Partida Rol por web

El Segundo Advenimiento.

1. El Monasterio de Caedus - Orígenes.

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06/10/2012, 16:43
Richard Wivernfall

- No lo eres. Sólo eres un niño, al igual que yo. Somos niños con unos dones muy especiales concedidos por Dios, según dicen. Y Dios no crea monstruos. Esos surgen de los demonios.

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06/10/2012, 16:55
Kael

Se encoge de hombros algo disperso mentalmente- eso el tiempo lo dirá -dice mientras se tumba en la cama solo con los pantalones puestos- solo espero que todo sea para bien.

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06/10/2012, 17:18
Richard Wivernfall

-Y yo también Kael- le respondió mientras se acomodaba en su cama simetricamente a su compañero de habitacion- Tratemos de descansar un poco. Mañana será un dia nuevo y totalmente distinto.- Apago la lampara de aceite de su mesita dejando que la penumara le abrazase. Tumbado en la cama y con la poca luz de luna que entraba por la ventana contemplaba las vigas de madera del techo preguntandose si la sombra siempre veria el mundo con la misma oscuridad que el desde su cama. Cuando el cansancio le pudo se dejo llevar por el y se puso a dormir con su colgante en las manos y dedicando antes unos minutos a pensar en su familia. Solo por esta noche se saltaría la meditacion pues hace poco lo hizo con Petros y ademas no se centraría con las palabras de León tan recientes.

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07/10/2012, 00:34
Aenea Hollen

 

Aenea quiso reintentar el proceso de la ducha, pero descubrió, aliviada en cierta manera, que su puesto había sido ocupado por otra niña. No es que fuese insoportable, pero estaba acostumbrada a baños largos y calientes, a veces quizá demasiado. Y tampoco había jabón, solo el agua, cuando ella lo hizo.

De todas formas, había aguantado lo suficiente, justo el día anterior se había dado un buen baño para estar "presentable" y a pesar de que se había cansado en la clase de Maestro - cansancio que había arrastrado el resto del día - tampoco había sudado ni se había manchado demasiado.

 

Cuando entraron las mujeres con aquellas toallas rasposas, corrió a secarse y a pesar de que no eran especialmente suaves, o quizá precisamente por ello, se frotó un poco los codos, rodillas, manos, pies, etc.. las partes que podían haber estado más sucias. Después se rodeó con ella, atándola debajo de las axilas y dejándola caer, para taparla lo máximo posible, y cogió su colgante de la Cruz de Sangre y se lo puso de nuevo.

Poco después, cuando ya todas habían sido rociadas con aquella regadera llena de agua tan poco cálida, por llamarla de alguna manera, siguieron a una de las tutoras por los pasillos. Aenea no habría salido de esa guisa bajo ningún concepto, pero como todas iban igual, supuso que estaba bien pasearse en paños menores por el monasterio. Bueno, en MENOS que paños menores.

Al final fueron conducidas a una sala de estar, parecida a la que habían visto en sus anteriores clases, pero sin juegos ni entretenimientos. De ella salían varias puertas y guiadas por la tutora, cruzaron una decididamente, y fueron distribuidas en cuartos. Cada cuarto tenía dos camas, así que dos personas por cada uno.

A Aenea le tocó con Resha. Se alegró de compartir habitación con ella, así podrían conocerse mejor y "formalizar" su amistad. Obviamente no lo pensó con esas palabras, pero es lo que pensó.

Pronto entró con ella y se quedó unos segundos pasmada, mirando lo que iba a ser su habitación desde ese momento. Tenía todo lo necesario, pero nada que la hiciese un "hogar". Bueno, todo podría solucionarse. Resha enseguida buscó algo que ponerse para dormir, y Aenea la imitó, y todo iba bien hasta que la niña le preguntó si tenía sueño.

