Atiendes tu pequeño negocio de sol a sol, y tus remedios naturales agradan a la gente que alivias sus dolores. Sin embargo, en más de una vez los dignatarios de la Iglesia te han tachado de cometer brujería, pero aún no han podido demostrarlo o aún no han ido en serio a por ti. De todas formas, esa acusación ha espantado a muchos de tus clientes y casi no puedes pagar los diezmos.
Sin embargo, una noche, casi a punto de cerrar, aparece un hombre ataviado con ropas pardas. Pregunta si posees cierta cantidad de Belladona. Sabes que en cantidades pequeñas alivia el pesar del cuerpo y de los corazones de la gente, pero en gran cantidad puede matar. Y la que pide este señor, es de la segunda.
Pero su oferta es difícil de rechazar, 500 monedas de Oro por la Belladona y tu silencio. Te encuentras en un dilema moral, porque sabes que eso matará a alguien.
Tu turno.
- Caballero, la cantidad de Belladona que me solicita es...como decirlo, poco frecuente en su utilización. Debido a que normalmente se usa en dosis mucho más bajas, las tengo racionadas en dosis muy bajas. Podría venderle dicha preparación, pero necesitaría algo de tiempo para prepararsela.... Jummm....¿mañana a medio dia le vendría bien?
Lo digo con una buena sonrisa todo el tiempo. No es momento de pensar, si gano tiempo ya podré pensar de una manera más coherente.
El hombre saca su espada y en un rápido movimiento te golpea con su parte roma hasta que pierdes el conocimiento. Cuando despiertas, ves que te ha robado lo que buscaba.
Ganas 1 punto en Conciencia y otro en Humanidad.
Tu turno
Me despierto con un fuerte dolor de cabeza. Y empiezo a rumiar todo lo que ha pasado.
No tardo mucho en maldecir la debilidad que la vida de infiltrada y dama "Inglesa" me están creando. Incluso como una niña cuando se vió obligada a vivir en los bosques hubiese hecho a ese tío la espada se volviese contra él.
Vengativa como ella sola, aprieta los dientes y se dispone a salir cerrando la puerta. No sólo quería que ese malnacido pagara, sino que además quería flustrar sus planes...de paso salvar a una vida...pero eso era muy terciaro (se repetía)
Fue a buscar a su marido (para en privado contarle lo que había pasado) y luegoir juntos a hablar con el hombre de la guardia que conocían para explicarle lo que pasaba. Si alguien usaba veneno en la ciudad, sería ella la primera a la que señalarían, necesitaba protejerse.
Vas a buscar a tu marido y le cuentas lo sucedido, él se queda terriblemente asombrado por los hechos acaecidos. Te apresura a tomar medidas drásticas...Ambos vais a denunciar a las autoridades el robo, pero estas ignoran tu ruego. Lo único que sacas en claro es un buen golpe en la cabeza...
FIN DEL PRÓLOGO