Luk y el policía quedaron detrás mientras Styr se aleja con gesto decidido.
-Podrías haber terminado la pelea mucho antes si decidías derrotarlos a los tres. Veo que veías algo de ti en ese muchacho. -comenta Magmard una vez que Styr gana la calle.
-¿Crees que irá al jardín en algún momento? -pregunta mientras Styr logra llegar a la mansión familiar. La noche ya ha caido y una buena noche de sueño sonaba como una gran idea antes de volver a Balamb.
Prefería intentar ayudarlos a luchar, quería intentarlo hasta el final. Afortunadamente uno entró en razón... Contesto a Magmard con la esperanza de que las palabras Hak fueran sinceras.
Ojalá querido amigo, ojalá... Mi esperanza era esa, pero no sabía ni que castigo iba a recibir, ni si después de ello seguiría pensando igual.
Sigo el camino a casa sin dudar, había sido un camino muy largo y ya era hora de un merecido descanso antes de emprender el viaje de vuelta a Balamb.
Al llegar a su casa, el mayordomo le abre la puerta. Al ver el caminar cansado y las heridas de Styr, el hombre se preocupa. A la vez llega su madre, Carbia, a la entrada.
-¡Cariño! ¿Estás bien? ¿Has tenido problemas?
La situación se le antojó a Styr similar a su juventud, cuando volvió herido (mucho más) después de sus problemas con los Hachas e el pasado.
Nada importante mamá. Le dije dedicándole una sonrisa. Nada que no se cure con un baño caliente y unas horas de sueño reparador. Quería tranquilizar a su madre, pues aunque pudiera parecer a cuando llegaba a casa antiguamente, en verdad no tenía nada que ver.
Me acerqué a ella y le acaricié la mejilla, mirándole a los ojos pregunté. ¿Ha llegado padre a casa ya? Me gustaría verle antes de partir mañana. Tenía la esperanza de verlo y mantener una conversación con él, pues seguía metiéndose en su vida después de todo lo que había hecho para ganarse respeto y confianza.
Carbia lo mira unos segundos en silencio, escrutando sus ojos. Finalmente lanza un pequeño suspiro y una sonrisa. -Entiendo. No hay problema. Ahora te preparamos un baño y la cama. Tu padre debería llegar mañana por la mañana. Deberías llegar a verlo después de descansar. Él también ansiaba verte.
Aunque los recuerdos de Styr de Ferrel, su padre, chocaban en todo sentido con la idea de "ansioso", parecía algo esperanzador que quisiera verlo. Al menos sería una oportunidad para mostrarle cuánto habían cambiado las cosas...
Jonah se queda con Styr para ayudarle en lo que necesite.
Me relajo todo lo que puedo en mi baño de agua caliente, lo agradezco después del largo e intenso día que ha tenido. De todas formas, tampoco me recreo en exceso, pues tengo que descansar y mañana vuelvo a salir de viaje.
Tras el baño me despido de Jonah y de mi madre, de está dándole un beso en la mejilla, y me retiro a mi habitación a descansar. Me resultaba realmente extraño estar en casa de nuevo, en parte ahora me gustaba la tranquilidad que se vivía y que odié desde la adolescencia.
La noche trae pronto un ansiado sueño para Styr. A la mañana siguiente, el SeeD se siente como nuevo. Los golpes de la noche anterior ya no duelen ni se notan. En el pasillo de salida encuentra a Jonah, quien lo saluda con calidez. -¿Fue una buena noche? -pregunta el mayordomo. -El señor Ferrel ha llegado hace unas horas. Está en su estudio ahora mismo. Supongo que querrán verse, después de tanto tiempo.
-"Querer" suena como una palabra muy fuerte para el caso, ¿eh, Styr? -bromea Magmard en su interior.
Todo recuperado.
Reparadora es la palabra querido Jonah. Le respondo con la cara amable que solo muestro a las personas que se han ganado mi afecto real. Gracias, iré a verle enseguida. No pierdo más tiempo y me dirijo al despacho de mi padre.
