La galaxia se ha roto. Todos creíamos que duraría eternamente, pero aquí nuestro error. Las estrellas explotan, los planetas se quiebran, las ciudades se derrumban... y el ser humano entra en una etapa de extinción.
No es la época de la grandiosidad. Es el momento de la supervivencia.
La humanidad conquistó la galaxia y descubrió que se encontraba sola. Sin ningún oponente que hacerle frente se fundó un vasto imperio. Pero tarde o temprano el código implícito de la guerra en el ADN humano volvería a florecer. Así la galaxia sucumbió a una guerra que duró siglos. El imperio no podía sostenerse y sus enemigos eran cada vez mayores.
Comenzó a reinar la anarquía, los planetas comenzaron a independizarse, los conflictos se recrudecían, las organizaciones terroristas comenzaron a usar armamento bacteriológico a gran escala, la destrucción completa de mundos estaba a la orden del día... el ser humano sacó a relucir su bestia más oscura. La galaxia se convirtió en un violento escenario donde el más fuerte y astuto es quien vence.