La sala está oscura. La poca luz que consigue penetrar cae, en forma de cascada, en la mesa, rebotando , a su vez, en el techo de gotelé. El hombre de unos cincuenta años aproximadamente, carraspea ante la presencia de los cuatro individuos. Es el doctor español Edu González Pérez. Su labor educativa le ha llevado a tener grandes prestigios, considerándole uno de los mejores docentes de España ;así mismo, es conocido por llevar a cabo varias excavaciones a lo ancho y largo del mundo.
-Bien, estimados alumnos... -comenta a la vez que su boca se mueve al compás de un gracioso bigotillo canoso-, porque sois mis alumnos en esta excavación. El museo nacional de Historia de Londres me ha informado acerca de un hallazgo extremadamente inquietante. -En ese momento se mueve por la sala, caminando con las manos detrás de la espalda. Su acento norteño es el único sonido de la estancia-. Como veréis en esta diapositiva que os voy a mostrar -una de sus manos aprieta el botón del mando a distancia, provocando la inmanente aparición de una ciudad mitológica- numerosas expediciones se han llevado a cabo por todo el surco del mundo para averiguar el sitio concreto. La tríada de preguntas que a todo arqueólogo se nos formula ante la aparición de un yacimiento : ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? Ya , en su momento, Platón nos habló de ella y, desde entonces, el ser humano ha centrado su preocupación por hallarla. Por encomtrar semejante regalo de los dioses... Se encuentra en un punto concreto del mar Egeo , entre las islas Cícladas y Creta. Debéis bucear en profundidad y entrar en aquella ciudad mítica, cuyas aguas han sabido mantenerla en estado puro. Cierto es, que presenta erosión debido a las corrientes y al elemento del agua. Sin embargo, en el templo, según cuenta la leyenda, se halla el fruto del Edén. Vuestra misión es buscarlo y traerlo hacia aquí. Pues las viciosas manos de millones de cazarecompensas han querido , durante billones de años, hallar esta preciosa pieza.
Entre vosotoros hay un cazatesoros, una especialista en arte, arqueólogo licenciado en Historia Antigua y, por último, la señorita cuyo ámbito es la arqueología subacuática. Esto es confidencial, por lo que se pide cautela y entera discrepción. Allí, una vez que lleguéis, preguntad, en esta dirección que os entrego, por una tal Anfítrite Küçük , quien ha sido seleccionada por los altos cargos que llevan esta ... ¿misión?
Edu apaga el proyector y, dirigiéndose hacia la mesa, sus manos arrugadas y ásperas, entregan un mapa sobre el templo.
-Conviene que os lo guardéis en todo momento. Se encuentra plastificado, por lo que se puede mojar. Partiréis en breve. Mis felicitaciones por vuestra misión y , obviamente, por haber sido escogidos. No nos desfraudéis, pues supondrá la elección de una sanción por parte del jurado honorífico. -Mientras recoge sus pertenencias. Parece haber acabado su discurso-. Empero, antes de irme, debéis saber un dato importante : este viaje supone un gran esfuerzo tanto a nivel económico, como mental y físico. Cuando estéis en las profundidades, millones de cuestiones galoparán en vuestra mente abasallando una sola pregunta retórica :¿Busco la Atlántida o... su tesoro? Recordad que es el tesoro. La Atlántida permanecerá sumergida en el mito.
Y tras esta introducción, podeís narrar. Os recomiendo que guardéis este mapa, pues os hará falta más adelante y, además, porque lo podéis apreciar mejor. El prólogo durará hasta que os reunáis en Grecia junto con la guía, a quién le haré un post dedicado a ella para que pueda rolear.
Ánimo y... mucha suerte, la necesitaréis...
