Algo conmocionado por la fuerza de lo que se había obligado a recordar, Lucien quedó pensativo por unos momentos. Ahora era el dragón quien guardaba silencio con la mirada baja ¿Se estaría callando algún otro detalle o tal vez ahora le costaba cerrar la puerta que por tanto tiempo se había esforzado en mantener cerrada? Al ser consciente de lo que su silencio podría llegar a provocar en la joven levantó la cabeza y miró de nuevo a Erethia, con una sonrisa en su semblante.
Sin embargo, por más que se esforzase, aquella sonrisa tenía una nota de amargura, aquella era la hija de su mejor amigo, el único legado que quedaba de aquellos felices días y ahora su vida estaba en peligro. Pero no podía dejarse arrastrar por la nostalgia, el era el último Guardián y debía comportarse como tal.
-Resulta extraño, siento que una parte de ambos forma a la vez parte de tu ser.- Un segundo silencio se formó tras aquello, solo que este fue mucho más breve y, tras él, Lucien se rasco la cabellera tratando de despejar su mente. -En fin, si en verdad esas palabras son las de tu presagio, supongo que por el momento lo más que puedo ofrecerte no son más que conjeturas, las profecías siempre tienen el mal hábito de llegar de la manera más críptica posible, a los dioses parece entretenerlos ponernos a prueba con esa clase de juegos. Pero si me preguntas si puedo llevarte al templo de Kael, la respuesta es afirmativa, tengo unos viejos conocidos, me deben un favor y creo que podrían ayudarnos a cruzar el desierto desde la ciudad, a parte que tengo curiosidad por saber que juega una deidad olvidada en toda esta historia. De todos modos, el viaje no será ni sencillo ni corto, así que lo mejor será que nos aprovisionemos y salgamos cuanto antes, nada nos asegura que esos dos estuviesen solos por lo que existe la posibilidad de que otros de sus compañeros vengan tras nuestra pista ahora que saben donde encontrarnos.-
Lucien había hecho su mejor esfuerzo por ocultar su reticencia al viaje y mostrar una cara amable de nuevo llegando incluso a bromear al respecto, pero incluso Erethia había sido capaz de sentir que parte del brillo dorado de sus ojos ahora parecía más sombrío. Cuando el acólito la descubrió mirándole corrió a ponerse en pie con decisión antes de dirigirse a la salida.
-Bueno, me imagino que aunque viajes ligera de equipaje necesitarás tiempo para recoger tus cosas yo voy a salir afuera un momento, enviaré el mensaje para llamar a nuestros posibles aliados y luego podría ir en busca de comida y agua...-
las profecías siempre tienen el mal hábito de llegar de la manera más críptica posible,
Erethia chasqueó la lengua e hizo un gesto casi arrugando la nariz - Y que lo digas - dijo con cierta desgana, ella, a pesar de que su padre le dijera mil veces lo contrario, no había nacido para pensar, si no para actuar y las profecías te hacía pensar mucho, tanto que a Erethia le solía doler la cabeza solo de imaginar que tenía que resolver una.
Pero si me preguntas si puedo llevarte al templo de Kael, la respuesta es afirmativa, tengo unos viejos conocidos, me deben un favor y creo que podrían ayudarnos a cruzar el desierto desde la ciudad,
Erethia alzó la vista y miró a Lucien, por dentro, sintió como su estómago se encogía, por un lado, emocionada de poder partir, por otro, con la duda de como saldría todo, pero esa sensación de "miedo" a lo desconocido le atraía, siempre lo había hecho y a pesar de llevar un tiempo dormida, comenzaba despertar nuevamente.
