Partida Rol por web

Día 1... 12.00 A.m

Habeis sido relegados a un hotel, una habitación en un hotel de Moscú.

Cada uno de vosotros habeis sido instruidos en diferentes lugares, algunos incluso en la misma ciudad pero dado el riguroso entrenamiento de Fuerza de Ataque Zero, no os habeis conocido en persona, quizás incluso puede que alguno os hayais visto pero las relaciones dentro son rigurosamente controladas, alegando que pueden en cierto modo alterar el entrenamiento y el aprendizaje de los futuros agentes.

Terminasteis vuestro adiestramiento y se os puso en conocimiento de que ibais a entrar a formar parte de un grupo piloto en Moscú, teniais jurisdicción allí pero siempre por debajo de la ley. Parece que las relaciones con el gobierno del lugar aún no eran lo suficientemente ferreas como para que todo fuera visto de un modo "normal" por el estado Ruso.

A todos os fue entregado una serie de papeles, además de los pasaportes, dinero y lo imprescindible para vuestro abastecimiento personal en el lugar de residencia que ibais a tener en Rusia. Por otro lado se había puesto de vuestro conocimiento que existían habitaciones en la base de operaciones en el que podiais vivir y si no siempre erais libres de buscaros vuestra propia residencia fuera de allí. Siempre y cuando el tiempo para llegar a la base de operaciones en caso de emergencia y demás casos no se demorara por encima de los 15 minutos.

Un plano de la base os indicaba el punto exacto de entrada y los sistemas de seguridad, debería ser entregado en la entrada de la misma para su destrucción. La entrada secreta era una torre picuda que sobresalía entre las demás. Al ser tan llamativa suponían que la gente no se preocuparía de buscarlo allí.

Por otro lado una breve descripción de los componentes del equipo, acompañaba al plano. Una breve descripción de cada uno, sin foto. No era aconsejable dar los rostros de los agentes antes de que se conocieran entre ellos, por seguridad más que nada.

Cada uno en su lugar, un lugar diferente pero el mismo aparato se les había entregado. Una especie de busca que pitaría llegado el momento.

Pic...Pic...

Es la hora...

La noche de Moscú sigue siendo tan bella...

Hacía casi 6 meses que no salía del complejo de instrucción y ver de nuevo su ciudad la hacía recordar, sentirse de nuevo viva. Aunque en cierto modo al volver a verlo le venían a la mente todo lo que había sucedido allí.

Son cosas del pasado... hay que seguir adelante.

Había estado ojeando un poco el mapeado de la base y las fichas de cada uno de los miembros de su nuevo grupo. Incluso con algunos había llegado a fruncir el ceño.

Un grupo pintoresco por lo que parece...pensaba mientras pasaba las fichas una tras otra. La carencia de fotos hacía que todo fuera más misterioso, más secreto... sabía que eso era necesario.

Llevaba vestida y preparada hacia más de 2 horas ya. Ropa informal, un pantalón vaquero negro y un top atado a la espalda era lo que necesitaba en esa habitación atestada por la calefacción. Su chaqueta de invierno reposaba sobre una silla, una chaqueta de estilo militar coronada por una bufanda de animal falso llena de pelos que al menos protegían el cuello.

Sobre la mesa, su querida Eagle. Su compañera fiel, nunca le había fallado y no iba a ningún sitio sin ella. Practicamente tenía una forma hecha debajo de la almohada de estar siempre en el mismo sitio puesta.

Pic... pic...

Me acerco hacia el aparatito al lado de la pistola y lo cojo, no pone nada... pero ha pitado así que es la hora de salir de aquí.

Tomo la chaqueta y me la coloco con rapidez y facilidad, después cojo el arma y la meto por detrás sintiendola por debajo de la rabadilla, era un contacto al principio desagradable, pero después proporcionaba la seguridad que ella necesitaba, toda la seguridad que necesitaba.

- Vamos allá.

