Esbocé una sonrisa traviesa mientras miraba sus ojos en el reflejo del espejo y curvé mi espalda un poco, de manera que mis nalgas quedaran pegadas a su pelvis. Lo miraba fijamente, como un León a su presa. Pero la mirada me dura segundos, pues sus manso en mis nalgas me desconcentran. Me muerdo el labio, soltándolo suavemente.-Creo que, necesito refrescarme más...no creo que a los alumnos les importe....El director dijo que deben ir a sus habitaciones, Mister Hazama.- Mis ojos lo miran con deseo, y otorgándole permiso de continuar recorriendome con el pañuelo. -Aunque, hace demasiado calor...debería quitarme esto....- Dije abriendome lentamente los botones de la camisa.
Me incliné sobre ella, apoyándola contra mi, mientras mi mano libre iba subiendo la mini falda para poder tener mejor acceso a su piel y la que sostenía el pañuelo comenzaba a abrirse paso a través del escote que se iba abriendo, metí el pañuelo entre sus pechos, introduciendo mis dedos hasta la mitad y abriéndolos despacio.
-Asumo que si se abre la ropa es en esta zona donde está más acalorada, aunque por lo que noto el calor también se expande por otras zonas...- dije moviendo la mano libre de su trasero a su muslo y de su muslo a su entrepierna, apoyándola más contra mi en el proceso.
Al tocar entre mis pechos, seguramente pudo sentir mi corazón agitado. En el espejo, mi reflejo estaba cada vez más rojo. Sus manos me recorrieron, estando entre mis pechos, con estos a su merced, y la otra estaba ya en mi entrepierna, cálida (ahora mucho más) y que poco a poco se volvía húmeda. -Estoy segura de que alguien tan culto como ested Mister Hazama, sabrá que hacer para que yo me recupere.- Dije, con la voz un poco entrecortada y el aliento agitado. -Estoy en sus manos, profesor. Haga conmigo lo que sea necesario...- Mi mano siguió abriendo la camisa, hasta que por fin no quedaron botones que soltar, y fue entonces cuando la llevé a la nuca del profesor, acercando más sus labios a mi cuello, con delicadeza, enredando mis dedos en su cabello...
Solté el pañuelo en cuanto ella me tomó del cuello, mi respiración también estaba agitada y más cuándo miré el reflejo de reojo y note como se ruborizaba.
-Oh que torpe..tendré que seguir con las manos- dije apretándole los pechos y comenzando a jugar con ellos, mientras mi mano apartaba la prenda hacía un costado para comenzar a rosar su intimidad con la yema de los dedos- vaya...se que tiene calor señorita Krumell, pero humedecerse sola así...no se si será correcto, aunque...- me acerque más a su boca- quizás deba ser yo quien la moje- dije pasando la lengua por su cuello de abajo hacía arriba y apoyando los labios, tentando un beso y provocandola.
El hombre por el que viaje tanto, buscándolo, era ahora quien me buscaba, pero ciertamente de una forma distinta. Me trataba como si fuera una estudiante de secundaria, jugando a ser el profesor. Sus manos en mi intimidad, retándome por estar húmeda cuando ciertamente el era quien tenía la culpa de aquello...Un leve gemido se me escapó, pero pude controlarlo para que no sea muy notorio.
Sus labios tan cerca, me besaría y....no. Se aleja, pero me recorre con la lengua y regresa a mis labios. Esta vez soy yo quien avanza, buscando sus labios, su lengua. -Definitivamente, debe ser usted, profesor....
Mis manos estaban ahora en su pecho, clavando mis uñas mientras bajaba suavemente. -Pero no arruine su linda ropa por ayudarme. Dejeme a mi ayudarlo con eso.- Dije comenzando a quitarle la parte superior de la ropa.- Es lo mínimo que puedo hacer...
Aparté mi rostro, enderezándome y evitando su beso, sonreí de costado preguntándome cuanto aguantaríamos los dos ese juego.
Dejé que me quitara el saco y aflojara la corbata, observándola ahora de frente, mientras mis dos manos comenzaban a acariciar sus pechos, jugando con ellos y apretándolos, a pesar de ser tan grandes y verse pesados los encontré suaves y se escurrían entre mis dedos que no llegaban a agarrarlos por completo, jugué con los pezones pasandole la yema de los dedos y apretándolos. Mientras dejaba que comenzara a desabrocharme la camisa.
Me acerqué para sentir su respiración y ella la mía, mientras mi pantalón comenzaba a dar señales claras de cuanto estaba disfrutando eso, me incliné y tomé el lóbulo de su oreja izquierda entre mis labios.
-Su piel...es muy sua-ve...-
Pregunta, porque recuerdo como esta vestida, la falda y las botas, pero tiene algo que o bien es una calza o bien son pantimedias o bien bucaneras con portaligas o algo que las sostenga y eso lo cubre la falda, pregunto porque de eso depende mi accionar y reacción xD
Para cuando el profesor se acercó al lóbulo de Prya, ella ya acariciaba su pecho, en movimiento ascendente, hasta llegar a sus hombros, quitando la camisa a medida que sus caricias se abrían paso por los brazos del profesor.
-Sus manos...también lo son...profesor..- Ligeros gemidos escapaban de ella ante el tacto de las manos de Kai en sus pezones.