La temperatura en Atenas es de 27°C con un 48% de humedad ; dato que, su querido cabello ,rubio, reconoce, pues se encuentra voluminoso a cuenta de dicha humedad. Masca chicle con alevosía. Se encuentra en Atenas , perdida, parece que se ha desorientado o, tal vez, le hayan enviado por error a esta ciudad clásica. Empero, el caso es que se halla aquí con el objetivo de contactar con una guía . Ella, jueza de la expedición llevada a cabo por el museo de Historia Nacional, se encarga de "fichar" a los cinco mejores candidatos para esta... ¿aventura?
Suspira cansada. Lleva horas aquí, en el Templo consagrado a la diosa Atenea esperando tener un atisbo de covertura, con la que poder realizar la llamada. Se mueve de un lado hacia otro, bajo la atenta mirada de un grupo de turistas asiáticos. Ella se ha vestido para la ocasión. Le han dado instrucciones de que debe ir vestida sin "llamar la atención", por lo que un bonito vestido floral, unas gafas de sol negras y un calzado apropiado para la situación han sido sus mejores elecciones.
Cuando por fin logra que su aparo marque una raya en la cobertura, la desconocida marca rápidamente el número de la guía.
-Hello? -le pregunta tras escuchar cómo le descuelgan la llamada- soy la representante de una expedición arqueológica. Le llamo para comunicarle, que usted y, un cuarteto, habéis sido elegido para ir a la at... Hello? ¿Sigue ahí?
¡Vaya! La cobertura viene y va como le da en gana. La mujer suspira de nuevo. Aquel aparato vuelve a recobrar la conexión.
-¿Podría reunirse conmigo urgentemente... me temo...cobertura... Templo... Atenas... Ahora...? Hello?
Y tras esto, la llamada se corta. A la londinesa no le quedará más remedio que esperar a aquella joven aquí... a la espensa de tener cobertura...
-Marca la casilla "solo para el director".
-Estoy desde la tablet, luego la imagen de esta PNJ no es muy favorable... te la describiré lo mejor posible.
Hablamos de una sala con pobre iluminación. Para él, lo ideal habría sido unos 250 microluxes más para poder leer durante horas sin cansar la vista, pero visto el lugar, las personas y las instalaciones, la perfección era una Diosa esquiva y traicionera. En cuanto al lugar donde ahora estaba sentado, le recordaba a la misma silla en la cual había permanecido postrado por propia vluntad los primeros seis años desde su llegada a Inglaterra, lo que le abocaba ciertos sentimientos de familiaridad con el entorno que no tardaron en desaparecer cuando aquel hombre comenzó a hablar.
Frunció el ceño ante el primer comentario, si bien por edad no había discusión, por un ejercicio físico posiblemente tampoco y por una competición de cual de los dos tenía mas testosterona, encontraba imposible que en cualquier materia intelectual el pudiera ser alumno de nadie. Y de no ser porque aquel tipo tenía una voz muy fuerte, hablaba rápido y sin pausa y no parecía tener tiempo a discusiones sobre niveles intelectuales... posiblemente le hubiera replicado energicamente.
No le gustaba verlo moverse mientras hablaba. Aquello era lo que hacían la mayoría de matones. Hablan, caminan en circulo alrededor tuyo y cuando menos te lo esperas, tienes la cabeza hundida en algún retrete de la universidad mientras algún quarterback simpático te ayuda a llegar un poco más allá en ese curso de submarinismo asistido.
Submarinismo asistido, como lo que estaba a punto de hacer, y la verdad, es que no le hacía demasiada gracia. Pero todo fuera por la Arqueología y la Historia. Llegaríad onde fuera necesario, con ciertas excepciones que no estaba dispuesto a detallar con una buena lista de "por si acasos".
Así, dejó hablar al hombre. En silencio, y esto era bastante raro teniendo en cuenta que le encantaba el sonido de su propia voz. Pero esta vez, era más importante escucharlo a él. En cuanto recibió el mapa, lo tomó entre sus manos no sin antes inspeccionar que la superficie no estuviera manchada, ni tuviera polvo o restos de nada. Lo miró un momento, lo memorizó exactamente y acto seguido, lo desechó. No solo había visto con anterioridad aquel mapa, él mismo había ayudado a reconstruirlo fielmente y por si fuera poco, ya lo tenía memorizado.
