Partida Rol por web

Cada año alrededor de mitad del verano, la población de Vado de la Daga crece según la gente viene de arriba y de abajo de la Costa de la Espada para participar en el festival anual de juegos de la villa. Mientras los mercaderes proclaman a voz de grito las bondades de sus productos a lo largo y ancho de calles atestadas, la gente se agolpa para presenciar todo tipo de competiciones, desde concursos de tiro con arco y de soga tira hasta lucha libre y concursos de comer tartas.

Sin embargo, este año el mal tiempo ha ensombrecido los festivales. Lluvias torrenciales caen desde nubes negras según los vientos que vienen del mar silban a lo largo de las oscurecidas calles.

Los visitantes se agolpan en tabernas y posadas, esperanzados en encontrar un poco de descanso mientras intentan levantar el ánimo con bebida y música, pero la tormenta ha sido inmisericorde, y no hay nadie a la vista en las calles.

Sin que sea una sorpresa, la tormenta ha dado pie a todo tipo de habladurías sobre los eventos recientes en la villa, sobre todo la captura de un hombre lleno de tatuajes del cual se cree que es un Mago Rojo de Thay. ¿Qué es lo que está haciendo un Mago Rojo de Thay tan lejos de casa? Se pregunta la gente. Bien, de acuerdo con los rumores locales, se había disfrazado mágicamente y trabajaba para Lord Floshin. ¡Como jardinero, por todas las cosas!

Es cierto, es el mismo Lord Floshin cuyos dominios fueron atacados y saqueados por una banda de orcos hace pocas noches. Dicen que el Mago Rojo está detrás de este suceso, y es por eso que ha sido condenado a la horca tras el festival.

Es una buena cosa que Lord Floshin no se hallara en sus posesiones durante el ataque. Podría haber sido capturado y secuestrado por los orcos. Eso es lo que les ocurrió a sus sirvientes, ¡los dioses los protegan!

Uno solo puede imaginarse que terribles destinos les esperan.

Un nuevo sol se abría. Vakazara se debatió entre levantarse o quedarse en la cama, pero las sábanas estaban calientes debido a las altas temperaturas y lo agitado de la noche anterior, y seguir sudando era lo último que le apetecía. Mientras bajaba a la pequeña cocina, la esperanza de otro día tedioso comenzó a volver a tomar forma, como cada mañana desde hacía poco.

Los gemelos ya llevaban varios días recomponiendo su antiguo hogar, el ataque había sido devastador. Sus discípulos echaban una mano de modo altruista, pero hoy comenzaban las fiestas y ninguno querría perderse el evento. La ciudad se había ido llenando poco a poco de gente, hasta el extremo de que muchos dormían a la intemperie en las afueras, llenando todo el camino de basura.

Al fin y al cabo era verano. Más gente era más posibilidad de diversión, aunque también de problemas. Disfrutarían tanto con una cosa como con la otra.

Vakazara se dirigió a su hermano, que ya llevaba tiempo de pié, esperándola. - ¿Hacemos un parón hoy? No hemos tenido un momento de descanso desde lo del demonio, y de verdad necesito volver a sentir que sigo viva. Además... - en sus ojos se pudo ver un atisbo de maldad, su hermano ya la conocía de sobra,- habrá gente nueva y es una oportunidad para los dos. Incluso alguno podría quedarse y ayudarnos. - Miró al techo poniendo cara de buena esperando que su mellizo acediese a su petición.

- Y encima Zayra está deseando cazar algún ratón, de aquí han huido todos. - Añadió por último a modo de pataleta si lo anterior no funcionaba, mientras sostenía a la serpiente entre sus manos.

El libro de hechizos sobre la mesa y Vakaipa dejándose los ojos estudiándolo mientras los dedos de su mano derecha tamborileaban contra su pulgar de manera arrítmica, cuando su hermana apareció sus ojos se iluminaron.

- Buenos días, Kazi, espero Selune tuviese buenos sueños para ti -dijo usando el diminutivo cariñoso aprovechando que no había ningún cultista al lado en aquel preciso instante- . Pues con unos pocos apaños más estas cuatro paredes servirán para los ritos de nuestra* fe así que concedo, tomémonos el día un poco más en calma pero- el índice pasándosele por el lateral de la cabeza- ¿Te enteraste del Mago Rojo capturado? Al parecer le van a ahorcar por estar afectar el clima, trabajar para Lord Floshin y servir a una nación llamada Thay. Creo que podríamos aprovechar nuestro paseo para indagar un poco y servir a la comunidad, en especial si están en peligro.

Dicho esto se puso en pie y fue a recoger un plato de gachas tapado que había preparado Gulyael, aprovechando la textura de la superficie para dibujar una luna sobre ella. Vakaipa negó con la cabeza pero sonrió, los más leales seguidores del Cónclave Celeste eran también los más curiosos. Cuando le entregó el plato a Vakazara le indicó con la mirada el gesto de devoción de la semielfa, achicando los ojos y apretando los labios para no reír aquel detalle para con la sacerdotisa.

