Vamos estrechando el cerco... ;-D
Este mensaje tuyo es importante. Piénsalo con calma. Acto seguido cerraremos este diálogo con una misión especial de Rawlins para ti ;-P
Ah, agente Rawlins, no eres más que otro sucio cabrón, pensó Korsgaard. No te creas que no te conozco. Hoy eres negro, ayer eras blanco y con un sombrero Fedora. Hoy eres el FBI, ayer eras la CIA. Hoy te llamas Rawlins, ayer te llamabas Rutherford. Antes de eso, te llamabas La Ley y, aun antes, Leviatán. A lo largo de la historia, has llevado la máscara de cientos de tiranos: tu nombre ha sido Pol Pot, Adolf Hitler, Josif Stalin, Napoleón, Borgia, Carlomagno, Gengis Khan, Julio César, Alejandro Magno, la Torá, el Evangelio, el Corán, el Código Civil, el estado burocrático moderno, la socialdemocracia y el veganismo. Para todos ellos, para ti, sólo soy una anomalía humana, quizá una degeneración, un monstruo. Tú y yo somos enemigos en una cordial guerra fría. Tú me odias, quizá hasta sientes repulsión por mi persona. Pero me necesitas. Y ese, precisamente, es tu punto débil y mi fortaleza. Me necesitas y no tienes más remedio que confiar en mí.
—¿Nuevo México? —preguntó Korsgaard con una ingenuidad que casi expresaba desdén, como si le hubieran hablado de Hobbiton—. Algo he escuchado. No creo que en un lugar como ese pasen nunca cosas buenas, agente.
Korsgaard giró su alianza, la hizo dar vueltas en su dedo anular. Oh, sí, el doctor seguía llevando su alianza matrimonial. En el fondo, quizá, Kristian Korsgaard era un romántico.
—Collins —dijo con un mayor interés—. Esa pequeña es una niña de lo más interesante, agente. Temo, sin embargo, que en manos de gente como ustedes... ya sabe, el «Gobierno» —dijo haciendo ese deleznable gesto de comillas en el aire con sus dedos—. Temo que estropeen su potencial, agente. Esa niña iba a ser asesinada, según tengo entendido. Salida 54, sí. Un Impala. Funk, agente, sonaba funk.
Hizo una breve pausa para subrayar el gesto de asco ante tal recuerdo. Funk.
—Ocurrió lo que suele ocurrir, ya sabe, como en las peliculitas esas en las que ustedes son los héroes: los buenos llegan contrarreloj, los malos mueren y los rehenes son rescatados con vida gracias a la pericia quirúrgica de un excelente médico. ¿Fueron felices y comieron perdices, agente? Usted no parece muy feliz con ese resultado. No, usted no quiere que ganen los buenos. Para usted no hay buenos ni malos, usted decide quiénes son los buenos y los malos. Usted es el Leviatán. Yo sólo soy el señor K. ¿Ha leído El proceso de Kafka? Yo sólo soy el señor K., agente. Usted, en cambio, es la Ley. Usted trabaja para algo que incluso usted mismo desconoce. Pero, créame, agente, al final del día, la única ley es el instinto.
Korsgaard se estaba regodeando. Quizá estaba abusando de su momento. Rawlins tenía que escucharlo.
—Oh, sí, Nuevo México, ahora recuerdo. Un cielo estrellado. Creo que iremos de viaje a ese lugar, con el señor Hershko y ese caballero amigo suyo, Rutherford. Un asco, si quiere mi opinión. El desierto. ¿Pero qué remedio tengo? Yo sólo soy el señor K., bailando al ritmo de La Ley. En Nuevo México, aparentemente...
Reconozco que es un mensaje algo caótico, quizá incluso críptico. Me he dejado llevar. Espero que la respuesta sirva, aun así.
Rawlins alza el mentón y gira ligeramente el rostro mientras asiste incólume a tu exhibición retórica. Parece que ni la despectiva mención a esa aberrante música lisérgica -FUNK- que aborreces altera su rictus imperturbable.
¿Será una versión afroamericana de Steven Seagal...?
—Ni lo imagina —tercia al final de tu intervención, dejándote la duda de a qué se refiere exactamente. Por suerte, Rawlins matiza. —Esa niña ignora su verdadera naturaleza, doctor. Pero, tal y como usted sugiere de un modo más que oportuno, está en una fase de crisálida... Pronto, comenzará la metamorfosis. Querrá saber cómo conozco este detalle. Bueno... Es algo más que una intuición, lo reconozco. He tenido una reciente charla con el Diablo... Brian Taker (*).
