Partida Rol por web

Como el tipo iba embozado y solo lo había visto de espaldas, Marion no las tenía todas consigo para identificarlo, solo tenía claro que Dice era demasiado baja para haber sido ella y Jax le parecía tal vez demasiado larguirucho, pero Many, Tiger y Hammer todavía podían tener papeletas para cubrir el expediente del fugitivo...

- A ver... ¿A qué estáis jugando exactamente? No me gusta una mierda cuando los trajes como vosotros...- Les increpaba Hammer. Sería imposible no mirra de arriba abajo a Marion y Taylor y preguntarse a qué 'trajes' se refería, pero supongo que para esta gente la profesión iba por dentro. - ¿Por qué no hacéis como siempre y lo echáis a suertes? Cerrad los ojos, apuntad y llevaros preso a quien sea por lo que sea... No os hace falta más.

Dice se acercó nerviosa a Taylor y le susurró al oído - En serio tío, dame dos créditos de mierda y te largo intel buena. Si quieres te la largo con una paja rápida en el baño.- Parecía estar perdiendo los papeles ligeramente, puede que nerviosa por el encierro, a pesar de que no habían pasado más de 5 minutos desde que aquello se había hecho oficial.

Jax se había sacado una baraja del bolsillo y había comenzado a repartir cartas mientras Grit se terminaba aquel botellín de agua que ya le estaba saliendo carísimo y Tiger miraba nerviosa a Marion, antes de lanzarle una mirada asesina a Gwen, que simplemente se encogió de hombros.

- No creo que Tanya sea vuestro blanco, se torció el tobillo hace unos días y lo habrías notado por cómo camina.

Aun así había algo que atrajo la atención de Taylor tras la barra, Lucas le hizo un gesto con el cuello, sin parpadear, indicándole un desgarrón de tela de camuflaje en el suelo que se había mimetizado con el roñoso suelo, pero que había brillado cuando el sintético lo levantó con la punta del pie.

—Vamos a jugar sucio— susurró a Marion. Buscaba en ella cierto tipo de complicidad. Ella era científica. Una cerebrito. No sabía cómo iba a reaccionar a sus tretas, pero Taylor estaba harto. Cansado de aquel sitio. Quizás la posibilidad de que un chalado volara por los aires la única salida posible de aquel claustrofóbico lugar, le había hecho perder la paciencia.

Fue hacia una de las mesas. Había un vaso allí. Estiró la mano. Cogió un mezclador de cócteles. Taylor lo miró, tenía el logotipo de D´Place. El marine sonrió. Irónico. Fue hacía el lugar que le había indicado Lucas. Se agachó y recogió el trozo de tela de camuflaje con el palo.

—El circulo se estrecha— dijo escudriñando las reacciones de los oyentes.

Taylor sacó una bolsita de plástico. Metió dentro la tela sin tocarla. Volvió a analizar las reacciones. 

—Vamos a empezar los interrogatorios. Usted será el primero.— Señaló a Many.

—Todos los demás...—

—Vayan al fondo de la sala. Esperen en silencio su turno.—

—Siéntese aquí— Taylor colocó a Many en una silla. De espaldas a los demás. Él se sentó al otro lado de la mesa. Justo enfrente del hispano. Cara a cara.

—Empecemos— le dijo

—¿Cuánto tiempo llevas aquí sentado?—

Marion asintió a Taylor. El marine tenía un plan, y parecía saber lo que se hacía. Ella, mientras, sacó su escáner médico e intentó, con toda la discreción que el chisme le permitía, hacer un análisis de los interrogados. Varios de ellos habían estado allí bebiendo, según decían. Si llevaban un rato, aunque no hubiese bebido mucho, ya deberían tener alcohol en sangre.

Al menos eso permitiría saber si decían la verdad en ese sentido. Dice parecía demasiado ida para hacer algo así. Y, por lo que decía Gwen, podían descartar a Tania. Aún quedaban otros 4.

Dejó que Taylor hiciera las preguntas, mientras ellas ella se mantenía atenta a cómo reaccionaba la gente.