Los hijos de los nobles son examinados a tierna edad en busca de talento arcano. Cualquiera que muestre incluso la menor aptitud para la magia es inmediatamente llevado a una escuela de Magia, a lo que sigue un largo y arduo aprendizaje a las órdenes de un Mago Rojo. Los que sobreviven a su aprendizaje y son ambiciosos, ingeniosos y hábiles son invitados a unirse a los Magos Rojos. Algunos rehúsan la túnica roja, pero son casos muy raros: convertirse en Mago Rojo es un camino tan obvio hacia el poder que los Zúlkirs no necesitan reclutar a nadie.
Los Magos Rojos son la clase gobernante de esta magocracia. Es ilegal que cualquier Mago Rojo tenga como aprendiz a alguien sin sangre mulan, sin embargo, algunos lo hacen y suele ser un secreto a voces. En cualquier momento la mayoría de los Magos Rojos pueden reclamar hasta una docena de aprendices (en términos de juego, magos, que todavía no han adquirido su primer nivel de la clase de prestigio Mago Rojo), a los que mantienen enfrentados para que avancen gracias a sus propias artimañas. 
Los apredices deben servir a su maestro como agentes, esbirros y siervos. El entrenamiento mágico que obtien en el proceso viene determinado únicamente por su propia ambición e iniciativa. Las túnicas rojas están reservadas solo para los Magos Rojos, es el distintivo de su oficio. El castigo por fingir ser un Mago Rojo es la muerte inmediata a manos del primer Mago Rojo que descubra el engaño. 
Los Magos Rojos están gobernados por un consejo de ocho Zúlkirs, cada uno representado a las ocho escuelas de Magia. Estas posiciones son de por vida; el único modo en que un Zúlkir renunciará a su cargo será con los pies por delante. Dentro de cada escuela existe un elaborado orden, en el que mantenerse depende de la aptitud mágica y el patronazgo de magos más poderosos. El líder actual del consejo es Szass Tam, el Zúlkir de la nigromancia.
Los Magos Rojos son completamente malignos. Su meta final es nada menos que la dominación del mundo y han pasado gran parte de la historia de Zhay tras ese propósito con medios militares. Solamente durante los últimos años han dejado a un lado las artes de la guerra en favor de métodos más insidiosos y económicos.

Las de investigación al no ser un conocimiento que puedas tener propio no te las cuento, ya que para investigar debes preguntar a alguien o hacer algún tipo de investigación que en tu casa y solo con tus conocimientos no tienes

Chachi, una vez tenga más información obtenida a través de publicaciones volveré a formular la pregunta para tratar de atar cabos :D

- Si, algo escuché. Se infiltró en casa de Floshin, el hombre debe estar pensando aún cómo de fácil es burlar su seguridad. Habrá hecho por reforzarla ahora que viene tanta gente, muchos de ellos sin nada que perder. Pero me da pena que lo ahorquen, quizá hablar con él nos podría ser útil.

- Si quieres preguntaremos por ahí qué se sabe más.

Al decir esto vio el plato con el detalle de Gulyael, una sonrisa bañó su rostro. - Igual habría que salir temprano si no queremos que la plaza se llene de extraños y no demos con nuestra gente. - Ya se había acostumbrado a ese término, era algo que nunca antes de llegar a Vado de la Daga había podido hacer. Terminando rápidamente el plato cerró el libro de su hermano y subió a cambiarse. - ¡Vamos!

Le encantaba provocarlo, pero algo le decía que hoy sería un buen día. El descanso les vendría bien.

Al llegar arriba gritó: ¿Crees que habrá líos? ¿Armadura o túnica? Reconocía que no soportaba a veces el fervor con que su hermano se arreglaba, pero era obvio que tenía mejor vista que ella para esas cosas.

- Y no tardes.

Arrugando un poco el hocico ante la osadía de cerrarle el libro de magia y los apuntes que estaba estudiando Vakaipa levantó el índice al lado de su cabeza, puntualizando lo importante de su labor. Desafortunadamente menoscababa su propio gesto por cerrar los ojos y usar un tono de exagerado magisterio.

- Esos Magos Rojos no son gente con quien se deba hablar sin más, tienen un plan ¿sabes? La dominación mundial según algunos rumores -abarcó la habitación con un gesto teatral-. Szass Tam, el Zúlkir de la nigromancia les gobierna a todos desde Thay y, como todo no muerto e inmortal, siempre trabajan con planes a largo plazo- suspiró cómicamente exasperado antes de ponerse en pie-; eso sí, vámos y sí, mejor llevar armadura; tengo un roer en la parte de atrás de la cabeza, una corazonada de que va a ser un día movido.

Sin afeites, con el pelo algo revuelto y la ropa de ayer, Vakaipa estaba de los nervios al subir, pues no quería retrasar a su hermana pero se negaba a ser visto con pintas miserables.