Llevo días en esta mierda de habitación. No es que sea un mal hotel, la agencia realmente no repara en gastos, pero encerrado entre estas cuatro paredes por mucho tiempo comienzo a sentirme como un tigre enjaulado, rugiendo por una libertad que se le niega.

Que se ME niega.

No estoy hecho para la inactividad. Necesito acción, necesito saber que estoy haciendo algo provechoso. Por eso, dejar pasar las horas y los días alimentándome de lo que me sube el servicio de habitaciones, es como una jodida tortura. Veo la televisión y escucho la radio, eso me ofrece algo parecido a la compañía y me permite mejorar mi acento, aunque se que con mi evidente ascendecia jamás pasaré por un ruso de verdad. Siempre llamaré demasiado la atención en este helado pais de mierda, lleno de alcohólicos de raza aria.

Pero no puedo estarme parado tanto tiempo, de modo que yo mismo me planifiqué mi propia instrucción. A primera hora, ejercicio físico. Después la consiguiente sesión de aseo personal, para seguir con unas horas de estudio de los documentos e informes que me ha suministrado la organización. Tras comer algo, una nueva sesión de estudios, en esta ocasión de los planos de la ciudad que me han suministrado desde el mismo hotel. A media tarde me permito un rato de relax, viendo la televisión hasta la hora de cenar mientras desmonto, limpio y monto repetidas veces mi arma. La que no está oculta, la otra es una pequeña sorpresa para el primer gilipollas que se confíe demasiado. Tras una cena ligera, me acuesto pronto con la esperanza de que esta rutina se rompa a la mañana siguiente con el jodido pitido del cacharro éste.

Ya llevo cuatro días así.

Cuatro eternos días.

Cita :

¡¡Al fin!! Ya pensé que no sonaría nunca... Tras tanto tiempo esperando, ahora me entran las prisas. Me avalanzo sobre el escritorio, guardando rapidamente los informes planos y mapas en un maletín que tengo preparado sobre la silla. Lo cierro con un sonoro chasquido y me acerco al armario, sacando de él un portatrajes plegable en el que tengo preparada mi ropa. Otra de las cosas que hago a dario. Guardo mi arma en su funda sobaquera y me pongo la chaqueta, abrochándola antes de ponerme también el largo abrigo negro. Me pongo mis gafas de sol y salgo de la habitación con mi portatrajes y mi maletín.

Ya es hora de conocer las instalaciones, y a los miembros del equipo...

Una ducha rapida, iba a pasar el dia en casa. Me vendria bien tras los largos entrenamientos, leer un libro y ver una pelicula tal vez, cuando pito. No esperaba que fuera tan pronto, me visto, vaqueros y un jersey bajo el abrigo, hace frio en la ciudad hoy. Las botas altas y con el pelo suelto, cojo las llaves y lo que voy a necesitar para entrar. El plano y el busca, cierro la puerta de casa y me encamino hacia la base, esta relativamente cerca y no tardare mucho ni aunque vaya en un paseo. He memorizado las descripciones de todos antes de destruirlo, para que no haya ningun problema.

Camino con las manos en los bolsillos para protegerlas mientras camino pensativa o tal vez no. La puerta frente a mi, cumplo los protocolos y entro.

No puedo evitar seguir mirando por la ventana, absorto en la niebla que cubre la ciudad, como una capa de humo y secretos. Aún no llevaba aquí el tiempo suficiente para estar "acostumbrado" a la hermosura de la bruma ahogada y sinuosa que envuelve las calles.

Es curioso. Casi nada me conmueve, pero el horizonte siempre me llena de promesas, de pensamientos. Ahora, este horizonte es nuevo, como todo en mi vida. Mi nombre, mi cuerpo, mi mente. Ahora tengo una verdadera razón para vivir.

Podría afirmar que vivo para la Verdad. La Verdad que existe tras las brumas que todos esos seres tejen sobre nosotros, empañando nuestro mundo. Amo los secretos de la niebla que nos rodea, amo descubrirlos, desenterrarlos. Porque ante todo amo la Verdad, sin tapujos, sin filtros, la auténtica.