Jajaja. Ya... pero a fin de cuentas es mi padre... Me gustaba conversar con Magmard y me resultaba gracioso, pero a veces no entendía los grises en las relaciones humanas.
Me tomo mi tiempo ante la puerta del estudio, respiro profundo y me relajo. No tenía que repasar lo que tenía que decir, pues había tenido tiempo de pensarlo desde que me enteré de que seguía moviendo hilos para que me convierta en lo que el quiera, pero si me gustaría que fuera una conversación tranquila y que nadie se salga de sus casillas. Cuando me siento preparado llamo a la puerta y sin esperar respuesta abro y accedo al interior de la habitación. Buenos días padre. Acompañan mis palabras a mi entrada. Mi gesto serio y frío volvió a mi cara, pero las palabras eran calmadas e iban cargadas de respeto.
La oficina de Ferrel era tal cual Styr siempre la recordaba. Llena de objetos y libros por todas partes. Un escritorio color madera se ubicaba en medio de la habitación. Una silla instalada frente al éste da una sensación de claustrofobia a cualquiera que se siente allí. Ferrel se encontraba de pie junto a su biblioteca, con un libro en la mano. En cuanto Styr entra, el hombre cierra el libro y gira sus ojos hacia él. Cualquiera viera a Ferrel y a Styr los identificaría como padre e hijo. Las diferencias más notorias eran que el hombre tenía una piel un tono más clara que su hijo, además de sus rasgos más viperinos.
-Buenos días, hijo. -responde el hombre con su casual tono gélido. Como si cualquier palabra que saliera de su boca tuviera tras de sí semanas de ensayo. -Es un gusto volver a verte. Veo que la vida en Balamb te ha hecho bien.
Entrar a la oficina de mi padre me trajo recuerdos de mi niñez, ese olor, la misma decoración de toda la vida, es como si no hubiera pasado ni un día. Verlo a él me relajó del todo, ya no lo veía como aquel hombre imponente, si no como un igual, además ahora ya no tenía nada que reprocharme de mi comportamiento, me había puesto a su nivel.
Buenos días padre. Dije con la seriedad que me caracteriza. También es un gusto para mí, hacía tanto tiempo... Mi gesto se ablandó por un segundo, pero él no pudo verlo, pues estaba mirando a las estanterías buscando algún libro nuevo que me pudiera interesar.
Me acerqué al escritorio con andar calmado y me senté en una de las sillas donde recibía sus visitas. Siéntese conmigo padre. Cuénteme que tal van sus negocios. ¿En qué anda invirtiendo ahora? El trato a mi padre no tenía nada que ver con el trato cariñoso y cercano que daba a mi madre, había una barrera invisible entre nosotros que aunque me gustaría que algún día se rompiese, no sabía si sería posible.
El hombre mira a Styr unos segundos antes de responder, como si no hubiera esperado esa pregunta.
-Lo mismo de siempre, en realidad. Construcciones, equipos de maquinaria... Recientemente vengo de un viaje a Fisherman's Horizon. Estuve visitando algunos colegas.
Después de unos pasos alrededor del escritorio, se sienta en su silla predilecta y vuelve a enfocar sus ojos en Styr.
-Es inusual verte preguntar sobre mi trabajo. ¿Tienes algún interés en involucrarte en el mundo de los negocios? ¿Has explorado algunas opciones? -inquiere Ferrel
Tan inusual como que siguen sin interesarme en absoluto y mi padre lo sabía...
No puedo evitar mostrar una sonrisa pícara. Si padre, me interesa uno de tus negocios en particular, uno que no has mencionado... Me marco una pausa teatral mirándolo a los ojos, obviamente ya sé lo que voy a decir, pues llevo desde que supe que vendría pensando en ello. Ese que tienes con mi instructor del jardín de Balamb. Mi gesto se torna serio, pero duro, para intentar mostrarle que no me gusta que siga intentando organizarme la vida.
