Partida Rol por web

-No parece que a los tortolitos les gustara mucho- Dice con una sonrisa maliciosa mientras su cola se mueve de un lado a otro como la de un gato inquieto.

-Aunque se me da mejor cuando lucho en equipo-

- Si, puede que aprendas algo del mundo...dice enigmático el mágico a Kairon. Luego pasa la mano por encima de Lanfear sin tocarla y ya más tranquila puede volver a moverse.

- Bueno, tengo que volver a mis obligaciones; os avisaré cuando averigüe algo

Clio no puede evitar sonreir con una sonrisa malevola mira hacia su compañera con forma animal, y no puede evitar decir:

Y como se te dan los trios?

La pantera se pone entre Terbe y Clio y gruñe enseñando los colmillos. Una actitud claramente territorial. Sus garras arañan el suelo, su piel algo erizada. Claramente está al borde de perder el control.

Tranquila Lanfae es todo tuyo , nos es mi tipo...

Terble suelta una risita ante los comentarios de Clio y la reacción de Lanfear. Acto seguido contesta a Clio.

-Tu te l...- vacila unos momentos ante lo que estaba a punto de decir y termina la frase finalmente.- lo montarias mejor con Blirk sin duda.- Carraspea finalmente e intenta desviar la conversación. -Bueno, entremos de nuevo dentro, todavia tenemos muchas cosas que hablar.

No te hagas ilusiones, jamas en mi vida me lo haria con un bas...... Uno como tu.Me referia a vosotros 3. Pero bueno ya habeis quitado toda la gracia a esto.

Mira de nuevo a la tifling y le dice con un tono mas serio

Andamos buscando gente para "aventuras" supongo que a mis compañeros no les importara que te unas.

-Perfecto entonces, y no te preocupes gatita ... no me acercaré a tu pareja.-

Dicho esto, la tiflin vuelve al interior, donde tiene un vino por terminar.

Lanfear vuelve a adoptar su forma élfica y dedica una sonrisa a Nitis. Os recuerda a una gata con el pelo encrespado. Una de esas sonrisas que a veces preceden a las peleas de mujeres arañandose la cara. Una de esas sonrisas que provoca escalofrios.

- Claro cariño - sigue sonriendo mientras habla, le coje al bardo del brazo, se apretuja a él y continua dulce y empalagosa, pero con muy mala leche - a mi Terbe no le van las colas.

-Como si me importara- Responde mas para si misma que para nadie mientras entra y va a buscar su sitio para terminar la jarra.

Lo que faltaba. No sólo se ponían a pegarse quitándome toda la diversión, sino que ahora, ya ni se pegaban... ¡Discutían! ¡Pudiendo pelear, y discuten!

Aburrido, me levanto, cojo mi hacha, y me paso a la taberna a por una cerveza. Cuando terminen de discutir y de ver qué hacen con quien, yo ya estaré bebiendo cerveza...

Lanfear acompaña a Terbe a su cuarto, se cruzan con un criado por las escaleras que la oye gruñir por lo bajo acerca de una desvergonzada tiffling. Pero cuando entran en su habitación y la puerta se cierra todo desaparece de su mente.

No más suelos de piedra en medio de una sucia caverna. Aquí está junto a su Terbe y con la tan ansiada intimidad deseada. Cruza su mirada con la del bardo y la desvía rápidamente, ahora le entra un poco de verguenza. Pero la alza casi inmediatamente, esa zorrona con cola la ha hecho osada. Y cuando se cruzan sus miradas la del bardo parece tan ansiosa como la suya.

Unos brazos la rodean, al abrazo le siguen los besos apasionados y... la elfa se libera. - Antes cantame algo. - el bardo le concede una tregua y sus dedos rasgan las cuerdas mientras su dulce voz la llena haciendo que un escalofrío de placer la recorra. Por Avandra, que bien canta.

Al rato se toma un descanso para beber y la elfa no puede aguantar más. Se acerca contorneandose, con una seguridad que no siente después de su encuentro con Nitis. Se sienta en su regazo y a puro de besos lo tumba en la cama. Le mete la mano entre sus calzones para sacarle la camisa. Se apresura a desabrochar botones, los dos últimos saltan y rebotan por el suelo. Su boca le recorre la piel, le muerde el pecho y el cuello dejando su marca. Se sube a él apretandolo contra el colchón de paja y grita, grita sin importar quien le oiga. Mio, mio se dice a si misma.

Terbe invierte la situación, ella le deja hacer, sus uñas le arañan la espalda, el semielfo gruñe. Ella le empuja con sus talones y le araña la espalda mientras alza las caderas para recibirle. Mio, mio. Es mio. El pensamiento se repite mientras grita, jadea, suda... no, hoy no va a conseguir dormir mucho, ni le va a dejar dormir mucho a él. Sonrie. Mio. Es mio, mio.