>> Verá, doctor, sé que usted puede decirme dónde está la niña —Rawlins adopta un gesto torvo, sombrío—. Ahora mismo, RETURN se ha introducido en mitad de un fuego cruzado entre la Estirpe del León y la verdadera familia de Alexandra Collins. Y temo decirle que usted está en mitad de la tormenta. Puedo sacarle de ahí, claro. Usted lo ha dicho bien: soy el Leviatán. Pero para ello tendrá que ayudarme a salvar a esa niña del ojo del huracán.
Rawlins se permite una pausa dramática mientras se pone en pie.
—Coincidirá conmigo en que el programa de protección de testigos, una identidad alternativa y una tutora legal más estable mentalmente que una drogadicta como Victoria Liebermann podrían ser más beneficiosas para la pequeña Alex... ¿Verdad, doctor?
Incisivo y eficaz, el agente del FBI te ha guiado hasta el cerco. Para Rawlins eres un medio con el que conseguir un fin. No lo disimula. Eso sería insultar tu inteligencia. Por supuesto, como buen hombre del Gobierno cuenta con que te plegarás a su voluntad. Es la costumbre del Leviatán. No contempla la insubordinación.
—Bien, doctor. El tiempo no se detiene. Nosotros tampoco. Creo que deberíamos salir a dar una vuelta, ¿no le parece? Usted dirá hacia dónde.
Por fin de vuelta con mi amigo Spu ^^
(*) Si no recuerdas quién es, puedes preguntarle a Rawlins y yo te actualizo ;-)
Ahora sí te voy a dar una pequeña pista: no sabes con exactitud el lugar en el que está Alex, pero podrías averiguarlo hablando con tus compañeros. Te consta, porque así lo dijeron, que tanto Victoria como Sadie han estado al cuidado de ella. Hershko y Rutherford también conocen la ubicación.
He anotado que no has revelado el nombre de nadie en particular en lo que se refiere al incidente en el maizal ;-)
Korsgaard sonrió con cierta autosuficiencia contenida cuando Rawlins le dijo que había conversado con Taker. Aquello le había parecido evidente al doctor, pues estaba claro que su anterior información también la había obtenido por aquel hombre. ¿Sería Taker un confidente del FBI o Rawlins había conseguido aquella información a cambio de alguna dádiva puntual? Como fuera, si el agente del FBI pensaba que Korsgaard se iba a sorprender, estaba muy equivocado.
—¿La verdadera familia de la niña Collins?
Korsgaard quedó pensativo por un momento. Le había interesado todo eso de la crisálida y la metamorfosis. La Estirpe del León, los sectarios, todo ese circo le traía al fresco al doctor, pero esa niña tenía algo que definitivamente llamaba su atención, como científico, pero también como jodido loco que era. ¿Habría encontrado a su alma gemela en esa niña? En Return todos eran unos desequilibrados mentales de muy alto nivel, pero Alex Collins era la única que posiblemente pudiera estar a su verdadero nivel, el supremo.
—Claro, yo puedo decirle dónde está la niña, Rawlins. Sólo necesito algo de tiempo. Pero también debo decir que tengo un profundo interés en observar a la crisálida transformándose en mariposa. La podemos sacar del fuego cruzado, desde luego, pero me gustaría mantener contacto con esa niña, me gustaría poder observar su metamorfosis, como usted la ha llamado. Soy un científico, ya sabe, y como médico mi interés está en los seres humanos.
Mejor muertos, pensó. Pero no era este el caso, desde luego. Después de que Rawlins lo invitara a salir, Korsgaard sacó su móvil del bolsillo y lo miró distraídamente. Era tarde. ¿Lo llamaría de nuevo Hershko para convocarlo esa noche? Suspiró mientras volvía a guardar el teléfono en el bolsillo.
—¿Dar una vuelta? Hum. ¿Todavía no quiere soltar a su presa, agente? Es usted insaciable. No tengo ninguna preferencia, pero a esta hora suelo cenar en Di Boccaccio, un restaurante italiano en el que hacen unos exquisitos pansotti de cordero, que maridan a la perfección con un Rossese di Dolceacqua. Confieso que ese paté me ha abierto el apetito —zanjó mientras se ajustaba las mangas de la chaqueta.
