¿Que diablos? Chilla un enorme Quarren mientras os señala ¡Chicos son soldados imperiales! Acabemos con ellos. Somos muchos ¡somos un ejercito! pero algo en su voz demuestra que la anterior convicción ha desaparecido. Algunos de ellos parecen eso si estar echando mano a sus armas, hasta ahora colgadas inutiles de sus bandoleras, cuando un estruendo resuena en la zona del aparcamiento y una sombra parece cubrir el lugar.
En el aparcamiento una pequeña nave de descenso imperial parece haber realizado un aterrizaje forzoso destrozando varios de los vehiculos aparcados y queda envuelta en una densa humareda negra. Siguiendo su trayectoria esperable levantais la vista y veis la figura triangula de un Destructor Imperial interponiendose frente al sol y sumiendo esta parte de la ciudad en la sombra como si de una nuve de metal se tratara.
¿A que esperais? ¡Somos más! ¡Matemoslos y activemos de nuevo las defensas! ¡Aun tenemos un planeta y un ejercito! ¡Tenemos rodeado al grupo de desembarco!
Como respondiendo a las palabras del quarren la rampa de la nave de desembarco se abre ¿Cuantos refuerzos pueden haber sobrevivido? ¿Podeis intentar abriros paso para reuniros con ellos mientras esperais la segunda oleada? ¿Debereis abandonar a los heridos?
Pero vuestras preguntas obtienen una omniosa respuesta cuando de entre el humo parece resonar en vuestras mentes una voz trabajosa y entrecortada que afirma sin rastro de emoción
No tienes un ejército. Todo lo que tienes es miedo. Y solo estoy rodeado de cadaveres andantes.
Un brillante haz de luz roja brilla entre el humo mientras una imponente figura en armadura negra sale de entre el humo.
El Imperio ha vuelto a Vendaxa.
-Fin del capítulo IV-