Es Farah la que conduce desde el centro de convenciones de Return hacia el centro de Arkham, tomando un ligero desvío de la ubicación de piso franco que la agencia les ha ofrecido para ocultar a Alex. La joven periodista no necesita ser adoctrinada por Hershko o Rutherford para saber que debe ser en extremo cautelosa para confirmar si las siguen en algún momento. Prefiere pecar de cautelosa en todo momento.
—Eh, Sadie. ¿Te importa si te hago una pregunta personal? —lanza sin previo aviso mirando por el retrovisor para comprobar el humor que gasta Victoria en ese momento—. ¿Qué haces con esos cabrones? Quiero decir, pareces... fuera de contexto. Sé que te importa Alex. Te he visto estas últimas semanas, cómo te comportas con ella. Pero no entiendo qué haces con Hershko, Rutherford o Korsgaard. Parecen gente peligrosa, honestamente hablando. Les estoy agradecida por su ayuda, pero... No sé. No puedo evitar sentirme de algún modo... utilizada.
Resulta evidente que Farah está algo incómoda, pero, ¿acaso no son esas las preguntas que importan a un periodista?
—Hemos llegado —dice de repente aparcando junto al viejo edificio de ladrillo rojo del Arkham's Herald, el periódico más importante de la ciudad. El bloque aún conserva cierta dignidad y resulta imponente bajo el lema del diario: «La Verdad os hará libres»—. Bajad conmigo, quiero que conozcáis a alguien. Tú también, Sadie. No me preguntes por qué, pero... me fío de ti.
Farah sonríe y baja del coche como una centella. Victoria la conoce bien y sabe distinguir el brillo en sus ojos de obsidiana cuando está especialmente emocionada por algo. Camina un par de pasos delante de Sadie y de Victoria, buscando algo, el rastro de alguien, posiblemente.
—Buenas tardes. Tenemos una cita con el señor Thorne. ¿Sería tan amable de avisarle? —pregunta al conserje con un matiz de impaciencia en la voz.
El hombrecillo, un anciano arrugado como una ciruela pasa señala una escalera que baja al sótano del edificio y dice con voz temblorosa algo así como «les está esperando».
Decidida e implacable, Farah Amari lidera la expedición hacia las catacumbas del Arkham's Herald.
Sirva esto de introducción a la escena con Alex que luego podréis jugar con total libertad ;-)
Y ya de paso nos lo pasamos bien con un poco de investigación lovecraftiana.
El Amo del Calabozo del Herald no podría resultar más apropiado.
Sepultado y rodeado al mismo tiempo de diarios extraídos de la hemeroteca subterránea, un tipo que parece respirar tabaco revisa documentos entre la humareda que exhalan sus fosas nasales. Con una mirada inquieta y amparada tras unas enormes gafas pasadas de moda analiza datos, titulares y fechas para establecer una cronología con la mayor exactitud posible. El tipo viste con un toque hortera y retro al mismo tiempo: camisa verde oscura, chaleco de ante, una americana de tweed y un pañuelo de vivos colores anudado al cuello. Parece vomitado por una serie de televisión setentera con una musiquilla de introducción trepidante.
Corrupción en Arkham City. TV HIT.
Tarda un buen rato en reparar en vuestra presencia, alzando sus ojos vivaces con cierto repelús, como un ciervo en mitad de una carretera que se percata, demasiado tarde, de que va a ser arrollado.
—¡Diablos! ¡Me han asustado! —exclama a punto de dejar caer su cigarrillo con el consiguiente de riesgo de incendio que esto entraña en el campo de minas que él mismo ha creado desparramando diarios de décadas pasadas—. ¿Acaso no saben llamar al timbre? —pregunta al tiempo en que repara en un descorazonador hecho: allí abajo la tecnología más elemental es el vestigio de una pésima instalación eléctrica, una parodia apropiada para los diarios que han caído en el olvido y que, quizás, nunca más serán leídos. A salvo, claro, de tipos como Connor Thorne, arqueólogo periodístico.
—Perdonen el humor absurdo. Están ustedes en los dominios subterráneos del Arkham's Herald, también conocida como la Zona de Fumadores. Ya ven, somos pocos pero resistimos. Oh, perdón por el desorden. Bienvenidas a la selva. Y nunca mejor dicho... Santa María, Madre de Dios, ¿Cuántos árboles habremos talado para escribir estas sandeces? —dice alzando las cejas muy sorprendido ante lo que parece una crónica sensacionalista de un matrimonio mal avenido de la aristocracia arkhamita—. Supongo que se han confundido y han acabado aquí abajo por un lamentable error de orientación. Permítanme decirles que aquí no tenemos morlocks. Están ustedes a salvo, a pesar de los ácaros.
Tras darse cuenta de vuestra estupefacción el hombre repara en Farah y conecta pronto a Victoria en su memoria.
