Partida Rol por web

Fama, Dinero y Gloria. Bienvenido a la Tierra Media.

Prólogo.- Algo huele a quemado en Bree

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23/02/2012, 23:40
Director

1er TURNO:

Acurrucado en la garita de guardia Benny repasaba una y otra vez las razones por las cuales se encontraba allí. El no era un hombre de acción, no le gustaba hacer nada que implicara derramar una gota de sudor, le hacía sentir sucio, primitivo, casi un animal.  Su idea de felicidad estaba comprendida entre dos porciones rectangulares de veteada piel, las que contenían y guardaban las páginas de cualquier viejo libro. Le entusiasmaba leer. Devoraba con avidez todo lo que caía en sus manos, desde cuentos infantiles a tratados sobre política interna de algún viejo y desaparecido reino.

Pero lo que más le gustaba era el teatro. Cuando en casa, solo, representaba para un público invisible un pedazo de la obra que, desde que cumplió la mayoría de edad, había empezado a escribir se sentía como un dios. En minutos podía pasar de ser un gran sabio elfo a un rudo guerrero de cualquier olvidada cuidad enana. ¿Quién podía superar eso? Nadie, o casi.

Había intentado imponer el placer que le proporcionaba la interpretación sobre aquella larga cascada de dorado y sedoso pelo, sobre el fulgor estrellado de sus ojos color azabache, sobre    aquellos rosados y lujuriosos labios pero su voluntad no era lo suficientemente fuerte y tuvo que rendirse a la evidencia: no volvería a tener una vida plena si ella no era suya.

Desgraciadamente, ella no era un libro. Ella oponía resistencia, no se dejaba acariciar dócilmente como las rígidas páginas de un volumen de la enciclopedia animal de Eriador y, lo peor, exigía unos mínimos. Y ser un proyecto de dramaturgo no daba el mínimo, de momento.

Pero eso iba a cambiar, estaba seguro. Solo quedaban unos días para la Fiesta del Hogar de la Cosecha y había convencido al viejo alcalde para que le dejase actuar en medio del banquete que, como era tradición, se iba a celebrar en su granja. Allí estaría todo Bree, y no solo la gente del pueblo, sino también una gran variedad de visitantes de distintas partes de Arthedain. Tenía la convicción de que si lograba triunfar conseguiría  el mecenazgo de alguna familia importante. De ahí a la fama y la riqueza solo había un paso. Y, ¿quién era capaz de resistir a eso? Ni siquiera ella.

A partir de ese momento jamás tendría que pasar una noche como aquella. Por lo menos estar de guardia en una de las puertas de Bree le daba la oportunidad de observar las brillantes estrellas. Esa noche guardaba la Puerta Oeste y desde allí nada obstruía aquella maravillosa vista. Realmente eran preciosas, como las pulidas piedras  de la corona de algún gran rey. ¿Quién podía creer que toda aquella belleza había tenido su inicio en una simple canción? Desde luego la Tierra Media era rica en viejas fábulas.  Tal vez ese fuese su próximo proyecto, un compendio de antiguas historias. Eso le daría la oportunidad de viajar por todo Eriador....

-!Aaauuuuuhh!- "¡Mierda!" - Benny notó como la mirada de desprecio de su compañero se le clavaba en la nuca mientras los erizados pelos de la misma volvían a su posición original después del sobresalto que habían sufrido. Nunca se acostumbraría a ello. Malditos lobos. ¿De dónde habían salido? Era conocido en toda la zona que los lobos habían sido exterminados por los lugareños después de la derrota del Rey Brujo hacía casi 300 años. Incluso en el bosque de Chet no quedaba nada más salvaje  que los ciervos.

Pero ahí estaba de nuevo, más intenso, más cerca. Cada vez que su aullido rasgaba el silencio nocturno sus nalgas, como si actuara sobre ellas un resorte mágico que se activaba al oír aquel terrible sonido, se despegaban de la silla y lo ponían en evidencia ante su compañero. Y esta vez había sido peor. Lo supo cuando aquella cálida y agradable sensación empezó a recorrerle la parte alta de su entrepierna. Había derramado la botella de hidromiel caliente que compraba en El Descanso del Rey momentos antes de empezar su turno.