En cuanto apagó el proyector, Dagomaru no pudo evitar dar un pequeño sobresalto, ahora estaba demasiado oscuro para que todo estuviera dentro de su zona de confort. Buscó con la vista algo de luz con la que sentirse más cómodo hasta que escuchó la última pregunta, y quedó divagando en sus propios pensamientos sin dacir nada.
La invitación de Thalassa a aquella reunión había sido misteriosa a la vez que interesante. El doctor Pérez era uno de los mejores en su campo, uno muy parecido al suyo, y también sus opiniones rayaban en la excentricidad, por lo que no solía tener el apoyo de la comunidad científica. Quizás solo por eso, merecía la pena viajar tantos kilómetros para verle. Suerte que su español era bueno (Thalassa dominaba varios idiomas y dialectos, y no solo por sus viajes, sino porque su mente pocas veces descansaba), y no tuvo ninguna dificultad en seguir sus explicaciones. Por otro lado, Thalassa se fijó en que no estaba sola, pero eran solo cuatro. Aquello no era una simple conferencia, sino una reunión muy especial. Si el doctor Pérez les había reunido, era porque cada uno de ellos resultaba imprescindible para... ¿qué? En cuanto empezó a hablar de la Atlántida, entendió por qué estaba ella allí, y cuando afirmó que había que bucear, todavía lo comprendió mejor. No solo sabía en dónde estaba, sino que todos ellos, los que se encontraban en aquella sala, habían sido seleccionados como integrantes de un grupo cuya misión era llegar antes que otros y conseguir un tesoro, el fruto del Edén. Thalassa bufó. No le interesaba el tesoro como tal, pero sí encontrarlo y mostrárselo al mundo. Eso sí que sería fascinante. Pero mirando a sus acompañantes, entendió que no todos pensarían como ella. Quizás uno o dos... o puede que todos ellos, solo vieran dinero en lugar de historia, adoración y no fascinación, egoísmo... en lugar de una oportunidad para compartir un mito con el resto de la humanidad. Supo, al instante, que sería difícil. Cuando el doctor dijo sus últimas palabras sobre el mito de la Atlántida, Thalassa se levantó para hablar con él. -Disculpe, doctor. Soy la doctora Bright -dijo en un perfecto español -. Ese tesoro, ese fruto del Edén, ¿qué se supone que pasará con él? Supongo que ya podrá sospechar cuáles serán tanto mis intenciones... como las del resto del grupo. Quizás un historiador y dos arqueólogos queramos compartirla, pero dudo mucho que un cazatesoros vaya a permitir eso. Debería decirnos cuál sería el destino de ese tesoro... si lo conseguimos.
No se sorprendió que le llegara una invitación para cierto trabajo de negocios, a fin de cuentas él era de los mejores cazatesoros de europa, aunque se había especializado en la recuperación de lingotes de oro comunista y nazi de lagos de Polonia, Ucrania y Alemania; no le hacía ningún asco eso de ir a investigar uno de los Mayores "Reinos" que cuentan las leyendas.
A fin de cuentas, a él siempre le interesó todo aquello que pudiera significar la superación de un grupo frente al resto, de como hombres escogidos para hacer algo grande así lo hicieron, pero por desgracia, sus Imperios cayeron debido a la influencia externa de gente envidiosa que anhelaba tener lo que ellos sin esforzarse. Ya había pasado en su querida Alemania, desde el boicot por parte de los Judíos, hasta el ataque de los buitres carroñeros Rusos y Americanos.
Pero bueno, el descubrimiento de la Atlántida podría ser un gran golpe sobre la mesa por su parte, una prueba irrefutable que grandes hombres crearon grandes imperios y estos han caído por la acción de los traidores al Orden Establecido. ¿Un tsunami? ¿Un terremoto?. Seguro que fueron los judíos con pico y pala, hundieron la isla. ¿Había judíos en aquella época? Seguro que
sí...