¿Tenía sueño? Sí, lo tenía. Pero no quería irse a la cama. Todo era muy reciente aún. Miró a su cama, con expresión horrorizada. Por una parte aquella cama no estaba hueca por debajo, habían cajones. Pero por otra, si fuese tan fácil evitarlo, todo el mundo tendría camas con cajones. Así que tomó su decisión habitual, cogió el colchón y tiró de él hasta dejarlo caer al suelo.

Miró a Resha avergonzada, sin saber lo que ella pensaría de eso, y se metió en las sabanas.

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07/10/2012, 00:39
Resha

Resha se había metido en la cama y estaba tumbada de costado mirando hacia Aenea cuando vio lo que hacía con el colchón. 

-¿En el suelo?-preguntó con inocencia cuando las miradas de ambas se cruzaron, vergonzosa la de la niña morena, ingenua la de la peliturquesa.

-¿por qué en el suelo, Aenea?

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07/10/2012, 00:58
Aenea Hollen

 

Resha le preguntó porqué dormía en el suelo. Obviamente, no era un comportamiento normal. Pero no era algo para lo que la niña tuviese una respuesta sencilla.

- Yo... eh... verás... - Dijo, con la cabeza tapada con las sábanas. Entonces se destapó - Ehm... Eh... Yo solo voy a dormir así porque... esto va a sonar muy tonto... pero no quiero que me coja el monstruo de debajo de la cama.

Se volvió a subir las sábanas hasta la nariz, dejando solo los ojos destapados, que tenía fijos en su interlocutora.

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07/10/2012, 01:08
Resha

- el monstruo de la...-Resha parpadeó y se incorporó-pero si nosotras tenemos cajones, ¿Cómo va a salir de debajo? Si estás en el suelo... Te cogería antes-dice sin ninguna malicia-solo estirar el brazo...-estira la mano hacia Aenea y de un movimiento brusco la cierra en un puño y pega el brazo al cuerpo como si hubiera dado un tirón.-...¿No?

Notas de juego

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07/10/2012, 01:13
Aenea Hollen

- Pues... No... Porque siempre tiene que llamarte desde debajo de tu cama... Así que si no hay sitio debajo... No podrá llamarte, ¿no? - la niña miró a su compañera de coletas azules - Al menos eso me dijo mi padre. Voy a rezarle a Dios porque estemos a salvo esta noche. ¿Rezarás conmigo?

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07/10/2012, 01:22
Resha

Resha cogió su almohada,y,abrazándola bajó de la cama para acercarse al colchón de Aenea.
-está bien, hazme sitio que me quedo contigo-dijo ruborizada sin soltar su almohada.-¿te parece? Así, si viene somos dos contra uno.

Notas de juego

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07/10/2012, 01:34
Aenea Hollen

- Gracias - le dijo a la niña, con un hilillo de voz, más moviendo los labios que hablando. 

Aenea alcanzó su colgante - que se quitaba para dormir, no quería morir ensartada por una de esas puntas cuando se movía durmiendo - y apretándolo fuertemente, empezó su oración.

 

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07/10/2012, 01:39
Resha

Resha rezaba en voz baja y dulce, sentada sobre la cama de Aenea sin soltar su almohada. No solía orar para pedir, ella oraba para agradecer. Al terminar el rezo suspira aliviada y se hace un minihueco en la cama de su amiga, con la almohada tendida en el suelo a modo de extensión del colchón.

-¿Mejor? -preguntó en un susurro tumbada de costado hacia Aenea.

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07/10/2012, 01:08
Dariel

Las heridas de Elohim le habían alarmado bastante, pero sabía que aquella misma mañana había ido a que le curasen, así que si no llevaba ninguna venda debía ser porque ya se estaban cerrando... aunque no lo pareciese. Intentando olvidar aquello se concentró en ducharse a toda prisa, y al salir y secarse tuvo especial cuidado en recuperar la Biblia antes de seguir al tutor Owen por los pasillos.

