Elliot Jurgens poone el dinero sobre la mesa sin rechistar y sin perder tiempo.
- Aquí tienen, noventa dólares. Veinte por día más cincuenta más por trabajo terminado.
El tipo parece ansioso por cerrar el asunto. Le habéis explicado lo que ha ocurrido en la casa, pero creéis que ha evitado hacer demasiado caso a los detalles. Quizá para convencerse a sí mismo que son trucos de salón, efectos ópticos o simples embustes vuestros para cobrar más de la cuenta.
- Y cincuenta más por lo que le ocurrió al Padre John... Jonah, sí, eso. Jonah. - Dice, fingiendo empatizar con el dolor de Artie, aunque a las claras pretende enterrar lo sucedido. Una nueva muerte sería una nueva piedra en el tejado de la fama que intenta limpiar en la casa.
Despidiéndose ya casi desde fuera del despacho de Artie, Elliot Jurgens desaparece y os preguntáis si no será él la siguiente víctima que aparezca asesinada en la casa en extrañas circunstancias.
Todos recuperáis 1d6 de Cordura, pero sin sobrepasar vuestro máximo.
La aventura ha terminado. Tengo una nueva aventura en preparación y me pregunto si alguno de vosotros quiere jugarla y continuar con su personaje. Decídmelo por mensaje privado, por favor.
Sus noventa dólares le dieron a Arthur Gumshoe para empezar de nuevo. No es que con aquello pudiera comprarse un chalé y abandonar su polvoriento pisucho, pero si que le dio para cambiar los muebles de su oficina de detectives y poner un nuevo cartel mucho más lustroso. Se trataba de un nombre bastante ingenioso. Artie no sabía muy bien como había logrado dar con él, era como si alguien se lo hubiera susurrado en un sueño.
Tras el telón - Detectives de lo paranormal
Ciertamente había quedado muy bien.
Pese a que Artie nunca había creído en lo paranormal, su experiencia en la casa Corbitt, sin duda alguna había cambiado toda su visión de la vida y la muerte. Durante las semanas posteriores a aquella experiencia, obtuvo algunos trabajos menores. Casi todos consistentes en el seguimiento de maridos o esposas infieles. Le daban para vivir, pero no le llenaban realmente. Y entre trabajo y trabajo, estuvo consultando asuntos de ocultismo. Visitó a varias mediums y presenció un par de sesiones de espiritismo. Casi todo fraudes, pero él sabía que alcanzar el conocimiento oculto era posible y eso se propuso. De ahí que tomara la decisión de cambiar su agenda de clientes.
Tras el cambio de negocio, siguió recibiendo algunos encargos menores con faldas de por medio, que tuvo que aceptar sin remedio, pero llegó un momento en que un cliente le propuso algo diferente. Algo que si le interesaba profesionalmente. Algo que no podía rechazar, y fue entonces cuando le escribió una carta a sus tres colaboradores en el caso de la mansión Corbitt.
Querido/a Anna/Warren/Rachel
Tras lo sucedido en la casa Corbitt me dio por reflexionar sobre la vida y la existencia humana. Creo que quedó probado que tras la muerte hay otra cosa, sea lo que sea y eso me dio que pensar. Durante las últimas semanas he estado estudiando diversas culturas, pensamientos y tendencias que se salen del estricto dogma establecido y he llegado a la conclusión de que quiero indagar mucho más profundo de lo que lo he hecho hasta ahora.
Quizás esté sonando ésto como demasiado esotérico o fantasioso, pero lo que quiero decir, es que los acontecimientos que vivimos en la mansión Corbitt, me cambiaron para siempre y creo que a vosotros también. Quiero saber más del mundo oculto. Quiero descubrir que misterios me deparan más allá de las creencias establecidas en la cultura occidental. No sé si compartís mis inquietudes o no, pero de ser así y de tener tiempo para perder en éstos asuntos, estaría muy agradecido de que lo perdierais a mi lado.
He cambiado mu negocio. Estoy cansado, muy cansado de investigar líos de amantes y casos menores. Quiero volver a experimentar la adrenalina de investigar lo que la policía no puede, de investigar lo oculto y lo prohibido y es por ello que he diversificado mi negocio, por decirlo de alguna forma. Ahora, mi empresa se dedica a investigar lo paranormal y tengo un caso entre manos. Un caso que no se resolverá solo ni sin ayuda más allá de mi pobre cabezota.
Es por ello que me complace pediros que os suméis a mi investigación como colaboradores, socios o amigos de lo oculto.
Siempre vuestro, Arthur Gumshoe.