Many se remueve en su asiento mientras lo interrogan. - Uh, he estado aquí sentado unos quince segundos, desde que me dijo que tomase asiento aquí.- Bromeó el hombre, pero no dejaba de ser cierto. - Si se refiere al D'Place, llevo aquí como dos horas, desde mi cambio de turno. Solo vine a tomar una copa y relajarme un poco antes de planchar un poco la oreja ¿Saben si es cierto que se oficiarán los funerales esta tarde?.- Continuó, con el nerviosismo propio de cualquier persona interrogada a bocajarro cuando no se espera tal cosa, evitando el contacto visual con los investigadores.

Su nivel de alcohol en la sangre era casi nulo, más si era cierto que llevaba allí dos horas. El tipo sonrió a Marion desde detrás del sensor del escáner, como si supiese lo que ella estaba mirando y se disculpase sin terminar de decir a qué se debía aquello. 

Many traga saliva y baja la mirada a su bebida. - No les digan nada al resto, me... Me gusta venir y montar jarana con los demás, peor mi salud me impide beber tanto como ellos, y si se enteran no se sentirán... A gusto conmigo.- Susurró.

- No he visto ni escuchado nada. Solo me ocupaba de mis propios asuntos aquí en el bar... Palabra.

Los investigadores observaron cómo Many terminaba rápidamente la bebida que se había traído hasta la mesa de interrogatorios. Lucas les mostró un par de pequeños tetrabriks de zumo, aprovechando un momento que miraron en su dirección.

El interrogatorio tiene su técnica. Lo había aprendido en los marines. Es una técnica dinámica. Siempre hay que adaptarse al sujeto. Reaccionar a sus movimientos defensivos.  Sortearlos. Llegar hasta el objetivo: la información. Es como un juego de ajedrez.

Taylor analizó a Many. Lo había elegido primero porque pensaba que estaba borracho. No lo estaba. Many venía aquí todos los días y fingía empinar el codo. Solo para estar en compañía. Hay que sentirse muy solo para eso.

Primer movimiento de Taylor:

No te preocupes, no diré nada. Te entiendo. el marine señaló el punto débil de la defensa de Many. Su soledad.

Pero… no la atacaría por ahora, pero había condiciones

Dime, ¿Quién de estos estaba aquí cuando llegaste? ¿Y quién llegó el último? Siempre había que ocultar al interrogado lo que uno buscaba. Cuando lo saben, pueden cerrarse en banda, pueden pedir algo desproporcionado por revelarlo.

Marion le había comunicado los resultados del escáner a Taylor al oído, y luego, le había dicho a Taylor, con una sonrisa amable.

-Eso me han dicho de los funerales. Si todo va bien, seguro que habrá tiempo de ir todos... Bueno, casi todos... A presentar nuestros respetos.

Si Manny no había sido, quedaban Hammer, Grit y Jax. Dice, quizás. Lo dudaba, pero puede que la desesperación le diese las fuerzas que necesitaba. Mientras Taylor seguía con su interrogatorio, se acercó a los que aún estaban esperando su turno. Cierto que varios de ellos ni siquiera habían estado bebiendo, se suponía, así que no tenía tanto sentido hacérselo, pero no es que fuera a darles información de qué estaba buscando exactamente. Su incertidumbre sobre lo que hacían, y lo que sabían o no, podía jugar a su favor. Y ponerlos nerviosos era lo que Taylor buscaba.

Many les miró a ambos con un lastimero brillo de agradecimiento en los ojos. Seguro que no tenía especiales ganas de tracionar a sus compañeros, pero al mismo tiempo quería que el local recuperase la normalidad, o al menos le dejaran salir cuanto antes.

El tipo respira hondo y comienza a recapitular los acontecimientos.
- Bueno, Dice ya estaba aquí cuando llegué. Estaba durmiéndola en una cabina en la esquina. Jax, el larguilucho, llegó un poco más tarde, buscando un trago. Luego entró el grupo en el que venían esos... - Señaló a Hammer y Tiger. - Grit fue la última en llegar.

Mientras terminaba de decir aquello, Dice se apoyó sobre sus hombros, se la veía sudorosa y desencajada. - Ey, tíos, que os puedo decir lo que queráis, que sé todo lo que se mueve aquí, pero dadme alguna mierda, como si es aspirina en polvo... ¿Habéis traído algo de la puta base de la que hayáis salido?- Todo su cuerpo grita síndrome de abstinencia agudo.

—Muchas gracias.— Taylor se levantó.

—Puedes marcharte.— Había acabado con Many. El marine rehízo su lista mental de sospechosos: Grit la encabezaba. Después: Hammer, Tiger. Después Jax. Dice la última.

—Vamos— señaló a Dice

—Usted es la siguiente.— Darcy Ramírez estaba prácticamente descartada.  Era imposible que con ese mono hubiera hecho nada coherente. Eso o era muy buena fingiendo.

—Siéntese. Será rápido.— Taylor planeaba sus próximos movimientos. No había que dejar nada al azar. Todo debía estar planificado, pensado. Empezaba su partida con una apertura clásica: Avance de peón de dama para controlar c5 y e5.

Cuando pasó cerca de Marion le susurró:

—Ojo con Jax. Vigila sus movimientos. Creo que será el "elegido". —

Marion asintió a las instrucciones de Taylor, intentando no perder de vista a los otros sospechosos mientras el marine hacía el interrogatorio.

Al mismo tiempo, no podía evitar sentir lástima por aquella pobre mujer. Y sospechaba que podría no ser la única que estaba en aquellas condiciones, si las restricciones de suministros habían afectado a donde conseguían su alivio químico.

Se acercó a Gwen y a Lucas, en la barra. Les señaló a Dice con la barbilla.

-¿Hay muchos aquí que estén como ella? No sé si es que se le ha acabado el dinero para conseguir más dosis de los que sea que use, o es que no hay dosis que comprar si no llegan naves para reponer.

Dice se sentó, nerviosa, rascándose un tabique nasal gomoso cubierto por la misma piel cetrina y sudorosa que evidenciaba su delicado estado. No miraba directamente a sus interlocutores, peor escuchaba atentamente sus preguntas, pensando que si los satisfacía tal vez tuviesen piedad.

Ante la pregunta de quién llegó el último, Dice asiente débilmente, su cuerpo temblando por la necesidad.

-Está bien, está bien. Estuve aquí toda la noche, tratando de conseguir algo, Lucas me dejó sobarla en la esquina a cambio de pasar la fregona y limpiar sus mierdas.-  Comentó señalando el cubículo en el que Many decía haberla visto dormitando. - De los que están aquí vi llegar a Jax, que se ha pasado la mañana hablando solo en la esquina, pero no podía escuchar lo que decían. Hammer y Tiger estaban jugando algún tipo de juego, y Many se dedicaba a coquetear con la camarera. Y la vieja esa fue la última en llegar... Creo...- Dijo señalando a Grit, antes de volverse a frotar el morro con la manga, sus dedos perdidos en el interior de la misma.

- Hay unos cuantos así, a algunos los hemos tenido que encerrar en el fondo de los barracones por su propio bien, peor logramos mantenerlos a raya con tranquilizantes. Si, con la falta de mercancías normales, tampoco llegan cosas más ilícitas ni medicamentos con los que paliar este problema. También empezamos a estar bajos en medicamentos de primera necesidad, peor hasta ahora hemos podido ir apañando. Pero aquí, la buena de Dice, es de nuestros casos más rebeldes, y Lucas no ayuda dejándola dormir aquí.- Gwen comentó a Marion echándole la bronca entre divertida y cabreada al camarero. - Si Norma anda por ahí - Comentó refiriéndose a una ayudante de Lucas... - Y tienes algún tranquilizante en el botiquín, puedo apañar algo, peor va a ser más un engañabobos basado en el placebo y una acertada combinación de sabores que otra cosa.- Se encogió de hombros la doctora.

El dilema empezaba a solventarse. Todo apuntaba a Greta Wilson. Fue la ultima en llegar. Tenía que ser la persona que intentó entrar en el almacén. Ya tenían un hilo del que tirar. Algo era algo. Ahora tocaba la jugada sucia. Sacar un as de la manga. La encerrona con la torre y el alfil.

Taylor dio carrete a Grit. Ella hablaba de sus cosas. Taylor asentía como si lo que escuchara fuera importante. En un momento dado, miró la bolsa de plástico que contenía el trozo de tela de camuflaje. La cogió. Asintió de nuevo. Luego miró a Jax. Fijamente. Entonces Taylor sacó un boli. Agarró una servilleta del D´Place. Asintió de nuevo. Anotó algo en la servilleta y la dobló y en todo ese proceso miró a Jax. Tal y como unos ojos pueden señalar a un culpable.

Taylor se levantó y estrechó la mano de Dice. Como quien cierra un trato. Luego le dijo a la minera que ya se podía ir. El marine se acercó a Marion. Le mostró el trozo de servilleta doblado

—Ha cantado. Ya tenemos culpable…— se aseguró de que Jax escuchaba esto.

Marion miró confusa la servilleta que Taylor le mostraba, no muy segura de por qué quería mostrarle el alcance de sus artes pictóricas, hasta que Taylor habló y entonces entendió lo que el marine pretendía hacer.

Miró al grupo de sospechosos. Miró de nuevo a Taylor. Sonrió.

-Parece que sí podremos tener la tarde libre, después de todo.

Lucas había ido a buscar a la tal Norma, mientras Marion escarbaba en su botiquín en busca de un tranquilizante. Dice seguía largando, a trancas y barrancas lo poco que el mono le permitía rascar de las paredes de su maltrecha cabeza.

Taylor le hacía el caso justo y continuaba con su mascarada, mirando de reojo a su chivo expiatorio, echando un vistazo a la bolsa de la tela, garabateando un smiley...

Jax se había fijado en sus gestos y miradas, comenzando a parlotear consigo mismo en voz baja, nervioso, era imposible saber qué decía desde aquella distancia y por las caras de sus compañeros de mesa, estos tampoco debían comprender, pero el sudor que iba cubriendo su pálida faz destacaba, brillante, sobre su frente, dejando a las claras que el tipo era muy consciente de que, por algún extraño motivo, los que habían sido interrogados hasta ese momento, le estaban echando las culpas encima.

Los comentarios de Taylor y Marion, para terminar de hacerle la cama, hicieron que terminase por soltársele la lengua en un volumen más alto. - Pero... Hijos de puta ¿Yo que os he hecho? ¿YO QUE OS HE HECHO?- Se levantó y echó ambas manos a su pecho, como si con ello jurase sobre algo sagrado. - Yo... No he hecho una mierda... NO HE HECHO NADA.

La verdad es que, sabiendo lo que allí se cocía, resultaba un poco triste el ver cómo aquel pobre tipo estaba perdiendo los papeles, pero el show debía continuar...

Aquel pobre tipo estaba cada vez más exaltado; Marion esperaba que la cosa no se fuera de madre. Pero Taylor estaba en su elemento y sabía lo que se hacía, y el tal Jax sólo tendría que pasar algunas horas de sufrimiento mientras lidiaban con los verdaderos culpables. Todo iba a salir bien, se dijo a si misma, intentando convencerse, mientras rebuscaba en su botiquín, antes de pasarle a Gwen lo mejor de lo que había encontrado, que no era mucho.

-Si estás acabando, ¿quieres que vaya a preparar el papeleo de esto?-Le dijo a Taylor intentando contenerse para no lanzarle un guiño, y para que no se notase su nerviosismo.

Pero era una excusa para salir y tomar posición fuera para que cuando Grit se largara, con suerte para reunirse con sus compinches, pudiera estar en algún sitio donde no la viese cuando empezase a seguirla.

—Sí, gracias— Taylor pilló el doble sentido de Marion. Eso le ahorró un movimiento. Perfecto.

