar entre la maleza hasta parar frente a la casa.
-La mujer que había usurpado a vuestra hermana ha desaparecido.-Les dijo a ambos.-Ahora sois libres para vivir, yo debo regresar a mi mundo antes de que se desmorone.-Si, sabía que sus palabras no sonaban muy cuerdas pero era la pura verdad y no tenía tiempo de explicaciones.- Debéis cuidar el uno del otro, y si algún día me necesitáis...-Lily se sacó el colgante ámbar que Giacomo le había regalado cuando sólo era una niña-...sólo tenéis que repetir mi nombre tres veces y yo vendré a vosotros.-Dicho esto, dejó a Frieda junto a su hermano y le colocó el colgante al cuello. Se volvió y empezó a caminar hacia el bosque pero en último instante se volvió.-Me olvidaba-comenzó a hablar con una tonta sonrisa-me llamo Liliana Schiel.-Y entró en el bosque.