—Sí queréis abrir un negocio vais a tener que lidiar con los gremios y la burocracia de la ciudad—aconsejó Alterión—. Además de que tendréis que inscribiros en la Compañía de Taberneros. Pero antes de todo habrá que aclarar si todos estáis de acuerdo con aceptar la mansión como pago.
Añadió eso último en referencia a Rogen y a Lav que todavía no se habían pronunciado.
—No os atreveréis a decir que no, ¿verdad?—dijo Ax golpeando un puño con la palma de la mano con una expresión medio-enserio-medio-en-broma.
Lav había dejado de caminar de acá para allá hacía uno minuto y ahora su mirada iba de unos a otro mientras hablaban. Quería seguir enfadado con alguien por la misión, y quería que ese alguien fuera el señor Masters.
Pero parecía que ya se había metido en el bolsillo a los demás. Así que miro a Alterión. Mala idea. Y luego recordó al Noitmeer de pacotilla ese. Si, el tenía la culpa de todo aquello. Malditos richachones y pomposos.
- Vale. Denos esas propiedad en prenda. Pero le anticipo que no volveré a fiarme de su palabra señor Masters.-
Los hombros se hundieron en señal de derrota y miro al guerrero preguntandose porque estaba en silencio, e imagino que en cuanto se quedaran solos el muchacho, que digo muchacho, el hombre, les daría su sincera opinión al respecto.
Lo que si tenia claro es que los Caracolas habían vuelto, y no solo para echar unas cervezas y contar historias del pasado. Tener una propiedad juntos era como casarse, en lo bueno y sobre todo en lo malo.
Taberneros...... cerveza... ¿gratis?... La cara de Lav seguía igual. Pero sus ojos tenían un brillo especial.
Rogen todavía estaba algo abrumado con la situación. Por un lado estaba convencido de que les estaban estafando, pero por otro no quería decirlo tan abiertamente, a pesar de que Lav ya lo había hecho. Pero el escritor era amigo del maestro de Rabi, y no quería ofenderle estando en su casa.
No obstante la pregunta de Ax no ofrecía lugar a no hablar.
-Pues si te soy sincero, sí. Yo diría que no. Todos conocemos la finca, dudo que en estos años que no hayamos estado en la ciudad se haya arreglado ella sola. Seguramente al contrario.
La casa tal vez valga más que lo que nos iba a pagar, pero las reformas no van a ser gratis. Vamos a acabar poniendo dinero para hacerlo. Dinero que al menos yo no tengo.
Por no hablar de si se monta un negocio. Tal y como dice el estimado Alterion tendríamos que lidiar con gremios y burocracia de la ciudad. Cosa que diría que no sabemos hacer. Más luego el mantenimiento y el tener que estar allí vigilando que eso funcione. Mi idea de futuro no es meterme a tabernero. Casi prefiero una simple casa en la que vivir.
No sé. Más que un regalo me parece que nos pasa un problema que él no quiere tener para que nos lo comamos nosotros. Si fuera tan bueno no tendría problemas en verderla y sacar beneficio incluso después de pagarnos. Pero si no puede o va a tardar será por algo.-
No obstante todos había decidido ya que aceptarían. Y no quería llevarse mal con los caracolas. Eso le preocupaba mucho más que el no cobrar.
-Lo que sí tengo claro es lo que dice Lav señor Masters. Si alguna vez tiene algún problema no cuente conmigo para solucionarselo.-
Al guerrero no le importaba la cara de compulgido o avergonzado que tenía el escritor. Para él se las había jugado, y punto.
Las palabras de desconfianza hacia Kernie parecieron hacer mella en el orgullo del escritor. Su rojo de vergüenza empezó a convertirse en un rojo de indignación (pero sólo un poquito).
—Bueno si creeéis que os estoy engañando y estoy escurriendo el bulto estáis muy equivocados—dijo mientras se ajustaba con algo de teatralidad el foulard—. Si queréis el dinero y estáis dispuestos a esperar, puedo buscar otro comprador para la finca. Os estoy enormemente agradecido por haber salvado a Floon y siempre estaré a vuestra disposición pero...
