Los acontecimientos se aceleran inesperadamente

El Rebelde Tiree acavaba de descargar el último paquete en el pequeño almacén del enorme complejo minero abandonado ubicado a 200 km de Drev'starn la capital del planeta Bontham también conocido como Bothawui y planeta natal de la raza bothan. Estaba agotado y se sentó encima de uno de los bultos. Su unidad, R2-D0, de color blanco y rojo se le acercó lentamente emitiendo un suave y preocupado sonido interrogatorio. El humano levantó la cabeza y lo observó comprensivamente.

- No te preocupes Decero. Estoy bien. Sólo un poco cansado. Ahora sólo falta esperar que lleguen los nuevos reclutas ¿Recuerdas que te he hablado de ellos? - el R2-D0 pitó afirmativamente. El comunicador del rebelde se encendió indicando que tenía una llamada. En cuanto el hombre activó el aparato una voz femenina con acento bothan empezó a hablar aceleradamente:

- Tiree, amigo mio, el Imperio nos ha descubierto. Vienen a por mí y estoy segura que ya sabrán dónde encontrarte. No se cómo lo vas a hacer, compañero, pero tienes que entregar la información de tu droide a la Alianza. - Se escuchó una explosión y a continuación unos inconfundibles disparos de rifle blaster. Después del grito agónico de la mujer se cortó la comunicación.

- fiu-í!? - preguntó el droide. El humano se llevó las manos a la cabeza y el droide no sabía si era de pesadumbre o cabilando las consecuencias de lo escuchado. Seguramente ambas cosas. Tras unos silenciosos segundos sólo rotos por la gotera de una tubería agrietada, Tiree levantó la cabeza con determinación. Miró su cronómetro y luego le dijo a su droide:

- ¡Decero! Conecta la grabadora holográfica. Voy a preparar un mensaje que transmitirás a los camaradas que vienen hacia aquí. Te esconderás hasta que ellos lleguen y les acompañarás al hangar donde está la lanzadera. Pase lo que pase tienes que irte con ellos hacia la base Rebelde en las coordinadas que te he puesto. Confía en Holly y sus compañeros y ayúdalos a salir del planeta. Yo intentaré despistar a la OIS para alejarla de vosotros. Si no he vuelto cuando hayais llegado a la lanzadera ¡no me espereis! La información que tienes es muy importante y es vital que no llegue a manos del Imperio... - Decero observaba al humano con su lente ocular completamente en silencio. El hombre es le acercó, estiró el brazo y le puso la mano encima con delicadeza. - Eres un droide peculiar. Nunca he visto otro igual ni creo que lo vea jamás. Pero ¡basta de charla! ¡Inicia la grabación!