Cuando me abrazó y me besó fue como si la vida recobrara su color. Una ola de calor inundó mi pecho, haciéndome sentir de una manera que pensé que jamás volvería a sentir. Besé sus labios con pasión, dejando que nuestras lenguas hicieran las paces a su bella manera. En aquel beso volcamos nuestros sentimientos y verdaderamente sentí que Dani me amaba de verdad.
Pero sus palabras me trajeron de nuevo a la realidad y fui consciente del peligro que corríamos en medio de aquel pasillo. La tomé entre mis brazos y la alcé en el aire para llevarla cómodamente hacia mis aposentos ignorando el dolor que sentía en mi mano. Una vez dentro, cerré la puerta con la pierna y llevé a Dani hacia mi cama, depositándola con delicadeza y tumbándome sobre ella para volver a besar sus labios. -Perdóname... -musité limpiando con delicadeza sus lágrimas de su bello rostro, ignorando las que aún corrían por el mío.
Daniella se abrazó a William mientras él la llevaba de regreso a su dormitorio, en aquel momento se sentía en una nube. Creía que estaba soñando y tenía miedo de despertar y darse cuenta que estaba sobre su lecho, sola, como cada noche. Pero no, aquello no era un sueño, podía sentir el suave latido del corazón de William, podía sentir la calidez que desprendía su cuerpo y las lágrimas que se deslizaban por aquel rostro que tanto amaba.
Con mucho cuidado, William la dejó sobre la cama. Daniella le miró e intentó sonreír, pero todavía el dolor por lo que había hecho la quemaba por dentro, y la sonrisa fue tan sólo una sombra que cruzó sus labios. El muchacho empezó a secarle las lágrimas, con suavidad. La joven reina le miró a los ojos con todo el amor que sentía.
- Ehhhh... No llores, mi vida... - Le susurró alzando a su vez la mano para acariciarle el rostro. - No, no hay nada que perdonar... - Todo ha sido mi culpa... ¿Cómo puedes continuar amándome?
-Si, te he hecho llorar. No me merezco tenerte aquí junto a mi Dani. -Me sentía despreciable por hacer que se sintiera así. Ella no era culpable de nada pues en ningún momento me había engañado. Es más, me lo había contado porque no soportaba ocultarme nada y yo me había comportado como un gilipollas. Vale que me duele, me duele más que nada en el mundo. Pero ella no merece que la haya tratado así. Eres imbécil William.
-Perdóname por favor Dani, el dolor me cegó. -Besé cada pulgada de aquel rostro bendecido por los dioses con la mayor de las bellezas hasta que llegué a sus labios donde me perdí por completo, penetrando con mi lengua en busca de la suya para disfrutar de la hermosa sensación de sus besos. En aquel momento me daba todo igual, sólo era consciente de que tenía a Dani en mi cama, que me amaba y que decía que nunca me dejaría.
- No... No... - Empezó a murmurar la reina mientras negaba con la cabeza y llevaba su dedo índice a los labios del joven, instalándose a que dejara de echarse las culpas... - Tu única culpa ha sido enamorarte de mi... Es un pecado que ambos hemos cometido y del que no me arrepiento. Puede que nuestras almas estén condenadas... Pero sé que si no te tuviera mi vida ya sería el infierno... - Daniella se mordió el labio, pero una sonrisa empezó a brillar en sus ojos. Ahora sabía que William la amaba de verdad... Nunca volveré a traicionar a mi corazón...
Se besaron, sus lenguas jugaron al dulce baile del cortejo. Sus besos sabían a sal y tenían todavía un ligero regusto al dulce vino que habían servido durante la comida.
Los dos jóvenes estuvieron parte de la noche reafirmando con lazos más fuertes y duraderos aquellos sentimientos que los unían... En algún momento, la reina se durmió abrazada al joven William. Despertó casi al amanecer. En algún momento de la noche, William le había echado una fina manta por encima, para que no pasara frío. Daniella se quedó unos minutos mirando el rostro del muchacho y finalmente, con mucho cuidado para no despertarle, se deslizó fuera de la cama para dirigirse a sus aposentos...
Holaaaa... He adelantado así para que Lin no nos pegue :P
Si no te gusta, dímelo y rectifico ^^