Partida Rol por web

Riqueza mostraba un semblante serio mientras caminaba por las calles de Mu, efectuando las prometidas compras de té. Aún daba vueltas a los acontecimientos de la víspera, a algunos detalles y a la reacción del híbrido cuando no le permitió subirse al sampang. Sí, sin duda, el muchacho traería problemas. Era como un cohete explosivo de mecha muy corta. Estaba acostumbrado a hacer lo que le venía en gana, consecuencia de su soledad, pero luego practicaba el victimismo cuando se le denegaba algo. Y mientras fuera así, estaría bien. Pero quedaba clara la importante carga de violencia contenida que quizás no llegaría a controlar ante su siguiente "no".

No obstante, sus reflexiones tenían como telón de fondo la sorpresa de que el cadáver del alcalde no hubiera sido encontrado ni se hubiera dado la voz de alarma. Cuando ocurrió, sonrió divertido ante la estupidez de la que hacía gala la aldea. Una vez más rechazaban la evidencia clara que la realidad les mostraba. Pero la sonrisa de Riqueza se trocó en carcajadas tras el comentario de Patán.

-Pueblo de Wang. Eso ha sido verdaderamente ingenioso, Patán. Y sí, vayámonos. Debemos llegar cuanto antes a Quince. Y en cuanto a nuestro futuro polizón, tengo serias dudas a cerca de cómo proceder con él. Lo más sensato sería... -las palabras quedaron el aire-. No le quites ojo, Patán.

Cuando regresáis a los muelles, Rojan acude a veros y se sube al sampan.

- "Konnichi wa, Patan-san, Riqueza-san. ¿Supongo que vosotros no tendríais nada que ver con la muerte de un Yoma en la Alcaldía, verdad?" -

Ronjan se fija en el extraño cuervo encaramado a lo más alto del mástil de la embarcación.

- "El Alcalde Wang, nunca aparecerá, ¿verdad?" -

El cuervo mira fijamente a Riqueza Efímera y a Ronjan el Pirata.

-Hola, Ronjan -saludó sonriente al pirata de río. Vio cómo miraba hacia arriba y fue entonces cuando se fijó en el cuervo situado en lo alto del mástil. Su sonrisa se desvaneción por completo y el Lord Carroñero sintió una furia ardiente creciendo en su estómago-. ¡Qué más da quién lo hiciera, Ronjan! Ahora, ya no hay peligro en Mu. No inmediato. Los Yomas han muerto -escrutó el rostro del pirata, midiendo hasta dónde podía llegar-. Y no, dudo que vuestro alcalde regrese. Quizás, y solo quizás, si buscáis entre los restos de ese demonio que dicen haber encontrado, halléis algo que os permita identificarlo entre los restos. Que lo conviertan en un héroe si quieren, pero Ronjan, quisiera pedirte un favor. Habla con el nuevo alcalde cuando sea designado. Y consigue que retiren la orden relativa al Monje Inmaculado y al Maestro Garra de Halcón. Ellos tan solo cumplieron con su deber. No me cabe duda que el alguacil y la miliciana también eran Yomas. Y ahora debemos partir. Patán -dijo volviéndose a su eterno compañero-, a soltar amarras. Ronjan -dijo estrechando la mano del pirata-, cuida de todos ellos. ¿Sabes? Serías un buen alcalde -comentó subiendo la rampa que luego retiró-. Adiós, Ronjan. Adiós.

Ronjan se queda un momento pensativo.

- "Así lo haré, Riqueza-san. Gracias por todo." -

El pirata saluda con la mano cuando el sampan de Riqueza Efímera comienza a alejarse.

- La embarcación se interna en el río, ahora sólo con Riqueza Efímera y Patán Sabio a bordo.

- Poco tiempo después pierden de vista Pueblo de Mu.

La carcajada de Riqueza tras el «Pueblo de Wang» pilló por sorpresa a Patán. «No lo entiendo, ¿he dicho algo gracioso? Pueblo de Mu se llamaba a sí en honor al héroe Mu, y Pueblo de Wang sería en honor al héroe Wang... Es muy habitual, el reino está lleno de plazas y aldeas con nombres de héroes... Aunque claro, Wang no fue realmente ningún héroe, pero eso solamente lo sabríamos nosotros, no los aldeanos, y no creo que ellos lo consideraran gracioso... Por nuestra parte reírse de ello sería una grave descortesía...» Patán meditó sobre ello mientras Riqueza le hablaba y conversaba con Ronjan.

-¿Eh? Ah, sí... lo vigilaré -susurró cuando casi pasa por alto las instrucciones de Riqueza. «Oh, pobre Tiwoka, quizá solo necesite un mentor como Dulce Loto», pensó para sí olvidando la innegable naturaleza demoníaca de Ojos Rojos.