Benny salió de la garita para que el aire nocturno le ayudará a secar sus pantalones. Mientras maldecía para sus adentros, - "Calmate idiota, un poco más, solo un poco más....",  se dio cuenta. Algo resplandecía en la parte alta de la pequeña edificación. Sin mediar palabra, automáticamente, levantó la tabla que mantenía la puerta cerrada y escrutó la oscuridad. No necesitó esforzarse, se debía ver a millas de distancia: el molino Juncales estaba ardiendo. Un sudor frío empezó a recorrerle la espalda. Definitivamente, odiaba aquel trabajo.

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15/03/2012, 16:52
Bregor Bruinen
Sólo para el director

BREGOR BRUINEN (Thorom)

Otra vez esos malditos aullidos, una y otra vez, constantemente durante toda la noche. Y lo peor era en las noches de luna llena. Cada noche sentía que estaban más cerca. Al principio se intentó convencer a si mismo de que solo eran imaginaciones suyas. Había escuchado contar a los viejos del lugar más de una vez como habían terminado con los lobos en el Bosque de Chet hacía más de trescientos años. Era imposible que hubieran regresado de nuevo. Y de ser así, ¿por dónde iban a venir?. No, era evidente que no había lobos en Bree. Pero entonces, ¿por qué había escuchado los aullidos?.

En las siguientes noches no hubo lugar a la confusión, eran lobos. No le hubiera preocupado si no fuera por aquella manera de aullar tan desesperada. Normalmente los lobos no eran peligrosos a menos que se sintieran acorralados, pero Bregor presentía que había alguna naturaleza oculta en aquellos lobos que repoblaban el bosque.

Recordaba perfectamente la última la noche que había pasado en el bosque. Estaba arrebujado en su capa en el refugio que se había construido aquella semana, solía cambiar de refugio todas las semanas para evitar que los guardias de Bree dieran con él, las brasas del fuego ya se habían apagado y ya se había quedado adormilado cuando lo despertó súbitamente un gruñido en la negra oscuridad de la noche. Se incorporó como una flecha y se quedó muy quieto prestando atención a los sonidos del bosque. No escuchó nada más y pensó que se había tratado de una mala jugada del sueño. ¿realmente lo había escuchado o era su imaginación?. Cuando fue a tumbarse nuevamente escuchó un gruñido más cercano y desde otro punto diferente al que había creído escuchar antes. Esta vez no dudó de lo que había escuchado. Estaba despierto y sabía que significaban aquellos gruñidos. Eran advertencias, le decían "vete de aquí, Bregor Bruinen. No nos gusta tu olor." Desde entonces no había vuelto al Bosque de Chet bajo ningún concepto. Aquella noche la pasó vagando por los alrededores, demasiado asustado para poder dormir.

Las siguientes noches se coló en el molino de Juncales. Se sentía algo más inquieto allí ya que la guardia podría dar con él y además sabía que no tardarían mucho tiempo en usar el molino para la fiesta. Pero al menos tenía un techo, y le protegía del frío mejor que los improvisados refugios que se construía él. Además le mantenía también a salvo de los lobos. Aún escuchaba sus aullidos desde allí, pero sabía que no irían a por él estando allí.

La tercera noche que pasó en el molino escuchó que alguien se acercaba. Supuso que eran los guardias de la ciudad que habían descubierto su plan. Además aquella mañana había robado una tarta de manzana en el Descanso del Rey, sabía que no debería haberlo hecho, pero el olor era tan irresistible... -"Maldita sea, me van a colgar de los pulgares por una maldita tarta..."- Pensó angustiado cuando constató que unos hombres se acercaban.