Las habitaciones que les asignaron una vez en su destino parecían bastante acogedoras, y el pequeño se alegró mucho de compartirla con Gilbe y Altair; ya habían hablado varias veces, y sentía que cada vez le era más fácil tratar con él- Cuidado, hay una lámpara... -le avisó casi entre dientes cuando empezó a palpar lo que le rodeaba, aunque pronto quedase claro que era bastante cuidadoso y que no había peligro de que la tirase.

Si, son bastantes buenas -coincidió con él cuando finalmente tocó las camas. En su casa había tenido una parecida, y la similitud le despertaba agradables recuerdos Pero las sabanas eran azules... Quizás pudiese arreglar aquel detalle más adelante, pero no tenía ni idea de cuánto podrían costar unas nuevas.

Aquellas pisadas cortaron el hilo de sus pensamientos, y las palabras de Gilbe les dieron una razón para resonar por el pasillo- Uff, yo ahora no podría ni moverme -se compadeció de Kael mientras pensaba si salir y seguirle. Resultaba tentador descubrir qué tipo de entrenamiento tenía que realizar él sólo, pero lo cierto es que incluso Dariel había visto ya suficientes milagros aquel día, y no encontraba fuerzas para salir de aventura a esas horas.

Será mejor que nos cambiemos para dormir -declaró en voz alta, más para decirse a sí mismo de que aquello era lo que quería hacer que para convencer a Gilbe. La estancia no era muy grande, por lo que le costó poco revisar los cajones y armarios en busca de la ropa más cómoda que hubiese, algo no demasiado elegante con lo que pudiera acostarse.

¿Quieres que te ayude? -le ofreció a su compañero- Hay muchos colores: verde, azul, negro... está ese que es cómo el rojo pero un poco más claro -¿Cómo se llamaba? El nombre se resistía a salir a través de sus labios, incluso a pesar de la cantidad de veces que lo había visto.

Mamá tenía varios pañuelos de ese color... Solía ponerse uno sobre los ojos cuando iba a dormir, siempre decía que le ayudaba a conciliar el sueño- ¿Tu cierras los ojos cuando duermes? -le preguntó de pronto a Gilbe, al tiempo que le pasaba una suave camisa dorada- Es decir, no te hace falta ¿no?

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07/10/2012, 18:57
Aclamado Director

Richard se había sumido en un sueño de lo más profundo. Kael, revolviéndose en medio de un océano de pesadillas propias de la vigilia, totalmente despierto, esperaba en la cama al abrigo de la luna que entraba por la ventana.

Le era imposible dormir. Como tantos otros días, pero justamente ese estaba justificado.

¿Así que estaban viviendo una mentira? ¿Aquella academia-orfanato era un campamento militar-eclesiástico para asesinos? ¿Sin más? La mascarada era bastante buena, pues de no ser por León, ¿cuantos seguiría con los ojos vendados? Quizá sus ojeras hubiesen sido un poco más grande, pero era mejor saber la verdad desde el principio a tener que asimilar que todo era una mentira, ¿no?

Claro, que Kael era un niño.

No podía asimilar sin más el hecho de que allí sólo había tres salidas; Asesinado, Asesino, o Libertad. Una libertad condicionada, todo sea dicho, sólo hay que ver a Owen, Judith, Kamus y los demás tutores. Eran Asesinos, pero no ejercían como tales, ¿no? Y aún seguían sin ser libres. Era como esclavitud, pero con ciertos aires de viento para que los grilletes no escociesen demasiado. Bajo la presión justa todos los engranajes funcionaban mejor sin riesgo a romperse.

Lo curioso es que León había esperado hasta que estaba dentro para decírselo. No se lo contó al otro lado del muro. ¿Por qué? Porque no podía. Allí dentro, Kael no tenía escapatoria. Estaba encerrado como un ratón en el laboratorio de un alquimista. Fuera todavía podía intentar escaparse de la caja de madera en que la transportaban, y sería una perder a un espécimen con una mente como la de Kael. Tan manejable... tan tierno... tan... infantil. Tan... podrido por dentro. Sería perfecto para alguien como León.

