Partida Rol por web

El mago hace un gesto al esqueleto y este sale por la puerta. De nuevo el mago se sienta a relajarse con su taza de té.

-Tienes prácticamente todo el día para practicar. Pero creo que esto va a ser difícil. He mandado al esqueleto a que traiga unas cuantas pociones. Creo que las necesitarás... Pero tranquila. No creo que hagas un hechizo tan potente como para matarte a ti misma. Y si te congelas ya me encargaré yo de descongelarte.-

En una de sus manos comienzan a salir llamas tan fuertes y brillantes como las que había en la hoguera. Tras un rato el esqueleto vuelve con un saco de pociones y te ofrece una de ellas. Al tomarla notas como en tu hombro empiezas a notar algo de calor y alivio. Y tras medio minuto ya no notas ninguna molestia.

-Qué pociones más buenas.... - pienso mientras noto como me recupero de golpe. Sabiendo que podía practicar más y sin hacerme daño, vuelvo a intentarlo alguna vez más. Decidida, vuelvo a realizar los mismos pasos que antes: miro al muñeco, me centro solo en él y cómo se llena de hielo. Espero unos segundos y digo: - ¡Raf-fash Sum-mah! - Vuelvo a ver una bola azulada, pero esta vez más intensa. Se dirige directamente hacia el muñeco y le rompe una pierna, dejando una parte helada.

- ¡B-b-bien! ¡E-e-e-esta vez ha salido! - digo entusiasmada dando saltitos de alegría. No me lo pienso más y lo intento algunas veces más, pero desafortunadamente la suerte no sonreía todo el tiempo. El segundo intento vuelve a salir la bola azulada clara y aunque intento esquivarla me vuelve a dar y esta vez en la pierna. - ¡Ahhhh! - grito de dolor. Me vuelvo a tomar otra poción ya que la pierna tiene bastante mala pinta y me recupero de nuevo. - Una vez más...- pienso un poco agotada por el entrenamiento. Cada vez me cuesta menos visualizar al muñeco congelado, por lo que tardo menos tiempo en actuar y realizar el hechizo mágico. -¡Rafash Sum-m-mah! - digo decidida mirando al muñeco. Esta vez el impacto es directo y la bola mágica golpea directamente en la cabeza de éste. Además, todo su cuerpo queda congelado instantáneamente. Esbozo una sonrisa de superación, me dirijo hacia el mago Rankish y le digo: -Des-s-spués de t-t-todo no está mal, ¿uh? - señalando al muñeco congelado y con cara de victoria. 

Rankih levanta aparta su vista de la lectura que lo tenía tan absorto. Con una cara de sorpresa se levanta y se acerca al muñeco.

-¡Anda! No esperaba que lograras congelarlo tan pronto... La verdad es que me has sorprendido... ¿O tal vez solo ha sido suerte?- De la mano del mago comenzó a salir fuego de nuevo, con la que derritió el hielo del muñeco, dejando el hielo que habías creado como un simple charco de agua. El mago se apartó y se acercó a ti.-Venga. Trata de hacerlo de nuevo. Esta vez si que estaré observando.