Partida Rol por web

¡Hay un primigenio en mi sopa!

VI. F.e.B. Midnight Animals Vol. 2

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14/03/2022, 19:18
Kyle Angel

Notas de juego

Confirmo que voy a por el teléfono.

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14/03/2022, 19:37
Narrador

Notas de juego

Obraré mi magia, pues.

Intuyo que se viene algo de DRAMA.

Presten atensió a sus pantallas, amijos.

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30/03/2022, 20:19
Narrador

Al pasar la puerta giratoria os invade un lejano olor a agua y a sal que pronto se ve sucedido por el rancio hábitat de un húmedo sótano abandonado. El sonido del teléfono flota en el éter como el canto de una escurridiza y taimada sirena. Os habéis adentrado en un pasillo bañado de modo irregular en una parpadeante luz de un color verde gelatinoso. La luz parece mantenerse en el corredor por una suerte de milagro, ya que las lámparas que pueden presumir de funcionar lo hacen en un estado de desvergonzada precariedad. No sería extraño que os quedáseis a oscuras sin previo aviso. Vuestros pasos, una cadencia marcada por la cautela, provocan un marcado eco en las baldosas que pavimentan vuestro recorrido. Es lo único que lográis escuchar. Estáis flanqueados por una galería de mamparas de plástico que bien podría estar consagrada a la soledad humana. A izquierda y derecha se extiende una miríada de cabinas, todas ellas a oscuras. Intuís por las luces verdosas que emanan del techo las vagas formas de unos vetustos asientos vacío en un tributo a lo inhóspito. En todas las cabinas hay dispuestos unos teléfonos, todos ellos con el auricular descolgado. No hay nadie a quien llamar.

Ni el Cazador ni Kyle Devil tardan demasiado en entender que están ubicados en una sala de visitas de una prisión de máxima seguridad, pero es el Cazador el que, alertado por la fragancia salina que transporta una corriente de aire procedente de alguna remota parte, elucubra con la inimaginable posibilidad de aquel paraje esté en la mismísima Witchrock Island, en la isla de Manhattan.

Vuestra silente procesión se detiene al reparar en que hay una anomalía.

Al fondo del pasillo hay una cabina con una asustadiza luz en el interior.

El sonido del teléfono encuentra allí su punto de origen.

La cabina está ocupada por la patética sombra de lo que una vez fue un hombre, ataviado con un mono naranja de presidiario.

Famélico y desaliñado, su barba encrespada está sembrada de hebras plateadas, como así lo está su frondosa cabellera.

Su mirada es digna de ser reseñada.

Sus pupilas son de un color añil, enmarcadas por un halo ambarino y enfermizo. No parecen pestañear. A pesar de que el rostro enjuto del hombre aparenta haberse quebrado ante la embestida del tiempo, sus ojos emiten el inconfundible destello de una inquebrantable resolución. El solo contacto con ellos despierta la duda interior y hace temblar las piernas.

Kyle no conoce a este hombre.

El Cazador, en cambio, le conoce bien. No por el ajado disfraz de piel y hueso que emplea en este momento, sino por el pelaje oscuro y que subyace bajo esa quebradiza corteza de fingida humanidad.

Taker

El teléfono de su cabina no deja de sonar con un timbre que empieza a resultar insoportable.

El hombre acerca su huesuda mano al auricular y descuelga.

La voz resuena como un funesto eco a través de toda la galería. Una voz antigua y terrible, aún henchida de poder.

Abel Hershko… Volvemos a encontrarnos.

Resulta imposible distinguir si bajo su tupido bigote, uno que se funde en la espesura capilar que anega su rostro, se está esbozando ahora una siniestra sonrisa.

Alza un dedo índice marchito, demasiado largo, demasiado huesudo para ser humano. La yema del dedo está seccionada, la sangre fresca aún brota del corte. El hombre presiona la mampara, solo para que El Cazador y el detective atisbe que en ella hay dibujado un glifo, un símbolo:

Una estrella de cinco puntas con un óvalo atravesado por una línea.