—Kernie...—dijo Alterión intentando calmar a su excéntrico amigo.
—No. Ellos tienen razón, Alterión. Les prometí dinero y les daré dinero—afirmó el escritor—. Y con intereses por la demora. Ciento veinte dragones para cada uno. Con lo que me contaste, pensé que la idea de tener un local que les sirviera de base para su grupo de aventureros les resultaría interesante. Pero en vista de las opiniones vertidas al respecto, no hay más que hablar.
Rabi, que visiblemente era el más entusiasmado por lejos de toda la Banda de la Caracola, de pronto su rostro se oscureció de tristeza. ¿Qué les sucedía a sus amigos? ¿O creía conocerlos y no era así?
-Lav, Rogen, me parece que están siendo muy injustos con el señor Masters- comenzó a decir con su velocidad acostumbrada en momentos de tensión -Dijo que nos pagaría cierta cantidad de dinero, su editor se retrasó, y sin dilación decide rectificar su deuda con algo que sobrepasa no sólo el valor de lo que nos habría dado, si no que además es el sueño de mi vida- se dio cuenta que había dicho algo que no era necesario, por lo que continuó -Me refiero a que podríamos tener un lugar donde descansar, donde no tener miedo a que nos acuchillen en la noche, ¡podríamos estar juntos! Incluso ponernos al día- se le habían llenado los ojos de lágrimas, por impotencia y por una tristeza que era vieja, que era de un niño -Dudo que Kernie nos esté queriendo estafar, no lo haría alguien que es amigo de mi Maestro, y que duden de alguien así dudan de Alterión y de mí también, porque yo los busqué- tomó aire -¿Sabía de esto? Por supuesto que no, ¡pero me alegra aún más que se haya dado de esta manera!- miró a cada uno -Hicimos más de lo que pensamos que tendríamos que hacer- miró a Rogen -Casi mueres- miró a Lav -Lograste infiltrarnos con astucia- miró a Lia y a Ax -Lucharon con bravía...- miró a todos -...¡y estamos recibiendo más! No valía nuestro esfuerzo esos cien dragones, pero ahora sí, y Kernie lo está valorando- miró a Floon -No sé usted, porque ahora le deberá una finca a su amigo, es cierto, abandonada, pero una finca al fin-
Miró a Kernie, pero que simbolizaba un paso al frente hacia él, ya que estaban alrededor de la mesa.
-Señor Masters, además de que me encantaría que vea mis esbozos de un mapa de Aguasfrías, puede contar conmigo para lo que necesite, ya que ha demostrado ser un hombre de palabra, así como también agradezco contar con su auxilio llegado el caso-
Miró a Lav y Rogen.
-Ax, Lia y yo queremos la recompensa que nos ofrecen. Si no la quieren, y están en su derecho- miró fugazmente a sus amigas -Podemos pagarles nosotros, o yo, tendríamos que armar los acuerdos, y que entonces ustedes no se hagan cargo de la finca si no lo desean- miró a Kernie -Pero no puede ahora retractarse- intimó el pequeño gnomo, pero que parecía haberse agrandado mientras hablaba, volvió a mirar a los suyos -No voy a desperdiciar y desvalorizar la oportunidad que ha generado mi Maestro y que el señor Masters se ha propuesto rubricar-
No, para Rabi no había negociación posible. Ahora que había podido ver la posición de sus amigos, pero especialmente la de Kernie, que era sincera a ojos del gnomo, ni quería ver la finca. Aceptaba. Sería un objetivo para él.
Perdón por el tochopost, pero me entusiasmé escribiendo desde Rabi :D
La maestría con la que Kernie había escurrido el bulto de encargarse administrativamente de un posible negocio, contrastaba enormemente con la torpeza con la que Floon intentaba escaquearse de ayudar en la reforma. Lia fulminó con la mirada a este último, dándole a entender que no se iba a librar tan fácil.
