Partida Rol por web

-Eso es cierto, pero llegará un momento en que tengan que cubrirse las espaldas. Aún no sabemos qué va a pasar, sólo digo que lo tengamos en cuenta en adelante.

Espabilo, y después hago una mueca exagerada de cansancio. Después me dispongo a despedirme.

- Me voy a dormir a la posada lo que queda de noche, ¿alguien viene? - Hizo una pausa para que contestara alguien - Si no, buenas noches. Y mucha suerte a todos. Nos vemos por la mañana.

Esperaba verlos a todos allí, sabía que no podía ser. Esperaba que no se llevasen a alguien importante.

-Las doce en punto - dije al escuchar las campanadas de la iglesia.- Y se acabó el tiempo límite que di. Y aunque seguramente aparezca muerto mañana por la mañana... - agarré con fuerza mi escopeta. Tenía miedo a morir - Yo, Robert Basil, como vaticiné señalo a esas tres personas como posibles lobos al no haberse manifestado en toda la noche. - Las personas señaladas son Alfonso Benardino, El ingenidoso hidalgo [...] y Jimena - Es más he de decir que él - señalo al ingenioso hidalgo [...] - Ha estado presente casi toda la noche, pero no se ha dignado a hablar con el resto. ¿No es eso sospechoso? ¿No es como si nos considerara inferiores por ser... no sé... "humanos"? - "Voy a morir, voy a morir" me repetía mientras en la cabeza. Pero no podía dejar esto así como así. - También voy a señalar al hombre con pinta de aventurero  - Garos Nagar - Aunque ha intervenido casi al final de la hora límite, no ha mostrado ni el más mínimo interés por el problema. Otro que no la importa quién vive o muera... Al menos por la noche, porque... "él no puede morir por la noche"... Además, en una lengua del norte, "Garos" se parece demasiado a "Garoh" o "Garuh" que es como llaman a los míticos hombres lobo allí.

Tomé aire. Todo aquello lo había soltado de repente y mis manos me temblaban de miedo.

-Espero que mis argumentos les cuadre a alguien. - negó de una manera suave con la cabeza - También me reitero en lo dicho respecto a Trujillo y a Bonny. Respecto a los grupos...

Había acusado a mucha gente, pero sabía que yo sólo era una persona y por tanto, por ahora, no tenía porqué tenerseme en cuenta. Cogí mi sombrero y comencé a meter los nombres de los presentes para hacer los grupos de tres. 

Adán miraba la cara de angustia que mostraba Robert tras señalar a los cuatro posibles hombres lobo. La verdad es que sus argumentos eran buenos y tenían mucho sentido. Tuviera razón o no, en cualquier caso era el momento de juntarse con los que habían decidido hacer los grupos.
Posando una mano sobre el hombro de Robert, intentando mostrarle su apoyo esperó a que salieran los nombres.
-Tranquilo, no podemos hacer nada más que esperar e intentar sobrevivir para luchar un día más. Yo creo si te sirve de consuelo que todo lo que has dicho tiene mucho sentido. Dejando al descubierto una sonrisa para intentar animar al hombre que parecia, empezaba adesmoronarse.

Ahora definitivamente no me fío ni de mi Madre... Buenas noches y espero veros mañana por la mañana.

Casualmente, mientras me dirigía a la posada pude oír a un señor que hablaba sobre mi. A lo lejos podía ver su cara, llena de la lujuria y odio que tenían sus ojos. Sabía que me odiaba, y sus palabras lo habían asegurado.

Decidí dar media vuelta, hacia dónde él estaba situado. Y me dispuse a hablar, no sólo con él, si no también con el resto de personas que había en aquel lugar.

