El fin del mundo fue como una avalancha: empezó con algo relativamente pequeño que fue creciendo hasta volverse completamente imparable.
Primeros pasos
A lo largo de 2017 las tensiones entre las distintas potencias del mundo se habían convertido en una auténtica olla a presión. Había pequeñas guerras, mareas de refugiados a los que nadie quería, terrorismo, víctimas y personas con mucho poder y ningún escrúpulo en sacar provecho de la situación. Se fomentaba el miedo a todo y a todos: miedo al extranjero, a los cambios, al futuro próximo... ninguna criatura es tan peligrosa como cuando se siente acorralada. Sólo hace falta un pequeño detonante para que se lance a matar.
Ese detonante fue el llamado "Incidente Johnston", provocado por el capitán estadounidense Edward Johnston al mando del submarino Chainsaw. Sin que nadie supiera cómo ni por qué, Johnston disponía de un misil balístico intercontinental Trident modificado para albergar más cabezas nucleares de las permitidas por los acuerdos internacionales. Con las tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte en su punto máximo Johnston lanzó el Trident sobre el centro de Pyongyang arrasando la ciudad y matando a millones de personas. La respuesta no se hizo esperar cuando China se alineó con Corea del Norte y lanzó sus propios misiles contra Estados Unidos, que se defendió lanzando los suyos contra el gigante asiático. Rusia no tardó en unirse a la contienda con el pretexto de que Estados Unidos estaba aprovechando el conflicto con China para provocar "daños colaterales" en su territorio. Los países de Oriente Medio quisieron aprovechar la ocasión para vengarse de las últimas políticas estadounidenses y de sus aliados occidentales, por lo que el conflicto se extendió también a Europa. La escalada de violencia fue astronómica y sumió al mundo en una brutal y absoluta Tercera Guerra Mundial.
La Garra de Rorg
El grado de violencia y los cientos de millones de muertes provocaron colosales reverberaciones en la Umbra. Anthelios, el Sol Rojo también conocido como El Ojo de Wyrm, atravesó la Celosía saliendo de la Umbra y haciéndose visible en el mundo físico. Aunque la prodigiosa aparición de un segundo sol habría supuesto todo un acontecimiento científico los humanos estaban demasiado empeñados en matarse mutuamente como para fijarse. Por su parte Rorg (1), Cazador del cinturón de asteroides, Danzante del Portal de los Grandes Mundos, Asesino de Reyes y señor las Ruinas Planetarias, lo interpretó como una señal de que el Wyrm estaba finalmente destruyendo la Tierra y decidió intervenir. En el pasado distante Rorg era el Incarna de un mundo llamado Turog que fue destruido por sucesos que cayeron hace mucho en el olvido, y quería evitarle a la Tierra un destino similar. Según su razonamiento si la Tierra quedaba devastada sin ser destruida el Wyrm y Anthelios perderían el interés. Sin miedo a las represalias el Incarna lanzó su Garra, un asteroide de quince kilómetros de diámetro bautizado por los humanos como Geographos, en rumbo de colisión con la Tierra, que fácilmente podría sobrevivir sin todos esos molestos monos sin pelo que la infectaban.
Selene, la Celeste de la Luna, se interpuso entre la Tierra y la Garra. El titánico asteroide choca contra la Luna provocando una inmensa explosión y partiéndola en dos. Todas las criaturas sobrenaturales conectadas a ella (Garou, Gurahl y Baste) sintieron un dolor lacerante que les desgarraba el corazón y que duró mientras los fragmentos de la luna viajaban a sus posiciones finales. Un mes más tarde un enorme cometa con cola prominente cruza el Sol. Muchos Fera y Parientes con conocimientos científicos determinaron que se trataba de un enorme fragmento de la Luna desintegrándose por su cercanía al Sol. La séptima señal de la Profecía del Fénix se cumplió: la Luna fue engullida por el Sol y ardió en su estómago.
Los Fera y la Diáspora a la Umbra
Como es lógico todos los Fera utilizaron todos sus recursos para intentar detener el conflicto. Garou, Bastet y Ratkin buscaron a los principales dirigentes humanos para convencerlos o eliminarlos ayudados por los Corax. Los Gurahl despertaron en masa para atender a enfermos y heridos. Los Mokolé hicieron cuanto pudieron por proteger sus dominios y a sus parientes mientras los Rokea patrullaban los mares aniquilando barcos de guerra. Incluso se rumoreó que los Ananasi trataron de hacer algo con la influencia que tenían sobre los humanos y que los Nagah, supuestamente extintos, actuaban abiertamente contra figuras políticas y militares clave. Pero los cambiaformas eran sólo unos pocos cientos de miles y los humanos eran cientos de millones. No había forma de detener el conflicto. Algunos apelaron a los vampiros con el argumento de que si la humanidad perecía los Cainitas desaparecerían con ellos, pero los Vástagos estaban inmersos en su propia guerra interna y no tenían tiempo de "jugar a los ecoterroristas". Se hicieron también llamadas a los magos Tradicionalistas, a los Changelings y a otros sobrenaturales, pero todo fue inútil. Muchos cambiaformas optaron por el suicidio aterrados e indignados por su impotencia.
