Partida Rol por web

Hablando los ratos libres, Kay Loon parece más animado a hablar de lo que parece.

Está muy interesado en la forma de vida de los elfos, no me extraña, su forma de comportarse es muy diferente a la nuestra, no entiendo cómo puede repartir todo lo que tiene entre los menos favorecidos, no es muy razonable. En la vida de aventurero, se necesitan sumas de dinero importantes para seguir vivo, servicios en los templos, posadas, información, banquetes, fiestas y danzas, que no hay que despreciar los días lúdicos que nos ofrece esta vida.

Cuando consiga una suma considerable, pienso edificar un monumento a Pelor en mi aldea, que perpetúe su presencia entre los nuestros y sea lugar de reverencia y descanso del viajero, donde también se encuentre mi nombre como elfo importante, perdurando generación tras generación.

Hablando con todos, especialmente con Kay de las jornadas de caza, de la vida entre los árboles en plena naturaleza, las fiestas, especialmente durante los solsticios, donde nos reuniamos en comunidad en fabulosos banquetes e inagotables sesiones de baile y canto. También algo de curiosidad por mis compañeros elfos, si compartíamos algún familiar lejano o quizás algún conocido errante.

La forma chocante del día a día de los demás, con mi juventud, no he tenido mucho contacto con razas ajenas, y creo en todo momento que los puedo malinterpretar. Quizás si nos conocemos un poco más creemos una cohesión de grupo que nos ayude en nuestras metas y objetivos, o que nos lleve a tiempo de prevenir una daga en la espalda.

Aquellos que la tarde del dia 4º de entrenamiento acuda a los baños, mientras os relajais en las aguas templadas de los mismos una anciana encorvada sale de una de las columnas al otro extremo de la estancia y se para en el borde de la piscina. Su aspecto es notoriamente precario, tapada con una capucha rudimentaria y raída de lino desgastado y viejo, calza unas sandalias igualmente viejas. Sus ropas quedan cubiertas por el sobretodo que la cubre y se apoya en un palo de madera astillado que utiliza peligrosamente a modo de baston. Os mira sin emitir ruido ninguno y sin decir palabra alguna.

Los servicios del baño los habíais contrado exclusivamente para vosotros y en teoría, una persona como la anciana que ante vosotros se encuentra, no debería tener autorización para poder entrar en el recinto.

Cuando entrasteis en la piscina nadie había en su interior y ahora que volteais la mirada para comprobar la puerta de entrada, veis que aun permanece cerrada; deberíais haberla escuchado abrirse.

Sus días consistian siempre en lo mismo...
Entrenar, dirijirse a los baños y por la noche pasear a la luz de la luna..., que era lo que mas le gustaba, lo lógico por su naturaleza y raza...
Pero ese cuarto día, al ver a la anciana en los baños se inquieta un poco...
Era bastante extraño..., por lo que decidió llamar su atención...

Disculpe...¿necesita algo?, ¿ha perdido algo?- dice en tono calmado y amable, con una sonrisa en el rostro.

Me mantenia callada mientras se hacia la caminata, solamente giro al pasar al frente del tributo de los barbaros. No es suficiente, murmuro entre dientes.

[B]El entrenamiento es arduo y duro, pero estoy acostumbrada a eso. La sangre el dolor y el sufrimiento son partes de mi vida desde pequeña Aprender a controlar la ira y el dolor es necesario[/B]