- Perdone, señor. No sé que le hace pensar que por casualidad yo soy un perro pulgoso de aquellos de los que se dice que van matando por ahí. No soy tan misántropo como para querer hacerle daño a nadie, y menos creo que he podido haber hecho alguna mala acción sobre ustedes. Estoy de acuerdo en que a alguien se tiene que votar. Y que tienen que salir razones, y que éstas no son poco convincentes. -  Mira ahora más a todo el grupo que a él, precisamente- No me esperaba caer bien aquí, mis andanzas me dicen que no soy bien recibido en ningún lugar al que voy. Por Dios, ojalá terminen conmigo los hombres lobo, sólo para haceros ver lo que no soy en realidad. - ...- ¡Ala! Se terminó la función por hoy.

Panda de desagradecidos, no se puede obrar bien por un lugar y una vez...

No habiendo más que decir, se marchó con paso lento pero firme.

Niego ante todo el desconcierto que hay por los lobos y las acusaciones.

-Estamos divididos entre nosotros cuando deberiamos estar unidos. Esto nos saldrá caro... -Me voy a la posada sin muchas ganas, preguntandome cuanta cerveza necesitare para caerme redondo.- Quien quiera unirse a mi, estaré en la posada poniendome ciego a base de mataratas.

Ciguaco seguía llorando. Con un hilo de voz, dijo: Mucho me temo que tendremos que ver morir a alguien más para poder seguir la pista a los lycan. Por desgracia, la aritmética no está de nuestro favor ahora mismo. Hagan ese sorteo de una vez. Tengo ganas de acabar con esta farsa.

Adán se acercó donde estaba Ciguaco y dándole un abrazo para consolarla le dijo a Travis antes de que se fuera.
-Mucho estar unidos, pero nosotros a ti, no tu al grupo. En fin haz lo que quieras Travis.
Dirigiendo la atención a Ciguaco.
-Va, tranquila Ciguaco hay que procurar no derrumbarse.
Las palabras que defendía no tenían nada que ver con lo que pensaba en ese momento. El también estaba preocupado pero, intentaba animar al resto para seguir adelante llevando la frustración y el miedo por dentro.

El señor del gorro tenía toda la razón. Yo no se la quitaré nunca. La razón para enfadarse, digo. Miré al grupo desorganizado.

- Muy bien, - tiré el gorro a una esquina - haced lo que os venga en gana. 

Me senté en el suelo, a esperar mi muerte.

Me giro hacia Adan y le miro desapasionadamente.

-¿Crees que sera util estar agrupados como corderitos entre nosotros sin saber que alguno de esos tiernos y mullidos compañeros entre los que nos acurrucamos no es mas que un asesino a sangre fria que desea por encima de todo darse un festín con nosotros? Eres libre de creerlo. Y colaboraré con ello. Yo mismo participaré. Pero que lo haga no quiere decir que crea que será util. 

No soportaba a los que van de heroes por la vida. Veo recriminaciones y malas caras en el grupo y se que mi cara sera igual a la de ellos. Pero no me importa soy una persona cínica y racional cuando mi cuello depende de ello. Nada me gustaria mas que poder largarme de aqui y dejarles el muerto a ellos, pero entre la barrera y que aun se que creen que soy culpable... Ni llegaria lejos, ni me perdonaria a mi mismo que se creyeran mejor que yo.

-Al diablo todo. Al diablo el pueblo y al diablo los lobos... Yo solo quiero seguir como siempre, persiguiendo faldas y consiguiendo carteras.  -Me siento en el suelo y apoyo la espalda contra un edificio. Ojala que los lobos se atraganten con mis huesos... Si, eso sería divertido...

Puede que no sirva para nada, niñato, pero tampoco facilitará las cosas al enemigo y dormiremos mejor que estando solos.

Fabricia no llegó a responder a nadie, aunque tenía qué pensar.
Para qué. Es una pérdida de tiempo intentar que nadie acuse a nadie por nada ni que nadie empiece a soltar qué es inútil sin aportar ninguna idea.

Echó un vistazo a las caras de los presentes: miedo, rabia, autocompasión...

Todos sabemos realmente que hasta que alguien más muera, no podremos juzgar a nadie con un buen argumento.

Suspiró y se adentró en la taberna, pensando en empezar a gastarse el dinero en bebida y comida como si... bueno, como si fuera su último día.