Partida Rol por web

Gracias, tus habilidades son increibles agradezco verdaderamente sorprendido

Debemos hacer guardias esta noche por si acaso, si todos estan relaccionados pueden haber mandado a mas gente detras de nosotros

Extraigo el pequeño zurrón donde guardo el equipo de curación y lo miro con ojo crítico, no me queda demasiado, espero que no sea necesario utilizar el resto. Sonrío a Anäril y Amrod y digo:

-No será problema, me pongo ahora con ello.

Antes de empezar cojo las vendas y los emplastos que voy a utilizar y cierro las manos en torno a ellos, cierro los ojos y musito por lo bajo unas palabras extrañas, mientras lo hago da la impresión de que entre mis dedos se escapa una luz blanquecina; Esto dura un momento y después me dedico a tratar las heridas de mis compañeros.

Debes descansar Carster! - ordeno imperiosamente, con un tono que no deja lugar a la réplica - pues pronto serán necesarias tus habilidades si nuestros pronósticos no están equivocados. Los demás nos repartiremos las guardias. Yo haré la primera, si nadie tiene inconveniente.

El arte de Elerin ha crecido en verdad durante estos años - pienso mientras contemplo la maestría con la que trata mis heridas - aunque como cualquier guerrero poseo cierta destreza en la curación, no es comparable en absoluto a la de éste elfo, siempre sonriente a pesar de las adversidades. Te doy gracias, Manwë, y a todos los Valar, por haberme permitido luchar junto a compañeros tan valerosos.

La habilidad de Elerin os sorprende. Le habéis intuido unas palabras antes de ponerse con vosotros, pero ni siquiera los afinados oídos de los elfos podéis lograr a hacerlas inteligibles. Durante un buen rato veis como el elfo trata vuestras heridas con la mayor delicadeza y tesón posibles. En algún momento le habéis visto titubear de cansancio pero vuestro amigo tiene coraje y no ha cesado hasta ver todas los heridas con limpias.

Belegilf felicita al elfo por su labor y muy pronto, entre conversaciones, comida y bebida, el cansancio puede con vosotros y tenéis que dejar paso la sueño en este fría noche.

Apoyados en el carro, Burlas y su pequeña duerme al calor de la hoguera. Debe quererla mucho, sospecháis, pues el rostro del mercader irradia felicidad.

Belegilf permanece despierto durante la guarda de Anäril pero siquiera una palabra sale de su boca. Parece que realmente está preocupado por el tema del que ahora os ocupáis y Anäril, con solo verle, sabe que hacéis lo correcto.