El pasillo está muy iluminado con luces blancas y azules, es frío y se encuentra vacío y silencioso.
No es muy largo, e inmediatamente a la derecha hay una puerta con un cartel sobre ella "Ala A" A vuestra izquierda se extiende más, por donde ha ido el enfermero Ross, que ya se encuentra abriendo la puerta del otro extremo.
Entre medias, hay dos puertas. Una doble con una cristalera encima, por donde se ve otro pasillo. Al lado de esta, una con el cartel "STAFF" sobre la madera.
Todas las puertas están cerradas, menos la de vuestra habitación, claro.
salí hacia afuera. La verdad es que prefería andar un rato. Tenía las piernas algo entumecidas aún tras el sueño...
¿Quién decoró este sitio? -le decía al enfermero que estaba al final del pasillo abriendo otra sala. Supongo que le despedísteis... ¡que horror!
Esperé a mis compañeros sin moverme del sitio, con mi nuevo oscar en la mano.
Aprovechando un momento en el cual el enfermero Ross no estuviera mirando hacia nosotros, me acerqué a la puerta que tenía como rótulo Staff. Pegué mi oreja al frío tacto de la puerta e intenté escuchar si había alguien en el interior. Por si acaso, llevé mi dedo indice a los labios para decirles a mis compañeros que intentaran no hacer ruido. De ser posible, si no escuchaba que hubiera nadie y no estaba en enfermero Ross a la vista, quería coger un poco de carrerilla e intentar derribar la puerta abajo.
Salir un rato podría venirnos bien. Aunque yo prefería que se cambiaran a algunos de nosotros aunque se nos privara la libertad.
Ni siquiera en ese momento, Victor se quedaba quieto, y ahora quería derribar una puerta a golpes para seguir dando la nota. Como John sabía que no sería capaz de convencer al fotógrafo de que desistiera de su ocurrencia... intentó al menos quitarse la molestia de en medio o divertirse en el intento.
Apuesto lo que quieras a que no eres capaz de abrirla... con la cabeza, claro. Hay que saber usar la cabeza en estas situaciones. ¿O es que no tienes cojones?
Nah, seguro que no los tiene. Mucho ruido y lengua para chupar nabos pero pocas nueces entre los calzoncillos para hacer nada.
Salgo al pasillo con paso lento, quejándome todo el rato, y maldiciendo por lo bajo.
- Muy "acogedora" esta clínica - digo con sorna
Miro hacia el fondo y luego mi vista se para en Victor.
- Claro, dejáis salir a los niños... y pasa lo que pasa...
Miro hacia atrás.
- ¿Ya estamos todos, no? El payaso se puede quedar ensayando en la habitación
Tras la puerta de "staff" oyes varias voces y risas. Una más fuerte que el resto, con acento sudamericano. Crees que es la del enfermero Jonas.
Mensaje privado
- Si, es bastante... fría y aseptica la decoración, señorita Alexandra
Ross sigue manipulando la puerta y por fin la abre.
- Bueno, ya está... el exterior...
La puerta del final del pasillo se abre y la brillante luz del exterior os llega como un soplo de aire fresco.
Afuera, se ve un gran parque, muy verde, y el lejano sonido de agua de una fuente.
Salgo de la habitación al pasillo manteniendo mi fachada Caliguliana. Miro con desprecio a los allí reunidos.
- Senadores, plebeyos... Os habla el hijo de Júpiter... hoy cruzaré el mediterráneo sobre mi caballo; hoy alzaré, para gloria de los presentes, la estatua más alta que jamás se haya erigido por los dioses; hoy desvirgaré a mi hermana para procrear un hijo divino. Ahora, abrid paso, mi lugar está bajo el cielo, no en esta gruta miserable.
Le guiño un ojo al enfermero mientras paso entre mis compañeros hacia el exterior.
Stuart oye las incoherencias habituales del monologuista y chasquea la lengua. Pone una mano en su hobro y le da una palmada.
Ánimo, ve hacia el horizonte, visita el Meditarráneo que está muy bonito en esta época del año con tu caballo y fóllate a tu hermana hasta que reviente, que por otro lado, no creo que tenga mucho de virgen. Pero no te des prisa, tómate tu tiempo y no te preocupes por volver.
A ver si te pudres por el camino, fantasma y nos dejas tranquilo.
John sale hacia el exterior, para despejar su mente y su espíritu de maestro creador.
Me precipité hacia la luz. Necesitaba aire fresco. No quería quedarme dormida, y menos oyendo comentarios soeces de Matt, que ahora le había dado por la retórica...
Algo de luz... al fin -pensaba.
Victor hizo oídos sordos sobre la sugerencia de derribar la puerta con la cabeza, ya que antes de intentar derribarla, escuchó sonidos de su interior ¿carcajadas?¿se lo estarían pasando bien a nuestra costa? que hijos de puta, encima que nos tienen aquí encerrados, no nos dejan compartir la diversión. Eso llegó a mosquearme, mi semblante se volvió bastante más serio que el habitual.
Mientras dejé la puerta de lado y seguí a mis compañeros al exterior, dediqué una mirada de odio y desconfianza al enfermero Ross, después respiré hondo y me froté los ojos tras el contacto con el brillante sol.
- Creo que necesitaré otra pastilla rosa o me pondré violento... lo noto por mis venas ¿sabíais que destruir también forma parte del arte? transformas algo coherente en algo imperfecto, y a mi la imperfección me encanta - Dije de manera secante mientras apretaba el puño y andaba lentamente hacia la fuente.
De mala gana, sigo a mis "compañeros" al exterior. Me protejo con la mano del insoportable sol.
Al menos el parque parece grande, y no tendré que compartir espacio vital con esos desgraciados