Partida Rol por web

No se podían tener mayores ni mejores noticias... ¿O eran malas? Para qué volvía Odorico al lugar del crimen? ¿Quizás para escapar con la humana con la que se acostaba? ¿Para probar su inocencia? ¿Habría más historia que ni los vecinos de la víctima conocían?

El elfo se relajó al ver que el grupo era amigable.

- Pues sí. Tienen suerte. Bueno, toda la suerte que se puede esperar en estos tiempos inciertos. Hacia el norte, esta mañana nos encontramos con un buen hombre de nombre Geral que, además de ser un excelente anfitrión, les podrá dar mejores datos de la zona que los que podemos darles nosotros, viajeros errantes que hoy están en el Viejo Vado y mañana en el Sendero Élfico... De todas formas no caminen desprevenidos, pues hay orcos furtivos, lo bastante osados como para actuar de día. Beorn ha dado buena cuenta de ellos, pero es posible que de donde han venido esos, puedan aparecer más.- Quizás había dicho más de lo prudente, pero la ilusión por conocer tantos detalles de Odorico hizo que se destrabara más (si eso fuera posible) la lengua de Vanwa.

Ainar se había quedado tranquilo cuando los hombres del bosque respondieron tan amablemente. Se había quedado solo un momento, porque Miriel y Balbrand se habían adelantado un poco, mientras que Welf apareció de sus exploraciones y Vanwa de sus... búsquedas, porque ya no les podía llamar cacerías. Sólo tuvo que apurar un poco el paso, para acompasar los trancos de la elfa y el beórnida.

Se había mantenido al margen, un poco porque parecía que no sería necesario prepararse para una eventualidad hostil, pero además porque quería revisar cómo venían de raciones. Si no lo hacía él, Vanwa seguiría trayendo yuyos y malezas para llenar estómagos de viajeros hambrientos y necesitados de comida de verdad.

-Oscuros asuntos...- musitó Ainar, al tiempo que Munin graznó lúgubremente, pero rápidamente cambió el semblante -Si llegaran a tener provisiones de más, nos vendría bien comprarles algo- dijo el enano de pronto, revisando la mochila con raciones, cuando parecía que ambos grupos se irían a separar -Especialmente si tienen algo de carne...- y evitó mirar a Vanwa de reojo.

Si iban a tener que seguir persiguiendo al ladrón y ahora asesino Odorico, entonces tenían que estar fuertes...

-Si! Claro que sigue bajo la protección del gran Beorn! -comentó el joven Beórnida sin mucha paciencia y en un tono que igual sonara ofendido por la duda y por las palabras de Vanwa al que casi fulmina con la mirada. Entonces se dio cuenta de su exabrupto y carraspeó- Disculpadme, soy Baldbrand, hijo de Randmar, Guardián del Vado de la Carraca. -no pudo evitar acariciar la cabeza de su hacha. Aquello le tranquilizó- Las tierras tras nosotros son seguras y podéis estar tranquilos hombres del bosque. -aseguró de forma tajante... quizá algo hosca.

-Os agradecemos vuestras noticias. -añadió para luego mirar a sus compañeros de viaje. Ahora ya sabían el porqué de todo. ¿Habría sido Odorico tan atrevido como para volver a su pueblo a por la mujer? Si era así, se iba a llevar una sorpresa.

     Welf al oír el acento de su gente salió con una sonrisa en el rostro y el brazo extendido para juntar las manos con ellos. No era raro encontrar a alguno de los suyos llevando mercancías, noticias o simplemente saludos entre familiares del Salón del Bosque y el Salón de la Montaña.

     Tiempos extraños son estos si creo que algunos de los míos pueden tener malas intenciones. Perdonar que no os recibiera como sin duda merecéis pero no me digáis que la presencia de dos elfos y un señor enano no es algo de lo que podréis hablar durante muchas noches al llegar a vuestro destino.

     Nuestros pasos nos llevan hacia ese pueblo del que habéis hablado, cosas oscuras han sucedido en el Anduin estos días y algo de luz podremos encontrar allí.

Entre su gente Welf lograba la locuacidad que le faltaba con el resto y no podía evitar contar con sinceridad todo lo que les había llevado hasta allí.

Miriel se había mantenido en este caso en segundo plano. Le agradaban las gentes del bosque, ¿cómo podría ser de otra manera? Pero sus compañeros ya daban toda la información que era necesaria y ellos obtenían a cambio información que les era muy valiosa. Ahora tenía claro que Odorico regresaba a por la mujer que amaba, que muy probablemente trataría de comunicarse con ella sin que lo vieran, seguramente con la protección de la noche para no ser visto, que querría huir con ella lejos y utilizar las monedas de plata que robó para iniciar una nueva vida. Tenía la sospecha de que no había habido maldad en sus actos en ningún momento, que seguramente tuvo mala suerte, tanto él como el hombre que acabó muerto, pero no le correspondía a ella juzgar lo que acontecía en las tierras de Beorn si al propio viejo oso.

Su único aporte a la conversación con los viajeros fue una mirada significativa cuando Vanwa mencionó a los orcos para reforzar el mensaje de que debían ser prudentes, pues bien podrían venir más orcos o alguno haber escapado a la ira de Beorn.

Los viajeros agradecieron las precauciones y consejos de Vanwa, y después intercambiaron algo de carne con Ainar. Les sobraba un conejo que habían cazado en las praderas y se lo ofrecieron al grupo a cambio de unas monedas que les dio el enano. Un trato justo en mitad del camino. Antes de que cada grupo continuara el camino por su cuenta intercambiaron algunas palabras amistosas entre Welf y los de su pueblo, y también con Baldbrand que aseguró que los beórnidas vigilaban sin lugar de duda alguna las tierras que tenían por delante en su camino. Welf sorprendió a sus compañeros mostrando una locuacidad inaudita hasta entonces en él. Cuando al fin se separaron, el grupo de hombres del bosque les deseó buena suerte en su misión y continuaron el camino. 

Así hicieron ellos también. Ahora contaban con información muy valiosa y con un lugar por dónde empezar sus pesquisas: Vado de Piedra. Confiaban en que Odorico había vuelto a su viejo hogar, y empezaban a sospechar las razones. Elucubraron sobre los posibles sucesos que habrían desencadenado todo aquel problema, pero fueran las razones que fueran las que habían llevado a Odorico a matar a Rathfic, correspondía a Beorn juzgarlo. Y a ellos permitir que así fuera.