El recuerdo te hace revivir la pesadilla.
Lo has soñado recientemente.
Eres un niño de 10 años y estás en el entierro de los Baldwin. Parece una película, todo oscuro, filmado por Tim Burton. Llueve y estás triste... quizá por primera vez en tu vida. Los familiares lejanos están contigo, te arropan. Compartes su tristeza por gente que de verdad te quería, gente que te consideraba de su familia. En especial, Daniel Baldwin. Odias a Jürgen por lo que hizo.
De repente, alguien llega. La gente sale corriendo, te dejan solo. Se acerca una limusina blanca. Casi te tiran al suelo mientras todos se agolpan alrededor del coche. ¡¿Qué ocurre?! ¿Es que se han olvidado que estamos en un entierro?
La puerta se abre y sale Victor sonriendo, con una copa de champagne... algo más amarillento. Todos le quieren, todos le abrazan.
Llega la prensa, saliendo de la nada. Iluminan con focos y le ponen micros delante.
- ¿Cómo se siente al ser el destinatario del testamento de los Baldwin?
Tu pecho se comprime. Vuelves a la realidad. Era solo una pesadilla.
Y de golpe otra.
Estás en tu show, en directo, y Victor está allí de estrella invitada.
Haces tus mejores bromas y el público está frío.
Victor dice cualquier chorrada y la gente estalla en carcajadas.
El regidor indica a los cámaras que enfoquen a Victor. El foco que te alumbra se mueve y te deja a oscuras.
Las palabras de John te hacen visualizar el titular de un periódico.
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La foto que la acompaña es Carla, desnuda, en tu bañera.
Tuviste que mover muchos hilos. Incluso Robert Downey, desde la cárcel, tuvo su influencia.
Carla había muerto por sobredosis. En realidad, fue un accidente... un descuido tuyo, pero un accidente del que eras responsable.