Pero Bregor Bruinen no era de la clase de jovenzuelos pillastres que se dejan atrapar así como así. Recorrió el tejado con sigilosos pasos hasta el lado contrario del molino, salió por una pequeña ventana con todas sus cosas en el petate y se deslizó por la pared para ver que hacían los guardias. Correr a lo loco le hubiera delatado, tenía que aguardar allí, esperar a ver cuales eran sus movimientos y a partir de eso actuar.

Les escuchaba hablar, pero no entendía nada de lo que decían. Solo creyó escuchar a uno decir algo, pero no estaba seguro de haberlo entendido bien. "Estará contento". Esas habían sido las palabras. ¿Se referían a él?. Creía que sí, debía ser por la tarta. Los hombres se acercaron al molino y estuvieron en el mismo lugar durante unos instantes. Le pareció extraño, ¿por que no le buscaban?. En sus innumerables trastadas había descubierto algo muy valioso, los guardas de la ciudad eran vagos y poco ágiles. Pero haber ido hasta el molino detrás de él por una tarta y ahora pararse a vaguear le parecía demasiado hasta para ellos.

De pronto el inconfundible brillo del fuego se alzó en sus manos. ¿Acaso pretendían quemarle vivo? ¿¡Por una tarta!?. Un millar de maldiciones pasaron por su cabeza. Menos mal que había salido a tiempo... Por un momento pensó que igual solo querían tratar de asustarle con el humo, pero el fuego no tardó en consumir todo el molino. ¿Pero por qué iban a quemar un molino para librarse de un ladronzuelo?. Él solo robaba lo justo para comer, y bueno sí, debía admitirlo, de vez en cuando algo que le gustara o le llamara la atención. Pero aún así quemarlo vivo era demasiado cruel. Además ese molino tenía que ser usado para la fiesta. ¡Era todo una locura!.

Trató de pensar mientras veía como los hombres se alejaban. No podían haberlo seguido, había dado un rodeo muy grande para que no le siguieran al molino de Juncales. Había tomado precauciones, era imposible. Aquellos no eran guardias de la ciudad. No podía ser que el alcalde quemara el molino faltando tan poco para la fiesta del Hogar de la Cosecha. Algo no cuadraba.

Bregor sentía demasiada curiosidad como para dejarlo pasar. Es más, se lo había tomado como algo personal. Si no hubiera estado listo para salir del molino en aquellos momentos estaría asándose como un ternero en la cocina del Descanso. Tenía que averiguar quienes eran esos hombres y por qué motivo le habían pegado fuego al molino, así que con el mayor sigilo que podía reunir, y tras envolverse en su capa negra, se puso a seguirlos manteniendo la distancia.

 

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15/03/2012, 16:52
Bregor Bruinen
Sólo para el director

BREGOR BRUINEN (Thorom)

Con mucho sigilo el joven Bregor fue tras los incendiarios, tratando de no ser visto ni escuchado por ninguno de ellos. Sus pies eran ágiles en el suelo y muy silenciosos. Decidió mantener una prudente distancia de seguridad y eso le impedía escuchar bien lo que decían pero también le facilitaba no ser detectado por ellos.

Bregor se fijó en que eran cinco hombres, aunque no pudo determinar sus rostros ni sus ropajes por culpa de la oscuridad, si que podía en cambio ver sus siluetas recortadas contra la escasa claridad de la noche y discernir de ese modo su complexión física. Los había seguido desde el Molino Juncales por el Camino Verde hacía el Norte y luego por el bosque. Parecía que no le habían escuchado, pero cada vez que se giraban o hacían algún movimiento brusco a Bregor se le paraba el corazón por un instante. Pensaba que sus latidos le delatarían, puesto que era lo único que el lograba escuchar y le parecían sonar tan alto como si tuviera un desfile de tamborileros en su pecho que lo fueran a delatar. No ocurrió así por suerte y los sonidos de la noche pronto comenzaron a escucharse fuertes junto al aullido de los lobos.