—Oh —dice retirándose las gafas un instante—. ¡Oh! ¡Son ustedes! ¡Usted es Farah Amari! ¡Y usted es Victoria Liebermann! ¡Y usted...! —el hombre se ajusta sus gafas una vez más y mira fijamente a Sadie entornando sus ojos— ¿Quién diablos es usted?
¡Todo vuestro!
Os dejo algo de carrete para que dé de sí la escena, que tenéis bastante tela que cortar.
Las ideas se arremolinaban furiosas en su cabeza mientras conducía siguiente a Farah y a Victoria. Le habían pedido que las acompañara a entrevistarse con Alex y estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta del ligero desvío que había tomado el vehículo al que estaba siguiendo. Solo al aparcar junto al vetusto edificio del Arkham´s Herald pareció comprender que su destino se había visto inesperadamente alterado. Se bajó del coche con el desconcierto pintado en la cara y se acercó a sus compañeras. Al agacharse junto a la ventanilla del conductor pudo percibir el brillo entusiasta en los ojos de Farah que congeló en su garganta la pregunta que no dejaba de rondarle por la cabeza. ¿Qué demonios estaban haciendo allí?
Eh, Sadie. ¿Te importa si te hago una pregunta personal? ¿Qué haces con esos cabrones? Quiero decir, pareces... fuera de contexto. Sé que te importa Alex. Te he visto estas últimas semanas, cómo te comportas con ella. Pero no entiendo qué haces con Hershko, Rutherford o Korsgaard. Parecen gente peligrosa, honestamente hablando. Les estoy agradecida por su ayuda, pero... No sé. No puedo evitar sentirme de algún modo... utilizada.
Sadie sonrió de manera sincera, disipando de su expresión cualquier sombra del enfado que pudiera sentir. —Hace mucho tiempo yo fui Alex. Formé parte de algo que no comprendía y perdí todo lo que tenía por el camino. Abel me salvó, igual que nosotros salvamos a Alex. Esa es una de las principales razones de que forme parte de RETURN. No juzgues muy duramente a Abel. A veces puede pecar de exceso de entusiasmo, pero es un buen tío. ¿Qué estás tramando?
La joven se sintió reconfortada ante la confianza que Farah parecía depositar en ella. Durante las últimas semanas habían pasado mucho tiempo juntas, pero era la primera vez que tuvo la sensación de que se abrían a ella. Llena de curiosidad, Sadie siguió a las dos jóvenes al interior del edificio. Apenas pudo contener su gesto de asombro al comprobar el caos de papel que reinaba en aquel sótano. Para alguien como ella, acostumbrada a moverse entre ceros y unos, aquello era verdadera arqueología digital. Sintiéndose como una especie de Indiana Jones se introdujo en el archivo. El señor Thorne era un tipo peculiar en extremo que consiguió arrancarle una sonrisa con su humor analógico.
—Oh —dice retirándose las gafas un instante—. ¡Oh! ¡Son ustedes! ¡Usted es Farah Amari! ¡Y usted es Victoria Liebermann! ¡Y usted...! —el hombre se ajusta sus gafas una vez más y mira fijamente a Sadie entornando sus ojos— ¿Quién diablos es usted?
Me llamo Sadie. Soy amiga de Farah y de Victoria. —Una expresión inquisitiva volvió a aparecer en la fugaz mirada que le lanzó a Farah. —¿Sabe? Nunca había estado en un sitio como este. Es fascinante. La verdadera nube del siglo XX oculta en un sótano decimonónico y custodiada por un auténtico caballero del verso en prosa. ¿No tendrán disecado en algún sitio a Garganta Profunda? O mejor ¿a Nixon? —La joven tendió su mano mientras hablaba hacia el hombre con los ojos cargados de algo parecido a la admiración.
Mientras el automóvil avanzaba por las calles de Arkham Victoria no pudo evitar replegarse como un caracolito en su caracola y evadirse, presente y ausente al mismo tiempo, miraba por la ventana con el cristal abajo mientras cruzada de piernas elegantemente silbaba al viento la melodía del humo de cigarrillo.
-Gracias por sacarme de allí, Farah -soltó de pronto, se mojó los labios con la lengua suavemente -Hay algo que me maravilla y me saca de quicio de los hombres y es la capacidad de nunca abandonar del todo la infancia; y siempre son niños cuando menos lo necesitas, como si estuvieran calculando internamente cuándo es más inoportuno -negó con la cabeza -¿Qué fueron todas esas pullas? ¿Te imaginas a nosotras armando semejante jaleo en una reunión? De patitas a la calle, querida, de patitas a la calle… pero estos machos dándose topetazos están totalmente validados por esta sociedad que les permite estas tonterías en situaciones serias… Mierda que son frágiles ciertas masculinidades -deslizó entre dientes. Luego se los imaginó dándose topetazos de verdad y le salió una carcajada llena de humo que la ayudó a disipar el mal cuerpo. -No sé si te diste cuenta pero los únicos que aportamos algo ahí fuimos Sadie, tú, Armín y yo.