-. . .
Krüger se percató que aquel hombre llevaba hablando por minutos y no había escuchado ni una sola palabra, y lo que era peor; ya había terminado de hablar. ¿Dónde decía que estaba la Atlántida? ¿Tesoro?. Espero que no sean vasijas de barro o collares de conchas; eso no tiene ningún valor más allá que para los fetiches extraños de viejos moribundos y jóvenes que en vez de escoger una carrera de verdad, prefieren pasar 4 años hablando sobre tonterías antes de ir a trabajar a un McDonald.
Entonces aquella mujer que se había escapado de su habitat natural, la cocina; había hablado, y pese a que aún estaba algo absorto con todo, apenas prestó atención a sus palabras, a fin de cuentas, ¿Qué importancia tiene?; Son palabras de una mujer, seguro que hablará sobre "Unicornios" "Menstruación" y "Los Jonas Brothers".
Sólo cuando escuchó que lo nombraba como "Cazatesoros", prestó atención, tan solo para replicar.
-Cierto, cuando menos se lo esperren voy a robar el tesorro en sus narrices y huirré en el medio de transporte que nos trajo, dejandoles a todos ahí varrados; y a partir de ahí tendré 2 opciones:
A. Volver a junto el que me contrató y decirle que mis compañerros murrierron trágicamente.
-¿Parra qué hacer esto, si a fin de cuentas el tesorro estarrá en las mismas manos?.
B. Vender el tesoro por Ebay.
-¿Enserrio? ¿Enserrio?, Fraülien..
Tras carraspear levemente continuó con su aclaración.
-Quierro aclarrar que pese a la mala fama que los Judíos de HOLYWOOD han hecho de los cazadorres de tesorros; yo soy una persona integra y fiel a mi palabra; si mi objetivo es uno específico, no me detendré hasta lograrlo, a fin de cuentas; este es mi trabajo, y lo adorro.
El catedrático y director de la expedición, Edu, observa a los presentes tras acabar y encende la luz de la sala. Es en este momento cuando la especialista en arqueología subacuática aparece ante él para formularle algunas preguntas.
-Disculpe, doctor. Soy la doctora Bright -dijo en un perfecto español -. Ese tesoro, ese fruto del Edén, ¿qué se supone que pasará con él? Supongo que ya podrá sospechar cuáles serán tanto mis intenciones... como las del resto del grupo. Quizás un historiador y dos arqueólogos queramos compartirla, pero dudo mucho que un cazatesoros vaya a permitir eso. Debería decirnos cuál sería el destino de ese tesoro... si lo conseguimos.
-En primer lugar, señorita, no debería acusar a su compañero. Recuerde ,usted, que no hay virtud sin fuerza, si no podemos llevarla físicamente a cabo, estamos destinados al fracaso. El cazatesoros es necesario, pues, como bien nos dice su profesión, él es el que mejor sabe de tesoros ocultos... ¿No es así, señor Krüger? Por lo que, eliminando sus comentarios fuera de ocasión acerca de la etnia judía, usted y el resto de los viajeros, debéis creerle a la hora de encontraros con alguna reliquia.
La actitud de la mujer le ha molestado. Se acaricia la barba canosa y camina hacia la mesa del ordenador. Se inclina hacia la pantalla y teclea una palabra clave: 'Fruto del Eden'. Millones de enlaces en la web le aparecen en la pantalla. Enciende el cañón virtual con el objetivo que todos observen la imagen.
-Supongo que tendríais una idea erróena acerca de la reliquia. Os imaginábais ,seguramente, una bonita manzana dorada al más estilo 'El juicio de Paris'. Bien, señorita, ya que me has preguntado os comento. Esta pieza no puede caer en manos equivocadas. Se entiende que este no es el único fragmento, por así denominarlo, del Edén, es decir, hay más de los que no se han encontrado aún.
