Partida Rol por web

Por fin nos ponemos en marcha, supongo que no es necesario el disimulo entre caballeros, desde luego no me entusiasma ni lo más mínimo la perspectiva de pasar tanto tiempo sentado en un tren.

Pero bueno, que remedio, Allan Parker, —digo estrechando la mano del recién llegado, —corresponsal del Boston News. En viaje de trabajo como puede imaginar por mi entusiasmo. Aquí el señor Hammond, acabamos de conocernos y bueno, parece que compartimos destino en nuestro viaje, nada más y nada menos que las tierras de Nuevo Méjico. ¿Y usted, señor, a dónde se dirige si no es indiscreción?

Matthew se quedó un momento pensativo ante la presentación del periodista. Aquel hombre le sonaba terriblemente y su nombre también vagaba entre sus recuerdos.

- Matthew Caster, para servirle. – Dijo con mirada entre curiosa y dubitativa. - ¿Es posible que hayamos coincidido antes en alguna otra ocasión? Siento que su cara me es familiar. Y por cierto, respondiendo a su pregunta, me dirijo a Nuevo Mexico.

-¿En serio? -Preguntó el profesor sorprendido por aquella afirmación. -De ser eso cierto confirmaría que en efecto este mundo es un pañuelo.

-Encantado señor Caster. Como le ha dicho el señor Parker, soy Theodore Hammond. Profesor de de la Universidad, especializado antropología para más señas.

Fruncí el ceño al escuchar ese nombre, no tenía ninguna duda. Yo lo recordaba perfectamente, aunque no quise hacer ver que lo tenía tan presente. Así que forzando media sonrisa para contestarle — Es muy posible que no hayamos conocido claro, como reportero he hablado con mucha gente, esperé, sí. Usted es si no me equivoco el reputado … bueno, no quiero ser indiscreto. Y tampoco tengo muy seguro como gusta usted de llamar a su profesión. —No puedo evitar el tono provocador por más que me esfuerzo. Pero llegados a este punto y ante la mirada curiosa del señor Hammond que nos escucha atentamente hago gala de mi bien cuidada educación y comentó más alegremente para quitar hierro al asunto — sí que es un pañuelo el mundo, y de eso vivimos a menudo los periodistas.

- ¡Ah por supuesto! ¿Cómo he podido olvidarlo? - respondió Matt con una sonrisa. Una luz se había iluminado en su cerebro al oír la inconfundible voz del periodista que había conocido hacia unos meses. -  Es un placer volver a verlo Sr. Parker.

Recordaba al redactor de una conferencia sobre telequinesis. Durante la misma había hecho unas preguntas muy incisivas al orador y cuando tuvieron ocasión de charlar después la exposición había dejado claro su falta de fe en dicho arte.

No le molestó el matiz despectivo, pues estaba habituado a la crítica de aquellos que no querían, o no podían, ver más allá de lo que querían que creyesen los de arriba y no dudó en responder a la cuestión.

- En el "mundillo" se suele llamar a nuestra práctica parapsicología, aunque cuando mi modestia flaquea me atrevo a llamarla metaciencia, ya que los colegas filosofos se han apropiado del término metafísico para ellos mismos.

-Vaya... -Comprobó desencantado el doctor al notar la tensión que se palpaba en el ambiente. No era amigo de ese tipo de conflictos aunque su opinión era claramente contraria a la de los defensores de la parapsicología. Buscando huir de aquel conflicto se fijó en el horizonte del paisaje que se dibujaba en la ventana, un paisaje en movimiento que en esos momentos mostraba una estampa rural de algún lugar desconocido 

El resto del viaje hasta la ciudad de Alburquerque resultó un poco tenso. Si bien con el paso de las millas la tensión disminuyó los cruces de palabras entre vosotros estaban medidos de tal modo que intentabais no molestar al interlocutor.

Por las ventanillas del tren veíais pasar los diferentes paisajes que ofrecía el país. Poco a poco los campos se tornaban en colores más apastelados y la temperatura en el convoy iba subiendo.  

Al cabo de un par de días llegasteis a Nuevo México y en torno a las once de la mañana a vuestro destino, Alburquerque.