Partida Rol por web

Marcos estaba siendo superado por la situación, y apenas podía pensar. Se dejaba llevar por las circunstancias, e intentaba sacar coraje de donde no lo había.

-Fuera perrito. Si no te vas te haré lo que le hizo anoche un jugador al balón, y te advierto que marcó gol.- le dice mientras pensaba en hacerle una chilena. No hacía demasiado que su padre le había enseñado a hacerlas, pero. Además siempre supo que podía hacer que su pie fuera afilado, como un cuchillo, capáz de cortar los hilos que unía a esta criatura. Tan sólo tenía que desearlo.

La huida era desesperada, sin tiempo para pararse a pensar, únicamente correr y correr intentando despistar a aquella bestia...pero seguía tras de ti, con sus siniestros ojos clavados en tus deliciosas piernas.

Entonces , de repente y como por inspiración divina, frenas en seco mientras el perro se lanza sobre ti, coges impulso y saltas, realizando una de tus mejores chilenas y afilando tu pie como un puntiagudo cuchillo, que se clava en el monstruo en el momento en que está a punto de devorarte con sus sucios colmillos.

El impacto es brutal y los hilos que unían al perro se cortan como si fuesen aire, despedazándolo al instante y dejando sus restos esparcidos por el lugar.

Los gritos de Ana ya no se escuchan, seguramente se encuentre ya a varias calles de distancia...no ha habido beso y encima te has quedado sin tu sudadera...pero al menos has salvado la vida...

Marcos sale corriendo mientras llora. -Así aprenderás, ¡perro!- Gira un par de veces la cabeza por si ve a Ana, pero al no verla, sigue corriendo hasta casa, sin parar, deseando saltar la verja y meterse en la cama.

Tras recorrer las oscuras, frías y solitarias calles del barrio, llegas a tu urbanización muerto de miedo.

No te es difícil entrar, ya que con el impulso que llevas apenas tienes que esforzarte para sobrepasar el seto que hay sobre el muro.

Abajo la luz está encendida, pero prefieres no meter las narices, como te pillen aquí afuera eres hombre muerto. Por ello te encaramas a la tubería y tras varios intentos de trepar llegas a tu ventana, aún está abierta, dentro todo está tal y como lo dejaste, el suplente no está movido y todo indica que nadie ha pisado tierra de Marcos durante tu ausencia.

Adecentas la cama y te introduces en ella helado debido a que no llevas tu sudadera, todo ha sido muy extraño y confuso, pero estás tan cansado...pronto comienzas a entrar en calor y tus ojos se van cerrando hasta caer dormido.

Despiertas con movimientos lentos, estás en la cama de mami, lo sabes nada más notar el tacto de sus suaves mantas y su blandito colchón...sin duda ellos tienen la mejor cama de toda la casa.

La espalda apenas te duele ya tras el golpe de ayer, pero el cuello sigue estando irritado.

Al escuchar tus tosidos, mamá aparece corriendo en el cuarto...se ha tomado el día libre para cuidar de ti.

Según te cuenta, ayer debiste levantarte por la noche, pero sin estar despierta, dice que a algunas personas les pasa, se llama estar sonámbulo, al parecer bajaste hasta el trastero de debajo de la escalera intentando coger algún juguete de las baldas, pero se te calleron encima y te clavaste algo en la espalda, además se te calló encima un detergente muy malo, que es lo que te irritó el cuellito. En cuanto te vieron entrar en su cuarto y desmayarte, te llevaron corriendo a urgencias, y allí te estuvieron curando buena parte de la noche, pero no te acuerdas.

Realmente sabes que no fue como mamá dice, sino que fue ese asqueroso monstruo...pero por mucho que se lo intentas explicar no da crédito a tus palabras y te toca la frente para ver si tienes fiebre.

Después te lleva a la sala y te recuesta sobre el sofá con una mantita, te lleva el desayuno y te dice que hoy tienes que hacer la mochila para el campamento, pero que primero desayunes.

Al poco rato, mientras desayunas viendo dibujos, aparece Marcos en la sala y se queda asombrado al ver tu cuello.

Despiertas en tu cuarto, el sol brilla a través de la ventana, no hay que ir a clase...es el día perfecto.

Ya casi te has olvidado de lo de ayer, aunque ahora te llegan las imágenes de lo vivido , pero intentas dejarlas al margen de este bonito día.

Tras lavarte la cara bajas animado por las escaleras hacia el salón en busca de tu desayuno.

Al llegar abajo te quedas asombrado:

La mocosa está acurrucada en el sofá viendo la tele , al calor de una manta, su cuello está más rojo de lo normal y tiene como bultitos asquerosos. Mamá está llevándole el desayuno...¿mamá no tendría que estar trabajando? buena pregunta...

Te cuenta que el motivo de que hoy no vaya a trabajar es que Bea se golpeó anoche y tuvieron que llevarla a urgencias, y hoy se ha quedado ella para cuidarla. Te indica que tu desayuno está en la cocina y escuchas cómo os dice a ti y a tu hermana que hoy tenéis que hacer la mochila para iros mañana de campamento.