—Claro, yo puedo decirle dónde está la niña, Rawlins. Sólo necesito algo de tiempo. Pero también debo decir que tengo un profundo interés en observar a la crisálida transformándose en mariposa. La podemos sacar del fuego cruzado, desde luego, pero me gustaría mantener contacto con esa niña, me gustaría poder observar su metamorfosis, como usted la ha llamado. Soy un científico, ya sabe, y como médico mi interés está en los seres humanos.
—Tiempo, querido doctor, es algo de lo que me temo no dispone. Sin embargo, creo que puedo satisfacer su... curiosidad profesional.
Abandonas el laboratorio con esa sensación tan característica que transmite un agente de la ley cuando camina a la par de uno, que es la misma que la de caminar flanqueado por un perro de presa alemán de manto negro y fuego con las orejas cortadas, afiladas como astas. Solo que en este caso particular, no está del todo claro quién sostiene la correa. Quieres pensar que tú, pero hay una presión, una lacerante sensación que viene a rodear tu cuello para ser precisos, que te hace sospechar que Rawlins no solo es de esa clase de personas a las que no se le dice con frecuencia «no», sino que tampoco se le suele decir «vuelva usted más tarde.»
—Tal y como usted sugiere, la prioridad es sacarla del fuego cruzado. Cuando lo hagamos, necesitaremos a alguien que explore sus singularidades, doctor Korsgaard —Rawlins se permitió una sonrisa beatífica—. Ese hombre es usted.
Afuera del campus, ahora parece obvio, varios furgones de riguroso y esmaltado negro eclipse aguardan.
Algo te dice que hoy dormirás fuera de casa.
He querido enfatizar sobre una cuestión que apuntaste en tu última entrada porque me pareció interesante y antes de recolocarte en escena, pregunto:
Tienes, en esencia, dos posibilidades (siempre existe la tercera, es decir, la tuya). La primera es conducir a Rawlins hasta el piso franco donde está Alex. La segunda consiste en negarte a hacerlo por el momento, si bien puedes intuir que el federal, poco a poco y a su manera, está estrechando el cerco sobre ti.
Solo en el primer caso cambiamos de escena. En el segundo seguimos -y terminamos- la aventura detectivesca en esta misma escena sin necesidad de cambios.
Existe por supuesto la opción de contactar a Hershko y ver qué les va pasando a los demás. En tal caso también cambiaremos de escena ;-)
Voy situando las piezas para el festival ^^. Aguardo tu respuesta.
Extra.- Ahora sí, mi estimado amigo Disco Spu, cuéntame cómo va la experiencia a la dirección en Umbría. ¿Cómo te vas desenvolviendo? ^^
Aquel bastardo estaba acorralando al doctor, que sonrió algo forzadamente. Se sentía incómodo. Sin embargo, la promesa de poder estudiar a la joven Collins fue un rayo de esperanza en aquella esgrima verbal en la cual Rawlins combatía con un bazooka.
Korsgaard sintió cierto desánimo al ver los negros furgones en el exterior, no tanto por el hecho de verse en la tesitura de traicionar a los Returners (algo que en realidad no le causaba desazón alguna), sino más bien por notarse acarreado por aquel sabueso. Trató, aun así, de seguir simulando una impasibilidad absoluta. Una vez dentro del furgón, el doctor se ajustó una vez más las mangas de la camisa y le dijo a Rawlins:
—Rex Randall Rutherford. Ese es el hombre realmente peligroso. El otro, el judío, no es más que un idealista al que se le da bien disparar y el latrocinio. Rex Randall Rutherford: ese es el hombre al que hay que neutralizar. Es probable que lo puedan encontrar en las oficinas de Return en estos momentos. Por si les interesa, esas oficinas están en...
Korsgaard desveló entonces la ubicación de la oficina de Return, quizá ya conocida por Rawlins.
—Ahora, según entiendo, vamos a...
Y dijo la dirección del piso franco en el que debía estar la joven Collins mientras esbozaba una maliciosa sonrisa. Vamos, gusanito, abre las alas de mariposa y vuela.
Escuetito. Estoy pasando unos días navideños fuera de casa, así que mi acceso a ordenador es limitado ^^
No te preocupes que estamos más o menos igual y ayer con sustazo por supuesto COVID en la famiglia... Diablos de virus. ¡Qué combativo es! Por suerte nada grave ^^
¡Te paso ya a la nueva escena! ¡No necesito regocijarme más en los misilazos de Rawlins! :D
Fin de escena