El capitán miró a sus compañeros con gesto de disgusto.
-No sé... todo eso... no es muy honesto -parecía confuso y azorado por oir a un clérigo proponer algo así-. En fin, si es por el bien de nuestro cliente y no vamos a haser daño a nadie, supongo que está bien. Esperro que funsione la primera opsión.
El Padre Kintana se acercó al Capitán y puso la mano sobre su hombro. - Querido amigo, no dudo de su impecable honorabilidad y buenas intenciones, pero a veces, los caminos del señor son... - se detuvo como queriendo escoger la palabra adecuada.
- El señor tiene una misión para nosotros, y si es su voluntad que podamos acceder a la información que necesitamos sin necesidad de subterfugios, así será. Pero hay veces en que es necesario recurrir a la astucia de los hombres para solucionar las dificultades e impedimentos que los hombres mismos han impuesto.
- Pero bueno, ya veremos, ya veremos... primero vayamos al hospital.
Yo... me sonrojo levemente y los miro de refilón, algo nerviosa. Bueno, supongo que podría hacer un esfuerzo. Realmente no quiero coquetear con él, añado rapidamente mirando al Padre Kintana, a pesar de que ha sido el que ha ideado el plan B, buscando su aprovación. Y no creo que vaya a romper su matrimonio por algo así, ¿no? Intento sonreir de forma coqueta, pero más bien me sale una mueca nerviosa. Suspiro con fuerza y lo vuelvo a intentar, consiguiendo algo más decente.
Pdt. Ya veo que hemos cambiado de escena, pero quería añadirlo, ¡que cosa más indecorosa, por dios! xD
Sonrió sinceramente a la señora Terman. - bueno, lo de coquetear... no me mal interprete, solo tiene que sonreir un poco. Nada más. Y preguntar cualquier cosa referente al funcionamiento del hospital... lo que sea que mantenga a la persona concentrada en eso y se olvide de lo que a nosotros nos interesa... pero bueno, primero echemos un vistazo dentro del hospital.
El padre Kintana no deseaba haber utilizado esa palabra, Coqueteo, que por un lado, no le gustaba nada. Pero tampoco había que sacar las cosas de contexto. No se refería a probocar a ninguna persona, sino simplemente a ser amables mostrando interes por una conversación banal, aunque sea fingido.