No respondió ni añadió ninguna palabra a lo que sus compañeros presentaban. Consideraba que todos tenían razón en sus argumentos. Asintió a las palabras de Rabi y esperó que sus compañeros diesen el veredicto. Nada que la elfa pudiese decir mejoraría el discurso del gnomo.
Rogen se cruzó de brazos. No pensaba pedir perdón por sus palabras. Era lo que sentía, y el hecho de que el escritor se sintiese ofendido no hacia si no confirmar sus sospechas sobre que era una patata caliente. No obstante Rabi era... Rabi. Y no podía negar su emotividad y pasión.
-A ver Rabi, tranquilo. Nos acabamos de reencontrar. No tengo intención de marcharme ya de la ciudad. Llevo tan solo dos días aquí.
Me quedaré con vosotros y os ayudaré en la que pueda con los gastos. Aunque mis recursos en ese sentido son bastante limitados. Sobretodo porque tengo que reponer mi espada y mi armadura.-
Suspiró resignado. Su idea al volver a Aguasfrías era buscar algunos trabajos en la ciudad y conseguir dinero para volver a salir a ver mundo. Pero parecía que el destino tenía otro propósito para él. Al menos en lo de salir a ver más mundo. El de conseguir dinero acababa de aumentarse.
Aún así tenía claro que después de aquello no tenía ningunas ganas de volver a ver a Master y a Floon. Aunque seguramente desaparecieran en cuanto les endosaran la posada en ruinas. Parecían de ese tipo.
Lav se mordió la lengua cuando el descarado librero de tres al cuarto se ofendió. Dio espacio al “padre” Rabi para que terciara, pero estaba claro que el capellán estaba claramente indignado por la actitud que aquel personaje.
Varías veces estuvo tentando de salir de la sala dando un portazo, y olvidarse el dinero de aquel hombre, de la finca de sus juegos infantiles e ir directo a la primera taberna que encontrara. Pero la realidad es que estaba sin blanca.
Y la verdad, el chantaje emocional de Rabi no ayudo a hacerlo estar menos molesto. Estaba claro que el pequeño mago estaba acostumbrado a doblegarse ante los intereses de otros mas poderosos, pero aquella pantomima duraba demasiado.
Así que guardo silencio, mudo y hostil tomo una resolución al respecto de aquella situación, de los caracolas y de sus propios planes. Pero nuevamente se guardo de decirlo en voz alta. Lo único que esperaba ahora era que aquella pantomima se resolviera lo antes posible.
Las palabras de Rabi parecieron aplacar hasta al dolido escritor que volvió a recuperar su tono jovial. El ambiente se relajó un poco (excepto por Rogen y sobre todo por Lav). Kernie sufrió como el gnomo casi que le avasallaba para enseñarle sus anotaciones y mapas sobre Aguasfrías. Al final, consiguió respirar un poco cuando le prometió al pequeño mago echar un vistazo a su material cuando preparase una revisión sobre su guía de la ciudad.
Antes de marcharse, Kernie dejó una llave encima de la mesa.
—Visitad la mansión las veces que queráis. Cuando todo esté en orden, concertaré una reunión con la magistrada Kylynne Stellerhel para el traspaso de la propiedad. Yo correré con las tasas. ¡Ah y una cosa más!—el escritor sacó de su zurrón un libro—. Ya que os váis a instalar en Aguasfrías, esto os será de gran ayuda. Una vez más y nunca suficiente, muchas gracias por vuestra ayuda.
Tras hacer una reverencia, Kernie se despidió y salió de la casa de Alterión junto a Floon. Como era de esperar, se trataba de la Guía de Kernie para Aguasfrías. En la primera página el autor había dejado una dedicatoria.
Para la Banda de las Caracolas,
con el deseo de que encuentren un tesoro en Aguasfrías y descubran los misterios de la Capital de Mercatia.
Vuestro amigo,
Kernie
Continuará...