Partida Rol por web

Rogen aceptó la espada de Lia, o media espada en realidad aunque él sabía manejarla bien ya que había precticado con diferentes tipos de armas, ya que sabía que se estaba desprendiendo de la que mejor le venía a ella para que él pudiera pelear mejor.

-Gracias. Le sacaré buen provecho, te lo aseguró.-

Mientras se hacia con el peso de la nueva hoja escuchó a Lav. Podía entender el miedo del clérigo. No miedo a enfrentarse a algo desconocido, si no a perder a alguno de sus amigos. Lo entendía, a él le pasaba lo mismo. De hecho ya lo había vivido. Pero no era algo a lo que te acostumbras.

Se acercó al clérigo y le puso una mano en el hombro.

-Tranquilo Lav. No pasa nada. Todo va a salir bien. Estamos juntos en esto, y saldremos juntos de esta. Ya lo verás. ¿O acaso no tienes fe en tú diosa?. ¿De verdad crees que nos ha reunido para separarnos ahora? Yo no. Seguro que tiene un plan para nosotros, y dudo que sea el morir en una apestosa cloaca como esta.-

El golpetazo que Lav dio al bandido pilló a Lia por sorpresa. Sin comentar nada se volvió hacia el grupo. Le reconfortó ver que sus amigos también estaban preocupados, que no eran inconscientes con lo que estaba pasando. No quería riesgos innecesarios; Caracola prevenido vale por dos. 

No pudo disimular una sonrisa al ver a Rogen comprobando el estoque.

 - No es tan poderoso ni pesado como la espada, no me lo dobles eh -se permitió una pequeña broma tras el momento de tensión.

 - Pues vamos, acabemos con esto lo antes posible -sacó una daga con la zurda y la ocultó bajo la capa- aún podemos llegar al desayuno de Madame Pott -añadió a las palabras del guerrero.

Un poco de optimismo no iba a hacer daño a nadie.

Con Krentz inconsciente, la pregunta sobre la deuda de vida quedó en el aire. Ajeno a lo ocurrido con el rufián, Ax se quedó mirando a Lav fijamente con gesto duro.

—Prefiero morir a tu lado que enterarme dentro de dos semanas que han encontrado tu cadáver en un callejón—le respondió—. No quiero que...

La mujerona se quedó en silencio unos segundos.

—Rogen, has mencionado antes a... ¿Tobe?

Si queréis ir hacia adelante, confirmadme si mantenéis el orden de movimiento.

Rogen ya se iba a poner delante cuando escuchó a Ax. En un momento se sorprendió, no sabía que había dicho nada en voz alta. Pero estaba claro que sí.

-Emm. Bueno. Puede ser. No sé si lo he dicho en alto o no, creía que era un sueño. Pero no es nada. Simplemente ha sido un sueño que he tenido hace un momento. Supongo que mientras estaba inconsciente por el golpe del moco ese.-

El guerero se encogió de hombros.

-Seguro que no es nada.-

Lav estaba tenso como el hilo de una cometa al viento. Preocupado solo de los ruidos fuera de sus compañeros y esperando que se avanzara. 

Intentaba olvidar los peligros que les aguardaban, y que su capacidad para extraer poder de Altair estaba al limite desde hacía un rato. 

Obvio toda la conversación, ya tendrían tiempo de preocuparse por otras cosas cuando estuvieran realmente a salvo. 

Rabi sabía que en estos casos en donde Lav estaba "pasado de rosca" (como había aprendido de niño), por lo que guardó silencio y se preparó a seguir a los demás. Estaban avanzando hacia una posible y cruenta muerte, pero él estaba tranquilo: estaban haciendo lo que tenían que hacer, no podían mirar hacia otro lado.

Agarró con fuerza la daga en su mano, mientras sentía a Bigotes que se arrebujaba en un bolsillo, como si supiera que estaban adentrándose hacia el peligro.

Lia echó una mirada breve a Rogen, luego otra a Ax y asintió, para darla a entender que ella también se había fijado. Que el guerrero poco expresivo esquivara y no le diera importancia a algo, le otorgaba aún más importancia.

 - Señor Escudo, aquí Damisela en apuros -dijo Lia saliendo por la puerta y enfilando el pasillo con la daga escondida bajo la capa; atenta y con cautela.

Más enteros de lo que se pensaban y sabiendo que había asuntos que podían dejar a un segundo plano hasta que encontrasen a Floon, los aventureros se internaron en el corredor y avanzaron. No tardaron en encontrar unas escaleras que subían a lo que parecía una nueva estancia. Cuando Luna puso el primer pie en un escalón escucharon el sonido de unos latigazos venir de más adelante.

—¡Vamos! ¡Responde!—oyeron una voz ronca y autoritaria—¿Qué asuntos te traes con Neverember? ¿Qué sabes de la Piedra de Golorr?

Una voz gimotosa respondió.

—N-no.. No se nada. ¡De verdad no sé nada!—el chasquido de un látigo vino precedido de un grito de dolor—¡AAAAAAAH!

—Puedo seguir toda la noche y disfrutar mientras lo hago. ¿Estás seguro que quieres seguir por ese camino?

—No, no… ¡No de verdad!—la voz se tiñó de desesperación—.¡De verdad no sé nada!

Dos nuevos latigazos.

—¡Esta noche han rescatado a Neverember!—rugió la voz del torturador—¡Sé que tienes algo que ver con todo esto! ¡Habla o morirás!

Si lo preferís, os puedo meter directamente en la sala.

Lia se detuvo y susurró a sus amigos.

 - Parece que sigue vivo, no llegamos tan tarde. Si preguntan, al noble lo liberó la Guardia. -dirigió ahora la mirada hacia el guerrero- Rogen, ¿patada en la puerta y flechazo a lo que vea? ⁽¹⁾ -preguntó llevando la mano al arco.

Cada nuevo latigazo iba acompañado de un nuevo grito, y cada vez que lo escuchaba podía sentir por dentro como se le revolvía el estomago. 

Cada intento de sonsacar información al reo, que presumiblemente iba a ser Floon, le hacía hervir la sangre. Porque los matones siempre eran idiotas. Porque se empeñaban en golpearse de frente contra una pared convencidos de que la respuesta estaba tras el siguiente cabezazo.

Si no fueran tan terriblemente incompetentes, tendrían allí al adinerado noble, y no a un triste hombre que realmente no tenia ni idea de porque lo estaban flagelando. 

No sabía qué había tras la puerta. Y como predijo, ahora no quería mirar a otro lado. Así que elevo una muda suplica a lo más profundo de sus ser, para entrar en comunión con Altair y que este no se olvidara de escuchar sus suplicas. 

Rogen se estremeció al escuchar los latigazos y gritos. Sabía que dentro podía esperarles la muerte, pero lo cierto era que no podía dejarlo estar. Puede que sólo tuvieran una oportunidad entre un millón de lograrlo, pero tenían que intentarlo.

Asintió a las palabras de Lia. Se embrazó bien el escudo para que protegiera la parte dañada de su armadura y agarró con fuerza el estoque.

-Vamos allá.-

Y se dispuso a abrir la puerta.

Rabi se estremeció ante el sonido que atravesaba la puerta.

-¿Podrás abrir despacio?- dijo el gnomo en un susurro, dirigiéndose a Lia.

Lia había agarrado su arco y cargado una flecha. No había respuesta más elocuente a la pregunta del pequeño mago. Estaba claro que la entrada sería violenta y épica, como merecía la ocasión. Una entrada digna de unos aventureros, ¡de unos héroes! Ahora, ¡sólo necesitaban alzarse con la victoria!

El grupo continúa aquí.