-¡Joder! ¿¡Que coño pasa? Aqui se oyen unos crujidos bastante siniestros y las cosas se estan poniendo "tensas". ¿Corto o que? -dijo Syrus con un tono de voz desacostumbradamente preocupado.
No se que le pasa a los acentos, pero cada vez que trato de poner uno me salen dos y no hay forma de colocarlos como deberia... ¬ ¬
El espectáculo de la sala de motores era dantesco; de algunos (pocos) paneles de control no salían chispas, pero eso era porque estaban directamente en llamas.
Viendo lo desesperqdo de la situación, Seldon trató de hacer algún apaño en aquel infierno ardiente; se acercó a los paneles que parecían estar menos fundidos y trató de recuperar algunas funciones básicas de la nave. Al cabo de unos segundos lanzó un grito hacia la cabina, tratando de no ahogarse entre toda aquella chatarra humeante.
¡Jefe, he hecho lo que he podido! ¡Aprovéchalo!
Ahora ya no podía hacer otra cosa que rezar y esperar que todo saliera bien o, al menos, no del todo mal.
La frente de Sicks estaba empapada en sudor y sujetaba los controles con tanta fuerza que parecían a punto de doblarse. La tensión entre la tripulación era palpable.
-Nos pesa demasiado la panza -masculló-, tendremos que soltar...
Se detuvo en seco. ¿Soltar la nave? ¿Acaso no se esforzaría al máximo si la suya dependiese de ello? Ni siquiera estaban seguros de que todos hubieran muerto en el otro carguero, y el podía salvarlo. Salvar algo por una vez, en lugar de destruirlo. Podía hacerlo.
Las palabras de Seldon acabaron de convencerle. Con el tono firme y sereno que usaba para dar órdenes incontestables habló a sus compañeros:
-No lo cortes, Syrus. Todos a las cápsulas de escape, no quiero protestas. Si no lo conseguimos os lanzaré; yo correré la misma suerte que la Viento solar.
Tras asegurarse de que todos cumplieran la orden fijó la vista en los instrumentos y se convirtió en uno con la nave. Adelante, pequeña.
Ando un poco despistado respecto a los puntos de Fuerza, pero sería un buen momento para usar uno...
Va la tirada en privado para darle más intriga; no recuerdo cómo iba, pero uso el punto de Fuerza si lo tengo.
Tirada: 1d20(+18)
Motivo: Pilotar desesperado
Dificultad: 30+
Resultado: 12(+18)=30 (Exito)
-Jodido-capitán-imperial-de-mierda-siempre-más-tieso-que-un-cañón-láser-siempre-dispuesto-a-hundirse-con-la-nave... -murmuró entre dientes Larysun- ¡Y una mierda te voy a dejar solo! ¡Más te vale enderezar esta cosa o cuando acabemos sabrás cómo se las gasta un pandillero gryndock!
El pandillero se quedaba y, a toda prisa, hizo todo lo posible para reforzar estructura y cable. Todo, no había excusas, hasta el más miserable pedazo de cinta auto-sellable o trozo de goma de mascar serviría.
Los sensores de proximidad de la nave pitaron uno detrás de otro hasta ensordecer a sus ocupantes. La tierra llenaba la visión del frontal de la nave, cada vez más cerca...
hasta que...
...un impulso repentino redirigió el rumbo y la Viento Solar remontó. La nave que llevaban aún enganchada finalmente se solto sola y empezó a planear a ras de suelo, quedándose a trás. La Viento Solar fue poco a poco recuperando el control, o más bien Sicks, que por fin sentía que la nave le obedecía.
La otra nadve tocó tierra, un poco bruscamente, los repulsores no respondieron y el vientre se arrastró por el prado hasta detenerse, echando chispas de los módulos medio desmontados por el impacto.
-¡¡Sí, joder, sí, ueeeeeh, si no fuera porque me tirarías por una exclusa al vacío, le daría un beso, capi!! -exclamó el ex-pandillero.
Acababan de sobrevivir a un desastre ineludible. Pocas cosas desataban tan eficazmente la euforia en la gente y Larysun no era una excepción. No tenía claro cómo había sucedido, su capacidad de recopilar información era muy limitada. Sólo sabía que el cable se había partido, que se habían enderezado y que seguían vivos...
Un momento, ¿y la otra nave?
-Capi, joder, ¿y la otra nave? No sabemos cuánta gente podía haber dentro... -la preocupación inundaba su pregunta.
Afortunadamente para Seldon, al estar metido hasta las cejas en los controladores de impulso de la sala de máquinas no había podido contemplar cuán cerca habían estado de la atomización total. Cuando notó que las sacudidas se detenían y la nave recuperaba la estabilidad, el joven granuja subió a la cabina de pilotaje de la Viento Solar para ver qué había sucedido.
La otra nave parece haber sobrevivido a su aterrizaje forzoso; quizás aún quede alguien vivo ahí dentro.