>Cuenta la leyenda que ,hace miles de años, existió una raza anterior a la humanidad conocida como los Isu. Caracterizadas por una cultura de avanzada inteligencia y desarrollo, los precursores crearon a los humanos con el fin de tener una mano de obra barata. Los humanos eran semejantes en imagen a sus creadores aunque de menor estatura y con solo cinco sentidos mientras que los Isu poseían un sexto, el del conocimiento. Acorde con esto y con lo que escribía Platón en sus textos, se sobrentiende que los Isus eran los habitantes de Atlantis.
Contempla los rostros de las personas de la sala.
-Os estaréis preguntando... ¿Cómo van a ser los Atlantis una raza anterior a la humanidad si ellos eran meramente humanos? Pues bien, los Isus son Homo sapiens divinus. Esto, si lo comparamos con los textos del filósofo y extraemos la gran tecnología que tenían para la época tiene sentido. ¿No veis acaso la estructura de la ciudad? ¿Es que no ve usted, señortia Thalassa, que pudiera tener relación con su teoría que aborda lo paranormal? Tenerlo en sus manos, supondría la aprobación de su teoría.
>Sin embargo, no debéis hacerlo público hasta que no lleguéis aquí. Como bien he comentado por órdenes de los superiores. Máxima discreción. Un error y supondría un enfrentamiento con esos científicos, la Iglesia y... seríamos tachados de herejes o ... algo peor.
Su rostro enblaquece. Mueve agitadamente la cabeza de un lado hacia otro.
La mujer asiática había escuchado las palabras de sus compañeros en silencio, tomando nota de aquello que le parecía interesante. La atlantida la legendaria ciudad perdida en el Mediterráneo por fin había sido descubierta. Las leyendas habían tomado forma en un mapa y ahora ese mapa estaba ante sus ojos.
Después de tantos años de búsqueda sin fructuosas por fin habían hallado una pista para encontrar la mítica ciudad, pero entonces el profesor hablo de un extraño objeto conocido como "El Fruto del Edén"..., ¿Qué significaba todo aquello?, ¿Porque después de todo el esfuerzo por encontrar la ciudad lo que querían era un maldito objeto?.
Disculpe Perez-Senpai..., Usted habla de ese objeto como si fuese algo absolutamente necesario traer de vuelta junto a nosotros... - dijo haciendo una mueca de incomprensión.
Después paso una de las páginas de su bloc de notas eso preparó para seguir anotando los pequeños detalles dados por el profesor.
No bastaría con asegurar la zona y enviar un equipo de extracción una vez que esté cartografía de la ciudad? - explico mientras se echaba a un lado el pelo que caía sobre su cara.
Algo en mi interior me dice que no va a salir bien..., Mako..., Esto te viene grande... pensaba dándole vueltas una y otra vez al asunto mientras se ponía cada vez más nerviosa hasta que su pié comenzó a golpear el suelo rítmicamente.
Por cierto..., ¿Sabe si algún otro tipo de organización anda atrás el fruto?, No me gustaría encontrarme con unos "piratas" sedientos de riquezas allí abajo - viejo mientras miraba al cazatesoros.
Pese a estar molesto que "el jefe" había demostrado una clara falta de odio contra el pueblo de las serpientes con nariz aguileña, Krüger seguía con esperanzas de que esta misión fuera un éxito y así pudiera retirarse de bucear en los lagos helados de pueblos que foneticamente ninguno de los presentes sería capaz de pronunciar.
-No se preocupe, pequeña Tokio. Si la ciudad se ha hundido hace miles de años y nadie ha estado ni minimamente cerca de hallarla, ¿Por qué crees que de repente organizaciones de todo el globo se les vaya a iluminar la mente y decir "Aquí está"?. Es obvio, pequeña Tokio. Si la información es exclusiva, no habrá ningún problema.
Pese a ello, Krüger se giró hacia los compañeros y con un guiño, les preguntó en un susurro, casi inteligible para "el Jefe" que ahí los tenía reunidos.
