- Si ese es tu deseo podemos dejar a Quitapenas apartada por una vez... y que ella sólo mire. - dice Ursue encogiéndose de hombros.
Ayudados por Morrigan tumbáis a Ursue sobre el altar y lo sacrificáis en el altar de Azidahaka, apenas tardáis unos segundos en matarlo de la misma manera que el mató a la pobre Thardowen. Apenas Ursue da su último estertor desaparecéis del inframundo.