Partida Rol por web

No es por ser descortés... -digo dirigiendome al anciano- Pero yo necesitaría una toalla seca, y algo de ropa. Ya he llevado esta ropa demasiado tiempo sin merecerlo, y ahora, encima está empapada. Necesitaría cambiarme, o, al menos, dejarla secar...

Es cierto... Con la tormenta, salir sería un suicidio -comento volviendo al tema que discutíamos- además, Spundle está herido, no podemos salir con este tiempo con él en estas condiciones...

El anciano mira con simpatía al enorme mexicano.

-¡Pero por supuesto! ¡Hace un momento saque ropa limpia y toallas para que se sequen! Las tengo aquí mismo -y señala el montón que ha dejado junto al sofá. Parece algo nervioso por haber perdido de vista a Ella, pero al menos el preso que ha subido con ellas, el tal Morton, le produce más confianza que Picahielos, y desde luego que Updike. Se dirige a este último:

-El hombre está herido. Deberíamos llevarle a una cama y procurar que descansara.

Aún estaba maravillándome por el éxito de la intervención de Juárez : ”Hay que joderse con este, es un puñetero embajador de buena voluntad de la Onu”, cuando el agente Spundie reitera sus lamentos y tengo que tragarme los remordimientos. Durante la huída, le había sacudido con toda la fuerza de mi indignación, no había sido nada personal. Aprieto las mandíbulas y asiento a la sugerencia de Uder:

-Está bien. Pero antes…

Aprovechando que las mujeres están en la planta de arriba, me despojo del mono empapado y, sin dejar de empuñar el arma, imito a Juárez y selecciono entre las ropas que el viejo ha dispuesto. No encuentro nada mejor que un pijama de rayas grises. Con él y los zuecos carcelarios tendré que resignarme por el momento.

-En cuanto estéis, Juárez, Picahielos, vamos a subir al poli arriba.