-Segurro que un par de ratas de biblioteca que quierran hacerse con "el tesorro" van a luchar fervientemente para conseguirlo... hasta que se hagan "pupa" pues no están acostumbrados a salir de casa, entonces volverrán a sus libros mientras lloriquean y buscan otra cosa, apostarría por "Laputa".
Thalassa miró al doctor Pérez. Su obsesión por encontrar el tesoro estaba nublando su objetividad, porque alguien así en un grupo solo podía crear discordias y dificultades. Pero la decisión estaba tomada, así que concentró toda su atención en aquel tesoro, que como él decía, podía ayudarla a demostrar su teoría.
Cita:
-No lo quiero para mí, doctor, pero tengo serias dudas de que podamos llegar con él... si es que lo conseguimos. Acuérdese de lo que le estoy diciendo. Y para que conste, doctor: ser tachada de hereje es precisamente lo último que me preocupa.
Después, se giró hacia el alemán.
-Eh, Herr Goering, usted es solo palabras o tiene alguna utilidad, aparte de insultar a mujeres y judíos, porque todavía puedo recordar los lloriqueos de algunos de los más importantes oficiales nazis durante los juicios de Nuremberg, así que me pregunto si no será usted de esos.
Thalassa no podía soportar a ese tipo de gente, pero tener que trabajar codo con codo junto a uno de ellos, se le iba a hacer algo difícil de tragar.
Al parecer otra mujer escapada de la cocina de su marido se había dirigido a él, y no precisamente de las formas en la que esta debería, como si por leer un par de libros viejos ya fuera una "intelectual", en la mente de Krüger no se imaginaba absurdez tal, una mujer con estudios era como un mono con monociclo, divertido de ver pero a fin de cuentas no le sirve de nada... y menos si los estudios son de "artes/historia", pero bueno, ¿Qué se podría esperar del sexo débil?.
-Nein, también puedo insultar a Negratas, Panchitos, Gusanos del Desierto, Masones, Mormones, Adoradores del Gordito Dorado, parias,mujeres, pobres....
La lista de Krüger parecía no terminar, al parecer aquel hombre guardaba mucho rencor dentro de su cuerpo, o muchos perjuicios dentro de su mente; sea como sea, el caso es que todo lo que salga del estereotipo de hombre alto, rubio y de ojos azules, le era no menos que desagradable.
-...y comunistas.
Creo que ahí me pasé un poco, por eso lo puse en "pensamientos" XD
Thalassa sonrió. Aquel hombre tenía tantos prejuicios que no entendía cómo se atrevía a salir a la calle.
-Supongo que para usted debe ser muy difícil cruzarse con otras personas. Somos todas tan inferiores... Creo que me quedaré con ese pensamiento tan divertido y cada vez que lo vea a mi lado, sonreiré porque sabré que en su interior, sufre cuando una mujer está "fuera de la cocina" jajajaja
Es completito el muchacho.
Me temo que todavía no me he presentado..., soy Makoto Yamazaki, no Tokio..., Discúlpeme si le ofendido al llamarlo pirata..., a lo que yo me refería con "organizaciones"..., Son otros equípos independientes del gobierno que busquen lo mismo que nosotros. O acaso cree que somos los primeros y los más listos de todos..., Porque no es conveniente subestimar a la gente, ¿Sabe?, Siempre hay sitio para las sorpresas y más en cuanto a investigadores se refiere...
Después fue tendiendo la mano a todos los miembros del equipo e incluso al alemán..., Aunque no le apetecía mucho tener que compartir este viaje con ese tipo.
Me alegra mucho de que ustedes estén aquí para la busqueda de ese objeto milenario..., Pueden llamarme Mako si así lo desean...
Encantada.. Mako. Yo soy la doctora Thalassa Bright. Dígame, ¿cuál es su especialidad? La mía es la arqueología subacuática.
Thalassa miró a la joven japonesa. Le agradaba su aspecto. Parecía una mujer valiente y llena de determinación, pero a la vez encantadora.