Lamento decir que has perdido algo más que a la niña en tu cruzada… —dice, invitando a tomar asiento al Cazador con un macilento deje de su zurda.

No pestañea.

Pero no te privaré de averiguar por ti mismo el alcance de tu derrota —añade, críptico. —Has errado a la hora de elegir tus enemigos, Hershko. Al hacerme daño, al atacar a mis cachorros, solo has contribuido a tu propia exterminación. Las consecuencias pueden ser fatales. Mis cachorros son los paladines de una causa que demanda una total determinación, Hershko. Tú y yo no somos diferentes. Ambos entregamos hasta la última fibra de nuestro ser por nuestra causa.

El hombre se inclina hacia la mampara. Su mirada ajena a la cordura taladra al Cazador, le devuelve su esencia, antes lejana a este lugar perdido en la Tierra de los Sueños.

La voz del hombre resuena con un matiz ultraterrenal, un susurro dirigido a las profundidades del subconsciente.

Únete a mí, Hershko.

>> Juntos, acabaremos con el verdadero enemigo. Juntos, aniquilaremos al Escorpión. Y juntos, eliminaremos a su infecta progenie.

Taker se toma una breve pausa para tomar de su regazo un libro, una especie de volumen consagrado al ocultismo, su cubierta hecha de una suave y tersa piel. Lo sostiene en alto, a la vista del Cazador y de Kyle.

El Bagham Bhag... Una copia completa. La obra de mi vida, Hershko. Todo mi conocimiento esotérico. El origen de la lucha entre el León y el Escorpión. Todo. Hombres y mujeres como tú matarían sin dudar por él. Ninguno de mis cachorros tiene acceso a todo su saber. No están preparados. Pero sé bien que tú sí lo estás... Oh, sí...

>> A cambio de mi alianza solo te pido una cosa: encuentra la granja. Has de matar a Malachia White y a su odiosa y aberrante estirpe. Sus semillas se extienden por toda América. Hay más White de los que crees...

Notas de juego

Rematad si queréis y podéis preguntarme las lógicas dudas que tengáis al respecto, aunque me parece que si recordáis bien la escena inicial de la S2 esto está más que cristalino.

Esto no podía acabar sin un careo entre el Rabino y su némesis ;-)

@Ahí tenéis a Brian Taker, nenes. ¡Vaya fotón! ;-D

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31/03/2022, 12:18
Kyle Angel

Como en un sueño, o tal vez una profecía, sé exactamente a quién vamos a ver antes de que se revele ante nosotros. Y cuando al fin decide hacerlo, me doy cuenta de que no necesito haberlo visto nunca para reconocerlo.

Taker, o lo que sea que pase por Taker en este lugar.

Aprieto los dientes y lucho por mantener una cara impasible mientras miro a los ojos a esta, ¿persona? ¿criatura?, que trasciende toda noción de mal. Mis dedos se aferran con fuerza al... rifle Nerf que me ha acompañado durante todo el camino hasta aquí, y comprendo instintivamente que, de algún modo, nos hemos visto arrastrados hasta un lugar, acaso un sanctasanctórum, en el que Taker es soberano y nada podemos contra él. Aquí, Taker es Dios.

Escucho con atención mientras mis ojos se posan alternativamente en la cosa y en Hershko. No puedo evitar tener la sensación de que estos dos se conocen demasiado bien. Y ojalá no fuese así, pero me doy cuenta de que no tengo la certeza de con quién se alineará la lealtad de Hershko cuando Taker agita la proverbial zanahoria en forma de librito mágico delante de su nariz.

Entonces, ¿toda esta mierda ha sido por… esto? ¿La muerte de Aileen, la tortura atroz que ha padecido Vicky, el sufrimiento de Alex… La sangre en mis manos. Una puñetera guerra de bandas con aires de grandeza. Leones contra escorpiones. Taker contra los White. Y nosotros rebajados a meros peones, como no podía ser de otra manera. Primero, del profesor Kane, aunque me da que su apellido real será White, no sé por qué, que nos ha prometido el oro y el moro pero que de momento no nos ha dado más que problemas y preocupaciones. ¡Y ahora de Taker, que pretende que nos unamos a su cruzada personal contra los White!