Marcos, al levantarse observa como la mochila para el campamento está preparada. Curiosea un rato entre las cosas, y tras comprobar que hay algunas cosas que faltan, se decide a arreglar el problema.

Lo primero que hace es sacar del fondo de un cajón un tirachinas, fabricado con un globo, y el cuello de una botella de plástico, que esconde en la mochila tras una pequeña bolsa de piedritas que usa a modo de munición.

Tras esto, esconde en el mismo lugar una pequeña pelotita de goma de no más de dos centímetros de diámetro y coge su balón de reglamento, que lo coloca al lado de la mochila, para evitar dejárselo olvidado.

Una vez está todo preparado, baja, coge el desayuno, y cuando vuelve, confirma lo que le había parecido ver: El cuello de la pequeña. ¿Qué habrá hecho?

Sigue hasta ella y se sienta cerca, dándole mordisquitos al bocadillo, mientras la mira fijamente. Cuando Bea se da cuenta de que él la mira, no tiene más remedio que lanzar la pregunta. -¿Qué te ha pasado? ¿Te ha golpeado algún amigo invisible? ¿Puedo cambiar de cadena?-

La niña estaba tranquilamente tumbada en el sofá cuando llegó su "mano" haciéndole varias preguntas.

- Hola manito, pues estoy un poco malita, he ido al hopital porque el mostruo del armario otra vez me hizo pupa, como cuando tu me dejaste dentro... a la pequeña se le entristeció el semblante - se lo he decio a mami pero no me hace caso - dijo con carita de enfado - y puedes pone la tele lo que quieras, voy a hacer la maleta. - Aun un poco dolorida pero mejor subió a su cuarto para hacer su maleta.

Dentro su madre guardó su ropa y ropa interior, el neceser y bikini por si hacía buen tiempo, algo de abrigo, por si hacía frío y los zapatos.

Su peluche preferido iría con ella y... me dejo algo... MI MOCHILITA cogió su mochila pegajosa y la colocó junto a su maleta ¿tengo todo? pensaba mientras miraba por encima su cuarto.

BIP BIP BIP, BIP BIP BIP.

El despertador os hace abrir los ojos, primero lentamente, hasta que veis vuestra ropa sobre el respaldo de vuestras respectivas sillas y recordáis que ¡hoy es el día en que os váis de campamento!.

Cuando lográis vestiros a todo correr y bajar a desayunar abajo, mamá os está esperando en la cocina con los desayunos, en la entrada están vuestras mochilas apoyadas, listas para la marcha, y sobre un estante de la cocina están el balón de reglamento y la videoconsola portátil de Marcos.

La inspección de mochilas realizada por papá y mamá se ha saldado con la incautación de ambos objetos, que no serán llevados al campamento.

Balón de reglamento..."¿a donde vas con ese trasto, anda, como que no habrá balones allí?"

Videoconsola portátil..." ¿para qué vais a llevar dos iguales?, seguro que se os pierden, lleváis la de tu hermana y cada uno sus juegos y os turnais."

El resto de objetos, o no han sido detectados por mamá, o simplemente ha decidido hacer la vista gorda.

Tras un desayuno rápido a base de galletas con mantequilla y colacaos, salís con mamá y las enormes mochilas, la de Bea la lleva mami, porque es muy grande para ella, aunque llegado el momento tendrá que llevarla sola.

En la calle espera el taxi que os va a llevar a vuestro destino, cargáis las mochilas en el maletero y os sentáis dentro.

Comienza el viaje...

-Joo, no se por que no puedo llevarme el balón. Allí tendré que andar pidiéndolo prestado y no podre hacer con el lo que quiera.... pero bueno...- se quejaba Marcos mientras se terminaba el desayuno.
Casi no paró de quejarse hasta casi metido en el taxi. -Hasta luego mami- decía mientras los observaba, en el fondo, un poco apenado.

-Pequeñaja... ¿Sabes si está muy lejos el "camento"?- le dijo con una suave burla, pero sin demasiada mala intención.

A pesar de las quejas, el taxi sigue atravesando las calles de la ciudad y mamá no os presta mucha atención desde el asiento de alante.

Al cabo de un rato, el coche empieza a frenar cuando mamá se dirige al señor que lo conduce.

-¡Pare,pare, es ahí alante!

A través del cristal delantero comenzáis a ver un autobús enorme y mucha gente a su alrededor...

Sonó el despertador y bajó todo lo más corriendo que sus piernecitas le daban de sí, desayunó corriendo porque tenían que ir al "camento" mamá dejó todas sus cositas en la maleta, pero a Marcos le quitaron un par de cosas, la niña rió para sus adentros.

Mami cogió su maleta y le cogió de la mano para acercarlos al taxi, este los llevó muy rápidos a la parada de autobús, donde un montón de gente esperaban como ellos a entrar e ir al campamento.

- No se, Marcos... - dice encogiéndose de hombros la pequeña.