Sus manos se dirigían ahora al pantalón del profesor. Primero apretó sus nalgas, pero luego, con caricias fue hasta la parte frontal y comenzó a desabrochar el pantalón del profesor.
Giró su cabeza para poder lamer el cuello del profesor mientras este jugaba en su lóbulo.
Lamí los bordes de la oreja y bajé al cuello y lo mordí, procurando hacerla disfrutar pero no dejar marcas, no sería nada bueno para ninguno de los dos.
La tomé con fuerza de los pechos al sentir su mano en mi entrepierna, haciendo que la camisa quedara agarrada a la altura de mis codos y el resto del torso completamente desnudo.
Ella pudo sentir mi dureza y cuánto la deseaba, al igual que como la perspectiva de hacerlo allí, mientras los alumnos escuchaban al aburrido discurso me motivaba aún más.
Hacía rato que no tenía a una mujer madura, joven y hermosa pero adulta y que sabía lo que quería, jamás me quejaría de las jovencitas, pero la experiencia de jugar al mismo nivel era sumamente excitante y embriagadora.
Cuando Kai tomo sus pechos por tocar su entrepierna ella pudo sentir cuando la deseaba. Abrió el pantalón del profesor y lo bajo lo suficiente para poder correr su ropa interior y comenzar a jugar con el miembro del profesor en su mano. Con movimientos ascendentes y descendentes, la profesora hacía que el miembro de Kai se pusiera más y más duro, humedeciéndose, marcándose...
La boca del profesor en su cuello...sabía lo que el quería y no lo oculto. Gimió suave, pero en el oído del profesor, demostrándole cuanto le gustaba aquello, cuanto lo deseaba.
Bajé las manos a sus caderas, sin dejar de besarle el cuello y respirando agitadamente debido a sus caricias.
Mis manos bajaron más acariciándole los glúteos y continuando hasta sus piernas, sintiendo las porta ligas de encaje, algo que hizo que mi miembro latiera ante la perspectiva de su sensual lencería, la manos volvieron a subir pero pasando bajo la falda, para tomarla del trasero y levantarla, sentándola sobre la mesada.
La miré a los ojos y le finalmente busqué sus labios, besándola con deseo, metiendo mi lengua dentro de su boca para recorrerla entera, mordiéndole los labios mientras comenzaba a bajar por su cuello, lamiendo sus clavículas y bajando por sus pechos, probando sus pezones hasta ponerlos duros y continuando hacía abajo, poniendo una rodilla en el suelo.
Ella jugo con su lengua en la boca del profesor y cuando este empezó a lamerle el pecho se corrió el pelo para que este no molestara en el juego del profesor. Cuando el profesor comenzó a bajar, recorriendo su cuerpo, tuvo que dejar de jugar con su miembro, por lo que acarició su espalda de abajo hacia arriba mientras este bajaba, y cuando se puso a jugar entre sus piernas, lo tomó del cabello. -Vaya, parece que no tiene un titulo de profesor por nada....- Acto seguido, cuando el comenzó su juego, empezó a soltar gemidos, sabiendo que ahora tenía para si al hombre que había venido a buscar.
Ya que sabemos que esta escena tiene un final feliz y que lo de la alarma es bastantes horas después, postea en ambos lados, como que esto ya pasó, mientras continuamos esta escena.
Le aparté la prenda hacía un costado para tener acceso a toda su intimidad, pasé la lengua por los labios como había hecho con los de arriba y luego la introduje comenzando a moverla, en horizontal, vertical y luego en círculos, sin dejar ningún rincón de ella sin probar.
Mis manos pasaron por debajo de sus muslos y los abrieron mas, mientras empujaba hacía dentro con mi boca y mis dedos le recorrían las piernas.
Comencé a usar los labios besándola con pasión y saboreando sus jugos por unos minutos para luego subir hasta aquel rosado botón, aprisionándolo con mis labios y succionando.
-No se contenga señorita Krumell- dije mirando hacía arriba y pasando la lengua de abajo hacía arriba- quiero probar toda su miel...-
Ok, puedo postear en cualquier momento?
Soltaba gemidos como si no se encontrase en una escuela, sino en un hotel. Sabía que los alumnos no estaban, y que nadie podría oirla. Con una mano tomaba a Hazama del cabello, para dominarlo, para guiarlo, mientras que con la otra, acariciaba sus propios pechos y cada tanto se acomodaba el pelo.-Beba tanto cuando desee, profesor...siempre y cuando luego me deje beber a mi...- sonrió cómplice, se mordió el labio y su mirada devoró por completo a Kai. No era como las pequeñas, ella sabía lo que quería, y no dudaba en guiarlo para su cometido.
-Como podría...negarme a eso?- respondí mirándola a los ojos, para luego cerrarlos y empujar contra ella mi lengua, recorriendo su interior mientras mis brazos rodeaban sus muslos colocándoselos sobre mis hombros, empujaba mi cuerpo mientras mi lengua giraba en círculos y luego en formas desordenadas como si estuviera escribiendo todas las letras del abecedario con ella.
El movimiento así que mi nariz rosara su clítoris y mientras más mojada la sentía más quería, mis manos se sostuvieron como pudieron de su trasero, apretándola mientras buscaba hacerla correr, justo en mi boca.