En mi mente siento formarse una brutal determinación cuando tomo la decisión evidente, la única que cabe tomar, y espero que Hershko haga lo mismo. Por su bien.

Nadie volverá a utilizarme ni a controlarme, y pienso mandar al infierno a todo aquel que lo intente.

Y ese libro, ese Bagham Bhag, o como diablos se llame, será mío. Es lo único de lo que estoy completamente seguro cuando disparo mi arma una última vez.

Notas de juego

Dewey, me alegro de que estés bien (al menos, relativamente), ¡y menudo viajecito!

Nótese que no he especificado contra quién dispara Kyle; ha sido más bien una forma de hacer un statement para cerrar la S2 con un cliffhanger que ya veremos cómo se resuelve. Siempre improvisando, Kyle-Style™.

Por cierto, no puedo ver la foto de Taker. No sé si es intencionado (a lo mejor, como buena supraentidad extraplanar, ha creado una distorsión en el tiempo y el espacio que nos impide ver su rostro) XD.

Por otra parte, no sé si un puntito de Ciencias Ocultas le da a Kyle para reconocer el Símbolo Arcano. Por eso no he dicho nada al respecto...

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01/04/2022, 11:17
El Cazador

Aquel hombre no era un anciano sabio ofreciéndole a su sucesor un fuego secreto, sino un viejo decrépito enarbolando un objeto de poder que nunca debería haber estado a su alcance. En todo caso, creía Abel que cuando se perdían los conocimientos ancestrales que guardaban el sentido de su sabiduría, lo que quedaba de esos objetos y lugares que un día fueron sagrados eran ruinas blasfemas, grietas al inframundo, heridas abiertas por ignorantes con ansias de poder. Ese libro que tenía frente a él era tan peligroso en manos de un hombre moderno como una central nuclear abandonada lo sería en manos de un hombre de antigüedad.

Abel Hersko, el antropólogo, habría amado ese libro, lo habría custodiado y estudiado como un buen coleccionista. Habría tratado de comprender su sabiduría perdida para que otros, más sabios que él, pudieran volver a iluminar con ella el mundo. Pero su intelectualidad era una barrera, una coraza consciente e inconsciente, para protegerse de la responsabilidad que da el saber y convertirse en un observador desde los márgenes. Y todo ello --esa óptica del antropólogo, capaz de respetar, de comprender, incluso de reconocer y empatizar, y de alguna manera, creer, pero incapaz, absolutamente incapaz de practicar-- estaba al servicio del hombre de acción.

Nunca sería un practicante, ni un oficiante, ni un verdadero creyente. Era un cazador que había aprendido a amar a su presa para cazarla mejor. Abel sabía que era, en el fondo, el epítome del ilustrado moderno. Dispuesto a entenderlo todo pero solo para conseguir sus fines. Y sus fines eran claros. Era un cazador. No solo tenía que matar a los cultistas más tóxicos, a los fanáticos más irredentos. También tenía que destruir sus objetos sagrados, quemar sus templos y asesinar a sus sumos sacerdotes para que aquello que les movía se olvidara de una puta vez.

Eso le convertía en un censor, en un inquisidor de la modernidad. Y parte de su talento consistía en no parecerlo, en hacer creer a sus enemigos que era igual que ellos, que como amaba no podía destruir lo que amaba. 

Hizo un gesto para que pareciera que iba matar a el viejo, pensando que a estas alturas esperarían eso de él. Lo que quizá no esperarían era lo que se disponía a hacer: un leve desvío del cañón y una ráfaga contra el libro, para después volver al viejo y rematar la faena matando al líder de la secta con un disparo en la frente. Al fin y al cabo las más de las veces su trabajo trataba de eso: “muerto el perro, se acabó la rabia”. Y para terminar lo que había empezado hace tantos años, claro que estaba preparado...

Notas de juego

Edito: cambiado un poco el último párrafo para que se lea mejor :-)