Los hombres, después de recorrer bastantes millas a un ritmo elevado y constante, decidieron girar bruscamente hacía la derecha al llegar a la altura del linde norte del Bosque de Chet. El joven caminaba pegado al linde del bosque, para en caso de que se volviera poder cubrirse con los helechos o los árboles. Y en caso de verse muy apurado salir disparado por entre los árboles para que le perdieran rápido de vista y sobretodo de alcance.

De pronto uno se giró y luego los demás también se giraron y Bregor creyó que lo habían descubierto. Se quedó más quieto que una estatua de piedra, estaba dispuesto a empezar a aullar si eso hacía que los hombres continuaran andado, si no tendría que perder el culo corriendo por donde había venido.  Afortunadamente se giraron y continuaron su camino. Los aullidos continuaban escuchándose, está vez con más fuerza y eso pareció asustar a los hombres por las palabras que pudo entenderles. Bregor también estaba asustado, pero debía continuar con su misión, quería saber quienes eran esos hombres.

 

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16/03/2012, 17:09
Director

2ºTURNO:

El tiempo se había parado, y su corazón también. Las sienes le tamborileaban como si estuviesen marcando el paso de una compañía de soldados. Era tal la sensación que creyó que incluso los incendiarios  podrían oírlo.  Pero no, por suerte....

Todo pasó, y el tiempo empezó a fluir de nuevo, primero tímidamente y más tarde, a medida que los misteriosos hombres se adentraban en el bosque, a velocidad normal, o incluso más. La adrenalina se apoderaba de él.

Bregor sabía que lo que estaba a punto de hacer no era una buena idea pero, al parecer, su  sensatez debía estar en una taberna tomándose una pinta en ese momento. La sensatez nunca suele estar cuando se la necesita....

No tenía claro lo que le empujaba, pero estaba resuelto a descubrir quienes eran aquellos hombres, y mucho más después de verles entrar en el bosque que había sido su hogar durante mucho tiempo.

Fue entonces cuando cayó en la cuenta: aquellos hombres, que se dirigían al bosque, temían a los lobos al igual que él. Parecían tener el mismo problema que padeció Bregor justo antes de tener que abandonarlo.

Su resolución cobró fuerzas al tiempo que las preguntas se agolpaban en su mente. Estaba decidido a continuar y debía darse prisa si no quería perder de vista a sus presa así que confiando en su conocimiento del bosque y en sus habilidades para ocultarse se adentró por el lugar donde habían desaparecido los extraños.

•Observación/Vista:

Se dio cuenta enseguida. Aquello no era campo abierto, no sería tan fácil seguir a los hombres.  De hecho ya no los veía. Árboles, matorrales y sombras, muchas sombras, dificultaban su visión.

•Observación/Oído:

Rápidamente dejó de moverse e intentó oír alguna cosa. Un sonido casi imperceptible llegó a sus oídos aunque no pudo concretar su procedencia debido a los ecos producidos por los árboles.

•Hechizo(Sentidos-Oído Agudizado):

Tenía que hacer algo si quería seguir. Sin pensárselo dos veces, se concentró durante unos segundos y empezó a susurrar unas palabras. Enseguida notó como su sentidos se agudizaban y en un instante pudo determinar el camino a seguir: ligeramente al sudeste.

•Acechar:

Sin perder un segundo se dirigió hacía su objetivo. Por suerte las sombras de los árboles que tanto le molestaban para seguir a los hombres le ofrecían una ayuda más que suficiente para mantenerse escondido. Mientras esquivaba los árboles y matorrales que salían a su paso Bregor fue internándose en el bosque siguiendo los sonidos que, de vez en cuando, llegaban a sus oídos.

•Movimiento y Maniobra:

Era extraño como el cuerpo recordaba acciones pasadas. Al poco tiempo empezó a sentirse cómodo moviéndose entre los árboles y notó como avanzaba con velocidad.

•Observación/Oído:

Y fue cuando pensaba que debía tenerlos ya a tiro cuando se dio cuenta de que hacía ya un tiempo que no le llegaba sonido alguno.

