Partida Rol por web

Tu último recuerdo te causa cierta... paranoia.

Empiezas a pensar que quizá no sabes distinguir las alucinaciones. ¿Qué es realidad y que ficción? Eras feliz con tu propio mundo de alucinaciones, era como tener la película perfecta sin el engorro de un director dictador y unos actores egoístas.

El enfermero habló con una voz conocida para él, aunque por mucho que esforzaba no la reconocía. Sin embargo, al tragar la pastilla que le suministraron, aquel negro volvió a hablar con la misma voz del principio.

¿Qué pasa aquí? ¿son las pastillas o es que no estoy aquí realmente? ¿No estaré alucinando, me darán mescalina?

John actuaba "normal" en la clínica, como si no sospechase nada raro, pero en su psique se pregunta si hay algo de ficticio en lo que está viviendo, a la vez que sus neuronas se golpean entre sí tratando de ubicar esa extraña voz.

Estás seguro de que las pastillas no son mescalina. De hecho, ahora te sientes como si hubieras sumergido la cabeza en agua fría. Totalmente despierto.

Pero la paranoia está ahí, a la vuelta de la esquina. ¿Por qué estais aquí dentro? ¿Por qué decidisteis entrar voluntariamente? ¿Quién es ÉL? ¿Qué guardasteis en el armario?

Te invade una sensación de euforia maníaca y megalómana. Lo puedes todo. Los demás son insectos idiotizados que obedecerán sus órdenes.

Crees que el suelo es un lugar demasiado bajo para tí. Necesitas algo más, ocupar un sitio más alto. Desde lo alto, en tu torre de poder, podrás dominar a los demás. El resto deberían ser tan solo esclavos ante tus deseos, inclinarse ante cada acto tuyo. La forma en que coges la pluma para escribir debería ser un acto recordado por todos. Podría hacerse un largometraje solo de ese tema. Sería un suceso histórico que será recordado por los tiempos de los tiempos.

¿Qué estará ocurriendo fuera? ¿En el mundo real? Es muy posible que la gente ya se haya dado cuenta de tu grandeza y ya se estén congregando sectas con tu nombre y escuelas de guionistas y cineastas que siguen fielmente tus preceptos.

Quizá incluso hayan cambiado el nombre de los Oscar para llamarlos los Stuart.