El enorme guerrero contempló con orgullo la monstruosa armadura que ahora sería su segunda piel. Tocó con sus dedos el frío metal de ésta,y después se alejó un par de pasos y la rodeó, imaginándose dentro de ella y sintiéndose ya invencible.
- Por Russ, hay que estar muy loco para enfrentarse a un ejército de tarugos embutidos en ésto.
Cogió con una mano la espada y con la otra el bolter, sopesándolas. Empuñadas por él ya no parecían tan grandes.
- Rompecráneos y masacra-lo-que-sea. ¡Jajajaja! ¡Parecéis niñas bautizando a vuestras muñecas! No veo el momento de bautizar a las mías... ¡con sangre! ¡¡Jajajajaja!!