•Hechizo(Sentidos-Oído Agudizado):

Se concentró de nuevo para agudizar sus sentidos pero esta vez no logró captar nada.

•Observación/Vista:

Y cuando se maldecía  a si mismo por haber perdido el rastro se dio cuenta que justo delante de él, los árboles dejaban un hueco evidente. Avanzó unos metros, con cautela, y al instante encontró una zona despejada que serpenteaba entre la maleza. Era un pequeño sendero.

•Observación/Vista/Oído/Alerta/Encuentro:

Bregor forzó la vista con la esperanza de localizar a los hombres pero enseguida se percató  de que ya no los alcanzaría. Y fue en ese momento, en el que dejó de centrarse en los incendiarios cuando sus sentidos captaron aquel sonido. Delante, a su derecha, algo se movía, algo que lo observaba con unos rojos ojos que brillaban en la oscuridad.

- Tiradas (12)

Notas de juego

Un cosilla: hagas lo que hagas, sobretodo en turnos de acción ( combate o no ) intenta ser lo máximo descriptivo posible de tus intenciones y de tu posición. Aunque te parezcan absurdas. Así puedo narrar las acciones mucho mejor.

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18/03/2012, 14:24
Bregor Bruinen
Sólo para el director

En cuanto sus pies se acostumbraron al camino que pisaban avanzó más rápido y pudo mantener el ritmo de los hombres que perseguía. Había avanzado mil veces por ese bosque, aunque era la primera vez que tenía que hacerlo persiguiendo a alguien. Normalmente era a él al que perseguían, los guardias o algún vecino de Bree enfadado, y solía escabullirse entre las malezas, árboles y demás dejando mucha tierra de por medio entre él y sus perseguidores. Pero esta vez era al contrario. Era él quien perseguía, cosa que le costó algo más.

Pero no cejó en su intento y continuó tratando de perseguirles ya que quería adivinar quieres eran. Utilizó un truco que sabía hacer para concentrarse mucho y lograr escuchar cosas que de normal no escuchaba. No sabía como realizaba aquello, ni su nombre, pero si que muchas veces lograba hacerlo. Él pensaba que era una especie de comunicación con el viento que le susurraba lo que sus oídos no alcanzaban a escuchar. Sabía que el viento estaba en todos sitios, así que si él no podía escuchar algo, el viento sí, y se lo diría.

Así lo hizo y tal y como esperaba el viento le dijo el camino que debía seguir para dar con los incendiarios. Pero de pronto ocurrió algo extraño. Los hombres no estaban donde deberían estar, y el viento dejó de susurrarle cosas. Preocupado por haberlos perdido después de llegar tan lejos miró desesperado a su alrededor y se percató de que había algo entre los árboles. Era el comienzo de un sendero. Los hombres debían haber ido por ese camino.

Se preguntó por que no los habría escuchado avanzar por el sendero. Algo raro ocurría. Seguía sin verlos y no había señales de ellos por ninguna parte. Su instinto le decía que aquel no era el camino y que no lograría dar con ellos. Estaba ya a punto de darse la vuelta y volver por donde había venido con la cabeza baja y los hombros caídos por la desesperación cuando un sonido le hizo alertarse.

Unos ojos le observaban. Pudo notarlos clavados en él como puñales. Poco a poco llevó su mano derecha hasta la empuñadura de su espada mientras trataba de no perderle la cara a los ojos. -Los malditos lobos.- Pensó al instante. No recordaba haberlos escuchado aullar desde hacía un rato. Se maldijo por no haberse percatado de aquello, estaba tan concentrado en dar caza a los hombres que acababa de ser cazado, y tal vez los incendiarios también lo hubieran sido. -Por eso no los escucho...- Se dijo a si mismo como si comprendiera todo de pronto.