Permaneció callada nuevamente unos minutos antes de arremeter de nuevo -¿Sabes cómo me sentí? -le dio una calada al cigarro -Como si el equipo del rabino se hubiera burlado de mí todo el tiempo para luego decirme: “ya ves, como pensábamos no das la talla”. En cierta forma me sentí manoseada de nuevo, no física, pero sí en mi dignidad. Estos hombres serán muy brillantes pero… -lo que pensó se lo quedó para sí porque negó suavemente con la cabeza y Farah estacionó el coche muy poco después.
La respuesta de Sadie la dejó perpleja y asombrada, la observó muda mientras explicaba su situación revelando una parte de su historia. Victoria se llevó una mano al cuello y no pudo reprimir que se le pusieran los ojos llorosos: desde que había sufrido el secuestro había quedado más blanda en su interior aunque por fuera quisiera parecer lo contrario. -Gracias por contarnos, Sadie -musitó envuelta en un pesado susurro -Ahora entiendo por qué te has involucrado tanto con Alex, lo cual te agradezco porque no estoy recuperada del todo.
Fue por su mismo ensimismamiento que no notó dónde las estaba llevando Farah, cuano le dio una vuelta con la mirada al lugar ya estaban en la puerta del subsuelo del diario. La miró inquisitiva, “¿Qué demonios hacemos aquí?”.
El tipo es todo un caso y no podía ser de otra forma en un lugar como este, la rubia observa toda la pantomima del periodista y luego, como el relámpago que precede al rayo, ve el momento justo en el que el cerebro de su anfitrión hace las relaciones pertinentes: parece que ahora Vicky es famosa, de la mala manera.
-Sí, somos nosotras. Encantada -manifiesta y pone los brazos en jarra con una sonrisa de lado que tiene mucho de feroz. Ante todo, disimular y ver qué ha tramado su compañera.
—Es usted muy graciosa, no hay duda —replica a Sadie mientras mira a su alrededor—. Yo en su lugar no nombraría a Nixon tres veces por aquí. Podría aparecérsele. Y no sé si conoce la leyenda urbana que afirma que antes de morir se te aparece Richard Nixon... Puede creérsela. Me ocurrió una vez, en una piscina. Casi muero ahogado de la impresión... Pero eso es otra historia. Una algo lisérgica. Y merece ser contada en otra ocasión —comenta con un humor inexpresivo mientras se levanta y surca la estancia con paso brioso, estrechando manos con fuerza y extendiendo su brazo hasta señalar una mesa sobre la que reposa un archivador y varias carpetas.
—Señora Liebermann, no voy a andarme con rodeos porque soy un hombre que ama su tiempo. Sé quién es usted. Perdone el natural descaro irlandés que corre por mis venas, pero permítame igualar la apuesta: Soy Connor Thorne, periodista de investigación. Mi trabajo, uno que se me da razonablemente bien, es entrometerme y exponer aquellas tímidas historias que por algún motivo ciertamente turbio no quieren salir a la luz. Soy lo que el Departamento de Policía de Arkham City considera un forúnculo en el trasero, por usar una terminología elegante. Contacté con la señora Amari hace unas semanas tras indagar en el tiroteo que tuvo lugar en Carson, a las afueras de Oklahoma City. Creo que saben de lo que hablo —esto último lo dice con mirada vulpina mientras alterna entre los rostros de Victoria y Sadie.
Resulta evidente que tiene información privilegiada.
—¿Fuma alguna de ustedes? —inquiere ofreciendo un cigarrillo de su pitillera personal—. También tengo algo de bourbon —¿Es demasiado pronto para un lingotazo? Para Connor Thorne parece que no—. Tomen asiento. Donde puedan. Esto es un desastre, lo reconozco. Cuidado con Larry King. Ese viejo verde está agazapado por ahí, aguardando su oportunidad —comenta haciendo gala una vez más de ese humor deadpan que parece intrínseco a su persona.
Tras tentar a la suerte y desplomarse sobre una silla de aspecto precario y que bien podría haber sido empleada por la Inquisición española para sus interrogatorios, Connor revela su as en la manga.
—Verán, me interesa todo lo relacionado con la secta que se hace llamar La Estirpe del León. ¿He dicho me interesa? Quise decir me obsesiona. Ante ustedes tienen al único hombre vivo que ha entrevistado a Brian Taker, otrora líder de la antes citada, ahora caído en desgracia y confinado para siempre en las lóbregas dependencias de Witchrock Island. Así pues, les propongo un intercambio de información en la más sana tradición periodística. Quid pro quo. Ustedes me cuentan la verdad de lo sucedido en Carson y yo, cual Guardián de los Arcanos, les doy acceso a esto —dice depositando su mano sobre el archivador que reposa en el escritorio—. La transcripción completa de la única entrevista concedida por Taker. Eso sí, no les permito llevárselo para su estudio o reproducir nada de lo que aquí está escrito. Deberán consultarlo aquí mismo, bajo mi atenta supervisión. Toda precaución es poca. Estoy escribiendo un libro y profeso una profunda aversión al plagio. Hecha esta precisión, permítanme decirles que soy un excelente jugador de póker. Si me mienten, lo sabré. Esto es un ejercicio de confianza mutua, tal y como dije a la señora Amari en su momento. Así pues, señoras... ¿Qué va a ser?
No es necesario que os marquéis una entrada resumiendo toooooooodo lo que ocurrió en la Season 1. Solo quiero que recalquéis tres extremos:
a) ¿Habláis de la existencia de Alex a Connor?
b) ¿Habláis de su secuestro y posterior rescate por Return?
c) ¿Mencionáis al Horrendo Cazador?
Eso es lo trascendente ;-)
En función de lo que expongáis, conseguir la transcripción de la entrevista con Taker puede resultar desde imposible a muy probable.
Vosotras decidís, Ángeles de Charlie ;-P
PD. Retomaré ciertas premisas que habéis dejado flotando para Farah más tarde.
Sadie observó al Señor Thorne con asombro ante la cantidad de información que parecía poseer. Lanzó una mirada a Farah. Sin embargo, su asombro se convirtió en verdadera estupefacción cuando el periodista afirmó tener una entrevista con Brian Taker. —Así que está escribiendo un libro sobre la Estirpe del León. Es usted un hombre valiente. ¿De dónde proviene su obsesión, Señor Thorne? ¿Qué impresión le produjo Taker cuando le conoció?— Con fastidio pensó que si aquella entrevista estuviera en algún fichero oculto en las profundidades del ordenador de aquel tipo podría conseguirla con poco más que un pestañeo. Sin embargo, en aquel sótano rodeada de montañas de papel sintió que estaban gastándole algún tipo de broma.
—Podríamos contarle muchas cosas, pero ¿cómo estar seguras de que lo que hay en esa entrevista merece la pena? —Sadie dudaba. Acababa de conocer a aquel hombre y no se sentía cómoda revelando información que pudiera exponer a Alex. Debían proteger a Alex. Aunque por otra parte podían hablar de que la secta secuestró a una rehén. Sin especificar su identidad. Dependería tan solo de Victoria descubrir que ella había sido el objeto de dicho secuestro. En cuanto al ser que los atacó aquella noche... Bueno, ¿qué más daba? Si finalmente el señor Thorne decidía escribir un libro sobre la Estirpe e incluía una experiencia de esa naturaleza se vería como una excentricidad o simplemente como las fantasías absurdas de un periodista venido a menos. Nadie creería que la Muerte sobrevoló aquel maizal de Oklahoma en forma de un monstruo alado que se terminó vaporizando en el aire. Finalmente, el odio que la joven sentía hacia Brian Taker y la curiosidad por comprender algo de lo que estaba pasando pudo con ella.
—Está bien. Quid pro Quo. Como usted bien sabrá la Estirpe del León se suponía extinguida. Con Brian Taker en la cárcel y la mayoría de sus miembros muertos o desaparecidos durante años no se tuvo noticias de actividad por su parte. Aunque al parecer esta idea se alejaba bastante de la realidad. La Estirpe cometió un secuestro. Esa es la razón de que se produjera el tiroteo en Carson. Fue una delicada operación de rescate. Durante esta operación los miembros de la Estirpe del León cayeron abatidos. Todos, salvo dos. Uno consiguió escapar. El otro se encuentra bajo detención. —Sadie dejó caer que existía un miembro de la Estirpe en prisión, sin revelar su identidad ni el lugar donde se encontraba preso. —Sin embargo, la operación no fue lo que podría denominarse convencional. Algo nos atacó en aquel lugar. Un ser volador que parecía hecho de sombras. No le juzgaré si no me cree. Tampoco puedo enseñarle prueba alguna de su existencia. Consiguieron abatirlo y se desvaneció en la noche como lágrimas en la lluvia. Es posible que su presencia en aquel lugar guardara alguna relación con la Estirpe y con Brian Taker. Quién sabe. Hay demasiadas incógnitas. Por ejemplo, ¿Cómo Brian Taker ha sido capaz de reconstruir la Estirpe desde prisión? ¿O es que hay alguien más moviendo los hilos? — La hacker puso su mejor cara de póker y sonrió al periodista. —Verá, Señor Thorne. Con solo mirarle he comprendido que es usted un hombre tenaz. Si no me equivoco lleva usted mucho tiempo detrás de escribir un libro sobre la Estirpe. Como supongo que imaginará esto no ha hecho más que empezar. Tal vez podría usted formar parte de manera más activa en las investigaciones. Tener información de primera mano. Aunque eso requiere una relación de confianza. Y toda relación de confianza necesita sólidos pilares sobre los que apoyarse. ¿Qué le parece si nos deja leer esa entrevista ahora?
—Un ser alado —repite un Connor escéptico.
—Hecho de sombras —reitera.
Connor le da un trago a su bourbon y sacude momentáneamente la cabeza.
—Disculpe, no estoy lo suficientemente ebrio para estas confesiones, señorita Bell —dice mientras da una despreocupada calada a un cigarrillo y se rellena el vaso.
Es oficial: Connor cree que Sadie consume drogas duras con habitualidad.
—Hasta lo del dragón tenebroso y la inminente aparición de San Jorge la historia me estaba pareciendo un thriller, pero ha tomado una deriva peligrosa hacia la fantasía oscura, género por el que profeso una cáustica aversión. ¿Han visto El señor de los anillos? Valiente mierda de novela... ¡Es una crónica sobre el senderismo! ¡Por favor, qué incesante parloteo! ¡Hasta los árboles hablan en esa película!
>> No obstante, rebobinemos: según sus palabras, el segundo tiroteo, el que se produjo hace unas semanas en las afueras de Oklahoma City, también tuvo como protagonistas a La Estirpe. Mi pregunta es: ¿Contra quiénes? Es evidente que ustedes estaban allí. Si no lo han contado a la prensa siendo periodistas es evidente que son alérgicas al Pulitzer. Lo cual nos lleva a lo siguiente: Ha mencionado dos secuestro. ¿A quién secuestraron en primer lugar? Y además dice que hay un integrante de la Estirpe detenido. Y lo dice torciendo los labios, como si algo en su interior -¿su conciencia?- se estuviese removiendo. La Policía local de Oklahoma City niega este extremo. Así que debo preguntarle: ¿De quién se trata? ¿Y dónde se encuentra?
Connor, cual escualo del papel y la tinta, parece haber olido lo que podría ser el preludio de una primicia.
—¿Sabe, señorita Bell? Algo me dice que es usted una desconocida muy interesante —dice terciando una mirada pícara a Farah, la cual está apretando ahora los dientes ante la posibilidad de que Sadie no pueda salir ilesa del interrogatorio del periodista—. Hagamos un trato: responda a mis preguntas y no solo le contaré algunas cosas que ignoran sobre Brian Taker, sino que les ahorraré el traumático y previsible proceso penal en el que podrían verse envueltas por encubrir un secuestro en el que a todas luces no han participado.
Esto último suena a ultimátum.
—Yo que ustedes aceptaría —añade Connor encogiéndose de hombros—. Al menos dormirán mejor —remata mientras da otra calada al cigarrillo y entrecierra los ojos, estudiando vuestra reacción.
Os tiene pilladas por la pernera del pantalón.
Esta conversación se ha puesto muy interesante. ¡Gracias, Sadie! ;-P
Téngase en cuenta que este tipo es periodista de profesión. Si le dais un atisbo de exclusiva, os arrollará vivas por conseguirla. Tenéis que calibrar cómo negociáis con él ^^
Ahora mismo digamos que vais a tener que hacer algunas concesiones si queréis la entrevista de Taker. Es perfectamente legítimo darse la vuelta e irse, pero... ¿Os lo permitirá Connor? o_O
Diría que no...
Bip, bip, bip.
Mensaje de Abel:
Acaban de hacerle una videollamada a Armín y otra a Kyle. Quiero saber desde dónde y cuándo y dónde esos dos teléfonos estuvieron juntos la última vez. Quiero que entres en ellos y poder oírlos, como me tienes acostumbrado.
¿Gastas Tech?
Eres la vigía de Abel y ahora mismo está el hombre apagando fuegos xDDDD
No podrás darle toda la información que pide (los puntos se agotan) pero sí puedes conseguir pistas. Tú me dices.
-Que usted nos crea o no no es nuestro problema, es el suyo porque se perderá de una capa más de misterio en todo este asunto -se oyó la voz de Victoria de pronto. Le dio la última calada al cigarrillo que había encendido cuando el periodista se lo había ofrecido -La primera persona que fue secuestrada es una testigo que se encuentra bajo protección en este momento -deslizó dando a entender que no iban a hablar al respecto -La otra, como sabe si está bien informado sobre Oklahoma, fui yo -hizo una pausa mientras apagaba el cigarrillo y el humo se disipaba en el aire creando un velo en el que brillaba su único ojo azulado -De hecho, si nos deja mirar esa entrevista puedo relatarle al detalle como una de las sectarias me sacó este ojo -sonrió con acidez y se lo señaló -No me diga que eso no le daría un tono dramático y sanguinolento a su crónica, de esos que venden muchos ejemplares -mostró los dientes blancos como un tiburón.
Miró hacia el costado -Le acepto el whisky -musitó seductora.
Breve post para darle salsa XD
Este mensaje me vale para continuar ^^
Sé que estáis ambas muy liadas, así que he orquestado un plan para que al menos estéis presentes en los acontecimientos que vienen a continuación.
Os actualizaré mañana a lo más tardar ;-)
Sadie no pudo evitar sonreír al escuchar las palabras de Victoria. Esa mujer nunca dejaría de sorprenderla. Si finalmente conseguía sobreponerse a todo lo que le había pasado y abrazar su dolor como parte de su existencia sería un ser tan extraordinario como fascinante.
—Ya ha oído a Victoria. Verá, señor Thorne, está usted ante mujeres más interesantes de lo que podría imaginar, así que no cometa el error de amenazarnos. Creo que ha sufrido algún tipo de confusión. Nada de lo que se ha hecho en relación con la Estirpe ha sido ilegal y desde luego no existe ningún secuestro encubierto. Puede que sus fuentes en la Policía de Oklahoma estén... oxidadas. Como ve podemos darle información de gran interés para su libro, pero nada de eso sucederá hasta que no nos haya contado todo lo que sepa de Brian Taker. Así que dígame, señor Thorne, ¿qué va a ser? Elija sabiamente...
Gasto dos puntos de tecnología para lograr la información que me ha pedido Abel. Ahora mismo, me quedan 3 puntos de tecnología.
Genial post, Queen! Preciso y directo a la yugular! Me ha encantado!
jejeje me alegro, espero que todo vaya bien con la megamudanza :-*
Connor permanece unos segundos inmutable, con el cigarrillo decorando sus labios y los ojos muy abiertos mirándoos fijamente.
—Muy persuasiva. Que sean dos. Bien cargados, ¿eh? —advierte a Victoria mientras le sirve un whisky con pericia.
—Así que el parche no es un extravagante atrezzo... Perdóneme mi osadía. Soy un misántropo cainita carente de modales. Según decía mi madre se quedaron en Dublín, allá por mi tatarabuelo. Desde entonces nadie ha vuelto a hacer gala de nada parecido a una buena educación en la familia. Por ello, nuevamente, me disculpo. A su salud, señora Liebermann —Connor da un trago a su lingotazo—. Y a la suya también —añade apurando el vaso tras sonreír a Farah y a Sadie.
—Ciertamente, son ustedes mujeres fascinantes y con una peculiar e intensa aura gansteril. Sin ir más lejos, creí que usted desenfundaría una pistola decimonónica en algún momento de la conversación para amenazarme. Empero, no es el temor a ser tiroteado hasta la muerte en este arcano templo del saber lo que me lleva a complacerlas, sino mi infalible intuición, que me advierte que de este encuentro podría, y nótese el sutil empleo del condicional, constituir una excelente oportunidad para forjar una bonita amistad.
Connor extrae de alguna parte de aquel bosque laminado que se asienta en el escritorio un archivador, lo sujeta con ambas manos y se permite el lujo de lanzarlo como si de una Fat Boy de papel se tratase delante de sus tres visitantes. Una pequeña ráfaga de metralla en polvo sale expelida tras el aterrizaje del archivador, cuya funda está etiquetada con un adhesivo que reza: TAKER.
—También lo tengo grabado —comenta Connor con un deje irónico.
La transcripción es extensa, pero se centra en los sobrecogedores acontecimientos que tuvieron lugar a mediados de los noventa y que Sadie conoce bien. Lo más interesante, sin embargo, reside en el momento en el que Connor ahonda en los orígenes de La Estirpe y la adolescencia de Taker. El periodista se revela durante la entrevista como un interrogador ágil y habilidoso que sabe escuchar a su entrevistado y sacarle jugosos titulares, pero si algo aporta la entrevista de Taker es la revelación de que sus andanzas como líder de la secta comienzan tras una escisión.
Brian Taker era discípulo de un misterioso individuo al que identifica como Malachia White. Este último le inició en la senda del ocultismo y de las ciencias esotéricas. Taker llega a advertir durante la entrevista que Malachia era un ser abominable y aterrador al que pasó de admirar y reverenciar a odiar de modo patológico. En numerosas ocasiones identifica a Malachia como el rostro del Escorpión, además de advertir que, años más tarde, tuvo una revelación en la que supo que su cometido era reunir a la Estirpe y aniquilar a Malachia y a su infecto culto.
Venga, no os saturo mucho de información todavía para que vayáis calentando. Animaros que nos queda una bonita secuencia de desenlace y cuento con vosotras para darle un buen final a la aventura ^^
Vicky decide disimular el subidón de haber ganado aquella escaramuza apoyando el codo en el escritorio, su mano se extiende elegante para recibir el whisky. Le da un beso suavemente, permitiendo a la bebida darle el fuego que necesitaba para tamaña empresa. -Estoy de acuerdo -susurra -Puede ser una amistad muy lucrativa -apostilla con una sonrisa de lado bastante feroz.
Sus ojos se encienden como los Indiana Jones en el templo de la perdición al ver el archivo de la entrevista caer como un ladrillo sobre el escritorio. ¿Habrían respuestas o solo los desvaríos de un fanático? Se preguntó de pronto antes de comenzar a leerlo con reverencia.
Malachia White. El rostro del Escorpión. Un escalofrío recorre la espina de Vicky y la hace envararse en el asiento justo cuando sentía la entumecedora adrenalina subir por su columna y amenazar con desarmarle como a un autómata al que se le acaba la cuerda, esto la hace mecerse un poco en el asiento como una especie de cobra en cámara lenta. ¿Al final es todo una puja entre aprendiz y maestro? Se encontró pensando y luego negó suavemente; "no, tiene que haber más".
Pero ahora entendía por qué los sectarios decían que Alex tenía que morir.
-Quién hubiera pensado que la secta de Taker nació para hacer contra a su antiguo maestro... -deslizó como si las paredes escucharan -¿Alguna idea de quién es este Malachia? -inquirió alzando una ceja.
Acá estoy :-)
—Malachia White es un fantasma —espetó Connor dando una larga calada a su cigarrillo—. No he encontrado una pista sólida sobre su paradero. Su rastro se pierde con la escisión de Taker y la formación de La Estirpe del León. Y confieso que es decepcionante, dado el tiempo que he invertido en esta investigación. Taker lo definía como el hijo bastardo de Satanás. Según él, ahora tendría más de noventa años de edad, así que es muy probable que Malachia esté más que muerto. Taker le describía como una especie de hechicero de las tinieblas dotado de una personalidad magnética, obsesionado con las constelaciones y con una entidad en particular que me resulta impronunciable pero que venía a coincidir en forma con la constelación de escorpio. Puedo asegurarles que el odio y la aversión que Taker sentía por Malachia era sincera y genuina. En algún momento llegó a sugerir que su cruzada, por así decirlo, «jamás acabaría hasta extirpar del mundo la última semilla del Escorpión.»
No os pasa desapercibido que Connor ha repetido literalmente una de las frases que consta en la transcripción de la entrevista de Taker.
—Todo esto significa, querida señora Liebermann, que esta extraña animadversión de los chicos de Taker por Malachia y su culto, más que un mero asunto personal, rebasa la barrera de lo familiar. No es un ajuste de cuentas. Es algo similar a un genocidio.
Connor se pasa el pulgar por su bigote y clava sus ojos en vosotras.
—Ahora creo que es su turno. ¿Qué tienen?
Anda que no os doy pistas... :-D
Os dejo una intervención en respuesta para Connor y una sorpresa justo a continuación.
Un zumbido alerta a Victoria.
Alguien llama a su teléfono móvil.
—Señora Liebermann, supongo —saluda una voz afable y jovial.
—Si no me han informado mal, es usted la tutora legal de Alexandra desde hace unas semanas —dice—. Fue muy trágico lo que le sucedió a su madre... Creo que estaban muy unidas. Al menos, en otro tiempo.
En el silencio que prosigue, espeso como la melaza, el melancólico y lívido rostro del cadáver de Aileen surca tus pensamientos.
—Creo que deberíamos hablar sobre Alex... —dice la voz al otro lado—. Al fin y al cabo, soy su hermano...
Lo pongo también para Sadie para que si puede incorporarse pronto no pierdas tiempo poniéndola al día ;-)
Ya mismo cerramos esta escena y nos vamos al desenlace ^^
¡Vamos un esfuercito más! ;-D
La platino alza las cejas sorprendida -¿Quiere entrevistarme a mí también? -claramente lo hacía para medir el interés del periodista en su testimonio, no era cuestión de darle margaritas a los cerdos. -La sectaria que me torturó se hacía llamar La araña, una mujer sensual y definitivamente consumida por el fanatismo con tendencias psicópatas -musitó haciendo un esfuerzo por poner distancia entre ella y esa experiencia todavía fresca en su carne, no cristalizada aún por ese manto de piedad para con el espíritu que tienen los recuerdos especialmente tortuosos.
-Al principio quería torturarme solo para jugar conmigo como el gato y el ratón, pero pronto descubrió que si bien ella era una araña yo era una serpiente -esbozó una sonrisa de lado con los labios cerrados, a pesar de ello el resto de su rostro estaba inmerso en seriedad, en especial sus ojos celestes -Me propuso jugar verdad-consecuencia y perdí -removió el fondo del whisky con parsimonia, desviando su mirada al líquido ambarino, luego se miró el dedo que le faltaba -Pero digamos que le salió el tiro por la culata y sobreviví -dejando que la frase flotara por el aire como un perfume ponzoñoso se bebió lo que restaba de su bebida y se sumió en silencio, cuando terminó apoyó el vaso con delicadeza sosteniendo la mirada en el periodista. -Puedo decirle algo para su libro: nuestra testigo protegida está relacionada con la semilla del Escorpión, por eso los sectarios de Taker querían acabar con ella. ¿Cree que es un buen intercambio?
Iba a decir algo más pero su teléfono sonó, se levantó y se alejó para atenderlo.
*****
-Buenas tardes... -escuchó la voz del otro lado con atención -Estoy de acuerdo, ¿Cómo me dijo que se llamaba? -alzó un poco la voz, no demasiado solo lo que le pidió su sorpresa -Disculpe, ¿Dijo su hermano?
La voz al otro lado del teléfono es categórica.
—Mi nombre no es importante, Victoria —dice, tuteándote—. Lo que sí es importante es que sabemos que tu intervención resultó esencial para que mi hermana siga con vida. En cierto sentido, estamos en deuda contigo. Supongo que sabes que la pequeña es... especial. Necesita a su familia. Necesita a los de su sangre.
Su timbre es el de un hombre joven. Habla con fluidez y asertividad.
—Así es. Soy su hermano. Y creo que deberías volver con ella en este momento... Debemos vernos cara a cara. Por favor, ven sola. Es importante que entiendas que nuestra gratitud es contigo... con nadie más.
La voz está a punto de apagarse, pero un quiebro sugiere que ha pensado por un instante si desvelar una carta de su mano.
—Supongo que no tiene sentido hacerte dudar... Sé dónde la tienes. Muy inteligente por tu parte. Buscar aliados poderosos, quiero decir. Pero, como suele decirse... la sangre es más espesa que el agua.
>> Recuerda, Victoria: sola.
Cuelga.
Resumen de situación:
G.G. está M.I.A. hasta bien entrado enero y he hablado con ella para avanzar la escena. Sé que estás liada así que voy a ir a lo esencial, así que, si te parece bien, puedes despedirte de Connor, pues Sadie hará el papel de facilitarle algunos datos para contentarle tras vuestra negociación ;-D
Tú puedes regresar al piso franco donde está Alex. Y puedes hacerlo sola o acompañada. Como tú quieras. Si quieres que alguien te acompañe, indícame a quién/es eliges y yo le aviso en su escena.
Nos vamos al desenlace de Vicky tras tu intervención ^^
Prepárate.
A medida que el encantador y amenazante extraño hablaba la información se iba encajando como un rompecabezas en la mente de Vicky. Quizás Malachia White estaba muerto, pero su hijo y su hija estaban bien vivos, o eso fue lo que le pareció.
Victoria sopesó los pros y contras de dejar que Alex fuera llevada efectivamente por su hermano, si es que era su hermano. ¿Acaso no estaría destinada a ser perseguida hasta que una de las dos facciones resultara vencedora? ¿Su vida no estaría en todo momento amenazada por fuerzas ajena a ella misma que conspiraban todo el tiempo por obtenerla, como si se tratara de una cosa, un activo a ser recuperado o un error a ser borrado?
Pero Alex no era una cosa, era una niña con voluntad propia que merecía tener una vida en la que pudiera quizás alguna vez ser feliz. Quizás. Ojalá.
-Lo siento -dice de pronto, volteándose hacia Sadie y Connor. Su mirada está fría e inexpresiva, es una mirada que aprendió a hacer para sobrevivir como casi todas las máscaras que se ponía frente a otros. -Tengo que irme, asuntos personales -saca su tarjeta profesional del bolso y se la alcanza al periodista, -Estaremos en contacto.
No espera a que nadie diga nada, solo sale del lugar como alma que lleva el diablo.
Va con Armín. JEJE.
Connor sigue con la mirada a Victoria mientras abandona a toda prisa el sótano del Herald.
—Juraría que me he perdido algo... En fin, una mujer interesante Miss Liebermann, no hay duda. Bien, yo he cumplido. Si no estoy equivocado, es su turno, ¿verdad? —inquiere a Farah y a Sadie mientras extiende los brazos y luce una sonrisa beatífica—. En las sabias palabras de nuestro señor Jesucristo, es el momento de dar y compartir al hermano Connor.
>> Cuéntenme más sobre esos misteriosos incidentes de Oklahoma. ¿Qué ocurrió en realidad?
Sin entrar en el terreno de los spoilers, te diré que vas a llevarte una sorpresita cuando llegues al piso franco... ;-D
Te muevo hacia allá. ¡Vámonos de paseo, Queenzita! xDDD
Supondremos que Sadie se queda ultimando detalles con Mr. Thorne. Una pena tener a Doble G. K.O. para el desenlace, but Real Life is a Bitch ^^
FIN DE ESCENA