Partida Rol por web

Decimus asintió a las palabras del Decanus, deseoso que degollar a gusto a un par de bárbaros para desquitarse de la muerte de Secundus.

Cuando siguió la mirada de Ruso al gordo, tuvo que contenerse para no escupir al suelo.

- Podemos actuar de exploradores y de equipo de avanzada, señor, el saber cuantos germanos hay y sus propósitos permitirá hacer una mejor defensa.

- Los que no patruyen tendrán que mejorar las defensas y estar más alerta.

Fabio se quedó cerca de Otón. Hoy en la batalla había demostrado valor y había matado más germanos que Secundus.

Corso mira al frente, aburrido.

El centurion duda un momento y al final dice

De acuerdo, Ruso.Lo haremos a tu manera. Pero al otro lado del rio ireis por vuestra cuenta y bajo responsabilidad tuya. Si os descubren, negaremos que seais legionarios. Quiero los nombres del comando antes de la cena

Se gira hacia Fabio

Tu padre era un buen estratega. Si se te ocurre como mejorar las defensas, somos todo oidos

Muerte casi segura, probabilidad mínima de victoria... A qué estamos esperando?

Mientras piensa esto, el corso se siente extraño... como si de repente le hubiera salido una espesa barba. Se rasca la cara de forma distraida con una mano.

- Tendrá a sus voluntarios esta noche, partiremos mañana al amanecer, señor - el decano se cuadra y sale de la tienda, dando la conversación por terminada. No dice nada pero mira a sus hombres dejando claro que espera que salgan detrás de él.

Una vez fuera de la tienda (*).

- Decimus, Corsicanus, Valerius, Fabio y Silo estoy esperando a que se presenten voluntarios - dice secamente - Quedan suspendidos los castigos pendientes, ya hemos pagados los errores con los germanos, pero espero que no se repitan.

- Ave, domine!

Oton titubea y hace como que va a decir algo pero al final acaba mirando al suelo, rojo de verguenza

- Centurión, disculpe mi atrevimiento, pero el campamento es demasiado grande e indefendible. Si los germanos lo asaltan, no podremos defenderlo de forma efectiva. Se convertirá en una trampa mortal con ellos dentro de las murallas.

- Mi propuesta es convertirlo en una trampa infernal para los germanos. Tomar las tiendas y todo lo de valor e instalar un campamento más pequeño algo lejos. Dejar en su lugar barriles de aceite y otros inflamables para que si tratan de ocuparlo, poder quemarlo desde lejos con unas flechas incendiarias y que se asen, negándoles esa ventaja. Segar las vigas de las pasarelas y las torres para en cuantos se suban se desplomen y se maten.

- Igual soy muy atrevido pero un campamento para una legión... no se puede defender con una centuria.

Una vez fuera de la tienda (*).

- Decimus, Corsicanus, Valerius, Fabio y Silo estoy esperando a que se presenten voluntarios - dice secamente - Quedan suspendidos los castigos pendientes, ya hemos pagados los errores con los germanos, pero espero que no se repitan.

- Señor, ¡No tiene que dudarlo! Aquí tiene siempre al primer voluntario.... segundo, que se me ha adelantado el corso.

Todo había pasado muy rápido después del discurso de Fabio. Y ahora parecía que no solo se había escapado sin el inminente castigo, sino que Umbrenius Curio estaba muerto y el contubernio recibía la gloria por las acciones del día.

Así andaba Valerius, exaltado, hasta que las palabras del Decanus lo regresan a la realidad; por un momento se le olvido que estaba rodeado de fanáticos dispuestos a morir por Roma a cambio de unas palabras bonitas y una palmada en la espalda. Así que ahora a regresar a un lugar del que apenas habíamos salido con vida.

Claro que a Valerius no le quedaba de otra. Tal vez no le importara el honor y la gloria de Roma, pero si que le importaba no quedar como cobarde y pagar las deudas. Y hoy ya le debía la vida a los argumentos de los demás.

Con resignación, Valerius suspira y acepta su destino -Si, domine.

Decimus, Corsicanus, Valerius, Fabio y Silo estoy esperando a que se presenten voluntarios - dice secamente

¿Hacía falta confirmarlo en alto? - responde Viridio con el mismo tono seco. - ¿Cuándo partimos?

Segar las vigas de las pasarelas y las torres para en cuantos se suban se desplomen y se maten.

Vulso mira a Fabio horrorizado

Destruir el campamento por un posible ataque? Y cuando vuelva el legado que le explico? Defenderemos este campamento si hace falta, contra lo que venga.

¿Hacía falta confirmarlo en alto? - responde Viridio con el mismo tono seco. - ¿Cuándo partimos?

- Si, partimos al amanecer - el tono de la conversación no parece afectar en lo más mínimo al decano.- Iré a hablar con el centurión,  el resto descansar, no hará falta.