Sabía que los lobos eran muy organizados a la hora de dar caza. Aquel que tenía a su derecha no era el único que estaría acechándole. Trato de concentrarse con la esperanza de que el viento le susurrara nuevamente, que le dijera donde se encontraban los otros lobos que seguramente estaban a su alrededor y también rezó para que le avisara si el lobo al que poco a poco se iba encarando no saltara sobre él sin que lo sintiera antes.

Así pues, mientras giraba sus pies lentamente y se concentraba para escuchar aprovechó para poco a poco desenvainar a Alfiler. El acero rozaba lentamente el cuero de la vaina, sabía que debía hacerlo lentamente, prepararse muy lentamente para lo peor, si hacía algún movimiento brusco precipitaría su desgracia. No había tiempo para colocarse la rodela en el brazo, así que su única opción era utilizar el arma como escudo. La tensión era tal que la notaba apretar su cabeza con fuerza mientras condensaba el aire que había entre los dos.

-Si salta sobre mí,- se dijo,- La espada lo recibirá.

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21/03/2012, 15:19
Director

3er TURNO:

No tuvo tiempo de nada. Fue como si el cruce de sus miradas prendiera una mecha preparada desde hacía mucho para su cometido: ser el desencadenante del ataque. Los 20 metros que les separaban  se desvanecían por segundos.

Lo vio claro, no le daría tiempo de llamar al viento, había cosas mas importantes en las que pensar que en ver si se aproximaba alguien más. No serviría de nada saberlo si no sobrevivía a la embestía del animal. Maldiciendo la rapidez con la que se movían aquellos ojos se centró en ellos mientras intentaba desenvainar el arma.

Demasiado tarde, con el arma aún a medio sacar, el lobo dio un ágil salto. Cuando se dio cuenta las fauces del animal estaban a escasos centímetros de su cabeza. El impacto fue inevitable y el inconfundible sabor a hierro en la boca le avisó de una brecha en la frente. Su visión empezó a nublarse y se sintió mareado, casi indefenso. Con un esfuerzo sobrehumano, usando toda su fuerza de voluntad, dio el último tirón a su arma y esta, silbando, casi como si emitiese un quejido, brilló a la luz de la luna intentando competir con el maléfico fulgor de los ojos inyectados en sangre del animal que ya se aproximaba de nuevo.

La bestia no tenía prisa, olía un aire que empezaba a impregnarse del perfume de su sangre. Sabía que el joven estaba indefenso, a su merced, y bamboleaba a su alrededor como el depredador que juega con una presa que sabe que no tiene salvación.

El mareo no pasaba y el lobo se acercaba. Intentó enfocar su vista, centrándose en aquellos ojos que, como dos luminarias, indicaban la localización de la muerte. Puede que los lobos también tengan orgullo, también se confíen, también les guste pavonearse delante de un enemigo vencido ya que, de otro modo, nadie podría explicar como falló. Fue lento, casi torpe, lo suficiente para que Bregor pudiese levantar el arma y salvarse de una muerte casi segura. Mientras se quitaba de encima al animal con un movimiento de brazo instintivo notó como la vista se le enfocaba de nuevo.

Tal vez tuviese una posibilidad. Debía asegurarse, prepararse, como había pensado en un primer momento, y ensartar a aquella bestia antes de que acabase con él. Solo necesitaba esquivar el siguiente ataque. Esta vez no se lo dejaría tan fácil, esta vez estaba preparado.

El lobo se abalanzó sobre él intentando asir su pierna con fuerza pero cuando notó la presión de las mandíbulas del animal, reaccionó rápido, se lo quitó de encima con  una fuerte patada y, a la vez, le mandó una estocada con Alfiler que hizo sangre. Aunque no acertó en ningún órgano vital fue suficiente para que el animal se amilanara y retrocediese.

Era su oportunidad, la única que le quedaba. Empezaba a notar como le abandonaban las fuerzas, debía acabar con la bestia o lo pagaría con su vida. Esperó el mejor momento aprovechando la indecisión de su enemigo.

Fue un ataque muy fuerte que impactó en el hocico y estalló en un gran chorro de sangre dejando  aturdido al animal. Aquello le dio ánimo y, con fuerza renovada, volvió a la carga perforando el costado del lobo, que con un lastimero aullido que cortó el silencio nocturno anunció que su sangre empezaba a manar.

Aquel grito de dolor del animal casi paró su corazón. Hasta ahora había tenido suerte y ningún otro lobo había aparecido. Aquello le extrañaba ya que, normalmente, los lobos solían cazar juntos. No obstante, aquellos lobos siempre se habían comportado de forma extraña, con una inteligencia nada usual que parecía haber jugado vez en su favor...hasta ahora.

“Ese aullido se habrá oído en medio bosque. Debo acabar ya o tendré problemas”

Por eso intentó golpear en el mismo sitio. Lo consiguió, ensanchando la herida. La sangre manaba por doquier dejando el lobo a su merced. Y con una furia como jamás había sentido descargó a “Alfiler” sobre el animal, rompiéndole el hueso de la pata que, astillado, abrió la carne y provocando que manara un río de color rojo. Ya estaba, no tenía salvación, moriría en medio de un charco de su propia sangre.

Miró con odio a su enemigo que en un desesperado esfuerzo intentaba recoger el aire que le daría el último minuto de vida y, entonces, se apiadó de él. Con la mano temblorosa apoyó su afilada arma en el tórax del animal y, volcando todo el peso de su cuerpo encima de la empuñadura, perforó toda su carne hasta que llegó al corazón. Murió fulminado.

Sin tiempo de nada se acordó del aullido que había soltado la bestia momentos antes. ¿Lo habrían oído sus compañeros?¿Vendrían en su ayuda? Se concentró e intentó escuchar a su alrededor pero no oyó nada. Estaba demasiado cansado y tenso, sus sienes latían con la fuerza del golpeo de un troll y el pequeño reguero de sangre que resbalaba en su frente se le colaba en la boca. De pronto le deslumbró un haz de luz que se colaba por entre los arboles. Empezaba a amanecer.

- Tiradas (27)

Notas de juego

Resumiendo que ya es tarde. Mañana te hago un informe detallado si quieres. Te has cargado aun lobo de lvl3  de milagro. Yo ya te vi muerto. Y suerte que no salió ninguno más, de momento, que si no te salvan ni los puntos de destino. 

Te quedan 21 HP y estás perdiendo 1HP por asalto. No soy de los que va a esperar que te desangres solo pero si que espero que algo te cuides. Por lo demás, tienes un huevo de críticos y puntos perdidos, pieza y toda la pesca así que, el resultado ha sido cojonudo. 

En fin, la suerte es la suerte. Pero no es eterna.

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22/03/2012, 12:53
Bregor Bruinen
Sólo para el director

Bregor se lanzó a correr atravesando árboles, arbustos, zarzas y si hubiera muros también los hubiera saltado sin apenas esfuerzo. Estaba asustado, cansado y dolorido, pero únicamente pensaba en correr, en ponerse a salvo.

Corrió sin parar hasta llegar al camino dónde los incendiarios se habían metido por el bosque, ni siquiera miraba hacía atrás por miedo a que los lobos estuvieran persiguiéndole. Sabia que iban en manada, que no cazaban solos, que eran organizados. Y por eso apuró más el paso.

Una vez en el camino, ya se sintió lo suficientemente seguro como para preguntarse por lo que había pasado. Le había atacado un lobo y había perdido de vista a los incendiarios. No sabía como había reaccionado para matar al lobo, pero el instinto le había ayudado. 

Se percató de la herida y se pasó una mano por la frente que quedó llena de sangre. La miró horrorizado y fue entonces cuando la herida comenzó a dolerle como si fuera una tortura cruel. Se quitó la camisa y se la anudó en la frente a modo de pañuelo para tratar de detener la hemorragia. Cuándo llegara al molino ya tendría tiempo de curarse...

"¡Maldición! ¡No lo recordaba, el molino ha sido quemado...!"

Comenzó a andar de vuelta a Bree intentando poner en orden su cabeza, trataba de entender lo que había ocurrido. Primero había perdido misteriosamente a los hombres, cómo era posible que se hubiesen evaporado de esa manera?. Y luego el lobo, ¿por qué le había atacado? ¿Qué clase de bestia era esa? Había algo de maligno en todo ello. No era normal que un lobo que se encontrara solo atacase a un humano así como así.

"Ni siquiera me avisó sacando los dientes." Recordó.

Fuera como fuera había tenido mucha suerte. De no tener a Alfiler a mano ahora mismo sería pasto de lobo. Estaba herido, la cabeza le dolía, cojeaba un poco y tenía marcas de mordiscos y arañazos en el brazo. Todo le pareció una locura. Había sobrevivido de milagro, había perdido a los hombres que le habían quemado el Molino y se había jugado la vida para nada. Aún así, sin saber porqué sintió un estúpido orgullo.

"Pero he matado a un lobo..."

Mostró una sonrisa mezclada con una mueca de dolor y continuó caminando. El sol estaba apunto de salir.

Notas de juego

No se si me habré adelantado algo o si serían necesarias tiradas o algo así. Pero tampoco me iba a quedar mucho más ahí con la que estaba cayendo. XD

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23/03/2012, 22:36
Director

4º TURNO:

Estaba orgulloso, dolorido, herido y con una brecha en la cabeza, pero orgulloso.  A medida que se alejaba del bosque la certeza de que la suerte había estado de su lado se desvanecía y sus torpes golpes y esquivas alcanzaban en su mente rango de hazaña heroica. Sin embargo todo eso carecía de importancia si uno pensaba seriamente en el estado en que se encontraba.

Debía descansar, le urgía descansar. Su herida sangrante no sanaría si no permanecía quieto y en reposo. Además estaba sucio, más de lo habitual, y lleno de sangre. Lo primero que  necesitaba era un buen baño, caliente y reconfortante pero ¿dónde?

Ni siquiera le quedaba el viejo molino Juncales. Primero los lobos le expulsaban de su hogar en el Bosque de Chet y después los misteriosos pirómanos le privaban de su refugio improvisado en el molino. Y......

De repente se dio cuenta, lobos e incendiarios convergían en un lugar: El Bosque de Chet.

“Malditos sean, unos y otros.” -masculló entre dientes.

Alterarse no era bueno en su estado. Se dio cuenta enseguida al notar como las sienes le repiqueteaban de nuevo.

“No hay otra opción, tengo que solucionar esto antes que nada” -pensó mientras, instintivamente, se llevaba la mano a la herida abierta.

“Solo espero que Guisoespeso no me reconozca.”

FIN DEL PRÓLOGO

- Tiradas (1)

Notas de juego

Bien, te he contado los Pex de este prólogo. Aquí van incluidos los Pex que asigno por la historia, por la calidad de los turnos, rapidez, ect... además de los típicos por combate y demás.

PUNTOS EXPERIENCIA PRÓLOGO=6669Pex.

TOTAL PEX BREGOR=16669Pex.

Puedes cambiarlo en tu ficha si quieres, Yo también lo lleva controlado. Por cierto, si te interesa el detalle de como he asignado los puntos te lo puedo hacer llegar, que lo tengo todo guardado. Sin problemas.

Finalmente, tema herida. Se trata de una herida de grado leve( 1 HP x asalto ) en la cabeza. Tiempo de recuperación=1d100+bonificación constitución=101. Lol! Dos días. Te quería decir que si conseguías unos primeros auxilios o un curandero ( yo se donde hay uno ) podías acortar pero con esa tirada dos días te llevan justo a la mañana de la cacería. Ni hecho a propósito.

Creo que ya está todo. Como te puedes imaginar, continuas en el Capítulo 1º.- Organizando el Hogar de la Cosecha