Ellos me han permitido ver, y me he prometido no volver a cerrar los ojos. Nunca.

Ahora éste era mi territorio. Ésta mi ciudad. Había una única razón indiscutible. Es aquí dónde estaría mi nueva base, mis compañeros y mis superiores. Formaba parte de este equipo.

Por eso me sentía lleno de expectativas. Por éso había dormido mis 6 horas de sueño de forma metódica, había despertado a la hora programada de forma exacta, había realizado mis ejercicios sin una sola falta, y llevaba 25 minutos examiando la red en busca de noticias sin permitirme mirar el busca, en alerta, en vigilia.

No era necesario que repasase los planos, o los datos del equipo. Había pasado 4 horas dedicado a memorizar cada detalle de la información, concentrado, recordando nombres, referencias y estructuración y organización interna del local de la base. Después, había dormido, asentando todo lo memorizado. Era un método fácil y terriblemente efectivo.

La Organización me había aconsejado cientos de maneras y procedimientos, que ahora, eran mi propia biblia particular. Ciertamente, siempre obtenía los resultados esperados. Era grandioso comprobar que siempre había alguien que respondiera tus preguntas, que se anticipase a tus necesidades. Del mismo modo, deseaba servir a la Fuerza con la misma eficacia.

Miro de nuevo por la ventana, mientras el ordenador portátil con el proyecto Gramma y la base de datos preliminar que presentaré a los directivos de la Base como maqueta de operatividad sigue analizando las diferentes noticias y sucesos, buscando un patrón de alineación concreto. Un programa que ya había desarrollado en mi anterior vida, ahora modificado, con el que esperaba maximizar nuestras posibilidades de acción. Se trataba de un algoritmo cíclico, que unía los diferentes sucesos con un filtro de sujetos y asociaciones Shen, estipulando concordancias.

Todo en la vida había ocurrido antes. Por tanto, comparar el presente con el pasado era un modo perfecto de hallar datos y pistas. O al menos, ésa era la idea.

Me inquieto, un sólo segundo, lleno de una intuición extraña que empuja a cerrar mi chaqueta y recoger el portátil. Todo lo demás está ya preparado y guardado, listo. Ningún cabo suelto, ningún lazo, ninguna huella. He usado mis guantes durante toda la estancia, he ocultado la IP con un router alternador, he usado gafas de sol para evitar un reconocimiento facial, he permanecido en silencio, y he modificado mi rostro, siguiendo cada indicación dada en nuestro entrenamiento.

No he usado demasiado maquillaje, tan solo un bigote, y una peluca, modificando mi perfil y mi aspecto, pareciendo un poco mayor, asemejándome a cualquier oficinista vulgar, con el mismo traje de chaqueta negro, con la misma camisa blanca, y la misma corbata anudada con el típico nudo windsor. He trabajado mi acento, aunque espero no tener que necesitarlo, no entablando contacto con nadie hasta llegar a la base.

Soy un fantasma... La sombra de la Organización, a su servicio.

Pic... pic...

Sonrío, sintiendo de nuevo esa conexión interior con la operativa de la Organización. Sincronización. Armonía. Era tan agradable...

Sin preámbulos tomo el maletín con el portátil y echo un último vistazo. Nada. Limpio. En "orden". El verdadero orden que proporciona el Caos, ajeno a estereotipos. Yo no existo, por tanto, no puedo dejar huellas.

Avanzo por el pasillo, sin cruzarme con nadie, sin pensar, sólo ejecutando los planes que ya he estipulado. Caminaré 350 metros, con paso firme, sosegado. Bajaré hasta la estación, encendiendo el modo radar de mi teléfono (logrando seguir disponible), y permaneceré en el vagón por dos estaciones. Después, ascenderé y me dirigiré al mismo ritmo hacia la Torre Gazprom.

Hora punta en el maldito centro de la ciudad, miles de capullos con sus “cutre móviles” haciendo que pierda mi paciencia.