Ferrel mira a Styr con un gesto extraño en él. Casi parece una sorpresa agradable. Antes de producir cualquier palabra, éste es reemplazado por su gesto de falsa sonrisa habitual.
-Uno pensaría que los instructores de Balamb serían más discretos. Supongo que estarás ofendido por ello. Pero no puedes negar que la opción de enfocarte en una profesión "de adulto" sonó agradable, ¿verdad? ¿Qué piensas hacer al respecto?
-Quisiera golpear a este tipo-comenta Magmard.
Yo también, pero es mi padre. Repliqué carcajeándome.
Ser SeeD ya es bastante de adulto padre... Contesté con la mayor severidad que pude. Ahora mismo tengo cosas más importantes en las que pensar, cuando todo acabé ya veré que hago... Me levanté de la butaca y me giré para salir de su oficina, pero antes de marcharme terminé diciendo. Me enternece que te sigas preocupando por mi padre, pero ya soy mayorcito, he cambiado y creo que me merezco respeto y confianza. Así que la próxima vez que tengas una brillante idea que me incumba, te agradecería que me la consultaras primero y lo habláramos como padre e hijo. Sin más salí de la oficina, sin esperarme a escuchar su replica, tan sólo quería con mis palabras que entienda cuanto he cambiado y que ahora soy una persona razonable, no como en mi adolescencia...
La oficina de Ferrel queda atrás de Styr. Nadie sale de ella después de él. -Ya le diste algo en qué pensar. -opina Magmard. -Pero por si acaso, puedo quemarle algún libro.-
Una vez en el piso inferior, sus pertenencias de viaje ya están listas cerca de la puerta. Carbia y Jonah se encuentran allí, a su espera, prestos a despedir a Styr cuando fuera a volver a salir.
Me reí mentalmente con la insistencia de Magmard, pero volví a contarle el rollo. Mejor no colega, algún día yo heredaré esos libros. La sola idea de pensar que toda esa mansión algún día sería mía me abrumaba, sobretodo porque para mantenerla tendría que encargarme de los negocios de padre y no tenía ni idea de cómo funcionaban...
Al llegar a la entrada y ver a mi madre y a Jonah se me ablandó un poco el gesto que seguía manteniendo desde la conversación con mi padre. Me acerqué a ellos y me despedí. Ha llegado el momento de volver a Balamb. Miré con ternura a mi madre. Prometo cuidarme y visitaros en no mucho tiempo. Sabía que esas palabras gustarían a mi madre y en verdad sentía que quería hacerlo, ya pensaba en el momento en que acabe todo el embrollo de Krysta. Di un beso a mi madre y la abracé. Gracias. Susurré a su oído con dulzura.
Me recompuse rápidamente y me planté delante de Jonah con gesto serio. Sigues siendo el mejor pingüino estirado. Le dije de broma pero como si lo dijera en serio buscando confundirle. Le golpeé en el hombro con la mano a modo de despedida. Esta vez no vas a llevarme la bolsa a la puerta. Le dije mientras la agarraba y me preparaba para marcharme.
Carbia saluda a su hijo con afecto mientras éste sale por la puerta. -¡A por ellos, Tigre! -comenta la mujer, claramente orgullosa. Jonah simplemente observa a Styr salir con una expresión de plácida tranquilidad.
Una vez fuera, Styr se encamina hacia la salida del pueblo, dejando atrás su tierra natal y, probablemente, varios fantasmas del pasado.
-¿Rumbo a Balamb, entonces? -pregunta Magmard, como si comandara el timón de Styr.
Respiré profundo una vez cerré la puerta de casa. Los recuerdos de la primera vez que me fui empezaron a arremolinarse en mi mente, sin embargo, Magmard los cortó de inmediato y me sacó de mis ensoñaciones.
¡Rumbo a Balamb de nuevo! Repliqué con energía. Ahora empezaba un capítulo importante en mi vida, por fin podría demostrar que era un SeeD competente, era hora de ponerse manos a la obra con la misión de Énida.