Partida Rol por web

El chaval os mira claramente agradecido

Soy Decimus. Estos barbaros atacaron la caravana donde iban mis padres y me trajeron aqui. No se que ritual maligno querian hacer. Dijo algo de completar la transformacion. - menea la cabeza todavia confundido - estan locos estos barbaros

Caius parpadea, ve la sangre en el suelo, los cadáveres a su alrededor y la risa de sus compañeros y sonrie. Luego mira su cuerpo lleno de sangre y se fija en su brazo desgarrado. Da un chillido y se tira al suelo agarrándose el brazo, girando sobre si mismo y retorciéndose de dolor como si fuera a morirse en cualquier momento.

- ¡Estoy herido!, ¡Estoy herido! - exclama sin soltarse el brazo - No quiero morir aquí - murmulla.
 

Las heridas dolían como el propio Hades, pero al menos podía moverse. Quizá no acabaría muerto. Si no se infectaban.

Miró a Otón en el suelo. Y meneó la cabeza. Algunas cosas nunca cambian. Pero luego habló al muchacho.

—Decimus, tus padres te están esperando en Bonna. Les rescatamos de los bárbaros.

—Decano... este es un templo romano, y está claramente profanado. Podemos sacar los cadáveres, adecentarle un poco y ofrecer apropiados sacrificios a los Dioses? Hoy nos han dado su favor. Y cualquier otra cosa sería tentar al destino. También podemos hablar luego con la sacerdotisa.

Susurró a continuación a Vivius.

—Eres nuestro novato de la suerte, mira, nadie en el contubernio ha muerto.— Porque sí, estaban todos heridos, pero el viejo les curaría. Rezongaría y exigiría más putas, pero les curaría y les impediría que se rascaran las heridas.

Era mucho mejor resultado que las dos batallas anteriores.
 

—Decano... este es un templo romano, y está claramente profanado. Podemos sacar los cadáveres, adecentarle un poco y ofrecer apropiados sacrificios a los Dioses?

- Muy buena idea, encárgate, Fabie.

Vibius se miró la herida con una mezcla de dolor y emoción. Ya había sido herido con anterioridad, pero nada tan serio y tan profundo. Estaba deseando ver qué forma dejaba la cicatriz. Una cicatriz de legionario. El corazón se le aceleró sólo de pensarlo. Mirando a sus compañeros, una gran sonrisa apareció en su rostro.

-¡Claro que sí! ¡El novato de la suerte! Joder, qué buena pelea ha sido esta. En los entrenamientos para auxiliar no te enseñaban nada de esto. ¡Puta madre, qué inventos tienen los bárbaros! Si alguien me apaña la herida, te echo una mano con lo de limpiar el templo, Fabius.

Fabio sabía lo que le iba a caer, y lo haría con gusto, dolorido por la herida, se volvió hacia el nuevo, dispuesto a seguir las antiguas tradiciones de la Legión. La mierda...

—Si alguien me apaña la herida, te echo una mano con lo de limpiar el templo, Fabius.

Este llegará lejos.

—Que acabe de ponerte la venda Viridio, yo voy sacando los cuerpos de los lobos. ¿Alguien sabe despellejarlos? Unas buenas pieles de lobo nos darían unos cuantos sestercios...

Oton poco a poco parece calmarse, al menos se calma lo bastante como para arrastrarse a una esquina y quedarse allí encogido.