Hubo un tiempo, muy anterior a este, en que las Tierras Fronterizas fueron un lugar de paz y progreso. Eran tiempos de abundancia y prosperidad.
Los Clanes estaban aliados con el Reino de Khorden y protegían las fronteras del norte. La Alianza, el pacto sellado con los Elfos del Bosque Oscuro, garantizaba la paz en el oeste. Las Valkirias del Templo de Avesta custodiaban los caminos y protegían al Alto Rey en su palacio de Solonia. Allí, la Orden de Magia de Varya aconsejaba al monarca, mirando el futuro en las estrellas.
Ninguno de ellos vio venir el peligro.
Los seguidores de Thanatos, el Dios de la Muerte, profanaron el Templo de Avesta en Solonia y liberaron a Thanatos. Un terrible cataclismo sacudió el mundo. Se abrió una gran grieta al inframundo que engulló Solonia y gran parte de la tierra circundante, incluyendo el templo de Avesta y a los cultistas de Thanatos. Por todas partes surgieron portales de los que manaban monstruos del inframundo, demonios, espectros... o los terribles Segadores. Cuando todo cesó y el polvo se hubo asentado, el mundo ya no volvería a ser el que era.
El Reino de Khorden, perdida su capital y su rey, se deshizo en la anarquía. Los elfos se retiraron a lo más profundo de los bosques y se volvieron esquivos y desconfiados. La Orden de Varya se descompuso en luchas de poder y los magos se hicieron suspicaces y solitarios. Las Valkirias quedaron casi extintas y jamás se recuperaron, solas en una cruzada imposible. Los Clanes batallaron entre si en feroces luchas y a punto estuvieron de perecer...
Muchos años han pasado de todo aquello. Y ahora las Tierras Fronterizas guardan el recuerdo de aquella antigua civilización. Fortalezas abandonadas, templos y mazmorras donde la riqueza y el conocimiento de antaño espera ser revelado. El Culto de Thanatos también ha regresado y sus miembros conspiran en la sombra una vez más... Es un tiempo de grandes gestas y hazañas... y de grandes peligros.
LOS REINOS VECINOS
Anrea es la Tierra de los Dragones, un lugar lleno de magia y arcanos secretos. Allí viven algunos de los hechiceros más poderosos del mundo que pugnan , se dice, por el secreto de la inmortalidad...
Yuria es el Reino de los Gigantes, los Enanos y las Amazonas. Actualmente, Yuria está arrasada por la guerra: el pérfido Death Adder ha unificado a todas las tribus de gigantes y ha conquistado el reino con un sangriento golpe de estado.
Al este, más allá de la Cordillera del Águila, se encuentra Rastania, llamada así por su rey, Rastan, un bárbaro que ascendió al trono tras rescatar al la hija del anterior monarca.
Khorden ya no existe. Actualmente, todo lo que queda de aquel orgulloso reino es una tierra estéril infestada de seres de pesadilla. En el lugar donde antes se alzaba Solonia hay una monstruosa sima sin fondo de la que surgen horribles hedores, vapores azufrados y seres infernales. Estas criaturas demoníacas vagan por las Tierras Fronterizas en gran número llevando muerte y destrucción allá donde van.
La mayoria de los habitantes de Khorden fueron engullidos por la Grieta, el resto huyó a los reinos vecinos, sólo unos pocos decidieron quedarse. Aún quedan algunos asentamientos fortificados en los que la vida diaria es una lucha constante contra las fuerzas de la oscuridad.
Los clanes bárbaros todavía sobreviven en los grandes espacios abiertos llevando una belicosa existencia nómada. Existen muchas tribus bárbaras distintas, cada una con una apariencia y costumbres distintivas: algunos bárbaros son de piel oscura, casi negra; otros exhiben largas barbas y bigotes trenzados; muchos adornan sus cuerpos con pinturas de guerra y, en general, son grandes guerreros en distancias cortas. Por regla general, los bárbaros desconfían de la civilización y la magia para abrazar su estilo de vida, más directo y sencillo.