El placer es todo mío señorita Briight..., Cursé la licenciatura de historia del arte en la Universidad de Oxford; me encontraba restaurando un cuadro del siglo XIV cuando recibí la llamada del profesor..., Pero como mi pasión siempre ha sido el arte clásico no pude evitar la tentación de acudir, ¿Sabe?
Dijo mientras hacía una ligera reverencia para posteriormente dirigirse hacia la mesa del mapa y comenzar a observarle.
[BEl templo de Poseidón.., interesante..., Por lo que parece los atlantes adoraban a mí los mismos dioses que los griegos..., ¿Es extraño no le parece?[/B] -dijo mientras se tocaba la barbilla nerviosa. - Según lo que afirma el profesor estas gentes no serían humanos normales y corrientes..., Poseidón..., quizás sea algo más que un dios quizás fuese alguna especie de rey Atlante...
Al ver las contínuas dudas de los presentes, Edu se sienta en la silla y les invita a que se acomoden:
-Sí, hay más personas detrás de la ciudad sumergida y de su fruto del Edén. Esta reliquia, aunque penséis que es una porquería -comenta hirientemente- nos puede dar cuantiosa información relevante de esta civilización. Como sabréis, o eso intuyo, tenían un lenguaje propio y, con la teoría del Homos sapiens divinus, existen leyendas que comentan que su tecnología era tan avanzada que podían volar.
Por otro lado, señorita Makoto, yo mismo fui el encargado de reclutarla. Conozco su pasión por el arte y además, sé que licencia la asignatura en la universidad. Pudiera ser, aún es todo una desconocida esta civilización... Sea como sea, en la puerta os espera una caravana. Viajaréis en ella hasta la ciudad de Atenas, haciendo ,como se ve, varias paradas a lo largo del trayecto para que podáis descansar.
La japonesa estaba realmente emocionada, ¡por fin trabajo de campo!, Y ni más ni menos que la joya de la corona que se encuentra hundida en lo más profundo del Mediterráneo..., La Atlantida...
Si tan solo pudieras verme padre..., Sé que estarías orgulloso de mí... - pensaba mientras recordaba el tiempo pasado en su niñez en la tienda de antigüedades de su padre cuando juntos se habían pasado largas horas catalogando objetos de todo tipo, desde espadas samurai hasta pequeños tarros de esencia traidos de la India...
Disculpe profesor..., ¿A qué profundidad se encuentran los primeros restos de este hallazgo...?, Por que si vamos a bajar ahí abajo..., Creo que vamos a necesitar equipo de alta tecnología para aguantar la presión ademas del factor Oxigeno... - pregunto algo confusa una vez que se había puesto en situación.
Si algo se le daba bien a Dagomaru era estarse quieto. Y callado. Sobretodo en presencia de otras personas que tenían actitudes hostiles, hacia él o entre ellas. Así que, desde su posición, se limitó a observar y escuchar. Y memorizar, claro. Su mente era como una cámara de video siempre encendida, y cuanto más hablaran, más sabría.
Para él, saber era bueno.
- Poseidón era el patrón de la Atlantida, así como Atenea el de Atenas. - corrigió la información de la chica del pelo de color chillón. - No un Rey. - Tenía ese problema, el de corregir. Y eso lo delató desde su posición. - Makoto Yamazaki. Ayudante del Rector de la Universidad de Oxford, he visto alguno de sus trabajos. Bien hecho. Y la Doctora Bright. Una teoría valiente la de la Nave Atlantida, a mi me gustó, aunque tiene ciertos fallos. Me gustaría tratar ese trabajo durante nuestro viaje. Los demás también, claro, pero dado lo inminente de este proyecto, creo que sería un buen comienzo. - calló, y entonces miró a Krüger.
- Acento Bávaro. Sí, Bávaro, seguro. Ya lo escuché antes. Interesante. Por la edad no vivió la Guerra, pero si la postguerra. Por ideologia, diría que creció en un pueblo pequeño, pobre. Posiblemente ocupado por Americanos. Con una copia de mein kampf debajo de la almohada. Nos será útil alguien que sabe salir adelante con poco, acostumbrado a ese tipo de penurias. Me alegro que este aquí. - Alguien acostumbrado a la malnutrición desde una temprana edad, con un fuerte sentimiento de odio hacia cualquier cosa les vendría bien. Si por algún casual la Doctora Bright tenía razón -y solo por un casual- encontraban algo que no fuera... normal, seguramente aquel postnazi de extraño acento lo odiaría más que a ellos. Y eso era bueno.
- Cualquier cosa que rescatemos, por "porquería" que sea, será de gran valor histórico y humano. Incluso unas piedras inertes con grabados. - señaló, mientras se ponía en pie y sujetaba un libro. - En cuanto al mapa, no hace falta. Esta aquí. - Señaló su propia cabeza. - Todos los mapas de todas las referencias escritas. Por lo que tengo una idea my aproximada de la composición de la ciudad. -
Los turistas se apartaban, despavoridos. Y con razón. Afítrite caminaba a grandes zancadas y pisando con fuerza, haciendo resonar la suela de sus zapatos. Bajo las gafas de sol, sus ojos furibundos iban barriendo la calle mientras la gente se apartaba a su paso. El que no, se llevaba un golpe de hombro que lo hacía perder el equilibrio. Desde luego, había sido una horrible mañana. No le gustaba especialmente venir a Atenas por la masificación de turistas, pero se habían sincronizado los astros -por suerte, no su menstruación- para que tuviera que venir a la capital a poner en orden papeles de la empresa. ¡Ella! Éso era trabajo de Nikolaos, pero había cogido gripe.
-En serio, qué maldito perdedor coge la gripe en pleno verano...-y lo cierto es que hacía un calor importante. A ella no le molestaba, le gustaba el calor. Pero no lo suficiente para apaciguar el enfado. Casi se come a tres funcionarios y una secretaria, pero los papeles ya estaban entregados. A las malas, claro, pero entregados. Llegó a una escultura de una ninfa que desde su cornucopia expulsaba agua a modo de fuente y se paró para lavarse la cara. Necesitaba sentir el agua, llevaba demasiados días sin bucear a causa del viajecito. El frescor y la humedad del agua la relajaron un poco más y se pasó el agua mojada por la nuca, debajo la rebelde cabellera rizada. Suspiró largamente, como si a través del suspiro eliminara el cabreo.
Pero la interrumpió el sonido del móvil. Al sacarlo del bolsillo pudo ver como era un número desconocido, pero no receló y lo descolgó rápidamente.
-¿Chaírete?-preguntó en griego. Se oía fatal, pero quizás era un cliente. Escuchó como la voz que había la otro lado del teléfono le hablaba de una expedición arqueológica-Perdone, la oigo FATAL-le exclamó para que se esforzara en explicarse mejor. Pero seguía habiendo interferencias-¿Quieeeen eeeeees?-dijo vocalizando de más. Pero la llamada se cortó antes de pudiera decir nada más. Miró el móvil en su mano con el ceño fruncido.
¿EN SERIO? ¿Qué jodida adivina se entera de que está en Atenas para citarla en un templo? Pero hasta el día siguiente no iba a navegar de vuelta a casa, la meteorología no acompañaba, de modo que tenía el día libre. Suspiró cortamente y paró el primer taxi que encontró.
***
Subió los últimos peldaños hasta llegar al Templo de los huevos. Barrió con la mirada el lugar. ¿Quién coño la había citado? No le había dado ni nombre ni descripción. ¿Y si era una broma? Esperó apoyada en un plafón informativo de las ruinas arqueológicas de brazos cruzados, observando la gente que pasaba a través de sus gafas de sol de aviador.
Edu no quiere perder más tiempo, por lo que os despacha y os invita a salir al exterior, entregándoos al azar a uno de ustedes la llave de la caravana...