- ¡Biserka! -llamó a la vípera para que acudiese, en una casa tan pequeña su rostro de serpiente no tardó en asomar de una puerta, lanzando latigazos involuntarios con su lengua- Recoged mi ropa, traed la muda limpia, un trapo seco y el cepillo del pelo; no tengo tiempo para un baño ortodoxo o Vakazara me sacaría de aquí a rastras.

Se desnudó con premura y salió al patio comunal para hundir su cabeza en el barreño público, con todo lo que había llovido aquellos días el agua pocas veces había estado tan limpia. Superado el susto del agua gélida contra su pel introdujo un pie, luego el otro, hasta cubrir su cuerpo salvo su cola que, cual tentáculo escapista, asomaba y balanceaba a salvo de aquella tortura. Salió a por él la fiel ayuda de cámara quien secó su cuerpo frotándolo mientras él usaba la manos para escurrirse el pelo con una luminiscencia mágica; usando su poder para cosas nimias como aquella, secar, limpiar y alisarse el pelo en cuestión de minutos; pues todo uso de la magia no aprovechado era un desperdicio de aquel don. Según él.

- Ya casi estoy -le dijo al aire, esperando que su hermana le escuchase mientras la ropa volaba a su alrededor vistiéndole y Biserka se afanaba en que el pelo quedase a la altura del mago-, ve bajando y nos vamos, tráete contigo mi báculo, por favor.

Listo para partir obsequió a la mujer serpiente con un sentido apretón de hombros, gracias a ella las apariencias de los dos hacían milagros para compensar la falta de poder real del Cónclave Celeste - Selune te guarde y las estrellas te guíen, Biserka; la fortaleza es tuya hasta que volvamos.

Mientras su hermano se encontraba abajo, comenzó a ponerse la armadura. Una vieja cota de malla algo oxidada, pero que aún cumplía con su propósito. Nada que ver con la excelente pieza con la que había escapado de Dis y que había quedado destruída tras el último ataque. Echó un vistazo al armario donde se encontraba, resquebrajada por varias zonas. Se había propuesto volver a forjarla, pero de momento debía contentarse con poner a punto su hogar.

Iba a ser un día de calor, por lo que decidió aligerar su ropa, permitiendo más entradas de aire. Además, mostrar más piel haría más fácil conseguir ciertas cosas... había aprendido a usar sus encantos y un día como hoy habría mil oportunidades de hacerlo.

- Kai, me gustaría pasar por la herrería, quiero comprar una lanza. - Ocultó su bolsa bajo las placas de metal, mientras se ajustaba la espada a dos manos en la espalda. - He estado esperando a que Derval decidiese sacar toda su mercancía, seguro que algo tenía guardado para atraer clientes y hoy mostrará lo mejor en su tienda.

- Kai, ¿me escuchas? - El sonido de aprobación de su hermano la dejó más tranquila. Sabía que él no estaba interesado en estas cosas, pero necesitaba saber que la estaba escuchando. A veces no le reconocía que se sentía algo indefensa, aunque adoptara una falsa pose de autosuficiencia, y que se veía reforzada solo sabiendo que él estaba ahí.

Mientras lo escuchaba empezar a arreglase, se acercó a la ventana y comenzó su trance diario. Se encomendó a la diosa como hacía cada mañana, venerando su poder eterno y pidiendo su bendición.- Señora del mundo, exterminadora de sombras, me doy a ti libremente, siguiendo tu palabra. Luz de la noche, dama del velo, me entrego a tu poder por voluntad propia, siguiendo tus pasos ciegamente, venerando tu figura. Mi cuerpo es tu cuerpo, mi esencia tu instrumento, hazme digna de ser tu discípula, honro tu enseñanza, alabo tu memoria... las palabras se fueron transformando en un susurro mientras Vakazara entraba en comunión con Selûne.

Al cabo de un tiempo parecía estar lista, sentía haber sido ella la que retrasase la salida, pues había dedicado algún tiempo de más a su encuentro con la Luna, pero las palabras de Kai la habían puesto un poco en alerta. Una corazonada de que va a ser un día movido. Solía hacer caso a estas sensaciones de su hermano, en más de una ocasión se habían convertido en mucho más que reales.

Ivor despertaba luego de una larga noche de merecido descanso, a pesar de ser un gran guerrero, desde que se estableció en el pequeño pueblo se ha dedicado a ayudar a la familia de granjeros de la pequeña Lucy, su fuerza y resistencia fueron de mucha ayuda.

Tanto así, que hasta los mismos soldados pedían ayuda al joven centauro, para misiones de reconocimiento o vigilia. Hoy es uno de esos días en los que le tocaba ayudar a la seguridad del pueblo.

Se despertó muy temprano, para dar un pequeño recorrido a las afueras del pueblo y darse un baño en las proximidades, al regresar veía ya como las puertas de la ciudad estaban atestadas de mercantes y demás personalidades.

Ante tal evento, Ivor sonríe e inicia a caminar en dirección a la multitud, para adentrarse nuevamente a la ciudad.