De todos modos, el viaje no será ni sencillo ni corto, así que lo mejor será que nos aprovisionemos y salgamos cuanto antes, nada nos asegura que esos dos estuviesen solos por lo que existe la posibilidad de que otros de sus compañeros vengan tras nuestra pista ahora que saben donde encontrarnos.-
- Necesito algo de acción, así que espero no quedarme a medias y en cuanto a esos dos, si vuelven, o traen refuerzos, les espera la misma suerte - dijo apretando los dientes, su padre se había esforzado mucho por que Erethia no fuera como "era", pero la realidad simplemente era, que ella, era así. Salvaje, cabezona, orgullosa y amante de lo peligroso.
Bueno, me imagino que aunque viajes ligera de equipaje necesitarás tiempo para recoger tus cosas yo voy a salir afuera un momento, enviaré el mensaje para llamar a nuestros posibles aliados y luego podría ir en busca de comida y agua...-
La muchacha se puso en pie, caminó hasta situarse cerca de Lucien y lo miró de forma intensa a los ojos, sentía como su sangre se volvía fuego, como sus manos empezaban a sentir el hormigueo de la emoción. - No se me da muy bien eso de ... hablar, cosa que a ti, si - dijo intentando mostrarle su agradecimiento - Lo que quiero decir es que ... bueno, me mentiste, pero ahora me has dicho la verdad - sin dejar de mirarle a los ojos, suspiro - En fin que gracias - soltó un pequeño resoplido por la nariz y apartó la vista con las mejillas ligeramente sonrojadas - Yo ... voy a por mis cosas, no te vayas sin mi - dijo juntando las cejas, tenía cara de enfadada, pero no se sentía enfadada, ¿porqué no era capaz de ser consecuente? de mostrar lo que sentía, tal y como lo sentía ... estaba agradecida y sin embargo, parecía enfadada.
Antes de cambiar de estancia, se giró para mirar a Lucien una última vez y trató de sonreir, para que todo fuera menos tenso, pero sus músculos no se movieron, sus ojos seguían mirándole de forma intensa, así que optó simplemente por volver a girarse e ir a por sus cosas.
Trató de ser rápida, no por temor a que Lucien se marchara, simplemente porque estaba nerviosa y cuanto más nerviosa estaba, más rápido hacía las cosas.
- Lista - murmuró saliendo de la casa con apenas una bolsa no muy llena - Tampoco es que tenga demasiado - se encogió de hombros.
Al salir, Erethia pudo ver a Lucien de espaldas, parecía sostener entre sus manos alguna clase de pergamino en el que presumiblemente debía de haber escrito algo previamente. De seguido lo acerco a su rostro y susurró unas palabras en una lengua incomprensible para la joven para seguidamente lanzar el mensaje al aire.
Curiosamente, el pequeño canutillo de papel empezó a brillar con una luz crepitante de intensidad creciente que logró desdibujar la forma hasta crear algo... nuevo, una especie de ave de voluble forma semejante a alguna clase de rapaz se había materializado allí para alejarse con la velocidad del relámpago hacia los cielos en busca de su destino. Tal vez en otra ocasión una escena así la hubiera sobrecogido pero con el día que llevaba aquello estaba lejos de ser lo más raro que la había tocado vivir.
-¿Erethia? En verdad pensé que te llevaría más tiempo, pero bueno, tanto mejor, como puedes ver acabo de poner sobre aviso a nuestros aliados...- La voz de Lucien sonó un poco dubitativa. -...o eso creo, Löhengrim nunca me explicó muy bien como funcionaba este sistema, en cualquier caso, no tardaremos mucho en averiguarlo.- Se encogió de hombros esbozando una sonrisa. -Bien, sígueme, por suerte llevo tiempo preparado por si algo así llegaba a ocurrir y siempre guardé provisiones para una posible marcha precipitada.- Su humor parecía haber mejorado una vez más y con un gesto de su mano animo a la barbara a que siguiera sus pasos mientras se internaba en el bosque.
En poco tiempo se encontraban en la entrada de lo que bien podría haberse considerado la entrada a la madriguera de un animal salvaje, un detalle que hubiera hecho que nadie que supiese lo que debía buscar pasara por alto esa zona o incluso tratase de evitarla, un efecto con el que sin duda el dragón había jugado para su favor. Apartando maleza y hojarasca, Lucien reveló una entrada mucho más amplia que le permitía entrar por la gruta sin tener que inclinarse apenas. Acto seguido se internó en las profundidades para reaparecer segundos más tarde con un par de bolsas de viaje cargadas al hombro repletas de víveres y útiles para el viaje.
-Bien, con esto creo que podríamos llegar sin problemas hasta nuestro objetivo sin necesidad de hacer paradas salvo para descansar, así que ahora solo nos resta aproximarnos a hablar con Hans, el arriero y lograr un par de monturas que nos faciliten el viaje. Si tienes algún asunto pendiente en la aldea este es el momento para cerrarlo, Erethia, pues dudo que regresemos por aquí en mucho tiempo.- Terminó por decir.
Erethia miró la escena del pergamino con asombro. Había cosas que no comprendía y quizás, hoy se estuvieran juntando todas, el "espectáculo" había sido sin duda cautivador, había observado en silencio cada movimiento de Lucien hasta que el ave desapareció y este la nombró.
-¿Erethia? En verdad pensé que te llevaría más tiempo, pero bueno, tanto mejor, como puedes ver acabo de poner sobre aviso a nuestros aliados...-
- Suelo acabar rápido con todo - dijo ella - Bueno, casi todo - puntualizó desviando la mirada - algunas cosas me llevan su tiempo - desvió la mirada al cielo, como si quisiera volver a ver el ave. - ¿Aliados? - alzó la ceja izquierda - ¿esto va a ser un grupo? no se si te has dado cuenta pero sociable, lo que se dice sociable ... no soy - dijo casi a modo de gruñido, pero más por verguenza que por enfado.
-Bien, sígueme, por suerte llevo tiempo preparado por si algo así llegaba a ocurrir y siempre guardé provisiones para una posible marcha precipitada.-
Erethia se acercó a Lucien - Chico precavido - le dijo dándole un par de palmaditas en la espalda - Lo siento - dijo de pronto, quizás le había dado muy fuerte ... o le molestara el contacto ... quien sabe.
pues dudo que regresemos por aquí en mucho tiempo.
La muchacha negó - Estoy lista para partir, me he cuidado mucho de no ir dejando cabos o haciendo amistades de las que tuviera que despedirme, sabía que tarde o temprano tendría que partir, pero no imaginaba que de este modo y mucho menos contigo - la bárbara volvió a mirarle a los ojos, eran fascinantes, posiblemente los ojos más fascinantes que hubiera visto nunca, por lo que se regañó mentalmente diciendo que tenía que ver más ojos. - ¿Donde será nuestra primera parada? ¿allí nos encontraremos alguien? ¿nos acompañarán hasta el templo? ¿saben lo que soy? - Erethia cerró la boca al darse cuenta de que volvía a disparar preguntas sin parar. Bajó la mirada tratando de no parecer avergonzada.
- Estoy lista - repitió, casi intentando ser tan brusca como para que no se notara que en realidad, estaba nerviosa.
Lucien no pudo contener la carcajada que le provocó el comentario de Erethia. -Tranquila, estoy seguro que eso no será un problema para Aurick y sus compañeros.- Y acto seguido marcharon para aprovisionarse, al posar la mano sobre la espalda, el dragón se giró sorprendido, no por haberle resultado desagradable, si no por lo extraño que le había resultado aquella muestra de cercanía, por su parte, Erethia pudo sentir una sensación un tanto peculiar.
Y es que al tacto, la piel de aquel extraño aliado resultaba cálida, evocando una sensación similar a aproximar la mano al hogar de una chimenea encendida en una gélida noche de invierno, no le cabía duda que al igual que en ella, un fuego ardía en el interior de aquel hombre, aunque este parecía estar más contenido, al menos por el momento.