Luego se giró hacia Jax

—¿Acaso estás arrestado? ¿Por qué te pones tan nervioso? ¿Ocultas algo?— Taylor siguió con su juego. Señaló la silla en la que se habían sentado los anteriores interrogados. Él se sentó en otra. La de enfrente.

—Siéntate.—

—Dime. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?—

...

En un momento del interrogatorio Taylor echó mano de la bolsa de plástico en la que había guardado el trozo de tela de camuflaje. La abrió. La sacudió boca abajo hasta que el trozo de tela calló encima de la mesa.

—Mira eso. Cógelo. Tómate tu tiempo. Dime  ¿Lo reconoces?—

El minero larguilucho con la lista de amigos más corta de toda la colonia miró a Taylor dubitativo, bajando las manos y tratando de recuperar la compostura, bajando las manos y haciendo como de que se limpiaba la pechera, como si con ello fuese a borrar sus reacciones y palabras durante el último medio minuto.

Vio como Marion salía de allí y volvió a mirar a Taylor con una interrogación descomunal en el brillo de su ojo, mientras este le ofrecía la silla. Dice se había levantado, reclamada por Gwen y Lucas, que le ofrecieron un paquetillo de plástico lleno de polvor acerados. Esperaban que el placebo funcionase, pero aquella era una solución tan temporal que puede que ni paliase la necesidad de la pobre por más de seis horas.

Jax contestó las preguntas de Taylor con total sinceridad, peor sabiendo que algo olía a podrido, se puso a toquetear la tela con dedos nerviosos

- No... No conozco esta tela de nada. Habrá salido del economato... Todo aquí sale del economato, ¿Por?- La segunda vez que repitió la frase lo hizo mirando a Dice, que se escurría hacia los baños, como si hiciese referencia a que puede que la droga que ella consumía también llegaría por esa vía.

¿A qué coño estaban jugando? Toda su confesión no dejaba de corroborar lo comentado por Dice y Many, era el que más tiempo llevaba allí, tras la adicta, claro, que a fin de cuentas la había dormido allí.

Cada uno de los presentes trataba de estar entretenido con lo suyo. Grit simplemente parecía tratar de ordenar su lista mental de quejas para cuando fuese su turno en la silla que ahora sudaba Jax...

Taylor se levantó. Se dirigió a Dice. Le dijo que se fuera. Que había acabado con ella. Esperó unos momentos. Marion estaba fuera, vería a Dice salir, lo interpretaría como una señal de que Grit lo haría pronto.

—Puedes irte— le dijo a Grit

El marine cogió la servilleta doblada con el supuesto chivatazo con dos dedos. La meneó en dirección a Grit

—Gracias— le dijo

Esperó a que ella se fuera para levantarse de la silla. Agarró el mezclador del D´Place, lo usó para coger la tela de camuflaje y meterla otra vez en la bolsa de plástico.

La trampa estaba lista. El pez había picado el anzuelo. El jaque mate estaba a la vuelta de la esquina. Taylor sabía que no tenía nada con una acusación falsa. Pero ahora tenía una prueba sólida. Las huellas dactilares de Jax en la tela. Eso bastaría para condenarlo en cualquier tribunal.

—Bueno—miró a Jax. Lo hizo con cierta pena. No mucha. Solo un poco.

—Creo que te han delatado.— Taylor sacó las esposas.

—Vas a tener que acompañarme.—

En cuanto llegó a la calle, Marion se puso a buscar un sitio para esconderse. No podía tardar mucho; Grit no tardaría en salir. Pero necesitaba poder verla sin que ella la viera. Y esperaba que un sitio que no fuera demasiado sospechoso. No quería delatarse porque alguno de los que pasaba por la calle se quedara mirándola preguntándose qué demonios hacía.

La última vez la había perdido cuando ya estaba cerca del bar. Esta vez, esperaba lograr seguirla a donde tuviera sus negocios con sus compinches, aunque tampoco podía acercarse demasiado.

Encontró su sitio, puso el comunicador en la frecuencia de Taylor, con el volumen al mínimo, respiró profundamente y se dispuso a esperar. Cuando Taylor acabase con su parte, empezaría la de ella.