Los restos del Bosque Oscuro son ferozmente defendidos por los últimos elfos. Su territorio antiguamente cubría toda la frontera sur de Khorden pero el alzamiento de Thanatos marchitó los árboles y acabó con las vidas de muchos moradores del bosque. El Bosque de Morith, al este, poblado en el pasado por los elfos, es hoy un lugar maldito infestado de monstruos. Aunque el Pueblo del Bosque desconfía de los humanos por considerarles culpables de todo, algunos elfos están desencantados con su vida enclaustrada en el Bosque Oscuro y salen en busca de aventuras y, tal vez, una solución permanente para sus problemas.
Las Valkyrias de la Diosa Avesta eran antaño comandantes de ejércitos y protectoras del reino. Su centro de poder, el Templo de Avesta, se hundió con Solonia. Existe otro templo en el oeste pero actualmente está en ruinas tras numerosas batallas. Tradicionalmente, las Valkyrias han sido hijas de nobles entrenadas para la guerra o guerreras amazonas de Yuria. En estos tiempos oscuros, quedan muy pocas y su número decrece inexorablemente en su batalla interminable contra las hordas del Dios de la Muerte.
La Orden de Varya estaba compuesta por estudiosos de las artes místicas. Aunque algunos rumores apuntan a que estuvieron implicados en el Alzamiento de Thanatos, lo cierto es que casi todos los hechiceros desaparecieron tras el cataclismo. Muchos fueron engullidos por la grieta, otros enloquecieron o fueron consumidos por sus poderes cada vez más corruptos. Los pocos magos que sobreviven hoy llevan una existencia difícil: no son bien recibidos en muchos lugares y sus poderes son su mejor baza para sobrevivir a la vez que su mayor problema.
Aunque las Tierras Fronterizas son un lugar peligroso y hostil, la guerra en Yuria ha provocado un flujo de refugiados desde el sur.
La mayor parte de estos refugiados son Amazonas, antiguas moradoras del bosque Shadowfire. El reino de las Amazonas era poseedor de grandes secretos mágicos que atrajeron la atención del Señor de los Gigantes, Death Adder. La mayor parte de la guerra en Yuria acabó librándose entre los árboles de Shadowfire que acabaron en llamas. Las Amazonas, un feroz pueblo de jinetes y guerreras, sufrieron grandes pérdidas y se vieron forzadas a dispersarse por las tierras vecinas.
Los Enanos, que jamás fueron demasiado numerosos, también han tenido que huir de las fuerzas de Death Adder. Sus moradas en las montañas han sido sistemáticamente destruidas por los gigantes pese a ser ferozmente defendidas hasta el último guerrero. Eventualmente, quedó claro que Death Adder iba tras el Hacha Dorada, una poderosa reliquia enana que le ha permitido hacerse con el trono de Yuria y hacerse poco menos que invencible.
-En Anrea me conocen como Bachim el Alquimista, señor de las Tierras del Sur-dijo el anciano en tono de superioridad-Vosotros podéis llamarme "señor". Soy poseedor de innumerables conocimientos, terrenales y mágicos que empleo en beneficio de todos.
Como para corroborar sus palabras, alzó una mano y una imagen luminosa se formó sobre ella: un medallón dorado con tres gemas engarzadas.
-Este es el Talismán de Kauldros, un antiguo artefacto forjado por los enanos cuando el mundo era joven. Su poder es tal que podría cerrar la Grieta y devolver a Thanatos y sus sirvientes de vuelta al inframundo. Sí, habéis oído bien: Thanatos puede ser vencido.
Hizo una pausa. La imagen mágica se desvanece.
-Pero nada es tan fácil: en épocas pretéritas el talismán fue roto en tres trozos que se escondieron para evitar que cayeran en malas manos. Varios hechiceros ambiciosos y de gran poder en Anrea están intentando hacerse con el talismán para sus propios fines. Mi magia me ha permitido localizar uno de los fragmentos aquí, en las Tierras Fronterizas, pero la Grieta interfiere con mis poderes y no pueden darme la localización exacta. Quiero que vosotros encontréis ese fragmento para mí y, así, ayudar a vuestro torturado reino para devolverle su antiguo esplendor.
Se metió la mano en el hueco de la manga para sacar una bolsa que arrojó a vuestros pies:
-Por supuesto, un trabajo así no puede hacerse sin una justa compensación. Ahí tenéis veinte gelds anreanos. Tendréis otros veinte cada uno cuando me traigáis el fragmento.
Y así fue como obtuvisteis este trabajo.