Sin embargo, la situación no pareció la adecuada para hacer comentarios al respecto, su viaje estaba por comenzar y debía de hacerlo cuanto antes, aunqu Lucien pareció entretenido con la inversión de papeles que hubo cuando salió con las bolsas de las provisiones con Erethia asaltándolo a preguntas.
-No te preocupes, el camino va a ser largo, así que tendremos tiempo de sobras para contestar a esas y a otras preguntas.- Comentó alegremente para poco después recomponer la máscara que le permitía vestir el manto de Aenur, al parecer el druida elfo había llegado a alguna clase de acuerdo con el arriero tiempo atrás para conseguir un buen precio por sus mejores rocines llegada la hora.
La primera jornada fue más bien breve, ya había pasado el mediodía y al estar entrado el otoño las tarde estaban empezando a acortarse, por ello, el compañero de Erethia decidió no forzar las cosas y simplemente alejarse de la aldea lo justo para no ser encontrados en ella.
Para distraerse, Lucien se dedicó el tiempo a responder las preguntas antes realizadas por la joven sobre la marcha. Por un lado, Lucien había tomado la decisión por su cuenta de evitar ciudades y dirigirse directamente a la ciudad de Kaleshia, la ciudad fronteriza del desierto de Calimshann, en ese punto se encontrarían con la compañía de Aurick, los "Guerreros del Sol Radiante", Lucien parecía evitar muchos detalles aunque siempre asomaba un principio de sonrisa cada vez que Erethia le preguntaba por ellos, aunque reconoció que los acompañarían hasta el templo pese a no haberles dado mayores detalles, a fin de cuentas eran viejos conocidos.
La primera noche fue extraña y un tanto incómoda, el hijo de los dragones insistió en quedarse despierto toda la noche para hacer la guardia y que Erethia descansase. Tras conciliar el sueño con trabajo, la joven no pudo parar de dar vueltas en su saco mientras en el mundo onírico era asaltada por mares de llamas de las que emergían un sinfín de garras como cuchillas que la buscaban ávidamente con fines oscuros para hundirla bajo aquellas llamaradas ondulantes. La chica peleaba desesperadamente contra ellas, pero conforme la lucha proseguía, algunas lograban llegar hasta ella lacerando sus extremidades generando un dolor terrible hasta que finalmente, exhausta y jadeante, una miriada de ellas la envolvieron y ahogándola al sumergirla.
Despertó sobresaltada dando un grito ronco, estaba envuelta en sudor y el corazón latía en su pecho con fuerza. Una pesadilla de aquella talla no era habitual, pero procesar todo lo que Lucien quizás la hubiese provocado. Cuando salió de la tienda, el dragón estaba de espaldas a ella, parecía estar guardando algo de pequeño tamaño bajo el brazal de cuero que cubría su antebrazo izquierdo. Antes de que ella pudiese decir nada se volvió para darla los buenos días, extrañado de que se hubiese levantado tan pronto, pues la luz del sol apenas comenzaba a intuirse.
-¿Te encuentras bien?- Fue todo lo que pudo llegar a añadir con cierta consternación al ver el aspecto de Erethia. -Pareciera que has visto a un fantasma, si quieres puedes descansar un poco más, si las cosas se dan bien, ya que hoy me gustaría intentar llegar hasta las lindes del bosque para mañana dejarlo definitivamente atrás y es nos promete una jornada más bien larga.- Para tratar de mejorar un poco el ánimo de la joven trató de añadir algo más con tono jocoso. -Eso sí, espero que estés preparada para pasar calor, pues incluso en esta época del año, Calimshan no es precisamente un lugar frío.-
Erethia no fue capaz de procesar lo que sus sueños le habían mostrado ... aunque más que sueños, habían sido horribles pesadillas. Al abrir los ojos sintió que su piel estaba humedecida por el sudor y sintió que el aire era tan abrasador como las llamas de sus sueños, por lo que no dudó en salir de la tienda para respirar aire fresco.
Al salir, la brisa le reconfortó, ligeramente, vio a Lucien de espaldas y pareció apresurarse a guardar algo en su brazal.
El corazón de la muchacha aún latía con fuerza y le miró fijamente, estaba enfadada, ¿o era asustada? ella no tenía miedo, pero sus pesadillas habían inquietado su alma. No sabía reconocer si era enfado, nervios, miedo ... porque eso de los sentimientos nunca habían sido lo suyo. Miró a Lucien aún más fijamente que antes, incluso entrecerró ligeramente los ojos.
-¿Te encuentras bien?- Fue todo lo que pudo llegar a añadir con cierta consternación al ver el aspecto de Erethia. -Pareciera que has visto a un fantasma, si quieres puedes descansar un poco más, si las cosas se dan bien, ya que hoy me gustaría intentar llegar hasta las lindes del bosque para mañana dejarlo definitivamente atrás y es nos promete una jornada más bien larga.-
- Estoy perfectamente - mintió de manera descarada y hosca. Caminó hacia el con paso firme y se dejó caer a su lado mirando a la nada en particular - No he visto un fantasma, aunque casi lo hubiera preferido - le miró de reojo - No necesito descansar más, podemos salir cuando quieras - se dio cuenta de que quizás estaba siendo demasiado dura y carraspeó. Lucien no tenía la culpa de su mal genio, de sus pesadillas o de sus dudas. - Estoy bien - trató de decir de manera más suave, relajando el tono y bajando la mirada levemente.
El estaba ahí para ayudarla, lo mínimo que ella podía hacer era intentar no arrancarle la cabeza de un mordisco. Sonrió ligeramente al imaginar por un instante mordiendo a Lucien... y al darse cuenta de que sonreía, giró el rostro para que el no lo viera.
-Eso sí, espero que estés preparada para pasar calor, pues incluso en esta época del año, Calimshan no es precisamente un lugar frío.-
Erethia suspiró, recordando las llamas - Empiezo a odiar el calor - murmuró poniendo los ojos en blanco. - ¿Y a ti? - se giró y le volvió a mirar fijamente - ¿te gusta? - ladeo la cabeza ligeramente, casi estudiándole. - Somos un equipo, ¿verdad? - buscó en sus ojos la respuesta antes de que saliera de sus labios.
- Me pregunto que te ha llevado a estar aquí, conmigo, ayudándome ... ¿no tendrás algún tipo de interés que no entiendo? - acercó su rostro ligeramente, como queriendo ver mejor su mirada para interpretar sus gestos.
Lucien esbozó una sonrisa socarrona ante la primera de las preguntas de Erethia. -Bueno, podría decirse que los llameantes no son los únicos "nacidos del fuego", con esto quiero decir que estoy habituado al mismo, aunque no sabría decir si me gusta o no, supongo que hasta cierto punto me recuerda a mi hogar, lo que en su justa medida lo hace bueno.- Seguidamente se encogió de hombros llevando después sus manos a las rodillas para empezar a incorporarse.
-En cuanto a mis intenciones, creo que es demasiado pronto para volver a ponernos sentimentales o empezar a beber, pero dejémoslo en que la estima en la que tenía a tus padres es mi mayor interés en que esta empresa llegue a buen puerto ¿Lo preguntas por alguna duda que hayas tenido?- Los fulgurantes ojos del dragón buscaron los de Erethia cuando este ya se puso en pie. -Si no estás segura con respecto a esto quiero que sepas que puedes compartir lo que desees conmigo, créeme cuando digo que comprendo perfectamente como puedas sentirte después de lo acontecido ayer, una alteración tan brusca puede resultar difícil de asimilar.-
Enarcó una ceja dubitativo por la posible respuesta de la mujer ante sus palabras, Erethia le parecía un ser sumamente interesante pero su impulsividad también la hacía extremadamente impredecible, así que aunque esperaba poder continuar con su ruta de viaje igualmente consideraría cualquier otra opción, no iba a llevarla en contra de su voluntad.