Pero no todos los problemas fueron causados por los humanos. Por todo el mundo los Danzantes de la Espiral negra salieron de sus Colmenas acompañados de ejércitos de fomori y Perdiciones decididos a acabar con la Nación Garou y con cualquier cambiaformas que se atreviera a hacerles frente. En una épica batalla la Danzante Zhyzhak se mató mutuamente con Jonas Albrecht, el último Rey Garou. Esto dejó a la Nación Garou en manos de un Señor de la Sombra: el margrave Yuri Konietzko, un Theurge con un nivel de poder como no se había visto en siglos. Por más que Konietzko dirigió a los Garou en una salvaje contraofensiva contra los Danzantes lo único que consiguió fue un empate temporal. La agonía de Selene y la presencia física de Anthelios rompió ese empate a favor de los esbirros del Wyrm.
Tras la destrucción de la Luna los Nuwisha, que durante años habían estado siguiendo a los principales líderes de los Fera, lanzaron una llamada: los hombres coyote se ofrecieron a abrir Portales Umbrales hacia el único Reino de la Umbra Profunda que no había sido corrompido por el conflicto ni asaltado por los ejércitos del Wyrm. Comenzó así una evacuación en masa en la que ingentes cantidades de cambiaformas huyeron a la Umbra acompañados de tanta Parentela humana como animal como pudieron llevarse consigo. Pero no todos escucharon la llamada de los Nuwisha: hubo muchos cambiaformas que eligieron quedarse en el mundo físico porque creían que perder el mundo físico era perderlo todo, porque no querían abandonar la lucha o simplemente porque no se fiaban de los coyotes.
Guiados por los Nuwisha, los cambiaformas llegaron a un Reino Umbral cuya descripción cuadraba con el Edén descrito por muchas religiones humanas. No en vano se trataba del reino de Eshtarra (2), Incarna guardián de la Tierra y avatar de la mismísma Gaia. Conmovidos y alentados por la perfecta belleza del Reino de Eshtarra los Fera se hicieron fuertes en sus fronteras y se prepararon para resistir el asalto del Wyrm.
El Concordato
Desde antes de la Guerra de la Rabia jamás se había dado tal cantidad de cambiaformas distintos en un mismo lugar. Las viejas rencillas entre Razas Cambiantes ya habían surgido durante la diáspora, y todo indicaba que iba a estallar una Segunda Guerra de la Rabia. Sin embargo el asunto fue zanjado de raíz por la propia Eshtarra, que prefería expulsar a los Fera antes de verlos matándose entre sí. Bajo la supervisión de la Incarna los principales líderes cambiaformas se reunieron y formaron el Concordato, una alianza sin precedentes de Razas Cambiantes con el único propósito de defender el reino de Eshtarra y, eventualmente, reconquistar el reino físico de las zarpas del Wyrm. Pero esta colaboración no equivale a confianza. Las Razas Cambiantes aún arrastran muchas rencillas entre sí, especialmente con los Garou, y aún hay conflictos a pequeña escala que los espíritus guardianes del Reino de Eshtarra solucionan expulsando a los infractores.
Nuevos problemas
Los Fera, los humanos y los animales no fueron creados por Gaia para pasar largos períodos de tiempo en la Umbra. La Desconexión, que transforma a quienes pasan demasiado tiempo en la Umbra en espíritus y les hace olvidarse del mundo físico, se ha convertido en una auténtica plaga cuya única solución es viajar al reino físico para "desintoxicarse" de la Umbra. Por desgracia el Reino de Eshtarra está cercado por legiones de fomori, Perdiciones y Danzantes de la Espiral negra. La propia Malfeas, el Reino del Wyrm en la Umbra, se acerca día a día para engullir a Eshtarra como ya ha hecho con otros muchos Reinos. Debilitándose desde dentro y acosados desde fuera, los cambiaformas refugiados saben que son la última generación de defensores de Gaia, y que si ellos fracasan ya no quedará nada que defender.
En la Tierra
La guerra ha terminado. Aún quedan muchas armas en el mundo, pero pocos quedan ya para utilizarlas. Los gobiernos ya no existen, los recursos escasean y los monstruos del Wyrm campan a su antojo. El calor de las bombas derritió la mayor parte de los casquetes polares haciendo aumentar el nivel de las aguas, con lo que de ciudades costeras desaparecieron bajo el mar. El invierno nuclear amenaza con destruir muchos de los cultivos que no ardieron durante los bombardeos, y no son pocos los que han caído en el canibalismo para evitar morirse de hambre. La luna no es más que un montón de pedazos plateados que flotan en el cielo, y el ojo del Wyrm lanza su calor sofocante por los huecos de las nubes de ceniza.
Entre los esfuerzos por reconstruir lo que queda de la civilización humana destacan especialmente los de la empresa multinacional Pentex (3), que ofrece comida, refugio, agua purificada y cultivos resistentes a la radiación y las temperaturas extremas. Hasta ahora nadie ha hecho preguntas sobre cómo es que la multinacional parece haber conservado sus estructuras intactas ni por qué parece estar tan preparada para esta desastrosa situación. Hay rumores que dicen que los monstruos son más abundantes allí donde Pentex presta su ayuda humanitaria, pero ante la posibilidad de morirse poco a poco de hambre y sed pocos son los que les prestan atención. Con sus tácticas Pentex va camino de convertirse en el último, y único, gobierno legítimo de toda la Tierra, algo que la mayoría de los cambiaformas que no participaron en la Diáspora empiezan a ver como inevitable.
(1): Puede encontrarse información adicional sobre Rorg en el suplemento Rabia en los cielos.
(2): Puede encontrarse información adicional sobre Eshtarra en el suplemento Rabia en los cielos.
(3): Más información sobre Pentex y sus planes en el Libro del Wyrm, el Libro del Wyrm 2ª edición y Subsidiarias: una guía de Pentex.
Sobre la mecánica de juego:
Aspecto general del mundo después de la descongelación de los casquetes polares: