Partida Rol por web

Erick saltó y esa fue la señal que desató la tormenta de balas sobre el grupo. Abiertos en abanico como estaban tras la puerta, los proyectiles disparados por los guardias barrieron el pequeño distribuidor de lado a lado. La gran mayoría de ellos fueron destruidos por el campo de fuerza de Trueno, que sirvió de pantalla para Zyne. De no haber estado el caballero en guardia, su compañero herbáceo y él mismo hubieran acabado siendo poco mas que coladores de diseño.

Miro a los guardias despues de la primera rafaga de fuego.

Harían mejor si se fueran de aquí les advierto mientras empiezo a andar, primero lentamente pero poco a poco cogiendo más y más velocidad hasta que empiezo a correr hacia ellos totalmente confiado en la protección que ofrece mi campo y armadura contra esas armas.

- ¡Cabrones, que eso mata! - vociferó Erick mientras se incorporaba del suelo y se quitaba el polvo de las ropas - Putos gilipollas, ¡me las vais a pagar!

Cogiendo la guitarra como si fuera un martillo, se dirigió hacia la habitación, a sabiendas de que el escudo de Trueno le protegería, por lo que se quedó en segundo plano.

- ¡Ya basta! ¡Abominaciones, salid de nuestro camino si no queréis probar la ira de mis hermanas! ¡Ya he tenido suficiente con vuestros juegos inútiles!- gritó Zyne mientras corría detrás de Trueno. Volvió a crear un látigo en un abrir y cerrar de ojos y dio un golpe en el suelo como advertencia.

Lejos de amedrentarse por la resistencia de Trueno ante su potencia de fuego, los guardias cambiaron de táctica. El que estaba al frente cambió el modo de disparo de su arma y plantó una rodilla en el suelo, preparado para la carga del caballero. Cuando lo tenía a menos de un metro, haciendo gala de una gran sangre fría, apretó el gatillo. Del cañón secundario surgió un chorro de luz que compitió contra la emitida por el campo energético del terrano. El impacto del rayo sobre la barrera hizo que esta colapsara por la sobrecarga. La fuerza generada por la explosión hizo volar a Trueno varios metros hacia atrás, cayendo de espaldas cuan largo era sobre el suelo, pasando a través de los sorprendidos Zyne y Erick.

Los guardias junto al que acababa de disparar siguieron disparando balas contra el monje y el hombre planta. El espacio reducido de la sala y el que fueran en movimiento los salvó de ser gravemente heridos. Dos proyectiles impactaron de lleno contra la guitarra de Erick, que quedó destrozada al instante. El instrumento lo salvó de ser atravesado por las balas aunque la metralla hirió el brazo con que sujetaba el mástil. Zyne recibió un tiro limpio en la pierna izquierda que hizo salpicar sangre verde a su espalda.

Los otros dos guardias, situados a los extremos, se separaron aún más del grupo principal, utilizando la pared como cobertura contra los asaltantes y preparados para abrir fuego contra el primero que se atreviera a cruzar la puerta.

De repente siento un impacto en el pecho más fuerte de lo esperado, parecé que despues de todos esos soldaditos tienen más de lo que parecía a primera vista... por mi parte estaba claro que esta compañía me estaba oxidando tenía que saber de sobra que no podía confiarme de esa manera.

Alibi ostium Musito desde el suelo para abrir un portal detras de uno de los soldados que se desplazo a una cobertura para cubrir a sus compañeros de manera que pueda atravesarlo con mi espada por la espalda y usarlo como escudo para que sus compañeros no puedan dispararme mientras mi campo se recarga de energia.

- ¿¡Pero seréis hijos de puta!? - vociferó el joven desde su posición. Sus ojos estaban inyectados en sangre, y su pelo caía a mechones rebeldes sobre el rostro cubierto de sudor. La expresión de su cara era de pura ira y rabia enloquecida - ¡Mi guitarra! ¡MI GUITARRA!

El grito se extendió más de lo habitual, aumentando de intensidad exponencialmente. Erick no redirigía el ataque como había hecho anteriormente, se estaba destrozando los pulmones desatando su poder en un área de 90º desde su posición, barriendo todo lo que se encontrara delante. Un alarido sobrehumano surgió de su garganta, dispuesto a aniquilar a aquellos soldados.

Zyne, aturdido por el dolor, poco pudo hacer mientra dedicaba todos sus esfuerzos en mantener el control sobre su cuerpo. Aunque la bala había entrado y salido limpiamente había dejado una fea herida de la que brotaba sabia verdosa.

Trueno, ajeno a su compañero caído, hizo su magia terrana abriendo un portal frente a él que conectó el espacio que lo separaba de uno de sus enemigos. Este, esperando que alguien entrara por la puerta pero no que apareciera a su espalda, no tuvo tiempo de abrir fuego contra el asaltante ni de moverse para evitar la estocada que le dio el caballero. La afilada hoja, recubierta de crepitante energía, atravesó las placas de blindaje y se hundió en la carne del guardia, que gritó de dolor.

Pero su gritó quedó sepultado por el volumen desatado por el poder de Erick. Los guardias estaban preparados para un asalto frontal y abrieron fuego en cuanto el monje se lanzó a la carga. Sin embargo, dispararon un segundo tarde y las ondas sónicas alteraron la trayectoria de los proyectiles, que se abrieron en abanico al paso de Erick sin causarle daño alguno. El muro de sonido impactó contra los tres guardias apostados frente al hueco de la puerta y los lanzó con fuerza contra la pared posterior como si fueran trozos de papel atrapados en un huracán. Los visores de los cascos reventaron en un estallido de cristales dejando al descubierto los rostros de los pobres desgraciados. De las narices y ojos de los guardias manaba un líquido negruzco que hacía las veces de sangre. Hasta trueno, situado a unos metros, sintió variar la presión del aire.

El único guardia que seguía en pie, agazapado contra la pared mas alejada de los dos invasores, abrió fuego de cobertura sin mucho ánimo ni puntería. Las balas salieron despedidas en todas direcciones, abriendo agujeros en paredes y techo mientras echaba mano a una de las variadas granadas que llevaba sujetas en el cinturón. La lanzó con torpeza a los pies de Erick y el pequeño objeto metálico empezó a liberar una nube de gas que llenaría el pequeño distribuidor por completo en cuestión de segundos.

Yo elimino a uno de los soldados apostados mientra Erick carga hacia adelante sin ningun tipo de control, la planta parecia aun confusa por el ataque así que había que eliminar al ultimo soldado antes de que se reponga al ataque.

Empujo el cuerpo del soldado que acabo de reducir encima del que aun esta dando guerra saltando detras para eliminarlo con mi espada antes de poder hacernos cargo de la granada que ha dejado caer.

Erick tenía el rostro enrojecido tras el esfuerzo, y sus piernas daban la impresión de que iban a fallarle de un momento a otro. Miró a los soldados con la expresión desencajada y sonrió, satisfecho. Sí, aquellos montones de chatarra habían pagado por lo que le habían hecho a su guitarra. No es que no fuera a conseguir otra (la providencia siempre proveía), pero a aquella le había cogido mucho cariño.

Empezó a toser cuando el gas surgió de la granada, y se tapó instintivamente la nariz y la boca con la manga. Haciendo esto, corrió hacia la puerta que ponía Roland Reed e intentó abrirla.

Con una única estocada, Trueno incapacitó al acobardado guardia, acabando con el último foco de resistencia que ofreció el quinteto mientras la sala seguía llenándose rápidamente de humo.

Erick, que se había adelantado hacia el despacho de Reed, vio como la puerta se abría lateralmente sobre rieles magnéticos, desapareciendo hacia el interior de la pared gracias a un sensor en el marco que captó su masa. Al otro lado se encontraba el despacho del director de la planta.

La oficina de Reed era de concepto abierto y mucho mas grande de lo que cabría esperar. Unas pequeñas escaleras negras bajaban desde la puerta hasta un piso de un material similar a la goma pero resistente como la loza que absorbía el sonido de los pasos creando un ambiente insonoro. Las paredes eran del mismo material y disponían de grandes pizarras móviles situadas sobre raíles. Todas ellas estaban cuajadas de fórmulas matemáticas, diseños de maquinaria y anotaciones varias de muy diversa índole. El poco mobiliario que había era un gran escritorio vacío y una única silla blanca de aspecto cómodo tras este. No había sillas para las visitas, lo que decía mucho de lo que Reed esperaba de la gente.

La pared del fondo, diseñada como un gran ventanal, era un panel de sofisticadas pantallas que en ese momento proyectaban imágenes del fondo oceánico. Era tan realista que podía llevar a engaño y hacer pensar que realmente aquel ventanal daba al mar. O quizá si que lo hacía.

A cada lado de ese panel, dos puertas cerradas. Solo hacía falta un vistazo rápido para identificar la que podría llevar a la cámara de seguridad, ya que era la que tenía el panel de seguridad en el marco.

No había ni rastro del propietario del despacho.

Cuando la puerta se cerró tras ellos, aislando aquel despacho del gas de la sala anterior, Erick se relajó, para luego molestarse visiblemente. No le gustaba aquel sitio, sobre todo porque parecía diseñado para impedir que el sonido se propagase con normalidad.

- Menuda puta mierda de sitio - dijo en voz alta mientras caminaba hacia la puerta con combinación echando antes un breve vistazo a las pantallas con fórmulas matemáticas. No entendía nada, o no parecía entenderlo, porque no se paró en ninguna de ellas ni un sólo segundo - Vamos a acabar con esto y a largarnos. 

Se puso frente a la puerta y separó las piernas, apretando los puños. Su rostro seguía ligeramente enrojecido, pero estaba contento de poder desatar su poder en un lugar que era una afrenta evidente contra Dios.

Un rugido furioso surgió de su garganta, distorsionando el aire frente a él. Era  como tener alojado en su garganta un huracán de puro sonido caótico, una cacofonía chirriante que prometía dolor y destrucción.

Una vez acabado con el último soldado me cubro nariz y boca como puedo y busco la granada de humo que dejo caer el soldado, si la encuentro le doy una fuerte patada en la dirección en la que vinimos para por lo menos tener algo más de tiempo.

Estoy seguro de que abrá algun sistema de seguridad... Digo remarcando lo obvio

El golpe contra la puerta del ariete de sonido de Erick hizo que esta se combara ligeramente hacia el interior por la presión ejercida por las cuerdas vocales del monje. No saltó ninguna alarma en la sala, pero el panel numérico de segurodad se retroiluminó en rojo y apareció un triángulo de alarma en su pantalla.

Ignorando las advertencias, Erick tomó aire de nuevo y volvió a desatar su poder contra la puerta de la cámara de seguridad, que esta vez cedió un par de centímetros hacia el interior. Le palpitaba el brazo cada vez que se esforzaba por las heridas recibidas, pero estaban tan cerca de abrir la cámara que no se detuvo a pensar en ello. Volvió a llenar su pecho de aire y a liberarlo con potencia contra la puerta.

Fueron necesarios cinco bramidos de poder desatado para hacerla ceder completamente, arrancada de sus raíles magnéticos y doblada hacia el interior como si de una lámina de aluminio se hubiera tratado.

Se veía luz al otro lado de la puerta a través de la pequeña separación que el monje había logrado entre esta y el marco, aunque no era suficiente como para ver qué les esperaba allí dentro.

- ¡Tac... han! - dijo Erick, tambaleándose y cayendo al suelo de culo de puro agotamiento. Tenía la frente perlada de sudor y el pelo alborotado caía en mechones rebeldes sobre su rostro enrojecido. Aunque estaba completamente agotado, se le veía completamente satisfecho de haber abierto la puerta de la cámara acorazada. 

Parecía que iba a decir nada, porque miró a Trueno y a Zyne alternativamente, para luego mirar la compuerta combada a base de pura energía sónica. Finalmente, metió la mano temblorosa en la túnica y sacó un cigarrillo arrugado, que luego se encendió con un mechero que había visto tiempos mejores.

Creo que mi metodo es más rapido y efectivo... Digo cuando termina de abrir la puerta reventando sus gozones.

Era obvio que él estaba agotado asi que activo mi escudo de fuerza ya que no pensaba que esto fuera a resultar tan facil y me acerco a observar lo que hay dentro

Trueno tuvo que empujar con todo su cuerpo la pesada hoja de la puerta, de medio metro de grosor, para poder ampliar el hueco abierto por Erick. No saltaron alarmas ni se activó ningún sistema de defensa por lo que pudo suponer que el monje, con su poder, habría frito también toda la seguridad de la cámara. Al otro lado pudo atisbar un corto pasillo de paredes metálicas pulidas que daba, a través de un par de escalones descendentes, a una sala de buen tamaño pobremente iluminada.

Dos islas con grandes paneles holográficos dominaban la sala de unos doce metros de ancho por unos quince de largo y la dividían en tres pasillos entre los que se movían una decena de técnicos uniformados al estilo de JeriCorp que monitorizaban todos los datos reflejados. Cada panel tenía una serie de pantallas anexas en las que se mostraban cascadas de números, diagramas de barras y otras representaciones gráficas para interpretarlos y diversas vistas de las calles de la falsa ciudad, de la fábrica de North Central y de los pasillos del complejo subterráneo. Una gran pantalla, que ocupaba buena parte de la pared contraria al pasillo de acceso y que estaba vigilada por dos hombres, mostraba un mapa completo de toda la caverna que contenía la simulación de SubCity y situaba a todos y cada uno de los simulacros que hacían las veces de habitantes. También estaban reflejadas la localización del equipo de aspirantes, así como su estatus actual y toda la información que se había obtenido de ellos durante la prueba.

Todos los elementos de la habitación indicaban que se trataba de una sala de control central desde la que se había monitorizado a los aspirantes desde el mismo instante en que abandonaron el anillo de seguridad junto a Carbono.

En el momento en que Trueno irrumpió en la sala un sonriente Rolan Reed le salió al encuentro. Los técnicos, que hasta ese momento se habían mantenido ajenos a la irrupción, se volvieron para presenciar el encuentro, algunos de ellos con una clara expresión de tensión en el rostro.

Erick se permitió soltar una carcajada, acompañada de una maliciosa tos que auguraba una muerte temprana, mientras veía cómo Trueno utilizaba todo su cuerpo para abrir la puerta tras jactarse de sus habilidades. Sin embargo, el muchacho no hizo ningún ademán de levantarse cuando vio asomar a Reed en la puerta frente a Trueno. Sencillamente, todavía no se había recuperado del esfuerzo al que se había sometido para abrir la compuerta de seguridad. Simplemente alzó la mano y la agitó con flojera.

- Eh, tú... ¿tienes los papeles que buscamos? - dijo con un hilo de voz.

No entiendo ni lo más minimo la tecnologia que me rodea, números y demas información que muestran las pantallas son totalmente incomprensibles para mi.

Apunto con mi espada a Roland para que no se acerque más.

Danos lo que vinimos a buscar Le digo en tono serio.

- Caballeros - Dijo Reed alzando las manos, conciliador, ante la amenaza armada de Trueno. No se movió del sitio, esperando que aquel gesto fuera suficiente para dejar clara su intención. Parecía un poco menos arrogante que la primera ve que se lo habían cruzado. Solo un poco - No hace falta que sigan haciendo demostraciones de fuerza como las que han ido haciendo hasta llegar aquí - Dijo con cierta jocosidad - Han dejado bastante claro que son más que capaces de desenvolverse en un entorno potencialmente hostil como el de North Central Positronics, así que podemos dar la prueba de selección por finalizada. - Sonrió de medio lado y bajó las manos, metiendo una en el bolsillo derecho e invitando a los aspirantes con la otra a entrar en la sala de las pantallas y los monitores. - Si me acompañan, Carbono, su futuro instructor, les está esperando dentro.

Alzó una ceja antes de volverse hacia el interior de la sala, sonriendo de medio lado. Señaló a Erick, desmadejado en el suelo por el cansancio, con un gesto del mentón - Por cierto, tómense el tiempo que necesiten para recuperarse, no todos los días se destruyen miles de dólares en puertas de seguridad blindadas de última generación. Estoy seguro de que tiene que ser una actividad agotadora.