Asolado y desolado por las dudas de aquella noche, Kael se levantó y salió al pasillo. Owen, Kamus, Dóminar y el segundo guardia de nombre desconocido que les había acompañado en el carruaje dormían a mandíbula batiente en el vestíbulo, sobre uno de los sofás. Parecían maridos borrachos de taberna tras una noche de excesos, aunque no tenían pinta de haber salido de esa habitación. Sobre la mesa del fondo reposaba una jarra casi vacía de sidra.

La mano del pelirrojo abrió la puerta de los aposentos, dejando ver un pasillo oscuro y lúgubre ante aquella noche. Las lámparas de aceite de las paredes estaban oscuras, y sólo el rumor de las hojas y algún grillo se escuchaba en la zona. El suelo estaba frío y negro, como las paredes, que proyectaban las sombras de los árboles, semejantes a monstruos en la mente del ojeroso niño.

No había ni un alma en aquel pasillo a aquellas horas. Sólo la Luna brillaba en el cielo.

Un rumor se escuchaba abajo, en el piso inferior. Kael, curioso, se acercó a escuchar, asomándose a la barandilla.

La fuente del jardín seguía dejando caer y brotar el agua en un ciclo eterno. Aquel líquido elemento, puro y cristalino, era lo más claro que contrastaba con la oscuridad que imperaba en el jardín. Justo bajo Kael, algo rojo como su pelo pero de mayor mañano, se movía agitado por una respiración pesada y profunda. Era casi imposible verlo en aquella oscuridad, pero era algo similar a un bulto.

Bajo el mismo, una voz se escuchaba, y a su compás, el bulto subía y bajaba.

El murmullo era inteligible, pero rítmico. No se distinguían las palabras, hasta que al final, el bulto se internó en los pasillos, dejando nuevamente aquel lugar desploblado de almas. O no.

Justo cuando Kael se giró, observó a una mujer alta, de piel morena, atractiva, y con una cascada de cabellos como tirabuzones. Vestía como una guerrera nómada del norte, con pieles de animales que se ceñían al cuerpo. Sus manos, enfundadas en guantes, acababan en garras, pero su cabeza, hermosa como todas las jóvenes, estaba al descubierto.

Sus ojos, inescrutables al abrigo de la noche, miraban a Kael, y sus labios, enardecidos por las sombras, hablaron con una voz pícara y aguda, ligeramente dulzona.

- Vaya, vaya, si tenemos a un niño despierto. ¿Has llegado hoy, verdad? No tienes pinta de haber atendido mucho en clase de Theresia.

Mientras hablaba, su cuerpo se contorsionaba, expresivo como una bailarina coqueta. Aunque era ligeramente extraño verle hacer algo así enfundado en un traje de tales características.

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07/10/2012, 19:16
Aclamado Director

Tarde, bastante tarde, cuando el aceite ya no daba luz a las lámparas y sólo la luna filtraba luz a las habitaciones, unos pasos volvieron a escucharse por el pasillo, alejándose de las habitaciones en dirección a la sala común de todos los cursos. Algún alumno de aquel curso, a altas horas de la noche, se estaba escaqueando en contra de las normas.

Tremendo problema se buscaría con Theresia si le atrapaban. Pero claro, aquellos que lo escucharon tenían un oído en la puerta y el otro en la vigilia, por lo que costaría muy muy poco seguir abrazando la almohada y dejar que cada uno siguiese con sus cosas.

- Tiradas (1)
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07/10/2012, 19:30
Ace Velvet

PNJ

Ace, emulando a Elohim, también sonrió. Era sencillamente fantástico que ambos estuviesen juntos en la misma habitación.  Parecían haber hecho muy buenas migas, y tenían una fuerte conexión espiritual. Eran, al menos por el momento, el brazo aliado al que podían aferrarse mutuamente. Que estuviesen juntos en la misma habitación era simplemente fantástico.

Al ver que Elohim sacaba el papel de Leona Blanchett y lo leía, Ace decidió hacer lo mismo.

Cuando acabó, aunque estaba bastante cansado, el chico se resistía a irse a dormir sin más, así que intentó hablar un poco más con Elohim. Podían haber hablado sobre su pasado, sobre sus vidas, pero era el primer día, y el chico estaba demasiado agotado como para romperse la cabeza con ese tipo de temas, que ni él podía controlar, así que le habló de algo más trivial. Se limitó a hablarle de cómo había aprendido a manejar su arma, y dónde. Estaba hablándole, tumbado en la cama, de uno de sus entrenamientos rutinarios con Tyler, el inquisidor que lo inició y lo llevó allí, cuando se quedó dormido con la boca entreabierta.

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07/10/2012, 19:45
Aclamado Director

Y Ace leyó. Era un papel breve y conciso, escrito con caligrafía pulcra, propia de una persona educada en las cortes. De trazo estilizado y alargado, derrochando tinta, las palabras excesivamente grandes, quizás a propósito.

Compartes dos habilidades con dos de tus compañeros, Ace. Una es el noble arte de la guerra con la aún más noble Espada Bastarda. Esa la compartes con Kael. La otra es tu valiosísima y peligrosísima habilidad para mover las cosas sin tocarlas, la Telequinesis, que así se llama. Esa la compartes con una Bourgeois. Ayúdales a mejorar sus facultades y mejóralas tú también, a su lado. Será divertido, ¿no?

Y abajo, firmaba Leona Blanchett con su puño y letra, con un sinfín de florituras en el nombre.

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07/10/2012, 19:51
Aclamado Director

Tarde, bastante tarde, bien entrada la noche, cuando el aceite ya no daba luz a las lámparas y sólo la luna filtraba luz a las habitaciones, se escuchó algo al otro al otro lado de la ventana, como una piedrecita cayendo. Y luego, otra. Y un suave voz, como un rebuzno de esfuerzo. Y otra vez, pero un poco más lejos. Y otra. Y nuevamente el sonido de una piedra  pequeña rodando fachada abajo. Algún alumno de aquel curso, a altas horas de la noche, se estaba escaqueando en contra de las normas. Y lo peor es que lo estaba haciendo por una de las ventanas.

Tremendo problema se buscaría con Theresia si le atrapaban. Pero claro, aquellos que lo escucharon tenían un oído en la puerta y el otro en la vigilia, por lo que costaría muy muy poco seguir abrazando la almohada y dejar que cada uno siguiese con sus cosas.

- Tiradas (1)
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07/10/2012, 19:55
Aclamado Director

Tarde, bastante tarde, bien entrada la noche, cuando el aceite ya no daba luz a las lámparas y sólo la luna filtraba luz a las habitaciones, se escuchó algo al otro al otro lado de la ventana, como una piedrecita cayendo. Y luego, otra. Y un suave voz, como un rebuzno de esfuerzo. Y otra vez, pero un poco más lejos. Y otra. Y nuevamente el sonido de una piedra  pequeña rodando fachada abajo. Alguna alumna de aquel curso, a altas horas de la noche, se estaba escaqueando en contra de las normas. Y lo peor es que lo estaba haciendo por una de las ventanas.

Tremendo problema se buscaría con Theresia si le atrapaban. Pero claro, aquellas que lo escucharon tenían un oído en la puerta y el otro en la vigilia, por lo que costaría muy muy poco seguir abrazando la almohada y dejar que cada uno siguiese con sus cosas.

- Tiradas (3)
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10/02/2013, 19:29
Aclamado Director

Fin de la Escena 1; Orígenes.